Año
2048, 5:00PM.
Las crisis de orden público son una
tragedia para los ciudadanos de a pie. Las economías se paralizan, la calidad
de vida disminuye y el descontento aumenta, sin importar a qué bando se pertenezca.
Pero como dice el viejo adagio popular «toda crisis genera nuevas
oportunidades».
La coyuntura de desorden que padece
México le ha permitido a Dalila, Lucia y Xitlali, volar a toda velocidad por
los cielos del país sin llamar la atención de las autoridades, mientras que
André les sigue el paso. Aunque a los campesinos que trabajan en las tierras
aledañas a la capital mexicana, si les resulta inusual ver a cuatro adolescentes
volando al mejor estilo de las brujas medievales, situación que inquieta a la
guatemalteca…
—Nunca he entendido una cosa: ¿Por
qué tanto miedo de usar nuestros poderes en público? No es como si a la gente o
al gobierno les importe que hagamos magia a plena vista. ¿No es así, Dalila?
El tono de picardía de Lucia hace
sonreír disimuladamente a la colombiana, quien de inmediato recordó gratamente,
el placer que le provocó la experiencia de incinerar a un amenista retrógrado
en plena calle en Cancún hace tan solo unas horas.
—Ellos no nos preocupan, chavala;
los atlantes son el problema —explica Xitlali, en su usual voz monótona con
acento nicaragüense—. En el pasado, al Emperador se le hacía fácil ocultar su
existencia y reprimir a todos los hechiceros que no se plegaran a sus
designios. Instituciones como la Inquisición Española fueron usadas para este
propósito, siempre usando a la religión amenista como tapadera…
—¡¿La Inquisición Española fue su idea?!
—interrumpe la guatemalteca con furia.
—Si —Xitlali hace una pausa; sabe
que ha tocado un tema muy sensible para la «Maya Blanca», así que procurará
medir sus palabras lo mejor posible—. Fue un medio para eliminar a los
hechiceros rebeldes que aún quedaban en España tras la Reconquista, así como con
los que fueron encontrando en América. Resultó ser muy efectiva para asimilar a
los pueblos de este continente, destruyendo su cultura y convertirlos al
amenismo, o lo que es lo mismo, en nuevos esclavos del Emperador.
—¡Malditos sean esos tzul! ¡¿Tienen
idea el enorme daño que le hicieron a mi gente?! Desde hoy, reafirmo mi
compromiso con ustedes de ayudarles a destruir al Imperio de la Atlántida para
siempre.
Durante sus años con los mayas, Lucia
creció con las historias de como los colonizadores españoles —que ellos
llamaban tzul, término despectivo que en su lengua significa «perros»— masacraron
a millones de indígenas, y se empecinaron en destruir su cultura, con tal de asimilarlos
como súbditos de la corona. Para ella, que vivió como maya buena parte de su
vida, que el arquitecto de este genocidio siga libre en la impunidad, le es tan
indignante que ahora desea su muerte más que nada en este mundo.
—Como decía —prosigue Xitlali— la Atlántida
se ha valido de la religión por milenios, para eliminar a todos los hechiceros
que no se pliegan a sus designios. Pero, en el mundo de hoy, donde la gente
cuestiona la autoridad y las verdades se saben más fácilmente, esto es casi
imposible. Por eso, la existencia de la magia para la gente del común es hoy en
día, un secreto a voces.
—¿Y qué tiene que ver todo esto con
Harkotian y Taylor? —pregunta Dalila, buscando direccionar la conversación
hacia lo que considera, es lo que realmente importa.
—Unos meses antes de mi boda, los
atlantes descubrieron que el gobierno mexicano había hecho un trato con mi tío,
Protogión de Eta Efevretis, para permitirle a la Familia Heigui operar en el
país, a cambio de independizarlo de los intereses atlantes. Advierto que, cuando
lleguemos a la capital, es posible que Harkotian haya ordenado el despliegue de
sus lilims y que unidades del ejército hayan traicionado al gobierno.
—¿O sea que habrá combates mágicos
por toda la ciudad? —la colombiana suelta la pregunta, mientras sonríe de oreja
a oreja. Apenas si puede contener sus ganas de hacer parte del caos y la
violencia.
—Así es, Dalila. Las protestas, los
rumores de golpe… toda esta situación fue maquinada por Harkotian de Pi Idiofiyía. Los
atlantes saben que, si el gobierno se ha aliado con mi tío, la única forma de
que puedan recuperar el control de México será por la fuerza. —explica Xitlali,
mientras observa disimuladamente con suspicacia las ansias guerreristas de la
vampiresa; cree que se le ha zafado un tornillo.
Antes de que Dalila gritara de
euforia, André acelera hasta encontrarse con el grupo principal, irrumpiendo en
la conversación con un anuncio importante:
—Chicas, estuve hablando con mi papá
y les tengo una buena noticia y dos malas noticias.
—¿Cuál es la buena? —pregunta Lucia
con una sonrisa tímida.
—Me dijo que no nos preocupemos por
Harkotian, que ha enviado refuerzos para lidiar con él, si tenemos la mala
suerte de encontrárnoslo.
—¿Y cuáles son las malas? —interpela
Xitlali con brusquedad.
—Que Harkotian ha movilizado a su
ejército de lilims por todo el país y, todas las informaciones indican que él
ya llegó a Ciudad de México.
Un silencio sepulcral invadió al
grupo conforme llegaban a la periferia de la ciudad y la noche caía. Si el
nephila ya se encuentra allí, deberán operar en la más absoluta cautela, a no
ser que quieran enfrentarse a un combate en el que estarán condenados a perder.
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Ciudad de México, 5:30PM
Taylor Steel podría ser un buen
ejemplo de cómo las situaciones fortuitas pueden dar forma a nuestro ser.
Nacida en Nueva York, Estados Unidos, quedó huérfana a los seis años durante unas
vacaciones a Alemania, después de que un camión aplastara el coche en el
que ella y sus padres habían rentado para la ocasión. La prensa alemana y las
masas catalogaron su supervivencia como un milagro; pero, los entendidos sabían
lo que realmente pasó: ella usó una descarga mágica para hacer estallar los
vehículos y salir ilesa.
La noticia atrajo a Harkotian como una
polilla a la luz de una lámpara y, no sin antes destruir la guardería donde se
hallaba, la reclutaría como parte de su guardia personal. Se dice que él
irrumpió en el albergue infantil donde estaba, convirtió a los trabajadores y
los niños en lilims y les ordenó que se mataran entre sí, dejando a Taylor como
la única sobreviviente de esta carnicería, que fue el deleite de la prensa más
amarillista de Alemania por años y ha quedado marcada en la historia
del país europeo como una leyenda urbana. Desde entonces, la precoz hechicera
estadounidense quedó muerta para el mundo; su destino ahora estaba a merced de los
caprichos del cortesano atlante.
Y como es costumbre entre los
nephilim, Harkotian la entrenó en las artes de la magia y endureció su
consciencia a punta de sesiones de adoctrinamiento y entrenamientos, en los que
se la obligaba a pelear con otros niños como ella en crueles combates a muerte
en un pozo, como si fuesen animales. Por si fuera poco, se la amenazaba
constantemente con matarla si no asesinaba a sangre fría a sus contrincantes.
—El Emperador parece desesperado,
sus enemigos están ansiosos por destruirlo…hmph, como si eso me importara.
Deshumanizada y convertida en una
máquina de matar, Taylor, con tan solo diez años, ya era una de las mejores asesinas
al servicio del señor de Europa Occidental, ayudando considerablemente a evitar
que los enemigos de la Atlántida establecieran áreas de influencia en su zona —principalmente
eliminando a hechiceros rivales—, como actualmente sucede en toda América
Latina. Esto no solo hizo que el nephila se encariñara con ella, también sirvió
para inflar su ego a niveles astronómicos…
»Al diablo los atlantes, al diablo sus
enemigos, al diablo todo. ¡Que se jodan!
Tras cuatro años de servicio, su
amo quiso convertirla en lilim, para así asegurar la lealtad de una sirviente
cada vez más insurrecta, pero esto solo la motivó a alejarse de él lo más que
pudiera.
»Con todo este caos, Harkotian
nunca me encontrará.
Ella ahora se encuentra en el
balcón de un edificio de apartamentos, sentada en una silla metálica y contemplando
como unidades del ejército mexicano, equipadas con cantidades obscenas de
armamento de alta tecnología —se destacan drones de artillería, tanques con
cañones plasma y armaduras de batalla, cada una equipada con suficiente
armamento como para convertir un edificio de seis pisos en escombros—, acompañados
por docenas de hechiceros aliados, luchan contra un gigantesco lilim de cien
metros de largo con forma de serpiente emplumada, reminiscente del dios Quetzalcóatl,
en una épica escena que se repite por todos los rincones de la capital
mexicana.
»Ya debo pensar en qué haré cuando
todo esto termine.
Esto es precisamente lo que Taylor
vino a buscar a México: Motivada por seguir siendo libre y escapar de los
abusos de Harkotian, huyó de su yugo para esconderse del mundo y rehacer su
vida bajo sus propios términos.
Pero con los atlantes y sus
enemigos buscándola afanosamente por todas partes, es una incógnita si el deseo
de la estadounidense podrá algún día cumplirse.
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Ciudad de México, 5:40PM
La década del 2040 ha sido una de
las más tormentosas en la historia de América Latina. Coincidiendo con el
inicio de los contactos entre Protogión de Eta Efevretis y los enemigos de la
Atlántida, muchos países de la región se han sublevado contra el dominio
soterrado que ejercía el Emperador y su corte sobre ellos, movimientos
exteriorizados en una ola revolucionaria de tal intensidad, que no se veía
desde el inicio de las guerras de independencia que se extendieron por todo el
continente en el siglo XIX.
En el caso de México, el nephila rebelde
y sus aliados proveyeron a este país de muchas ayudas, entre ellas, armas de alta
tecnología, capaces de lidiar con los poderosos lilims atlantes. Por ello, no
es raro ver este tipo de armas por las calles del Distrito Federal, situación
que ha motivado a Hakotian de Pi Idiofiyía a reclutar a oficiales del ejército a
punta de sobornos prohibitivos para que se unan a su causa.
Por ello, en otra parte de la
ciudad, Harkotian contempla un combate diferente desde la cima de un rascacielos,
en el cual hay soldados sublevados que pelean codo a codo junto a un
destacamento de lilims, contra un grupo de hechiceros rebeldes y unidades
leales al gobierno. Esto no lo asombra, ya que había escuchado en las noticias
que el comandante de la VI Región Militar, con sede en Tlaxcala, invadiría la
capital junto a sus tropas, en apoyo a los pastores que habían organizado las
protestas que se extienden por todo el país.
Si bien le preocupa que México salga de su zona de influencia, no tiene interés en participar directamente de las acciones de sus aliados, aunque por razones distintas a las de Taylor:
—Todas éstas tropas deben servir para que México siga bajo mi influencia. Pero, no puedo darme el lujo de perder a Taylor Steel. Sus poderes no son fáciles de conseguir.
Uno de los aspectos que más diferencia
a Harkotian de Pi Idiofiyía de sus hermanos, es su falta de complejos a la hora
de solucionar sus asuntos él mismo, así como su ausencia de compañerismo para
con sus parientes. Alto como jugador de baloncesto, de pelo rubio elegantemente peinado para
atrás, vestido con una larga gabardina marrón, camisa, pantalones y zapatos
negros, junto a un rostro de estrella de cine, su falta de expresión y seriedad
casi perpetua, le confieren un aura de elegancia y maldad, propio de un villano
sacado de las novelas de James Bond, pero al mismo tiempo, indican que es un
oponente despiadado y temerario, que solo se preocupa de sí mismo y para el
cual, los juegos palaciegos de la corte atlante le tienen sin cuidado.
