8-LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE

Capítulo anterior: https://gary-d-crowley.blogspot.com/2020/02/7-antojo-de-un-dios.html

    Florencia, Colombia, enero del 2049.

La oficina de El Barón es toda una maravilla de la intimidación: una habitación llena de emblemas arcanos, estantes con hierbas para hechizos, frascos con pócimas, muñecos vudú con fotos de enemigos caídos del gobierno colombiano y sus aliados en el extranjero, cráneos colgando de las paredes, y en la pared detrás de su escritorio, su emblema personal: un extraño símbolo compuesto por un altar con una cruz y dos ataúdes, rodeados de símbolos mágicos. Entrar ahí, es adentrarse en la guarida del más siniestro de los médicos brujos, capaz de destruir a un enemigo, ya sea usando los artilugios sobrenaturales más sucios, o las intrigas más elaboradas. Este es un maestro de las artes de la magia y la manipulación de la gente.

Su  importancia dentro de la jerarquía de la Orden del Libro Verdadero, hace que el presidente colombiano, Edward Salazar, lo trata con una mezcla de respeto, camaradería, y un poco de temor reverencial. Después de todo, El Barón es uno de sus principales benefactores y, por ende, encarna uno de los mayores pilares de su régimen:

—Cuénteme, su majestad. ¿Cómo le fue en la Federación Amazónica? —pregunta Edward cordialmente.

—Las cosas van viento en popa, presidente —responde alegremente El Barón, con su característica voz nasal, mientras fuma con placer un habano—. Estuve dando instrucciones a nuestros activos en el país para que se levantaran en armas. Gracias a ello, hace unos días se formaron grupos guerrilleros que están atacando la infraestructura minera amazónica. Además, gracias a nuestros espías, descubrimos un caso de corrupción que ha provocado una purga dentro del ejército. La Federación Amazónica sigue siendo fuerte, pero estos ataques los obligarán a ralentizar el crecimiento de su poder militar. Aunque, si me lo pregunta, hubiera preferido que el hijo de Protogion hubiera tenido éxito, pero qué se le va a hacer.

El año pasado, Sebastião Heigui, bajo órdenes de El Barón, se reunió con dos miembros del gabinete de la Federación Amazónica. Su misión era entregarles información que les hubiera permitido tomar por sorpresa a Guyana, aumentando su línea costera en el Mar Caribe, para así no depender de Trinidad y Tobago. En realidad, todo era una treta organizada por El Barón para llevar al ejército amazónico a una trampa, en la cual hubieran sufrido una derrota tan catastrófica, que hubiera amenazado la propia existencia del país.

—¿Supieron al fin por qué lo descubrieron? —pregunta el presidente Salazar. Está temeroso de que los atlantes hayan plantado espías en la red de inteligencia de su país.

—Si se pregunta si infiltraron mi organización, no se preocupe, presidente —relata tranquilamente El Barón con un toque de ironía—. Resulta que el chico cometió una imprudencia al revelarse como hijo de Protogion. Los atlantes desconfían de todo aquel que lleve el apellido Heigui, y ese fue su error. Afortunadamente, la muerte de dos miembros del gabinete amazónico sirvió como premio de consolación a nuestra causa.

El burócrata y el militar que Sebastião ejecutó hace un año por tratar de traicionarlo, eran el secretario de guerra, Helder Prens, y el comandante del ejército, general Eleuterio Rojas, ambos miembros importantes del gobierno amazónico. Si bien el impacto de su muerte no pasó de ser una tragedia sin consecuencias políticas importantes —ya que fue vendida como un «trágico accidente»—. Secretamente, sirvió para enviarle un mensaje a la Federación Amazónica: Colombia no estaría dispuesta a perder otro departamento más; su política expansionista sería combatida con todos los medios posibles y hasta las últimas consecuencias.

—Phew —Edward suspira profundamente aliviado—, que bueno que no fueron espías. Bastantes problemas tengo ya dirigiendo este país. Su majestad, déjeme decirle que es todo un honor que haga parte de este gobierno. Su labor en el Ejército de Lemuria ha sido magistral y sin usted, hace rato habría sido derrocado.

—El placer es mío, presidente —replica halagado El Barón entre risas—. Después de todo, la Orden del Libro Verdadero siempre ha sabido proteger a sus aliados.

Vestido con un elegante traje y sombrero de copa negros, el cual oculta su ausencia de cabello, El Barón es un anciano de raza negra de ojos con un extraño brillo verdoso y orejas puntiagudas que realzan su imagen de brujo maestro de las artes arcanas, y a su vez, lo envuelven en un halo de misterio que cubre su verdadera naturaleza. El Barón es además, un veterano con muchos milenios de historia y el segundo al mando de la Orden del Libro Verdadero, que junto a la Casa Heigui, constituyen el principal soporte del gobierno Salazar y de muchos otros por toda América Latina.

—Por cierto, ¿Cómo van los preparativos para el ritual? —pregunta el presidente.

—Hasta la fecha hemos conseguido el control de la mayoría de los países de la región, desde México hasta Argentina. Descontando la Federación Amazónica, aun se resisten Costa Rica, Panamá, Nicaragua, las Bahamas, Perú, Haití y República Dominicana, y calculo que Trinidad y Tobago nos pertenecerá antes de que acabe este año, pero no importa. Con los que están en nuestras manos, podemos dar por concluida la Primera Fase del ritual. Ahora necesitamos con urgencia poner en marcha la Segunda Fase. —expone alegremente El Barón tras terminar su habano e inmediatamente encender otro.

