7 ANTOJO DE UN DIOS



 

Año 2048, 5:00PM.

Las crisis de orden público son una tragedia para los ciudadanos de a pie. Las economías se paralizan, la calidad de vida disminuye y el descontento aumenta, sin importar a qué bando se pertenezca. Pero como dice el viejo adagio popular «toda crisis genera nuevas oportunidades».

La coyuntura de desorden que padece México le ha permitido a Dalila, Lucia y Xitlali, volar a toda velocidad por los cielos del país sin llamar la atención de las autoridades, mientras que André les sigue el paso. Aunque a los campesinos que trabajan en las tierras aledañas a la capital mexicana, si les resulta inusual ver a cuatro adolescentes volando al mejor estilo de las brujas medievales, situación que inquieta a la guatemalteca…

—Nunca he entendido una cosa: ¿Por qué tanto miedo de usar nuestros poderes en público? No es como si a la gente o al gobierno les importe que hagamos magia a plena vista. ¿No es así, Dalila?

El tono de picardía de Lucia hace sonreír disimuladamente a la colombiana, quien de inmediato recordó gratamente, el placer que le provocó la experiencia de incinerar a un amenista retrógrado en plena calle en Cancún hace tan solo unas horas.

—Ellos no nos preocupan, chavala; los atlantes son el problema —explica Xitlali, en su usual voz monótona con acento nicaragüense—. En el pasado, al Emperador se le hacía fácil ocultar su existencia y reprimir a todos los hechiceros que no se plegaran a sus designios. Instituciones como la Inquisición Española fueron usadas para este propósito, siempre usando a la religión amenista como tapadera…

—¡¿La Inquisición Española fue su idea?! —interrumpe la guatemalteca con furia.

—Si —Xitlali hace una pausa; sabe que ha tocado un tema muy sensible para la «Maya Blanca», así que procurará medir sus palabras lo mejor posible—. Fue un medio para eliminar a los hechiceros rebeldes que aún quedaban en España tras la Reconquista, así como con los que fueron encontrando en América. Resultó ser muy efectiva para asimilar a los pueblos de este continente, destruyendo su cultura y convertirlos al amenismo, o lo que es lo mismo, en nuevos esclavos del Emperador.

—¡Malditos sean esos tzul! ¡¿Tienen idea el enorme daño que le hicieron a mi gente?! Desde hoy, reafirmo mi compromiso con ustedes de ayudarles a destruir al Imperio de la Atlántida para siempre.

Durante sus años con los mayas, Lucia creció con las historias de como los colonizadores españoles —que ellos llamaban tzul, término despectivo que en su lengua significa «perros»— masacraron a millones de indígenas, y se empecinaron en destruir su cultura, con tal de asimilarlos como súbditos de la corona. Para ella, que vivió como maya buena parte de su vida, que el arquitecto de este genocidio siga libre en la impunidad, le es tan indignante que ahora desea su muerte más que nada en este mundo.

—Como decía —prosigue Xitlali— la Atlántida se ha valido de la religión por milenios, para eliminar a todos los hechiceros que no se pliegan a sus designios. Pero, en el mundo de hoy, donde la gente cuestiona la autoridad y las verdades se saben más fácilmente, esto es casi imposible. Por eso, la existencia de la magia para la gente del común es hoy en día, un secreto a voces.

—¿Y qué tiene que ver todo esto con Harkotian y Taylor? —pregunta Dalila, buscando direccionar la conversación hacia lo que considera, es lo que realmente importa.

—Unos meses antes de mi boda, los atlantes descubrieron que el gobierno mexicano había hecho un trato con mi tío, Protogión de Eta Efevretis, para permitirle a la Familia Heigui operar en el país, a cambio de independizarlo de los intereses atlantes. Advierto que, cuando lleguemos a la capital, es posible que Harkotian haya ordenado el despliegue de sus lilims y que unidades del ejército hayan traicionado al gobierno.

—¿O sea que habrá combates mágicos por toda la ciudad? —la colombiana suelta la pregunta, mientras sonríe de oreja a oreja. Apenas si puede contener sus ganas de hacer parte del caos y la violencia.

—Así es, Dalila. Las protestas, los rumores de golpe… toda esta situación fue maquinada por Harkotian de Pi Idiofiyía. Los atlantes saben que, si el gobierno se ha aliado con mi tío, la única forma de que puedan recuperar el control de México será por la fuerza. —explica Xitlali, mientras observa disimuladamente con suspicacia las ansias guerreristas de la vampiresa; cree que se le ha zafado un tornillo.

Antes de que Dalila gritara de euforia, André acelera hasta encontrarse con el grupo principal, irrumpiendo en la conversación con un anuncio importante:

—Chicas, estuve hablando con mi papá y les tengo una buena noticia y dos malas noticias.

—¿Cuál es la buena? —pregunta Lucia con una sonrisa tímida.

—Me dijo que no nos preocupemos por Harkotian, que ha enviado refuerzos para lidiar con él, si tenemos la mala suerte de encontrárnoslo.

—¿Y cuáles son las malas? —interpela Xitlali con brusquedad.

—Que Harkotian ha movilizado a su ejército de lilims por todo el país y, todas las informaciones indican que él ya llegó a Ciudad de México.

Un silencio sepulcral invadió al grupo conforme llegaban a la periferia de la ciudad y la noche caía. Si el nephila ya se encuentra allí, deberán operar en la más absoluta cautela, a no ser que quieran enfrentarse a un combate en el que estarán condenados a perder.

_______________________________________________

Ciudad de México, 5:30PM

Taylor Steel podría ser un buen ejemplo de cómo las situaciones fortuitas pueden dar forma a nuestro ser. Nacida en Nueva York, Estados Unidos, quedó huérfana a los seis años durante unas vacaciones a Alemania, después de que un camión aplastara el coche en el que ella y sus padres habían rentado para la ocasión. La prensa alemana y las masas catalogaron su supervivencia como un milagro; pero, los entendidos sabían lo que realmente pasó: ella usó una descarga mágica para hacer estallar los vehículos y salir ilesa.

La noticia atrajo a Harkotian como una polilla a la luz de una lámpara y, no sin antes destruir la guardería donde se hallaba, la reclutaría como parte de su guardia personal. Se dice que él irrumpió en el albergue infantil donde estaba, convirtió a los trabajadores y los niños en lilims y les ordenó que se mataran entre sí, dejando a Taylor como la única sobreviviente de esta carnicería, que fue el deleite de la prensa más amarillista de Alemania por años y ha quedado marcada en la historia del país europeo como una leyenda urbana. Desde entonces, la precoz hechicera estadounidense quedó muerta para el mundo; su destino ahora estaba a merced de los caprichos del cortesano atlante.

Y como es costumbre entre los nephilim, Harkotian la entrenó en las artes de la magia y endureció su consciencia a punta de sesiones de adoctrinamiento y entrenamientos, en los que se la obligaba a pelear con otros niños como ella en crueles combates a muerte en un pozo, como si fuesen animales. Por si fuera poco, se la amenazaba constantemente con matarla si no asesinaba a sangre fría a sus contrincantes.

—El Emperador parece desesperado, sus enemigos están ansiosos por destruirlo…hmph, como si eso me importara.

Deshumanizada y convertida en una máquina de matar, Taylor, con tan solo diez años, ya era una de las mejores asesinas al servicio del señor de Europa Occidental, ayudando considerablemente a evitar que los enemigos de la Atlántida establecieran áreas de influencia en su zona —principalmente eliminando a hechiceros rivales—, como actualmente sucede en toda América Latina. Esto no solo hizo que el nephila se encariñara con ella, también sirvió para inflar su ego a niveles astronómicos…

»Al diablo los atlantes, al diablo sus enemigos, al diablo todo. ¡Que se jodan!

Tras cuatro años de servicio, su amo quiso convertirla en lilim, para así asegurar la lealtad de una sirviente cada vez más insurrecta, pero esto solo la motivó a alejarse de él lo más que pudiera.

»Con todo este caos, Harkotian nunca me encontrará.

Ella ahora se encuentra en el balcón de un edificio de apartamentos, sentada en una silla metálica y contemplando como unidades del ejército mexicano, equipadas con cantidades obscenas de armamento de alta tecnología —se destacan drones de artillería, tanques con cañones plasma y armaduras de batalla, cada una equipada con suficiente armamento como para convertir un edificio de seis pisos en escombros—, acompañados por docenas de hechiceros aliados, luchan contra un gigantesco lilim de cien metros de largo con forma de serpiente emplumada, reminiscente del dios Quetzalcóatl, en una épica escena que se repite por todos los rincones de la capital mexicana.

»Ya debo pensar en qué haré cuando todo esto termine.

Esto es precisamente lo que Taylor vino a buscar a México: Motivada por seguir siendo libre y escapar de los abusos de Harkotian, huyó de su yugo para esconderse del mundo y rehacer su vida bajo sus propios términos.

Pero con los atlantes y sus enemigos buscándola afanosamente por todas partes, es una incógnita si el deseo de la estadounidense podrá algún día cumplirse.

_______________________________________________

Ciudad de México, 5:40PM

La década del 2040 ha sido una de las más tormentosas en la historia de América Latina. Coincidiendo con el inicio de los contactos entre Protogión de Eta Efevretis y los enemigos de la Atlántida, muchos países de la región se han sublevado contra el dominio soterrado que ejercía el Emperador y su corte sobre ellos, movimientos exteriorizados en una ola revolucionaria de tal intensidad, que no se veía desde el inicio de las guerras de independencia que se extendieron por todo el continente en el siglo XIX.

En el caso de México, el nephila rebelde y sus aliados proveyeron a este país de muchas ayudas, entre ellas, armas de alta tecnología, capaces de lidiar con los poderosos lilims atlantes. Por ello, no es raro ver este tipo de armas por las calles del Distrito Federal, situación que ha motivado a Hakotian de Pi Idiofiyía a reclutar a oficiales del ejército a punta de sobornos prohibitivos para que se unan a su causa.

Por ello, en otra parte de la ciudad, Harkotian contempla un combate diferente desde la cima de un rascacielos, en el cual hay soldados sublevados que pelean codo a codo junto a un destacamento de lilims, contra un grupo de hechiceros rebeldes y unidades leales al gobierno. Esto no lo asombra, ya que había escuchado en las noticias que el comandante de la VI Región Militar, con sede en Tlaxcala, invadiría la capital junto a sus tropas, en apoyo a los pastores que habían organizado las protestas que se extienden por todo el país.

Si bien le preocupa que México salga de su zona de influencia, no tiene interés en participar directamente de las acciones de sus aliados, aunque por razones distintas a las de Taylor:

—Todas éstas tropas deben servir para que México siga bajo mi influencia. Pero, no puedo darme el lujo de perder a Taylor Steel. Sus poderes no son fáciles de conseguir.

Uno de los aspectos que más diferencia a Harkotian de Pi Idiofiyía de sus hermanos, es su falta de complejos a la hora de solucionar sus asuntos él mismo, así como su ausencia de compañerismo para con sus parientes. Alto como jugador de baloncesto, de pelo rubio elegantemente peinado para atrás, vestido con una larga gabardina marrón, camisa, pantalones y zapatos negros, junto a un rostro de estrella de cine, su falta de expresión y seriedad casi perpetua, le confieren un aura de elegancia y maldad, propio de un villano sacado de las novelas de James Bond, pero al mismo tiempo, indican que es un oponente despiadado y temerario, que solo se preocupa de sí mismo y para el cual, los juegos palaciegos de la corte atlante le tienen sin cuidado.