De hecho, a pesar de tener millones de soldados bajo su mando, ha decidido venir a Ciudad de México completamente
solo, armado únicamente con una maleta de viajero, que curiosamente, está
enchapada en oro y posee un extraño símbolo, compuesto por una letra griega Pi
(Π) con un par de engranajes en su interior…
»Creo que es el momento de que los
suelte.
Harkotian abre el maletín y de él
emerge un enjambre de ardat lilis, parásitos con forma de polillas blancas de
alas brillantes, que convierten a los humanos en lilim y solo se les entregan
a los sirvientes del Emperador.
Con los miles de bichos alados ya libres y revoloteando a su alrededor, el nephila extiende sus brazos y con voz ominosa, decreta:
—¡Dispérsense! ¡Infecten a todo aquel que encuentren y
tráiganme a Taylor Steel! ¡De inmediato!
La orden de su señor motiva al
enjambre a esparcirse por la ciudad en todas direcciones. Aunque de tan solo siete centímetros de envergadura, pueden volar a una velocidad de cien kilómetros por hora, gracias a su capacidad de acumular energía mágica con cada aleteo y usar dicha energía para planear a toda velocidad, y ya que tienen
la costumbre de entrar por la espalda de sus víctimas, es casi imposible para
un humano no entrenado en las artes de la magia, enterarse de que está a punto
de ser infectado, hasta que es demasiado tarde.
Los ardat lilis no discriminan: infectan
desde soldados desprevenidos hasta civiles a la intemperie, hombres y mujeres,
niños y ancianos. Con ellos, Harkotian ha conseguido en pocos minutos a una
horda de monstruos leales a él, todos ellos con la orden implantada en sus
consciencias como si fuese el más insaciable de los anhelos, y a los que puede
descartar sin sacrificar nada.
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Ciudad de México 6:00PM
La batalla que había entretenido a
Taylor termina con la muerte de la versión lilim de Quetzalcóatl por parte de
los soldados y hechiceros, los cuales se funden en un mar de vítores, mientras ella
se deleita devorando un perro caliente.
—Haaa, fue bueno mientras duró.
Ahora, ¿para donde v…?
La estadounidense siente pisadas a
sus espaldas, esto la alarma y la hace levantase de golpe de la silla. Lo que
ve, le hace maldecir su infortunio…
»Curse my luck![1] Lilims. ¿Cómo diablos me
encontraron?
Seis lilims —tres chicos y tres
chicas— que, a juzgar por sus uniformes escolares y aires de vanidad, quedarían
perfectos como protagonistas de una serie de adolescentes, rodean a Taylor
hasta cortarle sus vías de escape, dejándole la calle a más de cien metros a
sus espaldas, su única opción de escabullirse:
—El amo Harkotian demanda que vengas
con nosotros. ¡De inmediato! —exige altivamente un joven de larga cabellera, que
destaca por ser el más fornido de los seis.
Taylor observa a sus espaldas por unos instantes, divagando entre enfrentarlos o huir. Mientras tanto, rebota la demanda con la misma soberbia:
—Debí suponerlo. Ese maldito los mandó a ustedes,
idiotas, a hacer su trabajo sucio.
—¡Pinche gringa! —exclama indignada
una de las chicas— ¡¿Es que no te has dado cuenta de lo que somos?!
—¿Y qué ropa es esa? O sea, el
Halloween ya terminó, escuincla. —expresa despectivamente otra de las chicas,
con un acento que denota su pertenencia a la alta sociedad.
Con una estatura que denota problemas de crecimiento, ojos
color miel, pelo color magenta recortado hasta el cuello, vestida con un suéter
descaderado con mangas largas, guantes de cuero negro, un short beige y largas
botas negras, Taylor Steel tiene toda la apariencia de una bruja de los tiempos
modernos, una precoz maestra de las artes de la magia, que contrasta con los
uniformes escolares de sus enemigos, quienes solo han conocido las artes
místicas cuando los ardat lilis ataron sus mentes a la voluntad de Harkotian de
Pi Idiofiyía.
—Sí, lo sé —replica la
estadounidense, tras terminar su perro caliente de un mordisco—. Mis gustos
no les interesan y, por si no se han dado cuenta, estúpidos, han sido traídos a
mí con un propósito: ser sacrificados por mis manos.
Indignados por la arrogancia de Taylor,
los lilms de inmediato se transforman en cadejos, perros negros de aspecto fantasmal,
enormes como grandes daneses, robustos como pitbulls, y cuyos cuerpos están
rodeados por un aura oscura, que les hacía ver como si fuesen almas escapadas
de las entrañas del infierno.
El perro más grande, con voz profunda, da la orden:
—¡A ella!
De un salto, toda la jauría se lanza contra la
estadounidense, quien hizo una mueca maliciosa y con un solo toque
de su dedo, transformó su silla en un escudo metálico, con el cual se cubre de los
lilims, que terminan hincando sus dientes en él.
Justo lo que ella quería.
—Pax Metallica: Counterstrike.[2]
Emulando el escudo de vibranio del Capitán América, Taylor transformó la fuerza de fricción
generada por las mordidas, en una onda mágica que mandó a volar a la jauría de
lilims. La mitad cayó del edificio hacia su muerte; el resto, al suelo de la
azotea, aturdidos, pero vivos.
Antes de que se levantasen, la
hechicera agrega un borde filoso a su escudo, lanzandolo contra un lilim, clavándose
este en su cráneo. Mientras los otros dos se reincorporan, ella atrae el escudo
a su mano. Uno de los lilims se lanza al ataque, pero es recibido por el escudo
afilado de la estadounidense, con el que corta parte de su cabeza.
El lilim restante, consciente que
no puede vencer a la hechicera, intenta una estrategia diferente: abre sus
fauces y carga un rayo mágico, pero Taylor lanza su escudo y corta
verticalmente el cuerpo del monstruo canino, conjurando así el peligro.
—Hmph, se los dije… No puede ser.
Justo cuando creía que todo había
terminado, una gran nave voladora con forma crucero espacial se posa a pocos
kilómetros sobre ella. Taylor observa sorprendida que ésta despide a centenares
de drones voladores, al tiempo que miles de lilims transformados en bestias
aladas de todas las variedades posibles, rodean a Taylor, impidiendo completamente
su escape.
»Maldito seas, Harkotian. ¡¿Por qué
no me puedes dejar en paz?!
Ante la abrumadora inferioridad
numérica, ella podría optar por rendirse, pero el día que la estadounidense decidió
huir del yugo del nephila, se juró a sí misma que prefería morir antes de vivir
como su esclava por toda la eternidad.
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Ciudad de México, 6:15PM
La capital mexicana es, con más de veinticinco millones de habitantes, una de las ciudades más grandes del mundo y la más grande del continente americano. Construida sobre las ruinas de Tenochtitlán, capital del Imperio Mexica, es una urbe con una historia muy rica, la cual puede verse en sus numerosos monumentos, museos y arquitectura. Pequeños lagos interiores son el vestigio del Lago de Texcoco, un gran lago donde estaba la isla en la que se erigió la capital mexica; amplias autopistas que en su época, fueron calzadas que conectaban la ciudad con las orillas del lago, ahora constituyen algunas de las principales vías que conectan los puntos más importantes de la ciudad; los numerosos edificios coloniales repartidos por su centro, indican su pasado como la capital del Imperio Español en América; mientras que sus muchos edificios modernos representan la gran importancia que tiene esta ciudad para México, al ser esta el epicentro del poder económico y político de uno de los países más importantes de América Latina.
Aunque la capital mexicana no ha sido ajena a la violencia, desde la era mexica, cuando los sacrificios humanos eran desfilados por las calles hacia los templos del centro de la ciudad, hasta la era republicana y la guerra contra el narcotráfico, en la que era común ver cadáveres colgando de los puentes, la situación actual supera a todo lo anteriormente visto en su historia. Una
ciudad plagada de batallas en las que soldados armados con tecnología de punta,
hechiceros, bestias de leyenda y máquinas de guerra, luchan unos contra otros,
calle por calle, edificio por edificio, casa por casa, en una de las más
batallas urbanas más brutales que haya visto el continente, y ejemplariza el
enorme potencial destructivo que poseen, tanto el poder milenario de la magia,
como la tecnología más avanzada.
En este escenario, André, Dalila y
Lucia, guiados por Xitlali, han estado observando los diferentes combates que
se desarrollan en la ciudad, buscando una aguja humana en un pajar sumido en el caos.
—Xitlali ¿Acaso sabe lo que hace? ¡¿Severo
combate y no estoy ahí?! ¡No sea mala y déjeme ir a pelear! ¡André! ¡dígale que
me deje ir! —exclama Dalila con el capricho de una niña malcriada, suplicando a
su novio que le dé el aval para desatar su poder mágico en el campo de batalla.
—Lo siento preciosa, pero mi prima
tiene razón. Separarnos ahora mismo, sería fatal. Además, aún tenemos que
encontrar a Taylor en medio de todo este caos. —explica André con un ademán de
seriedad. Tras haber estado con ella por más de dos años, sabe perfectamente
como contener las ansias de matanza de su novia vampiresa.
—Jum, bueno. Se la valgo, pero
solo porque es usted. —refunfuña Dalila, aceptando a regañadientes el dictamen
del brasileño, mientras Lucia se burla con disimulo de su amiga. Aunque sea una
máquina de matar, sigue siendo una chica inmadura de catorce años.
Ignorando las ocurrencias de sus compañeros, Xitlali observa meticulosamente el panorama, buscando una señal que le muestre donde se encuentra Taylor Steel. No obstante, ellos no logran interpretar el trabajo de la autómata. Por ello la guatemalteca, llena de curiosidad, pregunta:
—¿Qué es lo que buscas exactamente?
—Concentraciones inusuales de
tropas —explica la nicaragüense, sin apartar la mirada del suelo—. El modus
operandi de Harkotian, consiste en enviar a miles de ardat lilis a infectar
a los civiles, y usarlos como peones de ajedrez, para así no sacrificar sus
propias tropas.
—Pero ¿Qué no se supone que estamos
buscando a Taylor?
—Los hechiceros como ella destacan
en el campo de batalla, porque han sido entrenados para sobresalir en todo. Por
eso, nos será prácticamente imposible localizarla, especialmente en una
situación como esta. Así que, ¿Qué hacer? Simple, observás las concentraciones
inusuales de tropas en un solo lugar. Taylor es una hechicera poderosa, así que
harán falta muchos lilims para contenerla… como en ese lugar.
La nicaragüense señala a una
fortaleza aérea —una nave voladora con forma de crucero espacial— rodeada de
miles de drones voladores, armados con ametralladoras láser, junto a una gran
concentración de lilims agolpados en la azotea de un hotel. Un examen más
detallado, denota que hay una persona usando poderes mágicos para enfrentarse a
toda esa tropa.
Esa es la señal que Xitlali
buscaba. Taylor Steel ha sido localizada.
Consciente del peligro que se cierne sobre ella, el vampiro explica su plan de ataque:
—Chicas, debemos atacar
en dos frentes. Lucia, ve con mi prima hacia la fortaleza aérea y destrúyanla
desde dentro. Dalila, tú y yo rescataremos a Taylor de los matones de Harkotian.