La ola revolucionaria que ha cubierto a toda América Latina ha obedecido a un plan, fraguado por la Orden del Libro Verdadero y sus aliados, la Casa Heigui. Por ello, no es coincidencia que los gobiernos que han retirado a las elites proatlantes en sus respectivos países, una vez en el poder, viran su política exterior hacia los intereses de Brasil, el epicentro del poder de los enemigos del Imperio de la Atlántida. Esta ola ha llegado incluso a alcanzar a las dependencias que aun quedaban en el continente, ya que la inmensa mayoría se ha independizado de sus respectivas metrópolis y, tal y como ha sucedido con otros países de la región, se han alineado con la política exterior brasileña, dirigida por el patriarca de los Heigui, Protogión de Eta Efevrétis. Un plan que, de acuerdo con El Barón, no ha sido completado aún.

—¿Segunda Fase? ¿Por qué se tardan tanto en hacerlo? ¿Qué les hace falta para realizarlo de una vez? —recalca Edward con insistencia.

Aunque es uno de los aliados más fieles de la Orden del Libro Verdadero, el presidente Salazar no está al tanto de los detalles más específicos de su plan maestro, principalmente por su limitado conocimiento sobre la magia. No obstante, El Barón, a manera de recompensar su lealtad, siempre está dispuesto a aclararle sus dudas, en una manera que pueda comprenderlas:

—No es tan sencillo, presidente. La Primera Fase nos permitió crear un área de efecto, esto es, los países que serán afectados por el mismo. La Fase Dos consiste en la preparación del epicentro del ritual…

Edward cae en cuenta por qué la Orden del Libro Verdadero lo necesitaba con insistencia en la presidencia, así como su papel en todo el plan maestro cocinado por sus benefactores. Por ello, interrumpe a El Barón y sin asomo de molestia, expresa —¿Me está diciendo que el epicentro del ritual será en Colombia?

—Correcto, presidente. La única forma de realizar ese ritual era controlando este país. Y claro, necesitábamos instalar a un gobierno amigo, un presidente en quien pudiéramos confiar. Yo le pedí a Harriet que investigara a fondo todos los candidatos de la última campaña presidencial, y concluimos que usted era nuestra mejor opción.

Escuchar a El Barón le trae muchos recuerdos a Edward, quien estaba ultimando detalles para decidirse si o no participaba en las elecciones presidenciales del 2046. Un día, el anciano nephila tocó su puerta y le ofreció ayudarlo a ganar, a cambio de que colaborase en «un plan que cambiaría el mundo entero, para siempre». Tras escuchar los pormenores generales del mismo, él aceptó y gracias al apoyo de la Orden del Libro Verdadero, logró una arrolladora victoria con el 65% de los votos y el resto, es historia.

—Debo decir que me siento muy halagado de que ustedes hayan pensado en mí, su majestad. —recalca Edward, antes de juntar sus manos en posición piramidal y retomar el tema del ritual— Ahora bien, Colombia es muy grande. ¿Qué parte del país será usada como epicentro?

—La ciudad de Cartagena. —El Barón responde casi de manera automática.

—¿Por qué ahí?

El anciano nephila se queda en silencio por unos segundos, dudando si responder, ya que los detalles son muy específicos y en su lugar, responde: 

—Digamos que es debido a un capricho del destino. Es una historia muy larga y quisiera contársela después.

No teniendo intención de presionar a su mecenas, Edward decide matar el tema y desviarlo hacia otro asunto igual de importante:

—Está bien, su majestad. Además, usted y yo tenemos que abordar el cómo vamos a acabar con los agentes atlantes en este país.

—Por supuesto —replica El Barón tras aspirar placenteramente un puro y ahogar una mosca con el humo que expide su boca—. Con respecto a ellos, le tengo buenas noticias: hemos infiltrado el círculo cercano de Lázaro Gómez y ahora sabemos cómo matarlo. Es más, Harriet va en camino a traerme su cabeza.

—¿De verdad? —dice Edward, con cierta incredulidad—. Tenía entendido que eso era imposible. ¿Cómo lo lograron?

—Jajaja —El Barón sonríe efusivamente mientras pone su puro en un cenicero en forma de calavera—, señor presidente, he estado en este negocio desde hace siglos. Mis espías son los mejores del mundo. Para nosotros, nada es imposible.

El Ejército de Lemuria es la rama militar de la Orden del Libro Verdadero y, aparte de proveer asistencia a los ejércitos de los líderes mundiales aliados a la orden, también cuenta con una policía secreta que, entre otras cosas, ha estado al servicio de los intereses de los gobernantes aliados a la orden. Por ende, es uno de los pilares que sostienen al gobierno de Salazar. Lo que la opinión pública no sabe, es que la entidad ya operaba en Colombia desde el 2040, colaborando con los enemigos del régimen amenista. No se tiene certeza sobre su origen, pero estuvo muy activo durante la Primera Guerra Mundial, contribuyendo enormemente a la causa de las Potencias Centrales, siendo El Barón, el arquitecto tras su creación.

Su poder es tal, que operan como una entidad paraestatal, con sedes por todo el mundo, siendo una de ellas, un rascacielos de cuarenta pisos ubicado en el centro de Florencia —ciudad del sureste colombiano—, donde cuenta con numerosas oficinas que se dedican a tareas muy diversas, desde bodegas de hackers destinadas a fabricar tendencias favorables al gobierno de Salazar en redes sociales, redes de espías que se extienden por todo el mundo, divisiones de sabotaje cibernético, infiltración de gobiernos y organizaciones enemigas, centros de entrenamiento para cuadros dirigentes, y hasta un comando militar con miles de hechiceros bajo su mando —que oficialmente, no existe—, el cual ha sido desplegado en muchas ocasiones por toda América Latina, siendo fundamentales en los sucesivos golpes que la Orden del Libro Verdadero le ha propinado al Clan de la Atlántida en la región.