De hecho, a pesar de tener millones de soldados bajo su mando, ha decidido venir a Ciudad de México completamente solo, armado únicamente con una maleta de viajero, que curiosamente, está enchapada en oro y posee un extraño símbolo, compuesto por una letra griega Pi (Π) con un par de engranajes en su interior…

»Creo que es el momento de que los suelte.

Harkotian abre el maletín y de él emerge un enjambre de ardat lilis, parásitos con forma de polillas blancas de alas brillantes, que convierten a los humanos en lilim y solo se les entregan a los sirvientes del Emperador.

Con los miles de bichos alados ya libres y revoloteando a su alrededor, el nephila extiende sus brazos y con voz ominosa, decreta: 

—¡Dispérsense! ¡Infecten a todo aquel que encuentren y tráiganme a Taylor Steel! ¡De inmediato!

La orden de su señor motiva al enjambre a esparcirse por la ciudad en todas direcciones. Aunque de tan solo siete centímetros de envergadura, pueden volar a una velocidad de cien kilómetros por hora, gracias a su capacidad de acumular energía mágica con cada aleteo y usar dicha energía para planear a toda velocidad, y ya que tienen la costumbre de entrar por la espalda de sus víctimas, es casi imposible para un humano no entrenado en las artes de la magia, enterarse de que está a punto de ser infectado, hasta que es demasiado tarde.

Los ardat lilis no discriminan: infectan desde soldados desprevenidos hasta civiles a la intemperie, hombres y mujeres, niños y ancianos. Con ellos, Harkotian ha conseguido en pocos minutos a una horda de monstruos leales a él, todos ellos con la orden implantada en sus consciencias como si fuese el más insaciable de los anhelos, y a los que puede descartar sin sacrificar nada.

_______________________________________________

Ciudad de México 6:00PM

La batalla que había entretenido a Taylor termina con la muerte de la versión lilim de Quetzalcóatl por parte de los soldados y hechiceros, los cuales se funden en un mar de vítores, mientras ella se deleita devorando un perro caliente.

—Haaa, fue bueno mientras duró. Ahora, ¿para donde v…?

La estadounidense siente pisadas a sus espaldas, esto la alarma y la hace levantase de golpe de la silla. Lo que ve, le hace maldecir su infortunio…

»Curse my luck![1] Lilims. ¿Cómo diablos me encontraron?

Seis lilims —tres chicos y tres chicas— que, a juzgar por sus uniformes escolares y aires de vanidad, quedarían perfectos como protagonistas de una serie de adolescentes, rodean a Taylor hasta cortarle sus vías de escape, dejándole la calle a más de cien metros a sus espaldas, su única opción de escabullirse:

—El amo Harkotian demanda que vengas con nosotros. ¡De inmediato! —exige altivamente un joven de larga cabellera, que destaca por ser el más fornido de los seis.

Taylor observa a sus espaldas por unos instantes, divagando entre enfrentarlos o huir. Mientras tanto, rebota la demanda con la misma soberbia: 

—Debí suponerlo. Ese maldito los mandó a ustedes, idiotas, a hacer su trabajo sucio.

—¡Pinche gringa! —exclama indignada una de las chicas— ¡¿Es que no te has dado cuenta de lo que somos?!

—¿Y qué ropa es esa? O sea, el Halloween ya terminó, escuincla. —expresa despectivamente otra de las chicas, con un acento que denota su pertenencia a la alta sociedad.

Con una estatura que denota problemas de crecimiento, ojos color miel, pelo color magenta recortado hasta el cuello, vestida con un suéter descaderado con mangas largas, guantes de cuero negro, un short beige y largas botas negras, Taylor Steel tiene toda la apariencia de una bruja de los tiempos modernos, una precoz maestra de las artes de la magia, que contrasta con los uniformes escolares de sus enemigos, quienes solo han conocido las artes místicas cuando los ardat lilis ataron sus mentes a la voluntad de Harkotian de Pi Idiofiyía.

—Sí, lo sé —replica la estadounidense, tras terminar su perro caliente de un mordisco—. Mis gustos no les interesan y, por si no se han dado cuenta, estúpidos, han sido traídos a mí con un propósito: ser sacrificados por mis manos.

Indignados por la arrogancia de Taylor, los lilms de inmediato se transforman en cadejos, perros negros de aspecto fantasmal, enormes como grandes daneses, robustos como pitbulls, y cuyos cuerpos están rodeados por un aura oscura, que les hacía ver como si fuesen almas escapadas de las entrañas del infierno.

El perro más grande, con voz profunda, da la orden: 

—¡A ella! 

De un salto, toda la jauría se lanza contra la estadounidense, quien hizo una mueca maliciosa y con un solo toque de su dedo, transformó su silla en un escudo metálico, con el cual se cubre de los lilims, que terminan hincando sus dientes en él.

Justo lo que ella quería.

—Pax Metallica: Counterstrike.[2]

Emulando el escudo de vibranio del Capitán América, Taylor transformó la fuerza de fricción generada por las mordidas, en una onda mágica que mandó a volar a la jauría de lilims. La mitad cayó del edificio hacia su muerte; el resto, al suelo de la azotea, aturdidos, pero vivos.

Antes de que se levantasen, la hechicera agrega un borde filoso a su escudo, lanzandolo contra un lilim, clavándose este en su cráneo. Mientras los otros dos se reincorporan, ella atrae el escudo a su mano. Uno de los lilims se lanza al ataque, pero es recibido por el escudo afilado de la estadounidense, con el que corta parte de su cabeza.

El lilim restante, consciente que no puede vencer a la hechicera, intenta una estrategia diferente: abre sus fauces y carga un rayo mágico, pero Taylor lanza su escudo y corta verticalmente el cuerpo del monstruo canino, conjurando así el peligro.

—Hmph, se los dije… No puede ser.

Justo cuando creía que todo había terminado, una gran nave voladora con forma crucero espacial se posa a pocos kilómetros sobre ella. Taylor observa sorprendida que ésta despide a centenares de drones voladores, al tiempo que miles de lilims transformados en bestias aladas de todas las variedades posibles, rodean a Taylor, impidiendo completamente su escape.

»Maldito seas, Harkotian. ¡¿Por qué no me puedes dejar en paz?!

Ante la abrumadora inferioridad numérica, ella podría optar por rendirse, pero el día que la estadounidense decidió huir del yugo del nephila, se juró a sí misma que prefería morir antes de vivir como su esclava por toda la eternidad.

_______________________________________________

Ciudad de México, 6:15PM

La capital mexicana es, con más de veinticinco millones de habitantes, una de las ciudades más grandes del mundo y la más grande del continente americano. Construida sobre las ruinas de Tenochtitlán, capital del Imperio Mexica, es una urbe con una historia muy rica, la cual puede verse en sus numerosos monumentos, museos y arquitectura. Pequeños lagos interiores son el vestigio del Lago de Texcoco, un gran lago donde estaba la isla en la que se erigió la capital mexica; amplias autopistas que en su época, fueron calzadas que conectaban la ciudad con las orillas del lago, ahora constituyen algunas de las principales vías que conectan los puntos más importantes de la ciudad; los numerosos edificios coloniales repartidos por su centro, indican su pasado como la capital del Imperio Español en América; mientras que sus muchos edificios modernos representan la gran importancia que tiene esta ciudad para México, al ser esta el epicentro del poder económico y político de uno de los países más importantes de América Latina.

Aunque la capital mexicana no ha sido ajena a la violencia, desde la era mexica, cuando los sacrificios humanos eran desfilados por las calles hacia los templos del centro de la ciudad, hasta la era republicana y la guerra contra el narcotráfico, en la que era común ver cadáveres colgando de los puentes, la situación actual supera a todo lo anteriormente visto en su historia. Una ciudad plagada de batallas en las que soldados armados con tecnología de punta, hechiceros, bestias de leyenda y máquinas de guerra, luchan unos contra otros, calle por calle, edificio por edificio, casa por casa, en una de las más batallas urbanas más brutales que haya visto el continente, y ejemplariza el enorme potencial destructivo que poseen, tanto el poder milenario de la magia, como la tecnología más avanzada.

En este escenario, André, Dalila y Lucia, guiados por Xitlali, han estado observando los diferentes combates que se desarrollan en la ciudad, buscando una aguja humana en un pajar sumido en el caos.

—Xitlali ¿Acaso sabe lo que hace? ¡¿Severo combate y no estoy ahí?! ¡No sea mala y déjeme ir a pelear! ¡André! ¡dígale que me deje ir! —exclama Dalila con el capricho de una niña malcriada, suplicando a su novio que le dé el aval para desatar su poder mágico en el campo de batalla.

—Lo siento preciosa, pero mi prima tiene razón. Separarnos ahora mismo, sería fatal. Además, aún tenemos que encontrar a Taylor en medio de todo este caos. —explica André con un ademán de seriedad. Tras haber estado con ella por más de dos años, sabe perfectamente como contener las ansias de matanza de su novia vampiresa.

—Jum, bueno. Se la valgo, pero solo porque es usted. —refunfuña Dalila, aceptando a regañadientes el dictamen del brasileño, mientras Lucia se burla con disimulo de su amiga. Aunque sea una máquina de matar, sigue siendo una chica inmadura de catorce años.

Ignorando las ocurrencias de sus compañeros, Xitlali observa meticulosamente el panorama, buscando una señal que le muestre donde se encuentra Taylor Steel. No obstante, ellos no logran interpretar el trabajo de la autómata. Por ello la guatemalteca, llena de curiosidad, pregunta:

—¿Qué es lo que buscas exactamente?

—Concentraciones inusuales de tropas —explica la nicaragüense, sin apartar la mirada del suelo—. El modus operandi de Harkotian, consiste en enviar a miles de ardat lilis a infectar a los civiles, y usarlos como peones de ajedrez, para así no sacrificar sus propias tropas.

—Pero ¿Qué no se supone que estamos buscando a Taylor?

—Los hechiceros como ella destacan en el campo de batalla, porque han sido entrenados para sobresalir en todo. Por eso, nos será prácticamente imposible localizarla, especialmente en una situación como esta. Así que, ¿Qué hacer? Simple, observás las concentraciones inusuales de tropas en un solo lugar. Taylor es una hechicera poderosa, así que harán falta muchos lilims para contenerla… como en ese lugar.

La nicaragüense señala a una fortaleza aérea —una nave voladora con forma de crucero espacial— rodeada de miles de drones voladores, armados con ametralladoras láser, junto a una gran concentración de lilims agolpados en la azotea de un hotel. Un examen más detallado, denota que hay una persona usando poderes mágicos para enfrentarse a toda esa tropa.

Esa es la señal que Xitlali buscaba. Taylor Steel ha sido localizada.