¡Si dejamos que la conviertan en lilim, todo habrá sido en vano! ¡A la carga!
Inundada por la euforia de finalmente poder unirse a la batalla, Dalila suelta una risotada demencial y expresa:
—¡Al fin! Amor,
sígame. ¡Esta fiesta no nos la perdemos por nada del mundo! —mientras cubre
su cuerpo de llamas y toma la delantera, soltando carcajadas cual loca posesa,
seguida muy de cerca por André, orgulloso del trabajo que ha hecho con la colombiana,
transformándola de una humana temerosa, a la temeraria vampiresa que es hoy.
Por su parte Xitlali y Lucia se detienen antes de entrar en la batalla que está a casi un kilómetro bajo ellas. Pero antes de dar indicaciones a su compañera, la nicaragüense, notando su nerviosismo, le pregunta:
—¿Es tu primera batalla?
—Si. Me preocupa que no hay plantas
que pueda manipular. No sé si seré de ayuda.
Decepcionada por esa revelación, Xitlali pregunta:
—¿No sabés hacer otra cosa aparte de la Magia Verde? Y pensar
que mi primo y tu amiga arriesgaron sus vidas por vos.
Apenada, la guatemalteca se queda en silencio por pocos segundos, hasta que, tímidamente, responde:
—Bueno… sé cómo
luchar con el báculo y… enviar energía hacia él… para fortalecer mis ataques.
Para la nicaragüense, las
limitaciones de la «Maya Blanca» en su estilo de combate y su inocultable temor,
son señales inequívocas de que no es más que un estorbo. Si por ella misma
fuera, la mataría en el acto para no tener que lidiar con esta inútil que entorpecería
su rendimiento en batalla. Pero, recuerda que André y Dalila la salvaron porque
sus poderes pueden ser un arma valiosa, si aprende a usarlos correctamente.
—Solo diré esto: si me seguís, estás
lista para morir; si no lo estás, mejor quedáte y no estorbés. —sentencia Xitlali,
antes de acelerar a toda velocidad hacia su objetivo.
Lucia se queda atrás y reflexiona acerca
del ataque verbal de la autómata. Recuerda que, más allá de su brusquedad, ella
nunca ha tenido relación alguna con otro ser humano y concluye que, a su
manera, trataba de darle ánimos.
Ella deja atrás sus miedos, se arma
de valor, desenfunda su báculo y se une a la batalla, siendo a los pocos
segundos recibida por un grupo de drones que la atacan con sus armas láser.
Lucia gira su báculo tan rápido como
puede, creando una barrera mágica que hace rebotar los disparos a todas
direcciones, llegando algunos a impactar a los mismos drones, destruyéndolos en
el acto.
Esto llama la atención de más
drones de batalla y unos cuantos lilims, que bloquean su llegada a la fortaleza
aérea.
Ignorando los disparos de los
drones que vienen de todas direcciones, desciende a toda velocidad y embiste a
uno de los lilims con la punta de su báculo, cargado de energía mágica que, al
ser expulsada, crea una gran explosión que destruye a todos los enemigos
cercanos, dejándole el camino libre para aterrizar en la proa de la nave.
Docenas de drones y lilims detectan
su presencia y descargan ráfagas de disparos desde sus armas láser y rayos
mágicos. La magnitud del ataque es tan abrumadora, que obliga a Lucia a volar a
ras del casco de la fortaleza aérea de 160 metros de eslora, hasta que repentinamente
sus agresores dejan de disparar.
Lucia se detiene y al mirar hacia
arriba, mira con agrado que Xitlali vino a su rescate, atrayendo la atención de
drones y lilims hacia ella, que va derribándolos uno a uno con sus poderes
mágicos.
Mientras la nicaragüense lucha contra un grupo de drones, un lilim con forma de murciélago humanoide vuela a
toda velocidad a sus espaldas, listo a hincar sus garras en su víctima.
Con pocos segundos para reaccionar y
doscientos metros de distancia, Lucia carga energía mágica a toda prisa y lanza
una onda de energía color verde contra el lilim murciélago, derribándolo de un
solo golpe, motivando un grito de celebración de su parte.
Xitlali escucha el impacto a pocos
centímetros y observa a su compañera en el puente, alzando su báculo en señal
de victoria. Pero no le da tiempo de devolver el saludo.
Los combates sobre la fortaleza
aérea llamaron la atención de una parte importante de los drones y lilims,
quienes ahora centran su atención en las hechiceras, obligándolas a tomar
posiciones defensivas; la autómata baja hasta donde está su compañera humana, ubicándose
ambas espalda con espalda.
Con la adrenalina a rebosar y batallando contra su insondable temor, Lucia expresa:
—Nada mal para mi primera batalla,
¿no lo crees?
—Esto aun no acaba —responde la
autómata con rudeza—. Si bajás la guardia…
Presintiendo que volvería a lanzar otro comentario hiriente, Lucia corta verbalmente a su compañera y, sin asomo de malicia, recalca:
—¡Me debés una, Xitlali! Cuidé de tu espalda, ahora debés hacer
lo mismo. Es lo que las amigas hacen.
En sus dieciocho años de vida, la nicaragüense nunca ha tenido algo semejante a una amiga. El que esta humana desconocida, que ella pensó en matar por su «inutilidad», la considere su amiga, la toma totalmente por sorpresa. No obstante, es una muy agradable y le hizo recordar el gesto que tuvo su primo en Honduras, hace cuatro años. Por ende, y con una sonrisa amena, replica:
—En ese caso, acabemos con estos monstruos,
juntas.
Los drones y lilims han rodeado
completamente a Lucia y Xitlali y les atacan con todo lo que tienen. Pero, más
allá del desenlace de este combate, un vínculo se ha formado entre dos personas
sin nada que perder que, en una situación tan adversa, puede ser vital para su
supervivencia.
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Ciudad de México, 6:20PM.
En la azotea del hotel, Taylor ha
conseguido mantener a raya a sus numerosos enemigos, deteniendo telequinéticamente
a los drones, mientras los lanza contra la horda lilim, antes de que ellos la
ataquen.
Su secreto está en su magia, Pax
Metallica[3],
que le permite controlar todo objeto metálico, siempre que se halle en un radio
de quinientos metros. Pese a haber eliminado a tantos enemigos que sus restos
empiezan a acumularse a su alrededor, su número no para de aumentar y cada vez
le resulta más complicado contenerlos.
Llega un momento en que los drones,
como si se hubiesen percatado de las limitaciones de los poderes de Taylor, hacen
valer sus armas de largo alcance y empiezan a dispararle desde una distancia
superior a quinientos metros. Cuando uno de los disparos estuvo a punto de cercenarle
la mano derecha, supo que era la hora de huir.
Desesperada, ella baja hasta la
Calzada San Antonio Abad, mientras vuela a toda velocidad y lanza cuanto objeto
metálico encuentra a su alcance contra sus perseguidores, que pese a las
numerosas bajas, continúan cazándola implacablemente.
En su angustia por escapar, la
estadounidense olvidó una regla fundamental en batalla: nunca descuides tus
alrededores.
Inesperadamente, un h-wayak’ —un
ogro de diez metros de alto de la mitología maya, infames por quebrar los
huesos de sus víctimas—, cae sobre ella, aplastándola contra el pavimento con uno
de sus pies.
El brutal golpe del lilim ha dejado
a Taylor con numerosos huesos rotos. Incluso si pudiera liberarse, ya no sería
capaz de moverse. Sus perseguidores se reúnen en torno al h-wayak’, quien lanza
un poderoso grito que llega a escucharse por toda la capital mexicana, la señal
que Harkotian desesperadamente esperaba: la hechicera fugitiva ha sido finalmente
capturada.
Cuando los monstruos ya empezaban a
celebrar su victoria, todos se sorprenden al ver al gran lilim ser descabezado
por una guillotina de hielo, seguida de una lluvia de bolas de fuego y lanzas de
hielo que caen sobre ellos, convirtiendo la celebración en masacre.
Aquellos lo bastante lejos de Taylor,
divisaron a los perpetradores de esta matanza: André y Dalila.
Iracundos, la horda de monstruos,
con los drones de apoyo, se lanza al ataque contra la pareja de vampiros, buscando
abrumarlos con su enorme superioridad numérica.
Pero infortunadamente para los
lilims, sus contrincantes han desarrollado sus propios métodos para luchar
contra esta clase de enemigos:
—Dança de Bromélias![4]
André crea un par de katanas de
hielo, al tiempo que hace emerger pinchos de hielo en sus talones, hombros,
antebrazos y espalda. Cuando docenas de lilims estaban listos a caerle encima,
él hace toda clase de giros acrobáticos que mutilan a toda bestia que ose
acercarse, dejando regueros de cuerpos desmembrados a su alrededor. Los
disparos de los drones terminan rebotando a direcciones aleatorias, llegando
incluso a derribar a los mismos drones que los lanzaron.
—¡Ave del Averno: Phenex![5]
Dalila abre sus brazos, emulando a
un pájaro listo a emprender vuelo, y todo su cuerpo es envuelto por llamas que
toman la forma de un fénix de seis metros de envergadura. Ella vuela furiosamente
hacia la horda dron-lilim y todo aquel que la toca, es incinerado al instante y
por donde pasa, cadáveres carbonizados y restos de metal chamuscado, inundan
las calles de Ciudad de México.
Pese a que la colombiana carece de
experiencia en batallas de este tamaño, ella fue instruida por su novio, quien ha
estado en este tipo de combates desde los diez años. Los resultados de su entrenamiento
hablan por sí solos: ambos han resultado ser muy efectivos a la hora de enfrentarse
a los miles de enemigos enviados por los nephilim. Pasados los quince minutos,
todos los drones y lilims habían sido neutralizados, quedando los vampiros
libres de ir hacia Taylor.
Pero, desde el cielo, un sujeto
alto, rubio y vestido con una gabardina marrón se ha interpuesto en el camino
de André y Dalila.
Han estado esperando todo el día por
no encontrarse con él desde que llegaron a Ciudad de México, pero sus expectativas
se han venido a pique…
—Jejeje, André Heigui de Eta y
Dalila Morales. Ustedes dos han demostrado con creces por qué mi hermano Protogión les tiene en alta estima. Pero, todo lo que han enfrentado a lo largo
de su viaje por este maldito país, ha sido solo un juego. Yo soy su prueba
final. No me decepcionen, o los mataré al instante.
Harkotian de Pi Idiofiyía finalmente
ha aparecido en frente de los vampiros. Su presencia les llena de espanto. Como
nephila, es un enemigo tan poderoso, que es visto por muchos como un dios…
Pero acobardarse no es una opción
para André y Dalila. Deben enfrentarlo, o morir.
Ambos juntan sus espaldas, extienden
sus brazos en dirección a Harkotian. Y mientras él genera vientos huracanados,
ella acumula todo el fuego que su magia le permite. Tanto las llamas como las
corrientes de aire son rápidamente comprimidos, en una esfera que llega a
crecer a más de seis metros de diámetro…
—¡¡Tornado del Apocalipsis: Andras!![6]
…la cual es expulsada en forma de
un poderoso remolino que viaja a más de trescientos kilómetros por hora, que
deja una estela de destrucción de proporciones dantescas: Todo objeto metálico,
desde las luminarias hasta los restos de los drones, es convertido en masas de
metal fundido; los cadáveres son convertidos en cenizas; y el pavimento es
calentado a una temperatura tal, que es convertido en alquitrán. Incluso el
mismo nephila se sorprende por la escala y el poder del hechizo. Pese a ello,
no hace esfuerzo aparente por esquivarlo.
