Capítulo anterior: https://gary-d-crowley.blogspot.com/2020/03/8-los-hombres-del-presidente.html
Aguas territoriales de
las Bahamas, enero del 2049.
Si ha habido una
nephila que ha sabido ejemplarizar la decadencia de su especie, esa es
Danaekaia de Kappa Atrómitos. Una vez temida entre sus
congéneres por su inmenso poder y brutalidad en combate, ahora pasa sus días de
juerga en su nave: el Jerusalén, un monstruoso ekranoplano —un vehículo
similar a un avión, pero diseñado para volar a baja altitud sobre la superficie
del mar— de 200 metros de longitud y 70 metros de envergadura y cuya forma
recuerda al Monstruo del Mar Caspio, una aeronave similar construida en
la Unión Soviética.
Este vehículo atraca periódicamente
en los puertos de las Bahamas, país que, tras la independencia de las Islas
Caimán en el 2044, la nephila ha ayudado a convertir en el paraíso fiscal más popular
del Caribe, donde los poderosos ocultan sus incalculables fortunas, mientras el
mundo se sume en el caos.
De hecho, su puerto
favorito es la capital bahameña, Nassau, donde se encuentra su casino, el Atlántida,
el más grande del Caribe y en el cual se rumora, una vez apostó —y perdió— una
cantidad de dinero equivalente al presupuesto anual de un país pequeño y
después, fue a una fiesta en una discoteca donde se drogó y tuvo sexo con diez
desconocidos —tanto hombres como mujeres— toda la noche. Ella estima que esa
fue la fiesta más loca de su vida y su única queja, es el no recordar porqué
amaneció desnuda en medio de la playa.
Por si fuera poco, en
la corte atlante son famosas las fiestas en el interior de su barco, en donde los
presentes —generalmente oligarcas, políticos y famosos de todo el mundo— son
deleitados con todas las perversiones y vicios conocidos por el ser humano:
alcohol a reventar, drogas alucinógenas de todo tipo, orgías desenfrenadas, sadomasoquismo,
entre otros. Además, la anfitriona, preocupada por complacer a su nutrida
comitiva, siempre lleva cientos de lilims —principalmente menores de edad— usados
como esclavos sexuales, que generalmente son descartados para satisfacer las
depravaciones de los invitados:
—¡Aspira! ¡Aspira! ¡Aspira!
Y como no podía ser de
otra manera, Danaekaia usualmente pasa a ser el centro de atención de sus
propias fiestas. En este caso, los presentes la incitan a que hunda su cabeza
en una montaña de polvo, regado en una de las muchas mesas de oro sólido que
hay en el salón de eventos de su barco.
La nephila piensa por
unos segundos en la utilidad de meter su cabeza en el polvo color violeta y
brillante como la escarcha. Pero, ella extiende sus brazos dramáticamente y declara:
—Vox populi, vox Dei![1]
Atendiendo el clamor popular,
Danaekaia hunde su cabeza en el polvo, aspirándolo por varios segundos hasta
sacar su cabeza totalmente cubierta por el mismo. Sin caer al suelo, ella
empieza a sufrir de temblores incontrolables y una espuma morada sale de su
boca. Los presentes empiezan a asustarse y se imaginan lo peor…
—Jajaja, ¡¿en serio
creyeron que un polvo me mataría?! ¡Yo soy una diosa y si los ráukars no me
mataron, nada lo hará!
No obstante, Danaekaia
se estabiliza, declara con arrogancia su invencibilidad y todos se fusionan en
un mar de vítores hacia ella. El polvo que aspiró es llamado ambrosía,
una versión sintética —y cien veces más potente— de la etorfina, un
tranquilizante tan fuerte que pararía en seco a un elefante embravecido. La
droga es tan fuerte, que uno de los esclavos aspira por error un poco de ésta y
se desploma al instante, padeciendo fuertes convulsiones por varios minutos
hasta que muere, todo mientras los invitados descargan sonoras carcajadas y
hasta insultos contra la desdichada lilim.