Consciente del peligro que se cierne sobre ella, el vampiro explica su plan de ataque: 

—Chicas, debemos atacar en dos frentes. Lucia, ve con mi prima hacia la fortaleza aérea y destrúyanla desde dentro. Dalila, tú y yo rescataremos a Taylor de los matones de Harkotian. ¡Si dejamos que la conviertan en lilim, todo habrá sido en vano! ¡A la carga!

Inundada por la euforia de finalmente poder unirse a la batalla, Dalila suelta una risotada demencial y expresa: 

—¡Al fin! Amor, sígame. ¡Esta fiesta no nos la perdemos por nada del mundo! —mientras cubre su cuerpo de llamas y toma la delantera, soltando carcajadas cual loca posesa, seguida muy de cerca por André, orgulloso del trabajo que ha hecho con la colombiana, transformándola de una humana temerosa, a la temeraria vampiresa que es hoy.

Por su parte Xitlali y Lucia se detienen antes de entrar en la batalla que está a casi un kilómetro bajo ellas. Pero antes de dar indicaciones a su compañera, la nicaragüense, notando su nerviosismo, le pregunta: 

—¿Es tu primera batalla?

—Si. Me preocupa que no hay plantas que pueda manipular. No sé si seré de ayuda.

Decepcionada por esa revelación, Xitlali pregunta: 

—¿No sabés hacer otra cosa aparte de la Magia Verde? Y pensar que mi primo y tu amiga arriesgaron sus vidas por vos.

Apenada, la guatemalteca se queda en silencio por pocos segundos, hasta que, tímidamente, responde: 

—Bueno… sé cómo luchar con el báculo y… enviar energía hacia él… para fortalecer mis ataques.

Para la nicaragüense, las limitaciones de la «Maya Blanca» en su estilo de combate y su inocultable temor, son señales inequívocas de que no es más que un estorbo. Si por ella misma fuera, la mataría en el acto para no tener que lidiar con esta inútil que entorpecería su rendimiento en batalla. Pero, recuerda que André y Dalila la salvaron porque sus poderes pueden ser un arma valiosa, si aprende a usarlos correctamente.

—Solo diré esto: si me seguís, estás lista para morir; si no lo estás, mejor quedáte y no estorbés. —sentencia Xitlali, antes de acelerar a toda velocidad hacia su objetivo.

Lucia se queda atrás y reflexiona acerca del ataque verbal de la autómata. Recuerda que, más allá de su brusquedad, ella nunca ha tenido relación alguna con otro ser humano y concluye que, a su manera, trataba de darle ánimos.

Ella deja atrás sus miedos, se arma de valor, desenfunda su báculo y se une a la batalla, siendo a los pocos segundos recibida por un grupo de drones que la atacan con sus armas láser.

Lucia gira su báculo tan rápido como puede, creando una barrera mágica que hace rebotar los disparos a todas direcciones, llegando algunos a impactar a los mismos drones, destruyéndolos en el acto.

Esto llama la atención de más drones de batalla y unos cuantos lilims, que bloquean su llegada a la fortaleza aérea.

Ignorando los disparos de los drones que vienen de todas direcciones, desciende a toda velocidad y embiste a uno de los lilims con la punta de su báculo, cargado de energía mágica que, al ser expulsada, crea una gran explosión que destruye a todos los enemigos cercanos, dejándole el camino libre para aterrizar en la proa de la nave.

Docenas de drones y lilims detectan su presencia y descargan ráfagas de disparos desde sus armas láser y rayos mágicos. La magnitud del ataque es tan abrumadora, que obliga a Lucia a volar a ras del casco de la fortaleza aérea de 160 metros de eslora, hasta que repentinamente sus agresores dejan de disparar.

Lucia se detiene y al mirar hacia arriba, mira con agrado que Xitlali vino a su rescate, atrayendo la atención de drones y lilims hacia ella, que va derribándolos uno a uno con sus poderes mágicos.

Mientras la nicaragüense lucha contra un grupo de drones, un lilim con forma de murciélago humanoide vuela a toda velocidad a sus espaldas, listo a hincar sus garras en su víctima.

Con pocos segundos para reaccionar y doscientos metros de distancia, Lucia carga energía mágica a toda prisa y lanza una onda de energía color verde contra el lilim murciélago, derribándolo de un solo golpe, motivando un grito de celebración de su parte.

Xitlali escucha el impacto a pocos centímetros y observa a su compañera en el puente, alzando su báculo en señal de victoria. Pero no le da tiempo de devolver el saludo.

Los combates sobre la fortaleza aérea llamaron la atención de una parte importante de los drones y lilims, quienes ahora centran su atención en las hechiceras, obligándolas a tomar posiciones defensivas; la autómata baja hasta donde está su compañera humana, ubicándose ambas espalda con espalda.

Con la adrenalina a rebosar y batallando contra su insondable temor, Lucia expresa: 

—Nada mal para mi primera batalla, ¿no lo crees?

—Esto aun no acaba —responde la autómata con rudeza—. Si bajás la guardia…

Presintiendo que volvería a lanzar otro comentario hiriente, Lucia corta verbalmente a su compañera y, sin asomo de malicia, recalca: 

—¡Me debés una, Xitlali! Cuidé de tu espalda, ahora debés hacer lo mismo. Es lo que las amigas hacen.

En sus dieciocho años de vida, la nicaragüense nunca ha tenido algo semejante a una amiga. El que esta humana desconocida, que ella pensó en matar por su «inutilidad», la considere su amiga, la toma totalmente por sorpresa. No obstante, es una muy agradable y le hizo recordar el gesto que tuvo su primo en Honduras, hace cuatro años. Por ende, y con una sonrisa amena, replica: 

—En ese caso, acabemos con estos monstruos, juntas.

Los drones y lilims han rodeado completamente a Lucia y Xitlali y les atacan con todo lo que tienen. Pero, más allá del desenlace de este combate, un vínculo se ha formado entre dos personas sin nada que perder que, en una situación tan adversa, puede ser vital para su supervivencia.

_______________________________________________

Ciudad de México, 6:20PM.

En la azotea del hotel, Taylor ha conseguido mantener a raya a sus numerosos enemigos, deteniendo telequinéticamente a los drones, mientras los lanza contra la horda lilim, antes de que ellos la ataquen.

Su secreto está en su magia, Pax Metallica[3], que le permite controlar todo objeto metálico, siempre que se halle en un radio de quinientos metros. Pese a haber eliminado a tantos enemigos que sus restos empiezan a acumularse a su alrededor, su número no para de aumentar y cada vez le resulta más complicado contenerlos.

Llega un momento en que los drones, como si se hubiesen percatado de las limitaciones de los poderes de Taylor, hacen valer sus armas de largo alcance y empiezan a dispararle desde una distancia superior a quinientos metros. Cuando uno de los disparos estuvo a punto de cercenarle la mano derecha, supo que era la hora de huir.

Desesperada, ella baja hasta la Calzada San Antonio Abad, mientras vuela a toda velocidad y lanza cuanto objeto metálico encuentra a su alcance contra sus perseguidores, que pese a las numerosas bajas, continúan cazándola implacablemente.

En su angustia por escapar, la estadounidense olvidó una regla fundamental en batalla: nunca descuides tus alrededores.

Inesperadamente, un h-wayak’ —un ogro de diez metros de alto de la mitología maya, infames por quebrar los huesos de sus víctimas—, cae sobre ella, aplastándola contra el pavimento con uno de sus pies.

El brutal golpe del lilim ha dejado a Taylor con numerosos huesos rotos. Incluso si pudiera liberarse, ya no sería capaz de moverse. Sus perseguidores se reúnen en torno al h-wayak’, quien lanza un poderoso grito que llega a escucharse por toda la capital mexicana, la señal que Harkotian desesperadamente esperaba: la hechicera fugitiva ha sido finalmente capturada.

Cuando los monstruos ya empezaban a celebrar su victoria, todos se sorprenden al ver al gran lilim ser descabezado por una guillotina de hielo, seguida de una lluvia de bolas de fuego y lanzas de hielo que caen sobre ellos, convirtiendo la celebración en masacre.

Aquellos lo bastante lejos de Taylor, divisaron a los perpetradores de esta matanza: André y Dalila.

Iracundos, la horda de monstruos, con los drones de apoyo, se lanza al ataque contra la pareja de vampiros, buscando abrumarlos con su enorme superioridad numérica.

Pero infortunadamente para los lilims, sus contrincantes han desarrollado sus propios métodos para luchar contra esta clase de enemigos:

—Dança de Bromélias![4]

André crea un par de katanas de hielo, al tiempo que hace emerger pinchos de hielo en sus talones, hombros, antebrazos y espalda. Cuando docenas de lilims estaban listos a caerle encima, él hace toda clase de giros acrobáticos que mutilan a toda bestia que ose acercarse, dejando regueros de cuerpos desmembrados a su alrededor. Los disparos de los drones terminan rebotando a direcciones aleatorias, llegando incluso a derribar a los mismos drones que los lanzaron.

—¡Ave del Averno: Phenex![5]

Dalila abre sus brazos, emulando a un pájaro listo a emprender vuelo, y todo su cuerpo es envuelto por llamas que toman la forma de un fénix de seis metros de envergadura. Ella vuela furiosamente hacia la horda dron-lilim y todo aquel que la toca, es incinerado al instante y por donde pasa, cadáveres carbonizados y restos de metal chamuscado, inundan las calles de Ciudad de México.

Pese a que la colombiana carece de experiencia en batallas de este tamaño, ella fue instruida por su novio, quien ha estado en este tipo de combates desde los diez años. Los resultados de su entrenamiento hablan por sí solos: ambos han resultado ser muy efectivos a la hora de enfrentarse a los miles de enemigos enviados por los nephilim. Pasados los quince minutos, todos los drones y lilims habían sido neutralizados, quedando los vampiros libres de ir hacia Taylor.

Pero, desde el cielo, un sujeto alto, rubio y vestido con una gabardina marrón se ha interpuesto en el camino de André y Dalila.

Han estado esperando todo el día por no encontrarse con él desde que llegaron a Ciudad de México, pero sus expectativas se han venido a pique…

—Jejeje, André Heigui de Eta y Dalila Morales. Ustedes dos han demostrado con creces por qué mi hermano Protogión les tiene en alta estima. Pero, todo lo que han enfrentado a lo largo de su viaje por este maldito país, ha sido solo un juego. Yo soy su prueba final. No me decepcionen, o los mataré al instante.

Harkotian de Pi Idiofiyía finalmente ha aparecido en frente de los vampiros. Su presencia les llena de espanto. Como nephila, es un enemigo tan poderoso, que es visto por muchos como un dios…

Pero acobardarse no es una opción para André y Dalila. Deben enfrentarlo, o morir.

Ambos juntan sus espaldas, extienden sus brazos en dirección a Harkotian. Y mientras él genera vientos huracanados, ella acumula todo el fuego que su magia le permite. Tanto las llamas como las corrientes de aire son rápidamente comprimidos, en una esfera que llega a crecer a más de seis metros de diámetro…

—¡¡Tornado del Apocalipsis: Andras!![6]

…la cual es expulsada en forma de un poderoso remolino que viaja a más de trescientos kilómetros por hora, que deja una estela de destrucción de proporciones dantescas: Todo objeto metálico, desde las luminarias hasta los restos de los drones, es convertido en masas de metal fundido; los cadáveres son convertidos en cenizas; y el pavimento es calentado a una temperatura tal, que es convertido en alquitrán. Incluso el mismo nephila se sorprende por la escala y el poder del hechizo. Pese a ello, no hace esfuerzo aparente por esquivarlo.