No quiere que estos vampiros
entrometidos terminen por dejar a Taylor convertida en cenizas.
Harkotian recibe de lleno el remolino
de fuego. Pero, contrario a sus predicciones, inesperadamente se eleva hacia
las nubes, llevándoselo consigo.
Resulta que André contaba con que el
nephila intentaría proteger a su preciada agente, y que creería que tanto él
como Dalila estarían tan desesperados por matarlo, que obviarían proteger a
Taylor. Cuando su víctima cayó en la trampa, solo bastaba redirigir a Andras
hacia la estratósfera. Si el fuego infernal no lo mataba, el ambiente
enrarecido del espacio exterior haría el trabajo.
No obstante, Harkotian extiende sus
brazos, creando una potente descarga mágica que disuelve el remolino de fuego,
quedando él a poco más de trescientos metros de altura.
—¡Idiotas! ¡Esta chaqueta me costó mil dólares!
Los vampiros quedan atónitos al ver
al nephila con sus ropas parcialmente chamuscadas, pero prácticamente ileso.
Era uno de sus mejores hechizos y lo único que lograron fue hacerlo enojar y
destruir su costosa gabardina.
Y antes de que atacasen, Harkotian se
quita su prenda chamuscada y se desplaza hasta las espaldas de André y Dalila,
a una velocidad tal que parecía haberse teletransportado.
Los vampiros intentan reaccionar,
pero el nephila les lanza una patada giratoria de talón, directo a sus
cabezas, que los hunde dentro de un edificio de apartamentos, que él mismo
derriba con un potente rayo mágico. Se pudieron escuchar los gritos de sus
ocupantes, pero para Harkotian, solo son «daños colaterales».
Para su sorpresa, André y Dalila
escapan del edificio antes de que les cayera encima, volando a toda velocidad
en direcciones separadas. Al principio, cree que intentan escapar, pero un
análisis más detallado, indica que es todo lo contrario.
—¡Ave del Averno: Phenex!
Dalila cubre su cuerpo en llamas,
se lanza al ataque y acelera hasta llegar a una velocidad de cuatrocientos
kilómetros por hora. Antes de que la vampiresa lo convierta en un cadáver
chamuscado, Harkotian crea una lanza de energía mágica color rojo, pero, antes
de arrojarla, lo inesperado sucede...
—¡Phenex: Legiones demoniacas del
fénix!
A medio camino, Dalila detiene su vuelo
y se separa del cuerpo de pájaro de fuego que la cubría, mientras este se
dividía en docenas de aves más pequeñas y tan veloces, que rompen la barrera
del sonido. Harkotian apenas tiene tiempo de reaccionar para un contraataque…
—Eihort![7]
…pese a esto, logra arrojar la
lanza de energía a tiempo. Pero esta se divide en tantas lanzas como aves de
fuego, disolviéndolas al contacto. Para el horror de Dalila, una de las lanzas se
dirige directamente a su corazón.
—¡AAAGH!
La lanza logra atravesarla, pero
gracias a sus reflejos, no logró clavar su corazón, pero sí dejó su hombro izquierdo
inutilizable.
Harkotian tenía a su enemiga
vulnerable. Era hora del contraataque…
—Dança de Cedro![8]
André baja de las alturas a toda
velocidad, posándose a más de trescientos metros de distancia de su enemigo,
que repentinamente es inundado por miles de estalagmitas de hielo, filosas como
espadas y de más de tres metros de alto. Incluso si es un nephila, si era alcanzado
por estas formaciones de hielo, sería una muerte segura.
—Arwassa: Vampire.[9]
Harkotian crea un pequeño rubí
translúcido en su palma izquierda, el cual aplasta con su puño casi al instante
de ser creado. Esto crea una potente onda sónica que se extiende por más de
diez kilómetros. Los humanos, lilims y nephilim no pueden escucharlo, pero
para los vampiros es un chillido ensordecedor que taladra sus tímpanos como
cinceles calentados al fuego clavados en sus oídos, al tiempo que destruye
todas las estalagmitas de hielo creadas por André.
Los vampiros, torturados por el chillido
mágico de Harkotian, se mantienen en sus posiciones, pero han sido
completamente neutralizados.
Era hora de exterminar las plagas.
—Hastur.[10]
De su mano derecha, el nephila
crea un arma, que parece más como un organismo vivo que un arma. La «hoja» de sesenta
centímetros de largo, luce como la extremidad de un ser vivo, con escamas carmesíes,
cuya punta está compuesta por una especie de cuerno de diez centímetros de
largo, además, en sus bordes hay filosos dientes incrustados en la hoja; la «empuñadura» está compuesta por docenas de tentáculos que se extienden por el
antebrazo de Harkotian hasta pegarse a él; y su «guardia», la compone un par de
colmillos curvados de cinco centímetros de largo, con un ojo de lilim que parpadea
constantemente.
Arma en mano, piensa en ir a matar
a los indefensos vampiros, pero luego recuerda un asunto mucho más importante.
Va al encuentro de Taylor Steel.
La estadounidense, con los huesos
de toda su parte inferior destrozados, estuvo haciendo barra a los vampiros
arrastrándose por la calle, mientras un rayo de esperanza se posó en ella, al
ver como se deshicieron de la horda dron-lilim sin demasiado esfuerzo. Ahora,
el pánico y la desesperación se han apoderado de ella; sus salvadores han sido
derrotados y nada se interpone entre el yugo de Harkotian y ella.
—Me has dado muchos problemas,
Taylor. Me obligaste a usar todos esos ardat lilis, me hiciste venir a este
asco de país y hasta tuve que perder mi tiempo con esos novatos. Pero ya te lo
dije una vez: tú me perteneces y nada puedes hacer para cambiar tu destino.
De uno de los bolsillos de su pantalón,
Harkotian saca un frasco, que contiene un ardat lili, el cual tira al piso,
liberando al parásito, que despliega rápidamente sus alas hasta posarse en la
espalda de la hechicera. Pero, a diferencia de los que liberó hace unos minutos,
este es gris, con diseños de líneas de circuitos en sus alas y un brillo
metálico sobre su cuerpo.
El ardat lili se abre paso entre la
piel de Taylor hasta llegar a sus entrañas, dentro de las cuales sus alas se
disuelven en millones de moléculas que convierte el interior de su anatomía en
una coladora, destruyendo todos sus órganos, músculos y huesos, una y otra vez,
para transformarlos en versiones sintéticas de sí mismos. Más fuertes,
resistentes y versátiles.
Ya sin alas, el ardat lili va navegando
por la columna vertebral hasta introducirse en el cerebro, donde muta hasta
convertirse en una especie de lóbulo intermedio, alterando todo proceso
cognitivo de la joven hechicera.
Contrario a la transformación
vampírica, la transición de humano a lilim, es un proceso absolutamente traumático,
donde la víctima es torturada por un dolor enloquecedor y puede sentir en todo
momento, como su libre albedrío le es arrebatado por el parásito, que convierte
a la persona en poco más que un esclavo del nephila de turno y del Emperador
de los Atlantes, al tiempo que es atacado por fuertes convulsiones, que por
momentos hacen ver a la víctima como si sufriese de una posesión demoniaca.
Tras seis minutos, Taylor deja de
convulsionar. Es la señal que Harkotian esperaba:
—Levántate, esclava.
La estadounidense abre sus ojos y ahora
estos han adoptado la típica esclerótica negra de los lilims, pero, sus irises
ahora son dorados como los de los autómatas, aparte que sus ojos han perdido
toda semblanza de brillo. Al ponerse de pie, ella siente que este ardat lili ha
provocado cambios aún más agresivos de los que esperaba.
—Amo Harkotian, ¿qué me ha pasado?
Me siento… extraña. Genial, pero, extraña.
—Ese ardat lili fue modificado por
mí. No solo te convierte en un lilim, también transforma todo componente
orgánico en sintético.
—¡¿En qué me ha transformado, amo?!
—exclama Taylor, mientras observa sus manos, confundida.
Dispuesto a aclarar las dudas de su sirviente, Harkotian pone su mano en la cabeza de Taylor y explica:
—Digamos que
eres tanto lilim como autómata. Tienes lo mejor de ambos mundos: posees todas
las habilidades estándar de los lilims, como la Metamorfosis Alfa, afinidad
natural para la magia y fuerza mejorada; pero, al ser autómata, estas han sido exponencialmente
mejoradas, eres mucho más resistente a los daños, puedes regenerarte de
cualquier daño que sufra tu cuerpo, incluso si este es destruido.
La estadounidense queda en silencio por unos segundos, intentando procesar toda la información recibida. Hecho esto, las únicas palabras que pasan por su cabeza son:
—¿O sea que soy inmortal?
—Así es. Nada puede detenerte, mi preciosa
Taylor. Este es tu premio por ser mi sirviente más capaz. Te lo mereces.
Una mezcla de sentimientos pasa por
la cabeza de Taylor. Se siente estúpida por haber huido de su amo, quien solo
quería premiarla por su abnegado servicio. También se siente invencible, ya que
está consciente de que nada puede matarla. Pero de lejos, el sentimiento más
poderoso que subyuga cualquier idea que pasa por su cabeza, es el deseo
incontenible de obedecer.
La catarsis de abandonar todo asomo
de libertad y, arrojarse a la abrumadora voluntad de un ser superior, se ha
apoderado de ella:
—Haré lo que sea por usted, amo Harkotian.
Úseme como a usted le plazca. Usted es mi Dios y de hoy en adelante, el único
propósito de mi existencia es complacerlo.
El nephila no podía estar más contento.
No solo había hincado sus garras sobre su sirviente favorita; la había
convertido en el equivalente mágico de un arma de destrucción masiva.
Y no dudará en desatarla ahora
mismo.
Harkotian señala la fortaleza aérea,
de cuyo interior surgen toda clase de explosiones y en la que se encuentran
Lucia y Xitlali, luchando contra una horda dron-lilim.
—Allá arriba hay dos hechiceras que
se han convertido en todo un dolor de cabeza para mí. ¡Aniquílalas!
Taylor, ensimismada por recibir la orden de su dios, se pone de rodillas y dice:
—Si amo. Yo escucho y obedezco. —para
posteriormente tomar impulso y volar a toda velocidad hacia la fortaleza aérea.
Habiendo hecho la tarea principal,
solo quedaba el deshacerse de los novatos que osaron retarlo, la peste
vampírica que, por el mandato del Emperador, debe ser exterminada de la faz de
la Tierra.
André y Dalila deben morir de
inmediato.
Harkotian mira hacia donde se
hallaba André, pero ahora no está ahí. Observa el sitio en el que estaba Dalila,
pero tampoco estaba allí.
Pero antes de que se preguntara «¿Cómo es posible que huyeran, si todavía debían estar bajo los efectos del
hechizo Arwassa: Vampire?», la respuesta se posó frente a él: de baja estatura, contextura delgada, facciones orientales, es una mujer de largos
cabellos blancos y piel tan pálida que parece ser un fantasma. Usa un sombrero de guerra con forma de plato de color negro, viste un hanfu —traje largo de fabricación china—
del mismo color, decorado con diseños de dragones y calza unas sandalias de
madera. Una guerrera del pasado, aparentemente fuera de lugar en un campo de
batalla del futuro.