Tal es su influencia dentro del gobierno colombiano, que el presidente Salazar les autorizó convertir el Departamento del Caquetá —el segundo más grande de Colombia, y cuya capital es Florencia— en una «Zona de Seguridad Especial», lo que esencialmente deja esa parte del país bajo control directo de la orden, para vigilar la expansión de la Federación Amazónica por la región —y con la cual hace frontera—, servir de campo de entrenamiento para sus milicias, además de la administración civil, convirtiendo a El Barón en una especie de gobernador vitalicio. No por nada, muchos consideran al Ejército de Lemuria «un estado dentro de otro estado».
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Un día después.

Pocas ciudades en Colombia han tenido un crecimiento tan vertiginoso como Puerto Carreño. Fundada en 1922, fue durante gran parte de su historia, poco más que un pueblo perdido en medio de los llanos orientales, propenso a las inundaciones por hallarse a la orilla de tres ríos —el Meta, el Bita y el Orinoco—, y que solo tenía de especial el ser capital del Vichada, el actual departamento más grande de Colombia, tras la anexión del Departamento del Amazonas por parte de la Federación Amazónica en 2045.

Esto cambió con la llegada de Lázaro Gómez al pueblo. Se dice que nació en algún lugar del Vichada en el año 1990, pero más allá de esos detalles, su pasado es todo un misterio. Lo cierto es que, en el año 2022, irrumpió en la política nacional, como uno de los primeros senadores oriundos del llano, llegando a convertirse en el vicepresidente del senado y el hombre más rico de todo el oriente colombiano. Gracias a su dinero y poder, convirtió a Puerto Carreño, de un pueblo de poco más de 20 mil habitantes, a una ciudad moderna de más de 300 mil almas en poco más de 20 años, con rascacielos de más de cincuenta pisos —los más grandes de los llanos orientales—, avenidas de cuatro carriles y hasta rutas intermunicipales, que conectan la ciudad con el resto del prácticamente despoblado oriente colombiano.

Pero el mayor testamento del reciente poder económico de Puerto Carreño y de la influencia de Lázaro Gómez sobre la región, es la Ciudadela del Llano: construida en el centro de la ciudad, es un rascacielos de base octagonal, con 130 metros de alto, con una fachada hecha enteramente de cristal polarizado, rodeado de hileras de luces LED, que cambian constantemente de color y le otorgan un aspecto futurista, siendo el edificio más alto de la capital del Vichada, y a su vez, la residencia del senador.

Y es en la azotea de dicho edificio, iluminada por un exótico sistema de treinta postes con parlantes incorporados, se está desarrollando una gran fiesta —su cumpleaños—, ambientada con buena música llanera, alcohol y por supuesto, mujeres muy hermosas.

—Jajaja, ¡eso, muchachos! ¡Beban, bailen y disfruten de la compañía, que la noche es joven! —exclama animado el senador Gómez tras tomarse un trago, sentado en un gran sillón con una joven, quien pregunta con preocupación por la enorme presencia militar en la fiesta:

—Amor, ¿por qué hay tantos milicos aquí? Casi parece que hubiera más gente armada que invitados.

—Tengo enemigos poderosos, Eclipse —responde Lázaro mientras acaricia la larga cabellera de la chica, sin mirarla—. Estos militares que ves aquí son una medida de seguridad necesaria.

Aunque como político, es un personaje con muchas influencias, es a su vez muy desconfiado. Con las muertes de prominentes líderes proatlantes como Abimael Uribe y Manuel Morales, Lázaro Gómez es actualmente, el político opositor más destacado que le queda al gobierno de Edward Salazar. Esto lo ha llevado a extremar sus medidas de seguridad, contratando mercenarios y rodeando su hogar de drones equipados con armas láser de alto calibre, que le otorgan al senador una sensación de seguridad.

—¿Enemigos? —pregunta Eclipse, extrañada— ¿Acaso vos no contás con el apoyo de los atlantes? Ellos te pusieron donde estás y hasta ahora, no les has defraudado. No te dejarán morir.

—Si, pero no debo confiarme. Por eso todo mi equipo de seguridad está compuesto enteramente por lilims. Aun así, hay que tener en cuenta que La Orden del Libro Verdadero se ha hecho fuerte, y ya han conseguido poner presidente en este país por primera vez en su historia, pero, igual como sucedió en la Primera Guerra Mundial y durante la Guerra Fría, perderán. Lo han intentado desde hace siglos, pero el imperio siempre ha prevalecido. Esta vez no será diferente.

Confianza y prudencia son dos cualidades que siempre han caracterizado a Lázaro Gómez. De tez morena clara, y un rostro donde el blanco de la vejez y el negro del ímpetu se entremezclan en su pelo y barba. Su carencia de arrugas pese a sus 59 años, contextura fornida y elegantemente vestido todo de blanco, indican que es alguien que, pese a su edad, está más que listo para enfrentar a todo aquel lo bastante temerario para enfrentarlo. Como prueba de ello, tiene un siniestro collar de oro que cuelga de su cuello —y exhibe con orgullo—, adornado con los colmillos de todos aquellos que han intentado matarlo y no han vivido para contarlo, contándose un total de 60 dientes.

—Por eso te amo, Lázaro. Siempre tenés la razón. —responde la mujer, tras darle un apasionado beso, denotando la confianza que tiene en sus palabras.