No quiere que estos vampiros entrometidos terminen por dejar a Taylor convertida en cenizas.

Harkotian recibe de lleno el remolino de fuego. Pero, contrario a sus predicciones, inesperadamente se eleva hacia las nubes, llevándoselo consigo.

Resulta que André contaba con que el nephila intentaría proteger a su preciada agente, y que creería que tanto él como Dalila estarían tan desesperados por matarlo, que obviarían proteger a Taylor. Cuando su víctima cayó en la trampa, solo bastaba redirigir a Andras hacia la estratósfera. Si el fuego infernal no lo mataba, el ambiente enrarecido del espacio exterior haría el trabajo.

No obstante, Harkotian extiende sus brazos, creando una potente descarga mágica que disuelve el remolino de fuego, quedando él a poco más de trescientos metros de altura.

—¡Idiotas! ¡Esta chaqueta me costó mil dólares!

Los vampiros quedan atónitos al ver al nephila con sus ropas parcialmente chamuscadas, pero prácticamente ileso. Era uno de sus mejores hechizos y lo único que lograron fue hacerlo enojar y destruir su costosa gabardina.

Y antes de que atacasen, Harkotian se quita su prenda chamuscada y se desplaza hasta las espaldas de André y Dalila, a una velocidad tal que parecía haberse teletransportado.

Los vampiros intentan reaccionar, pero el nephila les lanza una patada giratoria de talón, directo a sus cabezas, que los hunde dentro de un edificio de apartamentos, que él mismo derriba con un potente rayo mágico. Se pudieron escuchar los gritos de sus ocupantes, pero para Harkotian, solo son «daños colaterales».

Para su sorpresa, André y Dalila escapan del edificio antes de que les cayera encima, volando a toda velocidad en direcciones separadas. Al principio, cree que intentan escapar, pero un análisis más detallado, indica que es todo lo contrario.

—¡Ave del Averno: Phenex!

Dalila cubre su cuerpo en llamas, se lanza al ataque y acelera hasta llegar a una velocidad de cuatrocientos kilómetros por hora. Antes de que la vampiresa lo convierta en un cadáver chamuscado, Harkotian crea una lanza de energía mágica color rojo, pero, antes de arrojarla, lo inesperado sucede...

—¡Phenex: Legiones demoniacas del fénix!

A medio camino, Dalila detiene su vuelo y se separa del cuerpo de pájaro de fuego que la cubría, mientras este se dividía en docenas de aves más pequeñas y tan veloces, que rompen la barrera del sonido. Harkotian apenas tiene tiempo de reaccionar para un contraataque…

—Eihort![7]

…pese a esto, logra arrojar la lanza de energía a tiempo. Pero esta se divide en tantas lanzas como aves de fuego, disolviéndolas al contacto. Para el horror de Dalila, una de las lanzas se dirige directamente a su corazón.

—¡AAAGH!

La lanza logra atravesarla, pero gracias a sus reflejos, no logró clavar su corazón, pero sí dejó su hombro izquierdo inutilizable.

Harkotian tenía a su enemiga vulnerable. Era hora del contraataque…

—Dança de Cedro![8]

André baja de las alturas a toda velocidad, posándose a más de trescientos metros de distancia de su enemigo, que repentinamente es inundado por miles de estalagmitas de hielo, filosas como espadas y de más de tres metros de alto. Incluso si es un nephila, si era alcanzado por estas formaciones de hielo, sería una muerte segura.

—Arwassa: Vampire.[9]

Harkotian crea un pequeño rubí translúcido en su palma izquierda, el cual aplasta con su puño casi al instante de ser creado. Esto crea una potente onda sónica que se extiende por más de diez kilómetros. Los humanos, lilims y nephilim no pueden escucharlo, pero para los vampiros es un chillido ensordecedor que taladra sus tímpanos como cinceles calentados al fuego clavados en sus oídos, al tiempo que destruye todas las estalagmitas de hielo creadas por André.

Los vampiros, torturados por el chillido mágico de Harkotian, se mantienen en sus posiciones, pero han sido completamente neutralizados.

Era hora de exterminar las plagas.

—Hastur.[10]

De su mano derecha, el nephila crea un arma, que parece más como un organismo vivo que un arma. La «hoja» de sesenta centímetros de largo, luce como la extremidad de un ser vivo, con escamas carmesíes, cuya punta está compuesta por una especie de cuerno de diez centímetros de largo, además, en sus bordes hay filosos dientes incrustados en la hoja; la «empuñadura» está compuesta por docenas de tentáculos que se extienden por el antebrazo de Harkotian hasta pegarse a él; y su «guardia», la compone un par de colmillos curvados de cinco centímetros de largo, con un ojo de lilim que parpadea constantemente.

Arma en mano, piensa en ir a matar a los indefensos vampiros, pero luego recuerda un asunto mucho más importante.

Va al encuentro de Taylor Steel.

La estadounidense, con los huesos de toda su parte inferior destrozados, estuvo haciendo barra a los vampiros arrastrándose por la calle, mientras un rayo de esperanza se posó en ella, al ver como se deshicieron de la horda dron-lilim sin demasiado esfuerzo. Ahora, el pánico y la desesperación se han apoderado de ella; sus salvadores han sido derrotados y nada se interpone entre el yugo de Harkotian y ella.

—Me has dado muchos problemas, Taylor. Me obligaste a usar todos esos ardat lilis, me hiciste venir a este asco de país y hasta tuve que perder mi tiempo con esos novatos. Pero ya te lo dije una vez: tú me perteneces y nada puedes hacer para cambiar tu destino.

De uno de los bolsillos de su pantalón, Harkotian saca un frasco, que contiene un ardat lili, el cual tira al piso, liberando al parásito, que despliega rápidamente sus alas hasta posarse en la espalda de la hechicera. Pero, a diferencia de los que liberó hace unos minutos, este es gris, con diseños de líneas de circuitos en sus alas y un brillo metálico sobre su cuerpo.

El ardat lili se abre paso entre la piel de Taylor hasta llegar a sus entrañas, dentro de las cuales sus alas se disuelven en millones de moléculas que convierte el interior de su anatomía en una coladora, destruyendo todos sus órganos, músculos y huesos, una y otra vez, para transformarlos en versiones sintéticas de sí mismos. Más fuertes, resistentes y versátiles.

Ya sin alas, el ardat lili va navegando por la columna vertebral hasta introducirse en el cerebro, donde muta hasta convertirse en una especie de lóbulo intermedio, alterando todo proceso cognitivo de la joven hechicera.

Contrario a la transformación vampírica, la transición de humano a lilim, es un proceso absolutamente traumático, donde la víctima es torturada por un dolor enloquecedor y puede sentir en todo momento, como su libre albedrío le es arrebatado por el parásito, que convierte a la persona en poco más que un esclavo del nephila de turno y del Emperador de los Atlantes, al tiempo que es atacado por fuertes convulsiones, que por momentos hacen ver a la víctima como si sufriese de una posesión demoniaca.

Tras seis minutos, Taylor deja de convulsionar. Es la señal que Harkotian esperaba:

—Levántate, esclava.

La estadounidense abre sus ojos y ahora estos han adoptado la típica esclerótica negra de los lilims, pero, sus irises ahora son dorados como los de los autómatas, aparte que sus ojos han perdido toda semblanza de brillo. Al ponerse de pie, ella siente que este ardat lili ha provocado cambios aún más agresivos de los que esperaba.

—Amo Harkotian, ¿qué me ha pasado? Me siento… extraña. Genial, pero, extraña.

—Ese ardat lili fue modificado por mí. No solo te convierte en un lilim, también transforma todo componente orgánico en sintético.

—¡¿En qué me ha transformado, amo?! —exclama Taylor, mientras observa sus manos, confundida.

Dispuesto a aclarar las dudas de su sirviente, Harkotian pone su mano en la cabeza de Taylor y explica: 

—Digamos que eres tanto lilim como autómata. Tienes lo mejor de ambos mundos: posees todas las habilidades estándar de los lilims, como la Metamorfosis Alfa, afinidad natural para la magia y fuerza mejorada; pero, al ser autómata, estas han sido exponencialmente mejoradas, eres mucho más resistente a los daños, puedes regenerarte de cualquier daño que sufra tu cuerpo, incluso si este es destruido.

La estadounidense queda en silencio por unos segundos, intentando procesar toda la información recibida. Hecho esto, las únicas palabras que pasan por su cabeza son: 

—¿O sea que soy inmortal?

—Así es. Nada puede detenerte, mi preciosa Taylor. Este es tu premio por ser mi sirviente más capaz. Te lo mereces.

Una mezcla de sentimientos pasa por la cabeza de Taylor. Se siente estúpida por haber huido de su amo, quien solo quería premiarla por su abnegado servicio. También se siente invencible, ya que está consciente de que nada puede matarla. Pero de lejos, el sentimiento más poderoso que subyuga cualquier idea que pasa por su cabeza, es el deseo incontenible de obedecer.

La catarsis de abandonar todo asomo de libertad y, arrojarse a la abrumadora voluntad de un ser superior, se ha apoderado de ella:

—Haré lo que sea por usted, amo Harkotian. Úseme como a usted le plazca. Usted es mi Dios y de hoy en adelante, el único propósito de mi existencia es complacerlo.

El nephila no podía estar más contento. No solo había hincado sus garras sobre su sirviente favorita; la había convertido en el equivalente mágico de un arma de destrucción masiva.

Y no dudará en desatarla ahora mismo.

Harkotian señala la fortaleza aérea, de cuyo interior surgen toda clase de explosiones y en la que se encuentran Lucia y Xitlali, luchando contra una horda dron-lilim.

—Allá arriba hay dos hechiceras que se han convertido en todo un dolor de cabeza para mí. ¡Aniquílalas!

Taylor, ensimismada por recibir la orden de su dios, se pone de rodillas y dice: 

—Si amo. Yo escucho y obedezco. —para posteriormente tomar impulso y volar a toda velocidad hacia la fortaleza aérea.

Habiendo hecho la tarea principal, solo quedaba el deshacerse de los novatos que osaron retarlo, la peste vampírica que, por el mandato del Emperador, debe ser exterminada de la faz de la Tierra.

André y Dalila deben morir de inmediato.

Harkotian mira hacia donde se hallaba André, pero ahora no está ahí. Observa el sitio en el que estaba Dalila, pero tampoco estaba allí.

Pero antes de que se preguntara «¿Cómo es posible que huyeran, si todavía debían estar bajo los efectos del hechizo Arwassa: Vampire?», la respuesta se posó frente a él: de baja estatura, contextura delgada, facciones orientales, es una mujer de largos cabellos blancos y piel tan pálida que parece ser un fantasma. Usa un sombrero de guerra con forma de plato de color negro, viste un hanfu traje largo de fabricación china del mismo color, decorado con diseños de dragones y calza unas sandalias de madera. Una guerrera del pasado, aparentemente fuera de lugar en un campo de batalla del futuro.