Armada con una guandao —arma
compuesta por una hoja pesada y curvada sostenida por una vara larga con un pico en su lado posterior—, Harkotian
mira con repugnancia sus ojos escarlatas con pupilas felinas, reconociéndola
casi al instante:
—Heigui Yehua. ¿Por qué te
molestas en salvar a esos dos mocosos?
—André y Dalila superaron las
expectativas que los jefes, y en especial mi marido, pusieron sobre ellos.
Lograron reclutar a dos de tres objetivos y por lo visto, pudieron aguantar una
batalla contra ti y vivir para contarlo. Además, se trata de mi hijo y mi nuera.
No dejaré que le hagas daño a ningún miembro de mi familia.
Nacida en 1800, fue una concubina de la corte imperial china que eligió el exilio tras un fallido golpe de estado. Ella escogió esas tierras debido
a su lejanía con su tierra natal, de donde tuvo que huir por la persecución del
emperador chino contra los vampiros, ya que éstos intentaron derrocarlo en 1868. Yehua es la matriarca de la Familia Heigui y,
por ende, la vampiresa que Protogión de Eta Efevretis escogió como esposa. Por
ello, su presencia es anatema para la familia imperial atlante, ya que, de acuerdo con ellos, fue la principal causante de su deserción.
Deseoso de restregar su superioridad sobre un enemigo que considera inferior, el nephila declara:
—¿Y
en serio crees que tú puedes hacerme daño? Ja. Los vampiros son el experimento
fallido de Ximéria. ¡Y yo soy un Dios que vivirá por siempre!
Yehua suelta una carcajada cargada con una buena dosis de arrogancia:
—Ay Harkotian, cuidado y no te llevas una sorpresa.
El nephila está iracundo. En sus
más de diez mil años de vida, jamás había visto semejante blasfemia. Los
vampiros nunca llegarán al sitial de los dioses.
Antes de que Harkotian hiciera
movimiento alguno, Yehua acorta distancia en un parpadeo, obligándolo a defenderse
de un corte vertical, destinado a partirlo en dos.
De no haber sido por sus reflejos, ella
lo habría matado:
—¡¿Cómo es posible que puedas
moverte tan rápido, vampiro?!
—Te lo advertí, falso dios. Cuidado
y no te llevas una sorpresa.
Yehua desaparece de la vista de
Harkotian, reapareciendo a sus espaldas, teniendo que defenderse de un corte
horizontal, directo a su cintura. Otro ataque detenido con éxito y la vampiresa
vuelve a desaparecer de su vista.
Ella reaparece enfrente de él,
lista a ensartarlo, pero el nephila logra por muy poco, evitar el ataque
directo a su barriga. La vampiresa repite la dosis una y otra vez, forzándolo a
tomar una postura defensiva.
Harkotian recuerda que esta es la
misma persona a la que Saichael estuvo a punto de asesinar, de no ser por la
intervención de su hermano Protogión. Y ahora, esa misma persona estaba
poniéndolo contra las cuerdas.
¿Qué clase de entrenamiento hizo
ella para equiparar su poder al de un dios?
_______________________________________________
Ciudad de México, 6:40PM.
Debido a la abrumadora ventaja
numérica de sus enemigos, Lucia y Xitlali han resuelto llevar el combate al
interior de la fortaleza aérea, un área mucho más estrecha, desde donde ellas
pueden neutralizar, así sea parcialmente, la superioridad de la horda dron-lilim.
La batalla se ha trasladado al
cuarto de carga, lugar relativamente amplio, lleno de contendores metálicos, balcones
y puertas de acceso, desde donde los enemigos no paran de llegar, pese a las
crecientes bajas.
Pese a no poder usar su Magia Verde,
la guatemalteca ha logrado defenderse como una leona, destruyendo drones y
lilims a diestra y siniestra, por medio de un excelso uso de su báculo mágico
para acumular energía y usarla tanto para la defensa como el ataque.
Por su parte, su amiga nicaragüense, mucho más experimentada y versátil, logra lo propio con una combinación de su dominio de los elementos de agua y relámpago, sus capacidades físicas mejoradas debido a la tecnología, se sorprende del buen desempeño de Lucia, por lo que, tras cortar en dos a varios lilims con un rayo de agua comprimida, pregunta:
—¿Dónde
diablos aprendiste a pelear así?
La guatemalteca queda súbitamente
rodeada por docenas de drones, listos a descargar sus ráfagas de rayos láser.
Pero ella se lanza contra una de las máquinas, enterrando su báculo en ella y
destruyéndola al instante. Un veloz salto, justo después de la explosión bastó
para despistar a los drones, que al descubrir que estaba prácticamente en el
techo —a más de veinte metros de altura— intentaron disparar, pero una onda
mágica los destruyó antes de que pudieran hacer algo.
Ella cae justo a espaldas de Xitlali y con la enorme confianza que ahora aflora en su ser, responde su duda:
—Tu
primo y su novia me entrenaron mientras estuvimos en Cancún. ¡Su entrenamiento fue tan intenso que pensé que iba a
morir! Pero, si no fuera por ellos, ahora estaría muerta.
Lucia recuerda amargamente como
Esteban Velásquez y sus hombres la derrotaron fácilmente tras su desastroso asalto
solitario a la isla de Cozumel, y como sus amigos vampiros los derrotaron con
relativa facilidad. Eran hechiceros como ella, pero mucho más hábiles y
experimentados en batalla. Si iba a unirse a su causa, debía alcanzar un nivel
de destreza que le permitiera luchar a su lado. Cuando André y Dalila le
ofrecieron entrenarla, ella no dudó ni un instante en decir sí. Tres meses
seguidos de entrenamiento intensivo, bastaron para que esta humana inexperta, pudiese
luchar al mismo nivel de los agentes de elite de la Atlántida.
Después de destruir a una cantidad
interminable de enemigos, y hallarse en el interior de la fortaleza aérea,
Xitlali ha decidido que es hora de terminar con esta batalla.
Y tiene un plan para ello.
La nicaragüense dispara aleatoriamente a todas direcciones, destruyendo los contenedores cercanos, que
explotan violentamente al contacto con sus rayos de plasma. Por momentos parece
como si ella se hubiese desentendido de la batalla, ya que la carga de luchar contra
la masa de enemigos ha quedado exclusivamente en manos de Lucia.
Las constantes explosiones
eventualmente provocan que el casco de la nave ceda, abriendo un enorme agujero
directamente a la intemperie, despresurizando la nave y expulsando a todo infortunado
que se hallase cerca del mismo. Debido a que algunos contenedores explotaron
muy cerca de Lucia, ella no tardó en amonestar a su compañera.
—¡¿Qué diablos te pasa Xitlali?! ¡¿Acaso
querés matarnos?!
Pero la nicaragüense solo sonríe
levemente y pide a Lucia que preste atención a la intensidad de las explosiones
y al estado de la misma nave…
La fortaleza aérea está cayendo.
—Será mejor que nos larguemos de
aquí cuanto antes.
Las dos tuvieron que abrirse paso
por sobre algunos drones y lilims que intentaban que ellas se hundieran en su
barco, sin éxito. Finalmente logran salir, justo a tiempo para ver como la fortaleza
aérea termina por caer sobre la Calzada Acoxpa, destruyendo todo a su alrededor
hasta explotar definitivamente.
Ya sin enemigos contra los que pelear, Lucia y Xitlali se quedan levitando y contemplando la destrucción de la fortaleza aérea, hasta que la nicaragüense, a manera de agradecimiento por su esfuerzo, le dice a su compañera:
—Nada mal para tu primera batalla.
—Gracias Xitlali —replica Lucia eufóricamente,
mientras palmea su hombro—. ¡Tú en verdad eres increíble!
La autómata responde con una sonrisa
tierna y extendiendo la mano, gesto correspondido por la humana con un abrazo fraternal.
Esta batalla ha servido para forjar una amistad entre dos personas sin lugar al
que volver, pero que han tomado consciencia de que ahora en adelante, podrán
apoyarse la una a la otra.
No obstante, este momento reconfortante
sería breve.
Xitlali divisa una enorme viga metálica
dirigiéndose hacia ellas, así que empuja a Lucia con una pequeña descarga
mágica, para apartarla con la distancia suficiente y evitar ser golpeadas.
El trozo de metal de veinte metros
de largo pasa muy cerca de las chicas hasta caer en las ruinas de la fortaleza
aérea. La nicaragüense sabe que solo una persona en Ciudad de México tiene el
poder de hacer algo así. Mira hacia la dirección de donde vino el ataque y a poco
más de cien metros de distancia, la ve.
—André y Dalila fallaron.
Sin entender lo que había pasado, Lucia observa hacia la misma dirección y al ver a la chica de chaqueta negra y pelo color magenta, pregunta:
—¿Esa es Taylor Steel?
—Si —responde Xitlali—. Si nos atacó
de esa forma, ya no tiene caso convencerla de unirse a nuestro grupo.
—¿Fue transformada en lilim? —fueron
las cuatro palabras que la guatemalteca nunca quiso decir durante todo el viaje.
Cuatro palabras con sabor a derrota, que la nicaragüense solo confirma con una
afirmación silenciosa, que denota su resignación.
Han fallado en su misión. El
nephila ha ganado.
Taylor extiende ominosamente sus brazos, crea toda clase de armas filosas de metal a partir de pedazos de chatarra que ha acumulado y modificado, hasta cubrir el brillo de la luna y deleitándose con sus nuevos poderes, exclama:
—¡Ustedes dos son el dolor de cabeza de mi amo!
¡Son alimañas que solo merecen la muerte! Pax Metallica: Forged Massacre![11]
Los millones de proyectiles
metálicos fueron lanzados directamente hacia Lucia y Xitlali, aterradas ante la
escala masiva del hechizo de la lilim. ¿Cómo sobrevivirán a esto?
La autómata ordena a la humana
ubicarse a sus espaldas, para lo cual cruza sus brazos en forma de equis y crea un escudo electromagnético que repele todo objeto metálico dirigido hacia
ellas. Esa parte de Ciudad de México repentinamente padece de una extraña
lluvia de armas medievales que caen del cielo, pero las hechiceras logran
salvarse del poder de Taylor.
Molesta al ver a sus enemigas
ilesas, la estadounidense reúne los restos de chatarra que no usó para forjar
sus armas y los lanza cual meteoritos contra sus enemigas. Pero esto resulta
ser más fácil de contrarrestar para ellas: mientras la nicaragüense usa rayos
de plasma para convertir la chatarra en escombros, la guatemalteca usa su
báculo cargado con energía mágica para rechazarlos.
Cayendo en cuenta que ataques tan simples serían inútiles contra ellas, Taylor sonríe y murmura:
—Ok, ok, ok. Ahora
entiendo por qué el amo Harkotian quiere deshacerse de ellas. Son más fuertes
de lo que parecen. Así que es hora de que use esto: Pax Metallica: Iron Skin.[12]
Y se lanza a toda velocidad contra las
hechiceras.
Aunque la piel de la estadounidense
no parece haber sufrido cambio alguno, Xitlali nota que su piel ahora refleja la
luz de la luna, como si ahora fuese de metal sólido.
Lucia no nota ese cambio y,
envalentonada por su previo desempeño en batalla, se lanza al ataque, pese a
las protestas de su amiga.
La guatemalteca y la estadounidense
chocan a tanta velocidad, que generó una explosión sónica escuchada a más de
diez manzanas a la redonda.