Superficialmente, el perfil de Eclipse Lusinyan tiene todas las características de una «novia trofeo». Nacida en 2024, en una familia de la alta sociedad uruguaya de origen armenio, fue Miss Uruguay con tan solo 19 años y de ahí, saltó al modelaje, profesión que actualmente desempeña con mucho éxito en Colombia, siendo una de las razones por las que siempre viste de forma muy reveladora —para la ocasión, solo usa un top y un short negros, así como botas de cuero del mismo color, que complementa con un collar de esclava color lavanda—. No obstante, un examen más detallado revela otra historia: su nombre se debe a que nació bajo un eclipse lunar, su albinismo —razón por la que su piel es blanca como lomo de armiño y sus ojos son plateados— y gran estatura, le hicieron objeto de burlas en su niñez, siendo inédito su paso por un concurso de belleza y posteriormente, su consolidación en una industria muy exigente y hasta cierto punto, conservadora con sus estándares.

Su historia particular fue lo que atrajo a Lázaro Gómez a ella. Aunque él es un hombre de provincia y ella es citadina, ambos son personas que no lo han tenido fácil, pero que, gracias a sus méritos, han sabido consolidarse como campeones de la vida. Aun así, hay cosas del uno que son todo un misterio para el otro.

Analizando el collar de su novia, Lázaro nota un detalle que lo llena de inquietud: 

—Eclipse, ¿qué significan las letras «H-D»?

Dichas letras se hallan escritas a ambos lados del collar de ella. Como el senador Gómez no es muy dado a los detalles, jamás le prestó atención, creyendo que solo era otra más de las «locuras» de su chica. Pero, a más de tres meses de relación, siente que ya es el momento de aclarar su duda.

Percibiendo la sospecha de su novio, Eclipse, con gran seguridad responde: 

—Vamos bo, esas letras son por High Definition. Significa que yo ya me definí por vos, porque te amo más que nadie. —concluyendo su respuesta con un beso.

Conforme con esa respuesta, Lázaro acaricia a su chica y con una tierna sonrisa, replica:

—Gracias, amor. Y perdona por dudar de ti.

Él está convencido de que Eclipse es la chica con la que se quedará el resto de su vida.
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Poco antes de la media noche y mientras la fiesta privada en la azotea de la Ciudadela del Llano estaba en su mejor momento, un grupo de diez personas ingresa pomposamente al vestíbulo. Todos están vestidos con uniformes de combate negros, armados con fusiles de asalto y equipados con rastreadores —una combinación entre auricular y lente inteligente, diseñado para mejorar tanto la visión como el oído del soldado—. El nutrido equipo de seguridad del edificio de inmediato les corta el paso, apuntan con sus armas y advierten:

—Lo siento señores, pero no pueden pasar. Esto es propiedad pri…nnnggghhh.

El guardia, tras ser tocado por una mujer de pelo lavanda, repentinamente empezó a sufrir de una fiebre tan fuerte que le hace sangrar copiosamente por la nariz, provocándole una embolia cerebral que lo hace colapsar en cuestión de segundos, ante la mirada atónita del resto de sus compañeros.

Los demás guardias abren fuego, pero uno de los hombres de negro levanta una barrera de hielo con un chasquido, evitando que sus compañeros fuesen acribillados. De la barrera, emergen docenas de estacas —no notadas por los guardias—, las cuales son disparadas directamente hacia sus corazones, neutralizando la amenaza.

Al ver que no hay retaliación por parte de los defensores, la chica de pelo lavanda ordena:

—André, ya puedes bajar la barrera.

—Como ordene, mariscal Drake.

Ante la orden de Harriet, el joven Heigui deshace la barrera con un chasquido, revelando que efectivamente, todo el vestíbulo ha quedado plagado de cadáveres. Aunque para su sorpresa, alrededor de veinte guardias han sobrevivido a la masacre, transformándose en monstruos.

Viéndose obligados a entrar en batalla, Harriet ordena a sus hombres: 

—¡No dejen que esos lilims avisen al senador Gómez o perderemos el elemento sorpresa! ¡Mátenlos de inmediato!

Uno de los lilims, transformado en un simio de seis metros de alto, intenta aplastar a uno de los hombres de negro, pero este esquiva el ataque con un salto mortal hacia atrás, dejando el espacio libre para que André lo empalase con una estalagmita de hielo.

Otro monstruo, con forma de hombre caimán de más de siete metros de alto —el lilim más grande y fuerte del grupo—, consigue tomar desprevenido a uno de los hombres de negro, lo toma con sus fauces y lo decapita con el primer mordisco, para tragarse el resto de su cuerpo con el siguiente. Esto enfureció a Harriet, quien cubre su fusil con líneas irregulares brillantes de color escarlata, haciendo que este dispare una ráfaga de rayos láser envueltos en llamas, pero la gruesa piel del monstruo, hacen que esos disparos solo le causen comezón.

La hechicera esquiva un coletazo del reptil con un fuerte salto, que la eleva hasta el techo del vestíbulo, desde donde guarda su fusil en su espalda, se impulsa y se lanza directamente hasta el hombre caimán, quien se la traga de un bocado.

Creyendo que había vencido, el lilim ruge victorioso… hasta que, misteriosamente, sus entrañas arden en fuego negro, que se extiende por todo su cuerpo a tal velocidad que el monstruo colapsa en segundos. Las llamas místicas disuelven su carne hasta que solo quedan los huesos, de cuyo interior emerge Harriet Drake con heridas insignificantes.

Para cuando el hombre caimán es consumido, el balance fue positivo para los invasores: cuarenta lilims muertos y una sola baja. Sin embargo, este no es satisfactorio para Harriet:

—Diablos, me descuidé.

—No se preocupe, mariscal Drake —replica André, buscando consolarla—. Nada hubiera podido hacer.

—Tienes razón, muchacho —manifiesta Harriet, mientras guarda su fusil en su espalda—. Además, aún tenemos una misión que cumplir.