Armada con una guandao —arma compuesta por una hoja pesada y curvada sostenida por una vara larga con un pico en su lado posterior—, Harkotian mira con repugnancia sus ojos escarlatas con pupilas felinas, reconociéndola casi al instante:

—Heigui Yehua. ¿Por qué te molestas en salvar a esos dos mocosos?

—André y Dalila superaron las expectativas que los jefes, y en especial mi marido, pusieron sobre ellos. Lograron reclutar a dos de tres objetivos y por lo visto, pudieron aguantar una batalla contra ti y vivir para contarlo. Además, se trata de mi hijo y mi nuera. No dejaré que le hagas daño a ningún miembro de mi familia.

Nacida en 1800, fue una concubina de la corte imperial china que eligió el exilio tras un fallido golpe de estado. Ella escogió esas tierras debido a su lejanía con su tierra natal, de donde tuvo que huir por la persecución del emperador chino contra los vampiros, ya que éstos intentaron derrocarlo en 1868. Yehua es la matriarca de la Familia Heigui y, por ende, la vampiresa que Protogión de Eta Efevretis escogió como esposa. Por ello, su presencia es anatema para la familia imperial atlante, ya que, de acuerdo con ellos, fue la principal causante de su deserción.

Deseoso de restregar su superioridad sobre un enemigo que considera inferior, el nephila declara: 

—¿Y en serio crees que tú puedes hacerme daño? Ja. Los vampiros son el experimento fallido de Ximéria. ¡Y yo soy un Dios que vivirá por siempre!

Yehua suelta una carcajada cargada con una buena dosis de arrogancia:

—Ay Harkotian, cuidado y no te llevas una sorpresa.

El nephila está iracundo. En sus más de diez mil años de vida, jamás había visto semejante blasfemia. Los vampiros nunca llegarán al sitial de los dioses.

Antes de que Harkotian hiciera movimiento alguno, Yehua acorta distancia en un parpadeo, obligándolo a defenderse de un corte vertical, destinado a partirlo en dos.

De no haber sido por sus reflejos, ella lo habría matado:

—¡¿Cómo es posible que puedas moverte tan rápido, vampiro?!

—Te lo advertí, falso dios. Cuidado y no te llevas una sorpresa.

Yehua desaparece de la vista de Harkotian, reapareciendo a sus espaldas, teniendo que defenderse de un corte horizontal, directo a su cintura. Otro ataque detenido con éxito y la vampiresa vuelve a desaparecer de su vista.

Ella reaparece enfrente de él, lista a ensartarlo, pero el nephila logra por muy poco, evitar el ataque directo a su barriga. La vampiresa repite la dosis una y otra vez, forzándolo a tomar una postura defensiva.

Harkotian recuerda que esta es la misma persona a la que Saichael estuvo a punto de asesinar, de no ser por la intervención de su hermano Protogión. Y ahora, esa misma persona estaba poniéndolo contra las cuerdas.

¿Qué clase de entrenamiento hizo ella para equiparar su poder al de un dios?

_______________________________________________

Ciudad de México, 6:40PM.

Debido a la abrumadora ventaja numérica de sus enemigos, Lucia y Xitlali han resuelto llevar el combate al interior de la fortaleza aérea, un área mucho más estrecha, desde donde ellas pueden neutralizar, así sea parcialmente, la superioridad de la horda dron-lilim.

La batalla se ha trasladado al cuarto de carga, lugar relativamente amplio, lleno de contendores metálicos, balcones y puertas de acceso, desde donde los enemigos no paran de llegar, pese a las crecientes bajas.

Pese a no poder usar su Magia Verde, la guatemalteca ha logrado defenderse como una leona, destruyendo drones y lilims a diestra y siniestra, por medio de un excelso uso de su báculo mágico para acumular energía y usarla tanto para la defensa como el ataque.

Por su parte, su amiga nicaragüense, mucho más experimentada y versátil, logra lo propio con una combinación de su dominio de los elementos de agua y relámpago, sus capacidades físicas mejoradas debido a la tecnología, se sorprende del buen desempeño de Lucia, por lo que, tras cortar en dos a varios lilims con un rayo de agua comprimida, pregunta: 

—¿Dónde diablos aprendiste a pelear así?

La guatemalteca queda súbitamente rodeada por docenas de drones, listos a descargar sus ráfagas de rayos láser. Pero ella se lanza contra una de las máquinas, enterrando su báculo en ella y destruyéndola al instante. Un veloz salto, justo después de la explosión bastó para despistar a los drones, que al descubrir que estaba prácticamente en el techo —a más de veinte metros de altura— intentaron disparar, pero una onda mágica los destruyó antes de que pudieran hacer algo.

Ella cae justo a espaldas de Xitlali y con la enorme confianza que ahora aflora en su ser, responde su duda: 

—Tu primo y su novia me entrenaron mientras estuvimos en Cancún. ¡Su entrenamiento fue tan intenso que pensé que iba a morir! Pero, si no fuera por ellos, ahora estaría muerta.

Lucia recuerda amargamente como Esteban Velásquez y sus hombres la derrotaron fácilmente tras su desastroso asalto solitario a la isla de Cozumel, y como sus amigos vampiros los derrotaron con relativa facilidad. Eran hechiceros como ella, pero mucho más hábiles y experimentados en batalla. Si iba a unirse a su causa, debía alcanzar un nivel de destreza que le permitiera luchar a su lado. Cuando André y Dalila le ofrecieron entrenarla, ella no dudó ni un instante en decir sí. Tres meses seguidos de entrenamiento intensivo, bastaron para que esta humana inexperta, pudiese luchar al mismo nivel de los agentes de elite de la Atlántida.

Después de destruir a una cantidad interminable de enemigos, y hallarse en el interior de la fortaleza aérea, Xitlali ha decidido que es hora de terminar con esta batalla.

Y tiene un plan para ello.

La nicaragüense dispara aleatoriamente a todas direcciones, destruyendo los contenedores cercanos, que explotan violentamente al contacto con sus rayos de plasma. Por momentos parece como si ella se hubiese desentendido de la batalla, ya que la carga de luchar contra la masa de enemigos ha quedado exclusivamente en manos de Lucia.

Las constantes explosiones eventualmente provocan que el casco de la nave ceda, abriendo un enorme agujero directamente a la intemperie, despresurizando la nave y expulsando a todo infortunado que se hallase cerca del mismo. Debido a que algunos contenedores explotaron muy cerca de Lucia, ella no tardó en amonestar a su compañera.

—¡¿Qué diablos te pasa Xitlali?! ¡¿Acaso querés matarnos?!

Pero la nicaragüense solo sonríe levemente y pide a Lucia que preste atención a la intensidad de las explosiones y al estado de la misma nave…

La fortaleza aérea está cayendo.

—Será mejor que nos larguemos de aquí cuanto antes.

Las dos tuvieron que abrirse paso por sobre algunos drones y lilims que intentaban que ellas se hundieran en su barco, sin éxito. Finalmente logran salir, justo a tiempo para ver como la fortaleza aérea termina por caer sobre la Calzada Acoxpa, destruyendo todo a su alrededor hasta explotar definitivamente.

Ya sin enemigos contra los que pelear, Lucia y Xitlali se quedan levitando y contemplando la destrucción de la fortaleza aérea, hasta que la nicaragüense, a manera de agradecimiento por su esfuerzo, le dice a su compañera: 

—Nada mal para tu primera batalla.

—Gracias Xitlali —replica Lucia eufóricamente, mientras palmea su hombro—. ¡Tú en verdad eres increíble!

La autómata responde con una sonrisa tierna y extendiendo la mano, gesto correspondido por la humana con un abrazo fraternal. Esta batalla ha servido para forjar una amistad entre dos personas sin lugar al que volver, pero que han tomado consciencia de que ahora en adelante, podrán apoyarse la una a la otra.

No obstante, este momento reconfortante sería breve.

Xitlali divisa una enorme viga metálica dirigiéndose hacia ellas, así que empuja a Lucia con una pequeña descarga mágica, para apartarla con la distancia suficiente y evitar ser golpeadas.

El trozo de metal de veinte metros de largo pasa muy cerca de las chicas hasta caer en las ruinas de la fortaleza aérea. La nicaragüense sabe que solo una persona en Ciudad de México tiene el poder de hacer algo así. Mira hacia la dirección de donde vino el ataque y a poco más de cien metros de distancia, la ve.

—André y Dalila fallaron.

Sin entender lo que había pasado, Lucia observa hacia la misma dirección y al ver a la chica de chaqueta negra y pelo color magenta, pregunta: 

—¿Esa es Taylor Steel?

—Si —responde Xitlali—. Si nos atacó de esa forma, ya no tiene caso convencerla de unirse a nuestro grupo.

—¿Fue transformada en lilim? —fueron las cuatro palabras que la guatemalteca nunca quiso decir durante todo el viaje. Cuatro palabras con sabor a derrota, que la nicaragüense solo confirma con una afirmación silenciosa, que denota su resignación.

Han fallado en su misión. El nephila ha ganado.

Taylor extiende ominosamente sus brazos, crea toda clase de armas filosas de metal a partir de pedazos de chatarra que ha acumulado y modificado, hasta cubrir el brillo de la luna y deleitándose con sus nuevos poderes, exclama: 

—¡Ustedes dos son el dolor de cabeza de mi amo! ¡Son alimañas que solo merecen la muerte! Pax Metallica: Forged Massacre![11]

Los millones de proyectiles metálicos fueron lanzados directamente hacia Lucia y Xitlali, aterradas ante la escala masiva del hechizo de la lilim. ¿Cómo sobrevivirán a esto?

La autómata ordena a la humana ubicarse a sus espaldas, para lo cual cruza sus brazos en forma de equis y crea un escudo electromagnético que repele todo objeto metálico dirigido hacia ellas. Esa parte de Ciudad de México repentinamente padece de una extraña lluvia de armas medievales que caen del cielo, pero las hechiceras logran salvarse del poder de Taylor.

Molesta al ver a sus enemigas ilesas, la estadounidense reúne los restos de chatarra que no usó para forjar sus armas y los lanza cual meteoritos contra sus enemigas. Pero esto resulta ser más fácil de contrarrestar para ellas: mientras la nicaragüense usa rayos de plasma para convertir la chatarra en escombros, la guatemalteca usa su báculo cargado con energía mágica para rechazarlos.

Cayendo en cuenta que ataques tan simples serían inútiles contra ellas, Taylor sonríe y murmura: 

—Ok, ok, ok. Ahora entiendo por qué el amo Harkotian quiere deshacerse de ellas. Son más fuertes de lo que parecen. Así que es hora de que use esto: Pax Metallica: Iron Skin.[12]

Y se lanza a toda velocidad contra las hechiceras.

Aunque la piel de la estadounidense no parece haber sufrido cambio alguno, Xitlali nota que su piel ahora refleja la luz de la luna, como si ahora fuese de metal sólido.

Lucia no nota ese cambio y, envalentonada por su previo desempeño en batalla, se lanza al ataque, pese a las protestas de su amiga.

La guatemalteca y la estadounidense chocan a tanta velocidad, que generó una explosión sónica escuchada a más de diez manzanas a la redonda.