Sorpresa mayúscula fue para Lucia
ver que Taylor ni se ha molestado en atajar el golpe de su báculo directo a su
cabeza. Ver que este es de metal, hizo que la lilim sonriera maliciosamente y lo
transformara en una serpiente mecánica que rápidamente se enrolla en el cuello
de la humana.
Afortunadamente, Xitlali viene al
rescate y corta a la serpiente metálica con un rayo de agua a presión, rápida
pero minuciosamente, sin dañar a su amiga. Pero, justo después, Taylor ataca a
Lucia con un violento puñetazo que la hace escupir sangre y empuja a la
autómata detrás de ella a muchos metros de distancia.
Usando el brillo de la luna
reflejado en su cuerpo, la estadounidense extiende su brazo derecho y crea
docenas de esferas de energía mágica alrededor de él.
—Pax
Metallica: Flash of Slaughter![13]
Las esferas disparan fogonazos de luz,
tan calientes como la superficie del sol. Lucia los divisa y de inmediato hace
un esfuerzo por detenerse, el cual alerta a Xitlali, quien le ordena que se
separen y empiecen a esquivarlos.
Las dos vuelan aleatoriamente por
los cielos de la ciudad, apenas logrando evitar ser alcanzadas por los rayos de
Taylor. A más de un kilómetro y medio de distancia, están demasiado lejos como
para atacar a la lilim, y cada intento de acortar distancia es respondido con
más disparos que las obligan a retroceder.
Consternada, pero sin alterar el tono de su voz, Xitlali dice:
—No podemos seguir haciendo esto por siempre.
Aunque la autómata podría seguir
esquivando los fogonazos de luz por toda la eternidad, su amiga humana ha hecho
un esfuerzo titánico y sabe que más temprano que tarde, sus fuerzas se agotarán
y no podrá hacer nada por salvarla.
Consciente de su creciente
debilidad, pero no dejándose llevar por la desesperación, Lucia observa la
superficie de la ciudad, buscando afanosamente un lugar desde donde pueda usar su
Magia Verde…
—¡Xitlali! ¡Tengo un plan!
—¿Qué debo hacer?
—¿Puedes distraerla?
—Será difícil… pero no imposible.
—Entonces hazlo, amiga.
Xitlali cubre su cuerpo con un
campo electromagnético, que le sirve de escudo temporal contra los fogonazos de
Taylor, hasta llamar enteramente su atención, mientras Lucia vuela en dirección
al este.
Estando a poco más de quinientos
metros de la lilim, la autómata muestra una capacidad impresionante para
resistir sus mortíferos rayos de luz, hasta que finalmente, su escudo cede justo a tiempo y atacarla con un rayo de plasma.
Taylor queda desconcertada cuando
recibe el ataque de Xitlali, el cual atraviesa su cabeza y desintegra su cráneo,
excepto su mandíbula inferior.
A pesar de esto, ella no cae y la nicaragüense, en una mezcla de sorpresa y rechazo, se pregunta:
—Harkotian, ¿qué
diablos le hiciste?
La lilim eventualmente regenera su
cabeza y al ver a la autómata huir, de inmediato asume que se ha acobardado. En
circunstancias normales, habría percibido que se trata de una trampa y las habría dejado escapar, pero la orden de Harkotian fue
muy clara:
—Ellas deben ser aniquiladas. Debo
obedecer.
Atada a ese dictamen, Taylor persigue
a Xitlali, quien a su vez sigue a Lucia, que las guía hasta el Lago de Xochimilco,
un área lacustre y zona verde de la capital mexicana que, pese a su nombre, es en realidad un sistema de canales de agua salobre rodeados de una exuberante vida animal y vegetal, ubicados al este de la ciudad y que son uno de los vestigios del Lago de Texcoco.
La estadounidense encuentra a la
guatemalteca flotando y con las piernas cruzadas, como si estuviese meditando, a
poca distancia del agua y conectada a las plantas del lago por docenas de raíces incrustadas en su cuerpo, mientras que la nicaragüense se halla a sus espaldas,
lista para actuar si algo sale mal.
—¿Se han resignado a morir, imbéciles?
—pregunta Taylor con desdén.
—Esa pregunta debo hacértela a vos,
lilim. —Lucia replica con arrogancia, un rasgo inusual en ella, que deja a Xitlali
boquiabierta.
Ofendida, Taylor no duda en recalcar su percibida superioridad:
—¡No eres más que una simple humana! Pero yo, gracias
al intelecto de mi amo, he trascendido del ciclo de la vida. ¡Yo soy inmortal!
—La inmortalidad verdadera no existe.
Ni siquiera los dioses son inmortales. Creo que ese parásito te ha comido el
cerebro. —Lucia rebota el argumento con ironía.
—¡Ja! No sabes nada, humana. ¡He
sido tocada por los dioses! Los nephilim son los amos de este mundo y así lo
será por toda la eternidad. Soy un instrumento de su voluntad y todos los que
niegan su gracia, deben ser destru… ¡¿qué es esto?!
Mientras la estadounidense se
vanagloria de sus poderes, Lucia altera la forma de las plantas del lago,
transformándolas en gruesos tentáculos que la atrapan con tanta fuerza que,
pese a su fuerza física mejorada, es incapaz de zafarse.
—¿Sabés que he aprendido en estos
últimos meses, Taylor Steel? El imperio al que servís y todos sus sirvientes, son el cáncer que envenena la Tierra. —Lucia recalca el profundo desprecio que ha adquirido por los simpatizantes
de la Atlántida, un sentimiento ahora extendido hacia Taylor.
—¡¿Qué son todas estas cosas?!
¡¿Por qué me siento tan… débil?! —exclama la lilim. Su arrogancia se ha
transformado en abyecto pánico.
—Reconozco qué sin mi báculo, hacer
esto es muy complicado, ya que tengo que concentrarme mucho, pero no es
imposible. Después de todo, el verde es mi elemento, mi mundo. Esas plantas no
solo tienen un agarre poderoso, también las he modificado para que extraigan
hasta la última onza de energía de tu cuerpo, la cual ahora mismo estoy
absorbiendo… Oooh, ¿con que este es tu poder? Ahora entiendo porqué se te zafó
un tornillo. ¡Esto es asombroso! —explica Lucia, embriagada por el enorme poder
que está extrayendo de su víctima.
Preocupada porque su amiga sufra algún cambio inesperado, Xitlali le susurra:
—Deberías tener cuidado con eso. ¿Y
si te transformás en lilim por extraer su mitegia?
—Jajaja, no te preocupés, amiga —replica
la guatemalteca, descifrando finalmente que significa «mitegia»—. Yo no he sido
infectada por un ardat lili, ella sí. Al absorber su…mitegia, es seguro que obtenga
algunos de sus poderes, pero convertirme en lilim no será uno de ellos.
La nicaragüense cae en cuenta que,
al extraer la energía mágica de otra persona —que en el argot mágico se llama
mitegia—, Lucia puede copiar algunos de sus poderes. Esta habilidad, considerada
una abominación por los nephilim, es una de las razones por las que los magos
verdes eran tan temidos, y por lo cual se ordenó su exterminio tras la caída de
la Unión Soviética.
—¡Imposible! ¡Mi cuerpo es sintético!
¡Puedo regenerar cualquier daño! ¡Soy indestructible! ¡Tus artilugios no
deberían hacerme daño!
—Mi Magia Verde me permite alterar la
anatomía de las plantas. Así que, por más modificaciones que tengas, tu cuerpo
sigue funcionando con energía, la cual puedo extraer. Que te quede esto muy
claro, lilim. Desde el momento en que llegaste aquí, caíste directo en mi
trampa. La victoria es nuestra.
Taylor intenta realizar su
Metamorfosis Alfa, pero ha perdido demasiada energía. Acumula mitegia para
crear una descarga mágica, pero todo es inútil. Mientras Lucia ordena a sus
plantas hundirla en las profundidades del lago, ella solo puede gritar:
—¡AAAHHH! ¡TE MALDIGO, MAGA
ABOMINABLE! ¡Y A TI TAMBIÉN, JULIANA VELÁSQUEZ! CUANDO EL AMO HARKOTIAN ME
SAQUE DE AQUÍ, LAS BUSCARÉ Y LAS MATARÉ, ¡CON MIS PROPIAS MANOOOS!
Justo antes de que la lilim se hunda, la guatemalteca recalca:
—Juliana Velásquez ya no existe, Taylor. Su
nombre ahora es Xitlali J-30 y yo soy Lucia Coronado. Esos son los nombres de
tus verdugos. Grábalos en tu memoria.
Esta victoria tiene un sabor
agridulce. Vencieron a un enemigo que parecía invencible y ahora Lucia puede
hacer uso de algunos de sus poderes, pero el objetivo era reclutarla y llevarla
sana y salvo al Brasil, no ahogarla en las profundidades del Lago de
Xochimilco.
Pero ya no hay tiempo para
lamentaciones. Cuando las raíces se separan de la guatemalteca,
es la señal de que la estadounidense ahora no es más que un cadáver seco.
Además, ella recuerda que hay un asunto más importante que atender:
—¡Xitlali! ¡Tenemos que buscar a
André y Dalila!
Sin tiempo que perder, las
hechiceras salen a toda velocidad en búsqueda de sus amigos. Aunque imaginan lo
peor, se resisten a perder la esperanza de que aun puedan estar bien.
_______________________________________________
Ciudad de México, 7:00PM.
La batalla entre Yehua y
Harkotian se ha trasladado hacia los cielos de Ciudad de México. En el aire, el
nephila planea usar su mayor experiencia para ganar ventaja contra una enemiga
que ha logrado igualarlo en poder.
—Hastur: Ceremony of Fire![14]
Un círculo de fuego se forma
alrededor de Harkotian, quien adopta una posición de guardia. Las llamas se
hacen tan intensas que cubren su presencia, hasta que repentinamente se apagan.
Un solo movimiento de su arma basta para crear una onda de fuego monumental,
que alcanza un kilómetro de largo.
Pese a esto, Yehua no se
amilana. Hace brillar la hoja de su guandao, la cual se cubre de hielo negro.
—Skoteinó Astéri: Psychrós Thánatos![15]
Y al blandirla, una enorme ventisca negra, tan espectacular como la onda de fuego del nephila, choca con esta, generando una explosión tan espectacular, que puede verse a muchos kilómetros a la redonda. Esto dejó sorprendido y asustado a un malherido Harkotian, que pronuncia:
—¡Imposible! ¿Por qué puedes usar los poderes de Protogión?
Sonriendo perversamente y jugando con sus dudas, Yehua responde:
—Intenta adivinar, falso dios.
Esa burla hizo que el nephila
transformase su temor en rabia. Esta batalla aun no termina y él tiene muchos
ases bajo la manga.
—Chastoúr: Legeóna tis Antikythíras![16]
Del ojo de su arma, surge una
sustancia negra y viscosa como el alquitrán, la cual rápidamente cubre la
totalidad del cuerpo de Harkotian, provocando una veloz metamorfosis: su cuerpo
se hace más alto y musculoso, hasta alcanzar los treinta metros de alto; de su
espalda emergen docenas de tentáculos con ventosas; su arma se ha fusionado
completamente con su brazo derecho; y en su frente, un ojo de lilim ha emergido,
teniendo ahora tres ojos en su rostro.