Mientras el grupo entra en uno de los ascensores, André cae en cuenta de algo importante —Señora, si sabíamos que el objetivo estaba en la azotea, ¿por qué no simplemente entramos desde arriba?

Justo después de que la puerta se cierre y todos adaptan sus rastreadores al modo visión nocturna, Harriet responde —André, no se trata de entrar lanzando hechizos a lo loco. Ya viste lo que pasó allá abajo. Reuní a nuestros mejores hombres, y aun así tuvimos bajas. Para vencer a un enemigo como Lázaro Gómez, se requiere de…estrategia.
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La azotea de la Ciudadela del Llano se ha convertido en una pista de baile, donde todos, incluidos los anfitriones, bailan al son del joropo —una danza típica del llano, en el que las parejas bailan zapateando, separadas a poca distancia y al ritmo de las cuerdas del arpa, que son tocadas a gran velocidad—, y se está pasando un muy buen ambiente.

Y entonces, las luces y la música se apagan.

Debido a la noche inusualmente nublada, la azotea ha quedado en la oscuridad total, lo cual hace que todos entren en pánico. Excepto el anfitrión:

—No se preocupen, solo fue un fallo en el sistema de iluminación. La luz regresará dentro de poco, pero por favor, permanezcan en calma.

En efecto, solo pasaron cinco minutos para que el servicio de luz se restableciera en el edificio. Pero para sorpresa de los presentes, todos los guardias estaban padeciendo claros síntomas de embolia cerebral, los drones de seguridad ya no estaban, y en el centro de la pista de baile, se hallaba una sonriente Harriet Drake.

—Helo, wat a weih yu?[1] —Harriet saluda sarcásticamente a su enemigo en su natal pitcairnés, mientras desactiva el modo visión nocturna de su rastreador.

Todos los asistentes corren despavoridos de la azotea rumbo a los ascensores. Sus instintos les gritan que ella fue la responsable de dicha matanza, y no quieren ser los próximos en la lista.

Enfadado por la intromisión, los ojos de Lázaro inmediatamente se transforman, revelando su naturaleza como lilim y mientras estira su cuello, responde —Harriet Drake. Ya me preguntaba cuando sería el día en que tendría la oportunidad de arrancarte la cabeza, ¡extranjera muerta de hambre!

Gracias a la reforma constitucional impulsada por el presidente Salazar en 2046, todo extranjero que haya vivido al menos 5 años ininterrumpidamente en el país, podría solicitar la ciudadanía colombiana y, por ende, los derechos que emanan de esta, como el ejercer cargos públicos en todas las ramas del Estado. De esta forma, los hechiceros que El Barón en persona reclutó por todo el mundo y entrenó para apoderarse de países enteros, repentinamente obtuvieron carta blanca para infiltrar la totalidad de las instituciones del país. La infiltración ha sido tan sistemática, que actualmente, el 25% de todos los funcionarios del país nacieron en el extranjero, incluso si estos provienen de lugares —como las Islas Pitcairn, tierra natal de Harriet— que muchos en Colombia ni siquiera pueden ubicar en un mapa.

Meciendo la cabeza burlonamente, la senadora Drake advierte: 

—Típico de usted, senador Gómez. Ni siquiera se molesta en mirar a su alrededor. Yo siendo usted, debió preguntarme «¿cómo pudimos desactivar todo su sistema de seguridad, si supuestamente los que sabían cómo funcionaba, se contaban con los dedos de las manos?».

Lázaro mira a su derecha y para su espanto —y tristeza— ve a su novia apuntándole a la cabeza con un perdigón de cristal:

—Eclipse, no…

La chica, con algo de pesar, pero con la firme convicción de hacer lo correcto, responde:

—Perdoná bo, pero vos sos un lilim y yo pateo de zurda. Lo nuestro no habría funcionado.

Ella dispara el perdigón y este perfora la sien de Lázaro, atraviesa su cerebro y sale del otro lado, haciendo explotar el lado izquierdo de su cabeza. Él cae inerte al suelo, mientras su cabeza empieza a sangrar copiosamente.

Muerto el lilim, Eclipse llega hasta Harriet, quien sujeta el aro de su collar, obligándola a inclinarse para fundir sus labios en un apasionado beso.

—Lo hice bien ama, justo como usted me lo ordenó. Lo seduje, hice que se enamorara de mí y me confiara sus secretos. Tenía sus cosas buenas, pero no era usted. Le juro que fueron los tres meses más largos de mi vida. —expresa animadamente Eclipse el saber que su misión había concluido.

—Así es, mi bella sirviente —Harriet replica con una sonrisa lujuriosa—. André y los demás desactivaron el sistema de seguridad de este edificio, y no lo hubieran podido hacer sin ti. Salgamos de aquí para…recompensarte.

Resulta que las letras «H-D» son las iniciales de «Harriet Drake», su novia y ama, con quien comparte muchas cosas, siendo cuatro las más notables: ser lesbianas, ser aficionadas a los juegos sexuales —como el juego del amo y el esclavo—, tener aptitudes para la magia y el ser discípulas de El Barón. Mientras la pitcairnesa incursionó en la política, la uruguaya se hizo un nicho en la farándula, y desde ambos frentes colaboraron para cambiar a la sociedad colombiana, haciéndola cada vez más receptiva al mensaje que la Orden del Libro Verdadero quería inculcar, un mensaje que tiene en el país sudamericano, a su presidente, Edward Salazar, como su principal vocero.

Y mientras las dos están a punto de llegar al ascensor, lo inesperado sucede:

—¡AAAGH! ¡¿A DÓNDE CREEN QUE VAN?!

De alguna manera, Lázaro consiguió regenerarse del disparo de Eclipse, para total espanto de las chicas.