Sorpresa mayúscula fue para Lucia ver que Taylor ni se ha molestado en atajar el golpe de su báculo directo a su cabeza. Ver que este es de metal, hizo que la lilim sonriera maliciosamente y lo transformara en una serpiente mecánica que rápidamente se enrolla en el cuello de la humana.

Afortunadamente, Xitlali viene al rescate y corta a la serpiente metálica con un rayo de agua a presión, rápida pero minuciosamente, sin dañar a su amiga. Pero, justo después, Taylor ataca a Lucia con un violento puñetazo que la hace escupir sangre y empuja a la autómata detrás de ella a muchos metros de distancia.

Usando el brillo de la luna reflejado en su cuerpo, la estadounidense extiende su brazo derecho y crea docenas de esferas de energía mágica alrededor de él.

—Pax Metallica: Flash of Slaughter![13]

Las esferas disparan fogonazos de luz, tan calientes como la superficie del sol. Lucia los divisa y de inmediato hace un esfuerzo por detenerse, el cual alerta a Xitlali, quien le ordena que se separen y empiecen a esquivarlos.

Las dos vuelan aleatoriamente por los cielos de la ciudad, apenas logrando evitar ser alcanzadas por los rayos de Taylor. A más de un kilómetro y medio de distancia, están demasiado lejos como para atacar a la lilim, y cada intento de acortar distancia es respondido con más disparos que las obligan a retroceder.

Consternada, pero sin alterar el tono de su voz, Xitlali dice: 

—No podemos seguir haciendo esto por siempre.

Aunque la autómata podría seguir esquivando los fogonazos de luz por toda la eternidad, su amiga humana ha hecho un esfuerzo titánico y sabe que más temprano que tarde, sus fuerzas se agotarán y no podrá hacer nada por salvarla.

Consciente de su creciente debilidad, pero no dejándose llevar por la desesperación, Lucia observa la superficie de la ciudad, buscando afanosamente un lugar desde donde pueda usar su Magia Verde…

—¡Xitlali! ¡Tengo un plan!

—¿Qué debo hacer?

—¿Puedes distraerla?

—Será difícil… pero no imposible.

—Entonces hazlo, amiga.

Xitlali cubre su cuerpo con un campo electromagnético, que le sirve de escudo temporal contra los fogonazos de Taylor, hasta llamar enteramente su atención, mientras Lucia vuela en dirección al este.

Estando a poco más de quinientos metros de la lilim, la autómata muestra una capacidad impresionante para resistir sus mortíferos rayos de luz, hasta que finalmente, su escudo cede justo a tiempo y atacarla con un rayo de plasma.

Taylor queda desconcertada cuando recibe el ataque de Xitlali, el cual atraviesa su cabeza y desintegra su cráneo, excepto su mandíbula inferior.

A pesar de esto, ella no cae y la nicaragüense, en una mezcla de sorpresa y rechazo, se pregunta: 

—Harkotian, ¿qué diablos le hiciste?

La lilim eventualmente regenera su cabeza y al ver a la autómata huir, de inmediato asume que se ha acobardado. En circunstancias normales, habría percibido que se trata de una trampa y las habría dejado escapar, pero la orden de Harkotian fue muy clara:

—Ellas deben ser aniquiladas. Debo obedecer.

Atada a ese dictamen, Taylor persigue a Xitlali, quien a su vez sigue a Lucia, que las guía hasta el Lago de Xochimilco, un área lacustre y zona verde de la capital mexicana que, pese a su nombre, es en realidad un sistema de canales de agua salobre rodeados de una exuberante vida animal y vegetal, ubicados al este de la ciudad y que son uno de los vestigios del Lago de Texcoco.

La estadounidense encuentra a la guatemalteca flotando y con las piernas cruzadas, como si estuviese meditando, a poca distancia del agua y conectada a las plantas del lago por docenas de raíces incrustadas en su cuerpo, mientras que la nicaragüense se halla a sus espaldas, lista para actuar si algo sale mal.

—¿Se han resignado a morir, imbéciles? —pregunta Taylor con desdén.

—Esa pregunta debo hacértela a vos, lilim. —Lucia replica con arrogancia, un rasgo inusual en ella, que deja a Xitlali boquiabierta.

Ofendida, Taylor no duda en recalcar su percibida superioridad: 

—¡No eres más que una simple humana! Pero yo, gracias al intelecto de mi amo, he trascendido del ciclo de la vida. ¡Yo soy inmortal!

—La inmortalidad verdadera no existe. Ni siquiera los dioses son inmortales. Creo que ese parásito te ha comido el cerebro. —Lucia rebota el argumento con ironía.

—¡Ja! No sabes nada, humana. ¡He sido tocada por los dioses! Los nephilim son los amos de este mundo y así lo será por toda la eternidad. Soy un instrumento de su voluntad y todos los que niegan su gracia, deben ser destru… ¡¿qué es esto?!

Mientras la estadounidense se vanagloria de sus poderes, Lucia altera la forma de las plantas del lago, transformándolas en gruesos tentáculos que la atrapan con tanta fuerza que, pese a su fuerza física mejorada, es incapaz de zafarse.

—¿Sabés que he aprendido en estos últimos meses, Taylor Steel? El imperio al que servís y todos sus sirvientes, son el cáncer que envenena la Tierra. —Lucia recalca el profundo desprecio que ha adquirido por los simpatizantes de la Atlántida, un sentimiento ahora extendido hacia Taylor.

—¡¿Qué son todas estas cosas?! ¡¿Por qué me siento tan… débil?! —exclama la lilim. Su arrogancia se ha transformado en abyecto pánico.

—Reconozco qué sin mi báculo, hacer esto es muy complicado, ya que tengo que concentrarme mucho, pero no es imposible. Después de todo, el verde es mi elemento, mi mundo. Esas plantas no solo tienen un agarre poderoso, también las he modificado para que extraigan hasta la última onza de energía de tu cuerpo, la cual ahora mismo estoy absorbiendo… Oooh, ¿con que este es tu poder? Ahora entiendo porqué se te zafó un tornillo. ¡Esto es asombroso! —explica Lucia, embriagada por el enorme poder que está extrayendo de su víctima.

Preocupada porque su amiga sufra algún cambio inesperado, Xitlali le susurra: 

—Deberías tener cuidado con eso. ¿Y si te transformás en lilim por extraer su mitegia?

—Jajaja, no te preocupés, amiga —replica la guatemalteca, descifrando finalmente que significa «mitegia»—. Yo no he sido infectada por un ardat lili, ella sí. Al absorber su…mitegia, es seguro que obtenga algunos de sus poderes, pero convertirme en lilim no será uno de ellos.

La nicaragüense cae en cuenta que, al extraer la energía mágica de otra persona —que en el argot mágico se llama mitegia—, Lucia puede copiar algunos de sus poderes. Esta habilidad, considerada una abominación por los nephilim, es una de las razones por las que los magos verdes eran tan temidos, y por lo cual se ordenó su exterminio tras la caída de la Unión Soviética.

—¡Imposible! ¡Mi cuerpo es sintético! ¡Puedo regenerar cualquier daño! ¡Soy indestructible! ¡Tus artilugios no deberían hacerme daño!

—Mi Magia Verde me permite alterar la anatomía de las plantas. Así que, por más modificaciones que tengas, tu cuerpo sigue funcionando con energía, la cual puedo extraer. Que te quede esto muy claro, lilim. Desde el momento en que llegaste aquí, caíste directo en mi trampa. La victoria es nuestra.

Taylor intenta realizar su Metamorfosis Alfa, pero ha perdido demasiada energía. Acumula mitegia para crear una descarga mágica, pero todo es inútil. Mientras Lucia ordena a sus plantas hundirla en las profundidades del lago, ella solo puede gritar:

—¡AAAHHH! ¡TE MALDIGO, MAGA ABOMINABLE! ¡Y A TI TAMBIÉN, JULIANA VELÁSQUEZ! CUANDO EL AMO HARKOTIAN ME SAQUE DE AQUÍ, LAS BUSCARÉ Y LAS MATARÉ, ¡CON MIS PROPIAS MANOOOS!

Justo antes de que la lilim se hunda, la guatemalteca recalca: 

—Juliana Velásquez ya no existe, Taylor. Su nombre ahora es Xitlali J-30 y yo soy Lucia Coronado. Esos son los nombres de tus verdugos. Grábalos en tu memoria.

Esta victoria tiene un sabor agridulce. Vencieron a un enemigo que parecía invencible y ahora Lucia puede hacer uso de algunos de sus poderes, pero el objetivo era reclutarla y llevarla sana y salvo al Brasil, no ahogarla en las profundidades del Lago de Xochimilco.

Pero ya no hay tiempo para lamentaciones. Cuando las raíces se separan de la guatemalteca, es la señal de que la estadounidense ahora no es más que un cadáver seco. Además, ella recuerda que hay un asunto más importante que atender:

—¡Xitlali! ¡Tenemos que buscar a André y Dalila!

Sin tiempo que perder, las hechiceras salen a toda velocidad en búsqueda de sus amigos. Aunque imaginan lo peor, se resisten a perder la esperanza de que aun puedan estar bien.

_______________________________________________

Ciudad de México, 7:00PM.

La batalla entre Yehua y Harkotian se ha trasladado hacia los cielos de Ciudad de México. En el aire, el nephila planea usar su mayor experiencia para ganar ventaja contra una enemiga que ha logrado igualarlo en poder.

—Hastur: Ceremony of Fire![14]

Un círculo de fuego se forma alrededor de Harkotian, quien adopta una posición de guardia. Las llamas se hacen tan intensas que cubren su presencia, hasta que repentinamente se apagan. Un solo movimiento de su arma basta para crear una onda de fuego monumental, que alcanza un kilómetro de largo.

Pese a esto, Yehua no se amilana. Hace brillar la hoja de su guandao, la cual se cubre de hielo negro.

—Skoteinó Astéri: Psychrós Thánatos![15]

Y al blandirla, una enorme ventisca negra, tan espectacular como la onda de fuego del nephila, choca con esta, generando una explosión tan espectacular, que puede verse a muchos kilómetros a la redonda. Esto dejó sorprendido y asustado a un malherido Harkotian, que pronuncia:

—¡Imposible! ¿Por qué puedes usar los poderes de Protogión?

Sonriendo perversamente y jugando con sus dudas, Yehua responde: 

—Intenta adivinar, falso dios.

Esa burla hizo que el nephila transformase su temor en rabia. Esta batalla aun no termina y él tiene muchos ases bajo la manga.

—Chastoúr: Legeóna tis Antikythíras![16]

Del ojo de su arma, surge una sustancia negra y viscosa como el alquitrán, la cual rápidamente cubre la totalidad del cuerpo de Harkotian, provocando una veloz metamorfosis: su cuerpo se hace más alto y musculoso, hasta alcanzar los treinta metros de alto; de su espalda emergen docenas de tentáculos con ventosas; su arma se ha fusionado completamente con su brazo derecho; y en su frente, un ojo de lilim ha emergido, teniendo ahora tres ojos en su rostro.

De las ventosas de sus tentáculos emergen docenas de crisálidas, por las que germinan clones de chicas de no más de doce años, de 1,40 metros de altura, que usan un enterizo corto y ajustado, pelo púrpura y alas translúcidas como las de una libélula surgen de sus espaldas. Sus ojos dorados sin brillo y rostro inexpresivo las delatan como autómatas.