De las ventosas de sus tentáculos emergen
docenas de crisálidas, por las que germinan clones de chicas de no más de doce años,
de 1,40 metros de altura, que usan un enterizo corto y ajustado, pelo púrpura y
alas translúcidas como las de una libélula surgen de sus espaldas. Sus ojos dorados
sin brillo y rostro inexpresivo las delatan como autómatas.
Y se cuentan por cientos de miles.
Extasiado con su nuevo poder y con una voz mucho más profunda, simbolizando su aura divina, Harkotian declara entre risas:
—Jamás pensé tener que usar este hechizo contra un vampiro. Debo reconocer que
me has sorprendido, Heigui Yehua, y ten en cuenta que estoy reconociendo tu
progreso, pero, este es tu final. ¡Legión de Anticitera! ¡ANIQUÍLENLA!
El enjambre de autómatas vuela
hasta Yehua quien se pone en guardia, hace que la hoja de su guandao adopte
un brillo color rojo sangre y la alza hacia los cielos.
—Qiēgē huǒyàn![17]
Creando una columna de fuego
escarlata tan gigantesca que abre los cielos, y se devuelve en forma de pequeños
meteoritos de fuego que no queman, sino que mutilan a las autómatas, revelando
sus entrañas artificiales.
Para su espanto, incluso un hechizo
de tal escala es incapaz de destruir a la totalidad del enjambre. Pero antes de
que este empezara a abrumarla, éste es atacado por docenas de fogonazos de luz
y rayos de plasma provenientes desde el sur.
Yehua mira a esa dirección —su
derecha— y ve a dos chicas quienes se unen a la batalla a ayudarla. Presumiendo
que se tratan de las amigas de su hijo, decide aceptar su ayuda y acercarse a
ellas.
Al entrar en contacto con Lucia y Xitlali, Yehua se pone a sus espaldas y les indica:
—Chicas, les agradezco
que hayan venido. Necesito que me cubran para llegar hasta Harkotian y matarlo de
una vez.
—Cuenta con ello —declara la
nicaragüense con firmeza.
Yehua se cubre de un aura de
fuego oscuro y se lanza hacia el nephila.
La tropa autómata se percata de las
intenciones de la vampiresa y de inmediato abren sus bocas y de ellas disparan
potentes rayos mágicos de color blanco, obligándola a tomar maniobras evasivas.
Viendo los problemas que está teniendo Yehua, Xitlali expresa:
—Lucia, ya escuchaste a mi tía. Vamos a destruir a
esas cosas de inmediato.
—¡¿Tu tía?! —pregunta Lucia,
visiblemente sorprendida—. Vampiros, autómatas, ¿y ahora un fantasma? ¿Qué
clase de familia son los Heigui?
—Te prometo una cosa: cuando
salgamos de esta, te lo mostraré.
Esas palabras y la sonrisa de
Xitlali sirvieron para darle una fuerte inyección de motivación a Lucia. Sin
lugar al cual regresar, estará más que gustosa el ser aceptada como parte de
una nueva familia, aunque esté compuesta por seres que nunca en su vida pensó conocer:
—Así será.
Gracias al intenso fuego de
cobertura de Lucia y Xitlali, Yehua ha logrado abrirse paso alrededor del
enjambre autómata, teniendo pocos problemas con algunas unidades que se han
interpuesto vanamente en su camino, hasta que finalmente se encuentra con su
enemigo cara a cara.
—¡Muere! Shén zhī dàn mù: Hēi'àn![18]
Su guandao se cubre de llamas negras,
el cual expulsa en forma de una onda de fuego gigante que inunda al gran monstruo,
desintegrándolo por completo de un solo golpe…mas esto le dejó un mal sabor en
la boca.
—Esto fue demasiado fácil… ¿eh?
Una misteriosa carcajada que solo
ella puede escuchar y que rápidamente se lleva el viento, es la única pista que
necesitaba para resolver el misterio: Harkotian ha escapado.
Su Legión de Anticitera, diezmada a
unos pocos miles, ha quedado detrás. Las unidades restantes centran su atención
en Yehua. Pero ella ya no tiene tiempo para juegos.
—¡Maldito cobarde! Shén zhī dàn mù: Hēi'àn!
Para desquitarse, ella lanzó el descomunal
hechizo de fuego con el que pretendía asesinar al nephila. En contraste, sus
siervas son desintegradas fácilmente por el descomunal poder de unas llamas más
calientes que la superficie del sol.
Ya sin enemigos contra los que luchar, Lucia y Xitlali se acercan a Yehua y con gran consternación, le preguntan:
—Señora Heigui, señora Heigui, ¡¿Dónde están André y Dalila?!
Soy…
—¿Eres Lucia Coronado? Y tu amiga
de pelo celeste es…
—Xitlali J-30. Así es como se llama
ahora.
—Vengan conmigo.
Yehua guía a las jóvenes hechiceras hasta el sitio más resguardado de toda la ciudad: la Plaza de la Constitución, una superficie rectangular de 46 800 metros cuadrados y la segunda plaza más grande del mundo, en cuya periferia antiguamente se encontraba el epicentro del poder político y religioso del Imperio Mexica, del Virreinato de Nueva España —nombre del país durante la dominación española—, y del actual México. Debido a su importancia, la concentración de tropas en dicho lugar solo puede describirse como «monumental».
No más la vampiresa posa sus pies
en la plaza, varios soldados mexicanos y hechiceros aliados, le hacen el saludo
militar, algo que toma por sorpresa a Lucia, pero Xitlali explica que su tía, como matriarca de la Familia Heigui, tiene un rango muy alto en el ejército de hechiceros reunido por los enemigos de la Atlántida, por
lo que es muy posible que ella esté al mando de las tropas que pelean en Ciudad
de México, al lado del ejército leal al gobierno.
Ella les indica que la lleven hasta
donde se encuentran André y Dalila y los soldados las guían hasta el interior
de una de las habitaciones del Palacio Nacional, la residencia presidencial y el cual fue construido sobre las ruinas del palacio de los emperadores mexicas.
Lucia se sorprende al ver la enorme cantidad de soldados al interior del
edificio, en especial la presencia de hechiceros haciendo guardia en la puerta
de dicha habitación.
Allí dentro, se puede ver a los dos
vampiros acostados en la misma cama, inconscientes, pero en buen estado. Uno de
los soldados relata que la general Heigui los encontró en las calles siendo
torturados por un hechizo, el cual ella desactivó poniéndolos a dormir. Y para
protegerlos, los dejó en este lugar y organizó su esquema de seguridad,
advirtiendo que, si algo malo les pasaba a los dos, se las verían con ella.
Comprobando que André y Dalila
están bien, Yehua pide a Lucia y Xitlali que la acompañen a otra habitación
del palacio, para hablar a solas.
—Bien chicas, las he traído acá por
dos razones. Protogión y yo estamos conscientes de lo duras que han sido sus vidas y lo mucho que han hecho por nuestra causa. Xitlali, mi marido ya te había
hecho la promesa de hacerte una más de la familia una vez que cumplieras tu
misión. Como ya hiciste tu trabajo, solo quería hacerlo oficial.
—¿Hacerlo oficial? —Xitlali interrumpe
a su tía de una emoción que no puede exteriorizar.
—Así es, sobrina. Bienvenida a la
Familia Heigui.
Ella ha estado esperando este
momento durante muchos años. Atrás quedaron los abusos, restricciones y las
incurables secuelas que dejó su crianza en la Casa Velásquez. Finalmente, la
promesa que recibió de Protogión años atrás, se ha hecho realidad.
Así que, sin que nadie se lo
pidiera, abraza fraternalmente a Yehua, a quien susurra un «gracias» que
viene de lo más profundo de su alma.
Mientras tanto, Lucia, sintiendo
que debía dejarlas solas, lentamente va saliendo de la habitación. Era un
momento de celebración de su amiga y no sentía prudente que se quedara allí.
Pero Yehua se da cuenta y la
detiene:
—¿A dónde vas? Nunca dije que los
cupos se nos habían agotado.
Esas palabras dejan a la humana
balbuceando, incapaz de saber qué decir.
Xitlali, inusualmente sonriente, se acerca a Lucia y pone su mano en su hombro, para decirle:
—¿Recordás lo que te dije
hace unos minutos? Prometí mostrarte a esta familia. Los Heigui siempre están
dispuestos a recibir a alguien más, en especial si se trata de los amigos.
Lucia, con los ojos llorosos e incapaz de contener su felicidad, la corrige:
—No, ahora somos familia.
Ver a las dos chicas abrazarse, hizo que Yehua soltara una pequeña lágrima y, dichosa de tenerlas bajo su seno, agregase:
—Bendito sea este día, que me ha dado las hijas que no pude tener.
El pequeño rato de armonía entre los ahora parientes es interrumpido por una epifanía de Xitlali:
—Tía, ¿Qué era la
otra cosa que ibas a decirnos?
Sentidamente, Yehua recalca:
—Cierto.
Ustedes dos ya han hecho bastante en esta batalla y la misión de André y Dalila
era llevarlas sanas y salvas al Brasil. Puedo sacarlas de este país ahora
mismo, si así lo desean.
—¿Y si nos quedamos a pelear? —pregunta
Lucia, rehusándose a abandonar a su nueva familia— Pude ver cómo les está yendo
y las cosas están muy reñidas. Nuestros poderes les podrían ser de mucha ayuda.
—Ella tiene razón —agrega Xitlali—.
Podemos ayudarte a ganar esta batalla.
Yehua piensa por unos segundos
dicha propuesta. Protogión le pidió explícitamente que una vez ellas estuviesen
a salvo, las llevara de inmediato a Brasil. Pero, si ellas se rehusaban, la
decisión era suya. Entiende que sus talentos son muy valiosos para los planes
de su familia y sus aliados, pero ahora mismo, su participación le vendría muy bien en un
momento en que la victoria es incierta:
—Si eso es lo que quieren, que así
sea. Vengan hijas mías, hay una batalla que ganar.
Con la convicción de obtener la
victoria, las tres salen del palacio rumbo al combate que decidirá el destino
de México, ya sea como estado títere de la Atlántida, o como un país libre.
_______________________________________________
Brasilia, una semana después.
A diferencia del resto de los
líderes rebeldes que luchan contra la Atlántida, Protogión mantiene un perfil
mucho más público, coronándose como el emperador del Brasil con el nombre de «Pedro III», llegando al poder gracias a un golpe
de estado incruento. Bajo su reinado, el país sudamericano se ha
convertido en menos de diez años, en una auténtica potencia mundial, situación
que le ha permitido a sus aliados alimentar revoluciones por toda América
Latina.
El Palacio de la Aurora ha sido
desde su creación en 1958, la residencia de los jefes de estado del Brasil, siendo el
nephila renegado su más reciente ocupante. Pese a que todos saben que vive
ahí, muy pocos humanos han visto su rostro, apareciendo enmascarado en todas sus presentaciones públicas. No
obstante, su control sobre los asuntos del país es total y los únicos que se
han atrevido a contrariarlo, —la antigua elite política proatlante—, huyeron al
oeste, formando un país nuevo: la Federación Amazónica.
Él ahora se encuentra en uno de los
salones del palacio, en el cual hay tres pantallas, cada una mostrando el
rostro de sus aliados más influyentes y, a juzgar por sus expresiones, no están
para nada conformes con sus últimas actuaciones:
—Protogión, ¿sabes lo que has hecho?
Se suponía que entrelazarías tu alma con Yehua después del ritual, ¡no
antes! Ahora será imposible que seas escogido como el Jinete de la Guerra. —expresa
El Barón, decepcionado por lo que ve como una acción imprudente del nephila.