—¡¿Cómo es posible?! —pregunta la uruguaya.

—¿Acaso lo olvidaste? —Lázaro abre sus ojos, revelando que estos son…diferentes— La magia, es la ciencia de hacer posible lo imposible.

Al reconocer la forma de los ojos de su enemigo, Harriet concluye —¿Esclerótica negra e írises dorados? Tienes un ardat lili modificado… ¡igual que el de Taylor Steel! Eso significa que Harkotian de Pi Idiofiyía es tu amo, y podría apostar mi vida que Xiomara Cardozo e Istvan Halász también están en su nómina.

—Jajaja, ¡todo lo que dices es verdad! —confirma Lázaro con orgullo—. Ya que Protogión cambió de bando, el Emperador autorizó al amo Harkotian deshacerse de él. Gracias a él, consolidé mi control sobre el oriente colombiano y, para recompensarme, hace unos días me ha bendecido con la… inmortalidad.

Tras dicha revelación, Harriet concluye que el señor de Estados Unidos fue el «apoyo indeterminado» que ayudó a formar la Federación Amazónica, el mayor escollo que enfrentan tanto la Orden del Libro Verdadero, como la Casa Heigui, en la consecución de sus planes.

—¿Inmortalidad? Bo, creo que estás delirando. —dice Eclipse, mientras hace una mueca de rechazo y se pone en guardia.

No dejándose llevar por la rabia, Lázaro señala a las chicas y replica: 

—¡Cumpliré el dictamen del amo Harkotian! ¡Soy la vanguardia de su destrucción!

El lilim simplemente extiende su brazo derecho, chasquea sus dedos y expulsa un potente tornado que no solo manda a volar a Eclipse y Harriet, sino que deja a esta última con cortes por todo su cuerpo, los cuales hubieran sido peores, de no ser porque la chica albina se puso de escudo humano, y pese a esto, no sufrió ningún rasguño.

Harriet se sorprende del poder de ese hechizo, ya que ahora están a casi un kilómetro de la Ciudadela del Llano.

No pasa mucho para que ambas puedan ver a la distancia el cómo su enemigo se acerca a ellas a toda velocidad. Ellas se preparan para encararlo, sabiendo que será una dura batalla…

Y entonces desaparece de su vista.

Harriet queda estupefacta, pero Eclipse inmediatamente la empuja, salvándola de una ráfaga de aire cortante proveniente de los cielos.

Las dos miran hacia arriba y ven a Lázaro, quién con cada chasquido, crea potentes ráfagas de viento cortante, cada una tan poderosa como para cortar en dos un edificio de cinco pisos.

Una de estas ráfagas pasó rozando la cabeza de Harriet, cortando su cabello, por lo que al sentir lo cerca que estuvo de morir, dijo consternada —Por El Cuarteto, que suerte tuve.

Llega un momento en el cual las ráfagas son tantas, que se hace imposible esquivarlas y al ver varias que están a punto de despedazarla, deja de esquivarlas y se prepara para morir.

—Byureghya Mashk[2]

Pero, una vez más, Eclipse se puso de escudo humano, salvando a su ama de una muerte segura. Resulta que la uruguaya es una alquimista, un tipo de hechicero especializado en la transformación de la materia. En su caso, ella puede cristalizar el sudor generado por su cuerpo, creando una barrera muy efectiva contra la Magia de Viento del lilim. Debido a las particularidades de su magia, usa poca ropa para que el sudor no se pegue en sus prendas y, por ende, esta defensa sea más efectiva.

Mientras las ráfagas cortantes de Lázaro se estrellaban inocuamente con el cuerpo cristalizado de Eclipse, Harriet no pierde la oportunidad de increpar a su salvadora: 

—¡¿Por qué no usaste tu magia antes?!

—Estaba a punto de ir a golpearlo yo misma, pero al ver lo cerca que estuviste de morir, tuve que retroceder y salvarte el pellejo. —explica Eclipse, mientras espera pacientemente a que el lilim deje de disparar.

En efecto, al ver la inutilidad de sus ataques, Lázaro deja de lanzarlos. No está usando el poder suficiente para quebrar la defensa de la traidora.

Necesita un poder más grande.

El senador se cubre de un aura brillante, pero gélida, desvelando su Metamorfosis Alfa, que lo transforma en un ser mitad ciervo, mitad ave. Sus manos cambian a fuertes garras como las de un águila, sus pies toman la forma de pezuñas, y todo su cuerpo se cubre de un pelaje gris plateado con líneas de circuito verdes que brillan intermitentemente. Al culminar su transformación, su aura desaparece y emite un chillido metálico, tan frío, desalmado, y tenebroso, que parece enfriar las mismas entrañas del alma.

Intrigada y visiblemente nerviosa, Eclipse hace una mueca de asombro y pregunta:

—Ama, ¿qué… demonios es esa… cosa?

—Eso, mi bella sirviente, es un peryton, el lilim más poderoso de todos —explica Harriet, intentando no dejarse controlar por su miedo—. Estas cosas fueron creadas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y creía que habían sido destruidas tras la caída del Tercer Reich. Que haya uno aquí, es una señal de alerta que no debemos pasar por alto.

—¿A… qué se refiere?

—Creo que Harkotian tiene planes que nosotros no conocemos.

La conclusión de Harriet hace que Eclipse empiece a sudar frío. Pero ahora, la concentración de Eclipse y Harriet debía centrarse en una cosa: matar a Lázaro Gómez.

El lilim empieza a aletear furiosamente sobre sus enemigas, creando ráfagas de viento mucho más monumentales que las que originalmente lanzaba. De hecho, la uruguaya nota que ni siquiera su magia es suficiente como para protegerse de ellas, por lo que se ve obligada a esquivarlas.