Y se cuentan por cientos de miles.

Extasiado con su nuevo poder y con una voz mucho más profunda, simbolizando su aura divina, Harkotian declara entre risas: 

—Jamás pensé tener que usar este hechizo contra un vampiro. Debo reconocer que me has sorprendido, Heigui Yehua, y ten en cuenta que estoy reconociendo tu progreso, pero, este es tu final. ¡Legión de Anticitera! ¡ANIQUÍLENLA!

El enjambre de autómatas vuela hasta Yehua quien se pone en guardia, hace que la hoja de su guandao adopte un brillo color rojo sangre y la alza hacia los cielos.

Qiēgē huǒyàn![17]

Creando una columna de fuego escarlata tan gigantesca que abre los cielos, y se devuelve en forma de pequeños meteoritos de fuego que no queman, sino que mutilan a las autómatas, revelando sus entrañas artificiales.

Para su espanto, incluso un hechizo de tal escala es incapaz de destruir a la totalidad del enjambre. Pero antes de que este empezara a abrumarla, éste es atacado por docenas de fogonazos de luz y rayos de plasma provenientes desde el sur.

Yehua mira a esa dirección —su derecha— y ve a dos chicas quienes se unen a la batalla a ayudarla. Presumiendo que se tratan de las amigas de su hijo, decide aceptar su ayuda y acercarse a ellas.

Al entrar en contacto con Lucia y Xitlali, Yehua se pone a sus espaldas y les indica:

—Chicas, les agradezco que hayan venido. Necesito que me cubran para llegar hasta Harkotian y matarlo de una vez.

—Cuenta con ello —declara la nicaragüense con firmeza.

Yehua se cubre de un aura de fuego oscuro y se lanza hacia el nephila.

La tropa autómata se percata de las intenciones de la vampiresa y de inmediato abren sus bocas y de ellas disparan potentes rayos mágicos de color blanco, obligándola a tomar maniobras evasivas.

Viendo los problemas que está teniendo Yehua, Xitlali expresa: 

—Lucia, ya escuchaste a mi tía. Vamos a destruir a esas cosas de inmediato.

—¡¿Tu tía?! —pregunta Lucia, visiblemente sorprendida—. Vampiros, autómatas, ¿y ahora un fantasma? ¿Qué clase de familia son los Heigui?

—Te prometo una cosa: cuando salgamos de esta, te lo mostraré.

Esas palabras y la sonrisa de Xitlali sirvieron para darle una fuerte inyección de motivación a Lucia. Sin lugar al cual regresar, estará más que gustosa el ser aceptada como parte de una nueva familia, aunque esté compuesta por seres que nunca en su vida pensó conocer:

—Así será.

Gracias al intenso fuego de cobertura de Lucia y Xitlali, Yehua ha logrado abrirse paso alrededor del enjambre autómata, teniendo pocos problemas con algunas unidades que se han interpuesto vanamente en su camino, hasta que finalmente se encuentra con su enemigo cara a cara.

—¡Muere! Shén zhī dàn mù: Hēi'àn![18]

Su guandao se cubre de llamas negras, el cual expulsa en forma de una onda de fuego gigante que inunda al gran monstruo, desintegrándolo por completo de un solo golpe…mas esto le dejó un mal sabor en la boca.

—Esto fue demasiado fácil… ¿eh?

Una misteriosa carcajada que solo ella puede escuchar y que rápidamente se lleva el viento, es la única pista que necesitaba para resolver el misterio: Harkotian ha escapado.

Su Legión de Anticitera, diezmada a unos pocos miles, ha quedado detrás. Las unidades restantes centran su atención en Yehua. Pero ella ya no tiene tiempo para juegos.

—¡Maldito cobarde! Shén zhī dàn mù: Hēi'àn!

Para desquitarse, ella lanzó el descomunal hechizo de fuego con el que pretendía asesinar al nephila. En contraste, sus siervas son desintegradas fácilmente por el descomunal poder de unas llamas más calientes que la superficie del sol.

Ya sin enemigos contra los que luchar, Lucia y Xitlali se acercan a Yehua y con gran consternación, le preguntan: 

—Señora Heigui, señora Heigui, ¡¿Dónde están André y Dalila?! Soy…

—¿Eres Lucia Coronado? Y tu amiga de pelo celeste es…

—Xitlali J-30. Así es como se llama ahora.

—Vengan conmigo.

Yehua guía a las jóvenes hechiceras hasta el sitio más resguardado de toda la ciudad: la Plaza de la Constitución, una superficie rectangular de 46 800 metros cuadrados y la segunda plaza más grande del mundo, en cuya periferia antiguamente se encontraba el epicentro del poder político y religioso del Imperio Mexica, del Virreinato de Nueva España —nombre del país durante la dominación española, y del actual México. Debido a su importancia, la concentración de tropas en dicho lugar solo puede describirse como «monumental».

No más la vampiresa posa sus pies en la plaza, varios soldados mexicanos y hechiceros aliados, le hacen el saludo militar, algo que toma por sorpresa a Lucia, pero Xitlali explica que su tía, como matriarca de la Familia Heigui, tiene un rango muy alto en el ejército de hechiceros reunido por los enemigos de la Atlántida, por lo que es muy posible que ella esté al mando de las tropas que pelean en Ciudad de México, al lado del ejército leal al gobierno.

Ella les indica que la lleven hasta donde se encuentran André y Dalila y los soldados las guían hasta el interior de una de las habitaciones del Palacio Nacional, la residencia presidencial y el cual fue construido sobre las ruinas del palacio de los emperadores mexicas. Lucia se sorprende al ver la enorme cantidad de soldados al interior del edificio, en especial la presencia de hechiceros haciendo guardia en la puerta de dicha habitación.

Allí dentro, se puede ver a los dos vampiros acostados en la misma cama, inconscientes, pero en buen estado. Uno de los soldados relata que la general Heigui los encontró en las calles siendo torturados por un hechizo, el cual ella desactivó poniéndolos a dormir. Y para protegerlos, los dejó en este lugar y organizó su esquema de seguridad, advirtiendo que, si algo malo les pasaba a los dos, se las verían con ella.

Comprobando que André y Dalila están bien, Yehua pide a Lucia y Xitlali que la acompañen a otra habitación del palacio, para hablar a solas.

—Bien chicas, las he traído acá por dos razones. Protogión y yo estamos conscientes de lo duras que han sido sus vidas y lo mucho que han hecho por nuestra causa. Xitlali, mi marido ya te había hecho la promesa de hacerte una más de la familia una vez que cumplieras tu misión. Como ya hiciste tu trabajo, solo quería hacerlo oficial.

—¿Hacerlo oficial? —Xitlali interrumpe a su tía de una emoción que no puede exteriorizar.

—Así es, sobrina. Bienvenida a la Familia Heigui.

Ella ha estado esperando este momento durante muchos años. Atrás quedaron los abusos, restricciones y las incurables secuelas que dejó su crianza en la Casa Velásquez. Finalmente, la promesa que recibió de Protogión años atrás, se ha hecho realidad.

Así que, sin que nadie se lo pidiera, abraza fraternalmente a Yehua, a quien susurra un «gracias» que viene de lo más profundo de su alma.

Mientras tanto, Lucia, sintiendo que debía dejarlas solas, lentamente va saliendo de la habitación. Era un momento de celebración de su amiga y no sentía prudente que se quedara allí.

Pero Yehua se da cuenta y la detiene:

—¿A dónde vas? Nunca dije que los cupos se nos habían agotado.

Esas palabras dejan a la humana balbuceando, incapaz de saber qué decir.

Xitlali, inusualmente sonriente, se acerca a Lucia y pone su mano en su hombro, para decirle:

—¿Recordás lo que te dije hace unos minutos? Prometí mostrarte a esta familia. Los Heigui siempre están dispuestos a recibir a alguien más, en especial si se trata de los amigos.

Lucia, con los ojos llorosos e incapaz de contener su felicidad, la corrige: 

—No, ahora somos familia.

Ver a las dos chicas abrazarse, hizo que Yehua soltara una pequeña lágrima y, dichosa de tenerlas bajo su seno, agregase: 

—Bendito sea este día, que me ha dado las hijas que no pude tener.

El pequeño rato de armonía entre los ahora parientes es interrumpido por una epifanía de Xitlali:

—Tía, ¿Qué era la otra cosa que ibas a decirnos?

Sentidamente, Yehua recalca:

—Cierto. Ustedes dos ya han hecho bastante en esta batalla y la misión de André y Dalila era llevarlas sanas y salvas al Brasil. Puedo sacarlas de este país ahora mismo, si así lo desean.

—¿Y si nos quedamos a pelear? —pregunta Lucia, rehusándose a abandonar a su nueva familia— Pude ver cómo les está yendo y las cosas están muy reñidas. Nuestros poderes les podrían ser de mucha ayuda.

—Ella tiene razón —agrega Xitlali—. Podemos ayudarte a ganar esta batalla.

Yehua piensa por unos segundos dicha propuesta. Protogión le pidió explícitamente que una vez ellas estuviesen a salvo, las llevara de inmediato a Brasil. Pero, si ellas se rehusaban, la decisión era suya. Entiende que sus talentos son muy valiosos para los planes de su familia y sus aliados, pero ahora mismo, su participación le vendría muy bien en un momento en que la victoria es incierta:

—Si eso es lo que quieren, que así sea. Vengan hijas mías, hay una batalla que ganar.

Con la convicción de obtener la victoria, las tres salen del palacio rumbo al combate que decidirá el destino de México, ya sea como estado títere de la Atlántida, o como un país libre.

_______________________________________________

Brasilia, una semana después.

A diferencia del resto de los líderes rebeldes que luchan contra la Atlántida, Protogión mantiene un perfil mucho más público, coronándose como el emperador del Brasil con el nombre de «Pedro III», llegando al poder gracias a un golpe de estado incruento. Bajo su reinado, el país sudamericano se ha convertido en menos de diez años, en una auténtica potencia mundial, situación que le ha permitido a sus aliados alimentar revoluciones por toda América Latina.

El Palacio de la Aurora ha sido desde su creación en 1958, la residencia de los jefes de estado del Brasil, siendo el nephila renegado su más reciente ocupante. Pese a que todos saben que vive ahí, muy pocos humanos han visto su rostro, apareciendo enmascarado en todas sus presentaciones públicas. No obstante, su control sobre los asuntos del país es total y los únicos que se han atrevido a contrariarlo, —la antigua elite política proatlante—, huyeron al oeste, formando un país nuevo: la Federación Amazónica.

Él ahora se encuentra en uno de los salones del palacio, en el cual hay tres pantallas, cada una mostrando el rostro de sus aliados más influyentes y, a juzgar por sus expresiones, no están para nada conformes con sus últimas actuaciones:

Protogión, ¿sabes lo que has hecho? Se suponía que entrelazarías tu alma con Yehua después del ritual, ¡no antes! Ahora será imposible que seas escogido como el Jinete de la Guerra. —expresa El Barón, decepcionado por lo que ve como una acción imprudente del nephila.