—Exacto, su majestad. Ahora
necesitamos un nuevo candidato para terminar el ritual y…oh, sorpresa. ¡No! ¡Lo!
¡TENEMOS! —manifiesta el Zar Carmesí su profundo enojo con este acto tan
insensato, así como su creciente pesimismo para con el devenir de los eventos
recientes.
—Protogión, yo siempre te he
defendido, incluso cuando estos dos te han atacado por ser hijo del Emperador.
Pero, odio decir que esta vez tienen razón. Sin un hechicero poderoso que ocupe
el puesto del Jinete de la Guerra, el ritual no funcionará, y tendremos que
esperar otros cincuenta años para volverlo a realizar. Esta era una oportunidad
única y ahora la hemos desperdiciado. —señala La Princesa con profundo pesar y
una posición más mesurada que la de sus compañeros, pero igual de pesimista.
—Si, lo sé, lo sé, y asumo las
consecuencias de mis actos. Pero, les pregunto a ustedes ¡¿Qué otra cosa podía
hacer?! ¡Ninguno de nosotros podía ir a México! La Princesa está en Colombia,
ayudando al gobierno de Salazar a dar el golpe definitivo contra los agentes
atlantes en ese país; el Zar Carmesí se halla en Cuba, dirigiendo golpes de
estado contra regímenes afines a la Atlántida por todo el Caribe; ¿y qué hay de
usted, Barón? En la Federación Amazónica, organizando milicias rebeldes para
desestabilizar ese país, cuya existencia amenaza todos nuestros planes. Y
mientras tanto, yo estaba aquí, dando los últimos detalles para la «entrega de
regalos de año nuevo». Ante este escenario, tenía dos opciones: salvar a mi
familia, o dejarlos morir. —explica Protogión, gesticulando exageradamente y suplicando
que sus aliados entiendan sus actos. Más allá de sus convicciones, para este
nephila, sacrificar a su familia es un acto impensable, incluso si esto
significa comprometer sus más ambiciosos planes.
Conmovida por el gesto del
patriarca de la Familia Heigui, La Princesa dice —Está bien, todos entendemos lo
importantes que son para ti. Si no fuera por tu familia, no estarías con
nosotros.
—Gracias por entender, Lady Tanniyn.
—Protogión agradece a La Princesa por su comprensión, llamándola por su
apellido.
—Solo por curiosidad, ¿Cómo hiciste
un Entrelazamiento de Almas si Xäphía no puede salir de Colombia? —pregunta El
Barón.
—Ella nunca salió del país, su
majestad —explica Protogión con profundo orgullo—. Fue hace un par de semanas, antes
de que Yehua partiera a México. Ella llamó a Xäphía para que nos indicara
como hacer el ritual, así que lo hicimos en este palacio, mientras nos daba las
pautas por videoconferencia. Si no fuera por ese ritual, mi esposa no hubiera
podido patear el santificado trasero de Harkotian, traer a André y las chicas sanas
y salvas aquí, ni mucho menos darnos la victoria en México.
Aunque la prensa internacional
indica que el gobierno mexicano logró por su cuenta salvar la crisis,
propiciada por los pastores amenistas y mantenerse en el poder, en los
círculos más profundos las noticias son diferentes: se aclara que la
intervención de Yehua, Lucia y Xitlali, fue determinante para salvar Ciudad
de México, y los hechiceros desplegados por todo el país, más las armas
proporcionadas por Protogión desde Brasil, contribuyeron a mantener a raya a
las tropas lilim de Harkotian de Pi Idiofiyía, quien se resignó a perder uno de
sus dominios a manos de su pariente.
—¿Conoces las consecuencias de usar
ese hechizo? Si ella muere, tú morirás con ella y viceversa. Nunca lo olvides. —advierte
el Zar Carmesí, en un tono conciliador. Aunque sus puntos de vista choquen a
menudo, desearle la muerte es algo que nunca se le pasaría por la cabeza.
Entendiendo las sinceras intenciones de su aliado, Protogión responde:
—Lo sé. Y gracias por el aviso.
El Entrelazamiento de Almas es un
ritual muy antiguo que, como dice su nombre, entrelaza las almas de dos o más
personas, duplicando sus poderes y permitiéndole usar los de su pareja. Por eso Yehua pudo usar la Magia de Hielo de Protogión y usar su propia Magia de
Fuego al nivel de los nephilim, rebasando exageradamente el límite del poder
que un vampiro promedio puede siquiera soñar a alcanzar.
Debido a sus enormes ventajas, los
atlantes consideran este hechizo como una aberración y exterminaron a todos los
que sabían usarlo, resultando que hoy en día, solo hay una persona viva que
sabe hacerlo. Por tal razón, es considerado como una magia perdida.
No obstante, el Entrelazamiento de
Almas es un arma de doble filo, ya que este trae toda clase de consecuencias
inesperadas para los que lo realizan, sin contar la más peligrosa de todas: si
un alma entrelazada muere, la otra le seguirá en el más allá.
—Ahora bien, no quiero ser
insensible, pero ¿cómo vamos a solucionar el asunto del candidato a Jinete de
la Guerra? —menciona La Princesa.
Protogión se ajusta los lentes, sonríe con malicia, señala dramáticamente a sus aliados y les dice:
—¿En
serio creyeron que sería tan tonto de tomar tal riesgo sin tener un as bajo la
manga?
La histriónica actuación del nephila deja desconcertados a sus colegas, quienes quedan boquiabiertos y en silencio, preocupándose por su salud mental. Al final, es el Zar Carmesí quien rompe el silencio:
—¿A qué te refieres?
—Propongo a mi hijo mayor, Sebastião Heigui, como candidato a sucederme como futuro Jinete de la Guerra.
Dicha propuesta dejó aun más sorprendidos
a sus aliados. Ingratamente sorprendidos. ¿En serio está proponiendo al mismo
chico imprudente, que resuelve todos sus problemas incinerando todo a su paso,
y desconoce la palabra «autocontrol»?
—Espero que no estés hablando en
serio. Todos sabemos que él tiene el potencial, pero tú mejor que nadie sabes
como es.
—Lo digo muy en serio, Lady Tanniyn. De hecho, tengo un plan para ayudar a mi muchacho con sus… problemas de
ira, y convertirlo en un digno miembro de los futuros Jinetes del Apocalipsis.
_______________________________________________
Zona Desconocida, un día después de
la reunión de Brasilia.
Debido al caos en México y a las
heridas que sufrió durante su batalla contra Yehua, Harkotian tuvo que huir de
la capital de dicho país, llegar de incógnito a Guatemala, desde donde tomó un
avión hasta su base, ubicada en algún lugar de los Estados Unidos.
Pese a lo ajetreado de su viaje, su
objetivo se había cumplido: llevar a Taylor a su guarida.
—Muy bien, pequeña. Lo conseguimos.
Cuando la encontró en las profundidades
del Lago de Xochimilco, su apariencia era igual a la de un zombi y no tenía
ningún signo vital. Pero, una vez la extrajo de allí, su cuerpo se fue
regenerando rápidamente y, para cuando llegaron a espacio aéreo estadounidense, ya se
encontraba como nueva.
—Así es, amo. De vuelta a casa.
Ambos entran en una habitación con
muy poca iluminación, donde la única área iluminada es el centro de esta, donde
se pueden ver seis vainas de estasis vacías, cada una con símbolos desconocidos.
Una de ellas se abre y Harkotian le indica a Taylor que se introduzca ahí
dentro.
Y ella obedece.
La vaina se cierra y la lilim se
queda profundamente dormida. Aunque perdió la batalla, el ardat lili modificado,
ha alterado profundamente la fisionomía de Taylor, haciéndola funcionalmente
inmortal.
—El experimento ha sido un rotundo
éxito. No te preocupes, Taylor, tendrás compañía. Muy pronto. Jajaja.
La habitación es repentinamente
iluminada por completo y se revela que las paredes están llenas de frascos con
ardat lilis, idénticos a los que usó para infectar a Taylor.
¿Qué es lo que realmente busca
Harkotian con un ejército de lilims como ella? Es una pregunta para la que
nadie tiene respuesta.
[1] En inglés: ¡Maldigo mi suerte!
[2] En inglés: Pax Metálica: Contraataque.
[3] Frase compuesta: Pax es una palabra en latín
que significa «Paz»; Metallica en inglés significa «Metálica».
Combinando las dos palabras, la frase se traduce como «Paz Metálica».
[4] En portugués: Danza de las Bromelias.
[5] Phenex es un demonio mencionado en el Ars Goetia. Es
un marqués del infierno, con forma de ave fénix y con 20 legiones bajo su mando
y es muy obediente a quien lo invocó. En demonología, se dice que canta dulces
melodías y enseña todo sobre las ciencias maravillosas.
[6] En demonología, Andras es un demonio muy peligroso que
puede matar al invocador si se es descuidado. Es un demonio de la discordia que
enseña como matar a los enemigos y sembrar disputas entre ellos.
[7] Es un primigenio de la mitología lovecraftiana.
Llamado «La bestia pálida» y «Dios del Laberinto», incita a los humanos a hacer
pactos con él. Si declinan la oferta, los mata; si aceptan, implanta un huevo
que eventualmente matará al humano y del cual nacerá un descendiente suyo. Se
dice que, con el fin de la humanidad, su prole heredará la Tierra.
[8] En portugués: Danza del Cedro.
[9] Frase compuesta: Arwassa es un primigenio del
mito lovecraftiano conocido como el «Grito Silencioso». Lo único que se sabe es
un rumor de que su presencia ha embrujado docenas de castillos en Europa. Vampire
en inglés significa vampiro.
[10] Llamado «El Innombrable», es un primigenio extrapolado
al mito lovecraftiano. Se dice que, si se menciona su nombre tres veces,
destruirá la mente de quién los haya pronunciado y las de todos a su alrededor.
[11] En inglés: Paz Metálica: Masacre Forjada.
[12] En inglés: Paz Metálica: Piel de Hierro.
[13] En inglés: Paz Metálica: Destello de la Masacre.
[14] En inglés: Hastur: Ceremonia de Fuego.
[15] En griego (Σκοτεινό Αστέρι: Πσυχρόσ Τηάνατοσ): Estrella
Oscura: Muerte Fría.
[16] En griego (Χαστούρ: Λεγεώνα της Αντικυθήρας!): ¡Hastur:
Legión de Anticitera!
[17]
En chino (切割火焰): Llama cortante.
[18]
En chino (神之弹幕:黑暗): Bombardeo
divino: Oscuridad.
Capítulo siguiente: https://gary-d-crowley.blogspot.com/2020/03/8-los-hombres-del-presidente.html
Emblema personal de Harkotian de Pi Idiofiyía |
Me cae bien ese Harkotian 🤔
ResponderBorrarEs un personaje que será relevante en la historia de "Las Siete Reliquias del Alba". Será uno de los villanos principales y este cuento ha servido como su introducción.
BorrarUna introducción que anima a seguir.
ResponderBorrarMuchas gracias. Me alegra que te haya gustado. Todos los meses publico cuento nuevo. Si quieres seguir esta historia, está pendiente.
Borraren los capitulos anteriores me identifiquè con Dalila, pero ahora me encanta màs la forma de ser de Taylor, la calificaron de arrogante pero esa es mucha fuerza poder salir de el yugo que la habia aprisionado, se dio a la fuga y luchò lo que pudo
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