Es necesaria otra estrategia.

—¡Harriet! ¡¿Por qué no usás tu magia?!

—Mi poder no sirve contra su Magia de Viento. Yo puedo alterar la temperatura de todo lo que toco. Si intento atacarlo a distancia, solo haré más peligrosas sus ráfagas de aire.

Aunque tanto la pitcairnesa como la uruguaya son hechiceras muy talentosas, sus poderes son inútiles contra los del colombiano, ya que este último puede contrarrestarlos sin demasiado esfuerzo. Mientras la magia de Eclipse solo funciona a corta distancia, Harriet no tiene la habilidad suficiente como para neutralizar la Magia de Viento de Lázaro por medio de la alteración de la temperatura del aire.

¿Qué hacer ante un enemigo que aparentemente es invencible?

—A menos que…

Harriet saca el fusil de asalto de su espalda y apunta al cuerpo del lilim. Aunque la distancia entre ambos es considerable —alrededor de trescientos metros—, basta como para propinarle una buena ráfaga de disparos que si bien no logran matarlo, si consiguen hacer que deje de lanzar sus mortíferas ráfagas de viento.

Casi como si estuviese leyendo la mente de la pitcairnesa, la uruguaya se lanza al ataque contra el lilim, quien a pesar de estar inmovilizado por la lluvia de disparos láser que atraviesan su cuerpo, su asombrosa capacidad regenerativa lo mantiene con vida.

Cuando ella está a muy poca distancia de su enemigo, Harriet deja de disparar, lo cual aprovecha Lázaro para proseguir con su ataque…

—Virus Sury[3]

Teniendo a su enemigo cara a cara, Eclipse solidifica su cuerpo y transforma sus manos en filosas espadas de cristal que hinca en el pecho de su enemigo, quien de inmediato agarra a la chica albina con su mano izquierda y trata de estrujarla con su fuerza sobrehumana.

—¡AAAGGH! —Lázaro aprieta tan fuertemente la humanidad de su exnovia, que puede escuchar el cómo su cuerpo se quiebra y, combinados con su agónico grito de dolor, son una dulce serenata para el despechado lilim. No se trata solo de matar a la traidora: ella tiene que sufrir por todo el dolor que le ha causado.

Preocupada, Harriet cubre su fusil con líneas irregulares color púrpura y, ayudándose con su rastreador, lanza potentes ráfagas de balas de fuego negro directamente al brazo de su enemigo. Estos disparos son tan veloces que desgarran la carne y huesos del monstruo, pero no logran liberar a su chica; su capacidad de regeneración es tal, que cualquier cosa que le lance apenas si logrará hacerle un rasguño.

Convencido de que Eclipse está en sus momentos finales, Lázaro declara con desdén: 

—Humana insolente. Tus poderes no pueden compararse al de la bendición de mis Dioses. Y pensar que quería casarme contigo. ¡Eres patética!

Sin embargo, la uruguaya, a punto de perder el conocimiento, saca su última carta:

—Ol… vi… das… te… al… go…, es… tú… pi… do…

Repentinamente, el cuerpo del lilim empieza a llenarse de cristales, un fenómeno que va paralelo a su progresiva pérdida de la movilidad. Sin quererlo, él se está transformando en una estatua de cristal.

Cuando el brazo que aprieta a Eclipse se cristaliza, Harriet, con la ayuda de su rastreador, hace un disparo preciso que lo destroza en mil pedazos, momento que la uruguaya aprovecha para deshacer su armadura de cristal y explicar el extraño fenómeno:

—Lázaro, aunque tengás regeneración instantánea y tu cuerpo sea sintético, tu sangre aun cuenta con metales como el sodio, los cuales yo uso para endurecer mi piel. Cuando te ensarté con mis espadas de cristal, lo hice para realizar el mismo fenómeno…en tus entrañas.

Con más del 90% de su cuerpo cristalizado, el lilim apenas se puede mantener en el aire, momento que aprovecha Harriet para hacer el tiro de gracia: su fusil es cubierto de líneas irregulares púrpura y dispara un potente rayo de fuego negro, el cual hace estallar a su enemigo en miles de fragmentos de cristal que se disuelven en el aire.

En efecto, aunque sus características hacían a Lázaro Gómez prácticamente inmortal, no era invencible. Incluso cuando un reto parezca infranqueable, es cuestión de no dejarse llevar por la insondable sensación de derrota, pensar con cabeza fría y tarde o temprano, la solución será encontrada.

Tras matar a la bestia, Eclipse siente un mareo repentino que le hace caer en picado hacia el suelo. Harriet ve caer a su amada y se apresura a cargarla con sus brazos, salvando así su vida:

—Te tengo, bella sirviente.

Eclipse pone su mano en la mejilla de Harriet y, antes de que pierda el conocimiento, dedica unas palabras finales:

—Quiero… descansar… a… ma.

La pitcairnesa recuerda que la magia de su sirviente consume grandes cantidades de fluidos corporales, razón por la cual debe procurar siempre estar bien hidratada. El consumo de alcohol así sea en pocas cantidades, reduce dramáticamente estos fluidos, por lo que ella, por más que quiera, no puede beber y usar su magia al mismo tiempo, ya que podría morir de deshidratación. Cuando despierte, deberá castigarla por haber caído en una tentación que, para ella, podría ser mortal.
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Bogotá, un día después.

En sus dieciocho años de vida, Sebastião Heigui siempre se ha acostumbrado a ser superior a sus enemigos. De hecho, desde el día en que su madre le enseño a usar Magia de Fuego cuando tenía siete años, él nunca ha perdido una batalla.

Hasta ahora.