—Exacto, su majestad. Ahora necesitamos un nuevo candidato para terminar el ritual y…oh, sorpresa. ¡No! ¡Lo! ¡TENEMOS! —manifiesta el Zar Carmesí su profundo enojo con este acto tan insensato, así como su creciente pesimismo para con el devenir de los eventos recientes.

—Protogión, yo siempre te he defendido, incluso cuando estos dos te han atacado por ser hijo del Emperador. Pero, odio decir que esta vez tienen razón. Sin un hechicero poderoso que ocupe el puesto del Jinete de la Guerra, el ritual no funcionará, y tendremos que esperar otros cincuenta años para volverlo a realizar. Esta era una oportunidad única y ahora la hemos desperdiciado. —señala La Princesa con profundo pesar y una posición más mesurada que la de sus compañeros, pero igual de pesimista.

—Si, lo sé, lo sé, y asumo las consecuencias de mis actos. Pero, les pregunto a ustedes ¡¿Qué otra cosa podía hacer?! ¡Ninguno de nosotros podía ir a México! La Princesa está en Colombia, ayudando al gobierno de Salazar a dar el golpe definitivo contra los agentes atlantes en ese país; el Zar Carmesí se halla en Cuba, dirigiendo golpes de estado contra regímenes afines a la Atlántida por todo el Caribe; ¿y qué hay de usted, Barón? En la Federación Amazónica, organizando milicias rebeldes para desestabilizar ese país, cuya existencia amenaza todos nuestros planes. Y mientras tanto, yo estaba aquí, dando los últimos detalles para la «entrega de regalos de año nuevo». Ante este escenario, tenía dos opciones: salvar a mi familia, o dejarlos morir. —explica Protogión, gesticulando exageradamente y suplicando que sus aliados entiendan sus actos. Más allá de sus convicciones, para este nephila, sacrificar a su familia es un acto impensable, incluso si esto significa comprometer sus más ambiciosos planes.

Conmovida por el gesto del patriarca de la Familia Heigui, La Princesa dice —Está bien, todos entendemos lo importantes que son para ti. Si no fuera por tu familia, no estarías con nosotros.

—Gracias por entender, Lady Tanniyn. —Protogión agradece a La Princesa por su comprensión, llamándola por su apellido.

—Solo por curiosidad, ¿Cómo hiciste un Entrelazamiento de Almas si Xäphía no puede salir de Colombia? —pregunta El Barón.

—Ella nunca salió del país, su majestad —explica Protogión con profundo orgullo—. Fue hace un par de semanas, antes de que Yehua partiera a México. Ella llamó a Xäphía para que nos indicara como hacer el ritual, así que lo hicimos en este palacio, mientras nos daba las pautas por videoconferencia. Si no fuera por ese ritual, mi esposa no hubiera podido patear el santificado trasero de Harkotian, traer a André y las chicas sanas y salvas aquí, ni mucho menos darnos la victoria en México.

Aunque la prensa internacional indica que el gobierno mexicano logró por su cuenta salvar la crisis, propiciada por los pastores amenistas y mantenerse en el poder, en los círculos más profundos las noticias son diferentes: se aclara que la intervención de Yehua, Lucia y Xitlali, fue determinante para salvar Ciudad de México, y los hechiceros desplegados por todo el país, más las armas proporcionadas por Protogión desde Brasil, contribuyeron a mantener a raya a las tropas lilim de Harkotian de Pi Idiofiyía, quien se resignó a perder uno de sus dominios a manos de su pariente.

—¿Conoces las consecuencias de usar ese hechizo? Si ella muere, tú morirás con ella y viceversa. Nunca lo olvides. —advierte el Zar Carmesí, en un tono conciliador. Aunque sus puntos de vista choquen a menudo, desearle la muerte es algo que nunca se le pasaría por la cabeza.

Entendiendo las sinceras intenciones de su aliado, Protogión responde: 

—Lo sé. Y gracias por el aviso.

El Entrelazamiento de Almas es un ritual muy antiguo que, como dice su nombre, entrelaza las almas de dos o más personas, duplicando sus poderes y permitiéndole usar los de su pareja. Por eso Yehua pudo usar la Magia de Hielo de Protogión y usar su propia Magia de Fuego al nivel de los nephilim, rebasando exageradamente el límite del poder que un vampiro promedio puede siquiera soñar a alcanzar.

Debido a sus enormes ventajas, los atlantes consideran este hechizo como una aberración y exterminaron a todos los que sabían usarlo, resultando que hoy en día, solo hay una persona viva que sabe hacerlo. Por tal razón, es considerado como una magia perdida.

No obstante, el Entrelazamiento de Almas es un arma de doble filo, ya que este trae toda clase de consecuencias inesperadas para los que lo realizan, sin contar la más peligrosa de todas: si un alma entrelazada muere, la otra le seguirá en el más allá.

—Ahora bien, no quiero ser insensible, pero ¿cómo vamos a solucionar el asunto del candidato a Jinete de la Guerra? —menciona La Princesa.

Protogión se ajusta los lentes, sonríe con malicia, señala dramáticamente a sus aliados y les dice: 

—¿En serio creyeron que sería tan tonto de tomar tal riesgo sin tener un as bajo la manga?

La histriónica actuación del nephila deja desconcertados a sus colegas, quienes quedan boquiabiertos y en silencio, preocupándose por su salud mental. Al final, es el Zar Carmesí quien rompe el silencio: 

—¿A qué te refieres?

—Propongo a mi hijo mayor, Sebastião Heigui, como candidato a sucederme como futuro Jinete de la Guerra.

Dicha propuesta dejó aun más sorprendidos a sus aliados. Ingratamente sorprendidos. ¿En serio está proponiendo al mismo chico imprudente, que resuelve todos sus problemas incinerando todo a su paso, y desconoce la palabra «autocontrol»?

—Espero que no estés hablando en serio. Todos sabemos que él tiene el potencial, pero tú mejor que nadie sabes como es.

—Lo digo muy en serio, Lady Tanniyn. De hecho, tengo un plan para ayudar a mi muchacho con sus… problemas de ira, y convertirlo en un digno miembro de los futuros Jinetes del Apocalipsis.

_______________________________________________

Zona Desconocida, un día después de la reunión de Brasilia.

Debido al caos en México y a las heridas que sufrió durante su batalla contra Yehua, Harkotian tuvo que huir de la capital de dicho país, llegar de incógnito a Guatemala, desde donde tomó un avión hasta su base, ubicada en algún lugar de los Estados Unidos.

Pese a lo ajetreado de su viaje, su objetivo se había cumplido: llevar a Taylor a su guarida.

—Muy bien, pequeña. Lo conseguimos.

Cuando la encontró en las profundidades del Lago de Xochimilco, su apariencia era igual a la de un zombi y no tenía ningún signo vital. Pero, una vez la extrajo de allí, su cuerpo se fue regenerando rápidamente y, para cuando llegaron a espacio aéreo estadounidense, ya se encontraba como nueva.

—Así es, amo. De vuelta a casa.

Ambos entran en una habitación con muy poca iluminación, donde la única área iluminada es el centro de esta, donde se pueden ver seis vainas de estasis vacías, cada una con símbolos desconocidos. Una de ellas se abre y Harkotian le indica a Taylor que se introduzca ahí dentro.

Y ella obedece.

La vaina se cierra y la lilim se queda profundamente dormida. Aunque perdió la batalla, el ardat lili modificado, ha alterado profundamente la fisionomía de Taylor, haciéndola funcionalmente inmortal.

—El experimento ha sido un rotundo éxito. No te preocupes, Taylor, tendrás compañía. Muy pronto. Jajaja.

La habitación es repentinamente iluminada por completo y se revela que las paredes están llenas de frascos con ardat lilis, idénticos a los que usó para infectar a Taylor.

¿Qué es lo que realmente busca Harkotian con un ejército de lilims como ella? Es una pregunta para la que nadie tiene respuesta.



[1] En inglés: ¡Maldigo mi suerte!

[2] En inglés: Pax Metálica: Contraataque.

[3] Frase compuesta: Pax es una palabra en latín que significa «Paz»; Metallica en inglés significa «Metálica». Combinando las dos palabras, la frase se traduce como «Paz Metálica».

[4] En portugués: Danza de las Bromelias.

[5] Phenex es un demonio mencionado en el Ars Goetia. Es un marqués del infierno, con forma de ave fénix y con 20 legiones bajo su mando y es muy obediente a quien lo invocó. En demonología, se dice que canta dulces melodías y enseña todo sobre las ciencias maravillosas.

[6] En demonología, Andras es un demonio muy peligroso que puede matar al invocador si se es descuidado. Es un demonio de la discordia que enseña como matar a los enemigos y sembrar disputas entre ellos.

[7] Es un primigenio de la mitología lovecraftiana. Llamado «La bestia pálida» y «Dios del Laberinto», incita a los humanos a hacer pactos con él. Si declinan la oferta, los mata; si aceptan, implanta un huevo que eventualmente matará al humano y del cual nacerá un descendiente suyo. Se dice que, con el fin de la humanidad, su prole heredará la Tierra.

[8] En portugués: Danza del Cedro.

[9] Frase compuesta: Arwassa es un primigenio del mito lovecraftiano conocido como el «Grito Silencioso». Lo único que se sabe es un rumor de que su presencia ha embrujado docenas de castillos en Europa. Vampire en inglés significa vampiro.

[10] Llamado «El Innombrable», es un primigenio extrapolado al mito lovecraftiano. Se dice que, si se menciona su nombre tres veces, destruirá la mente de quién los haya pronunciado y las de todos a su alrededor.

[11] En inglés: Paz Metálica: Masacre Forjada.

[12] En inglés: Paz Metálica: Piel de Hierro.

[13] En inglés: Paz Metálica: Destello de la Masacre.

[14] En inglés: Hastur: Ceremonia de Fuego.

[15] En griego (Σκοτεινό Αστέρι: Πσυχρόσ Τηάνατοσ): Estrella Oscura: Muerte Fría.

[16] En griego (Χαστούρ: Λεγεώνα της Αντικυθήρας!): ¡Hastur: Legión de Anticitera!

[17] En chino (切割火焰): Llama cortante.

[18] En chino (神之弹幕:黑暗): Bombardeo divino: Oscuridad.


Capítulo siguiente: https://gary-d-crowley.blogspot.com/2020/03/8-los-hombres-del-presidente.html

Emblema personal de Harkotian de Pi Idiofiyía

5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Es un personaje que será relevante en la historia de "Las Siete Reliquias del Alba". Será uno de los villanos principales y este cuento ha servido como su introducción.

      Borrar
  2. Respuestas
    1. Muchas gracias. Me alegra que te haya gustado. Todos los meses publico cuento nuevo. Si quieres seguir esta historia, está pendiente.

      Borrar
  3. en los capitulos anteriores me identifiquè con Dalila, pero ahora me encanta màs la forma de ser de Taylor, la calificaron de arrogante pero esa es mucha fuerza poder salir de el yugo que la habia aprisionado, se dio a la fuga y luchò lo que pudo

    ResponderBorrar

21-DIOSES Y MONSTRUOS

    Capítulo anterior:  Blog de Gary D. Crowley: 20-LLAMADA DE APRENDIZAJE (gary-d-crowley.blogspot.com) Arjona, mayo del año 2049. ...