—Pero qué decepción me he llevado, jovencito. Según tus palabras, tú me darías una paliza a mí. No al revés.

En el interior de una arena subterránea, de forma circular y ochenta metros de diámetro, ubicada bajo la superficie de la capital colombiana, Xäphía Niö’sänhi ha logrado lo que el joven vampiro creía imposible: ha sido derrotado de forma contundente.

—Gah, no… deja… ré… qué… me… ¡ganes!

Sebastião, negándose a rendirse, toma las fuerzas que no tiene para ponerse de pie y cubrir su cuerpo de brillantes llamas blancas, un acto de magia que sorprende a Xäphía.

—¿Magia de la Destrucción? Si puedes usar una Magia Cósmica, entiendo por qué tu reputación te precede.

Las Magias Cósmicas son el tipo de magia más avanzada que existe. Muy pocos hechiceros pueden manipularlas y solo existen dos: la Magia de la Creación, que se manifiesta como un cúmulo de energía oscura, y la Magia de la Destrucción, concentrada como una luz intensa. Parte de la peligrosidad de los lilims, es que pueden usar la Magia de la Destrucción de manera innata, pero muy pocos pueden controlarla; un problema que no tiene el mayor de los Heigui.

Sebastião se lanza al ataque y ataca a Xäphía con una rápida sucesión de puños y patadas, tan veloces que el ojo humano no puede verlas en su totalidad, y tan poderosas que su enemiga puede sentir el calor intenso, mayor que el de la superficie del sol. De hecho, ella ni siquiera se atreve a tocarlo, por temor a ser incinerada, así que se limita a retroceder y esquivar sus ataques lo mejor que puede…

—¿Tanto talento y esto es todo lo que puedes hacer? Decepcionante.

Para sorpresa del vampiro, los brazos de su enemiga se cubren de una sustancia viscosa de color púrpura que brota de su piel, la cual se solidifica a una velocidad impresionante, y con la que detiene los ataques de Sebastião, quien intenta lanzar una patada, pero ella cubre rápidamente su cabeza con el mismo material y lo golpea con tanta fuerza, que lo estrella contra la pared a más de treinta metros a sus espaldas.

Su aura de fuego estelar se apaga, su cuerpo ya no le responde. Está molesto consigo mismo por no poder dañar a esta mujer, pero no puede hacer nada. Sus esfuerzos fueron inútiles.

Mira a una de las gradas de la arena y ve a las únicas espectadoras, Dalila y Lucía, quienes están comiendo palomitas de maíz y disfrutando del combate. A ellas dirige su grito de auxilio:

—¡Hermanas! ¡Ayúdenme!

Pero ellas le responden con una contundente negativa:

—Lo siento mijo, pero en ese problema se metió usted solito. Hágale pues. —expresa Dalila mordazmente, mientras introduce una palomita en la boca de Lucia.

—Ella tiene razón. Nosotros pasamos por lo mismo y nadie nos ayudó. Además, tú tienes una responsabilidad muy grande y debes afrontarla. Te guste o no. —recalca Lucia la razón por la cual ellas no intervienen en apoyo de su hermano adoptivo.

Iracundo por su negativa, Sebastião solo rechista: 

—Traidoras.

Xäphía, quien se deshace de su capa protectora, toma al joven del cuello, adopta un ademán siniestro y replica: 

—Escucha bien, muchachito. Yo entrené a tus cuatro hermanos para prepararlos para la guerra que se avecina, y he guiado a tu padre y sus socios en el ritual con el que cambiarán al mundo. Usualmente soy muy paciente, pero, no pienso tolerar tus alardes. El tiempo corre y necesito prepararte para que madures de una jodida vez. Tu padre sacrificó el gran honor de ser un Jinete del Apocalipsis con tal de salvar a tus hermanos de Harkotian, y por eso te ha cedido el honor a ti, y me ha pedido que… corrija tus malas costumbres. ¡¿Acaso quieres decepcionarlo?!

El sermón de Xäphía tocó la consciencia del iracundo vampiro y, en un inusitado —y forzado— arranque de humildad, él responde: 

—No.

Aunque por su vestimenta —compuesta por una camisilla negra, un pantalón camuflado y botas de campaña—, luce humana, vista más de cerca, la apariencia de Xäphía Niö’sänhi es tan inusual, que da la impresión de ser un alienígena: de facciones orientales, ojos y pelo color lila, tiene dientes aserrados como los vampiros, pero puede notarse que sus orejas son inusualmente puntiagudas como las de un elfo. Por los pequeños raspones en su rostro, se ve que, por alguna razón, su sangre es verde como las hojas de un árbol y, su cuerpo expide un ligero olor a incienso floral. Incluso la sustancia que usó para crear su magia tiene una apariencia casi idéntica al ámbar. Pero el rasgo que más aterra a Sebastião es su poder: por alguna razón, esta «planta parlante» es casi tan poderosa como un nephila. 

Ella suelta a Sebastião, quien cae inmóvil al piso, pero aun consciente. Un momento perfecto para decirle unas palabras finales:

—Esa es la actitud, muchacho. Comencemos.

La misión de Xäphía para convertir a Sebastião Heigui, de un adolescente revoltoso a un adulto responsable, ha comenzado y solo el tiempo dirá si las lecciones que recibirá de su mentora darán resultado y estará listo para el ritual que los jefes están a punto de realizar.

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[1] En pitcairnés «Hola, ¿Cómo estás?»
[2] En armenio (Բյուրեղյա Մաշկ) «Piel de Cristal»
[3] En armenio (Վիրուսի Սուրը) «Espada Virus»



                 Símbolo personal de El Barón (está en la pared detrás del escritorio de su oficina).

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21-DIOSES Y MONSTRUOS

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