A pesar de su largo
historial de decadencia, la figura de Danaekaia de Kappa Atrómitos logra
conservarse joven y bella, a pesar de tener más de 600 años de edad. De 1,65
metros de altura y piel bronceada por su adicción a los baños de sol, no
presenta arruga alguna. Aunque hoy en día, su preferencia por los vestidos
blancos y personalidad bonachona reflejan el lado más divertido de su
personalidad, sus cabellos blancos como las nubes —que gusta llevar cortos
hasta la nuca—, ojos púrpuras de nephila y contextura atlética, recuerdan a
propios y extraños, que ella es un ser muy peligroso, una diosa caprichosa, capaz
de destruir una ciudad entera y masacrar a miles, por motivos tan
insignificantes como una manicura mal hecha.
Ella cuida celosamente
una pulsera de oro con una cadena que la conecta con su dedo medio y un
ornamento con forma de llave antigua con la cabeza con forma de estrella de 5 puntas.
Se dice que este adorno —el cual jamás se quita de su mano derecha— es un
poderoso artefacto mágico, pero esto nunca ha sido comprobado.
La fiesta en el Jerusalén
se extiende hasta las nueve de la mañana, momento en que todos los asistentes,
incluida la nephila, se fueron a dormir. Solo es hasta las seis de la mañana
del día siguiente cuando ella se levanta totalmente desnuda. Ella observa el
reloj de su cuarto y la hora le frustra un poco, ya que sus invitados debieron
irse y no pudo despedirlos.
Danaekaia quería
quedarse acostada y disfrutar de la comodidad de su cama —con capacidad para
tres personas—, pero el hambre la obliga a levantarse. Toma una bata para
cubrirse y antes de irse a comer, su celular se enciende. Normalmente, habría
dejado que sonara hasta reventar, pero tiene una corazonada de que se trata de
una llamada importante, así que llega hasta su mesita de noche y contesta:
—¡Hermana! ¡¿Acaso
eres imbécil?! Mientras tus dominios se desmoronan, tú andas de fiesta. ¡¿Sabes
lo que pasará si el Emperador se entera de lo que has estado haciendo?!
Aunque ella
físicamente se siente bien, gracias a su fisionomía sobrehumana de nephila y
haber dormido muy bien, la cabeza aun le da vueltas. Además, está disgustada
por el tono enfadado de la persona al otro lado de la línea. No obstante, al
reconocer su voz, se relaja y tratando de calmarlo, responde:
—¿Harkotian? ¡¿Qué
más, bro?! ¿Cómo están tus heridas? ¿y como está Taylor?
La estrategia surte
efecto y su encolerizado hermano se calma y, con un tono de pesar y frustración,
responde:
—He estado mejor,
hermana. Las heridas todavía duelen y si uso magia, mi cuerpo se quema, pero sigo
vivo. Taylor quedó muy debilitada y su conexión prácticamente fue destruida,
así que la puse en una cámara de estasis para ponerla como nueva. Si esa vampiresa
no hubiese entrelazado su alma con Protogion, ¡la habría aplastado igual que un
maldito gusano!
Tras su batalla contra Yehua en Ciudad de México, Harkotian de Pi Idiofiyía quedó con serias
secuelas que han puesto en peligro su vida: aunque por fuera parezca sano, su conexión
con La Fuente ha quedado seriamente atrofiada y cada vez que intenta
usar mitegia, quemaduras de tercer grado empiezan a surgir de su cuerpo.
—Mierda, y yo que
quería invitarte a mi nave… ¿Cuánto tiempo debes permanecer en recuperación? —pregunta
Danaekaia con preocupación, mientras llama a varias esclavas para que le hagan
una manicura.
—El hechizo de Yehua puso una maldición sobre mí que me impide usar magia. Solo puedo
removerla si pongo mi cuerpo en una cámara de estasis y para responder tu
pregunta, podría levantarme mañana o dentro de un siglo. No hay forma de saberlo.
La maldición que
padece Harkotian es un efecto secundario del Shénlì hōngzhà: Shén[2], el hechizo final de la
vampiresa, diseñado para matar nephilim, impidiendo que puedan usar sus
enormes poderes mágicos y del cual, logró escapar a pocos segundos de ser
consumido por él. Ya que era incapaz de usar magia, se vio obligado a llamar a
sus hombres, para que lo llevaran
secretamente hasta Guatemala y desde ahí, hasta su base secreta en Estados Unidos.
—Terrible —expresa
Danaekaia consternada, mientras se sienta en un gran sofá y sus esclavas
arreglan sus uñas— Eso significa que podrías pasar una cuarentena, así o peor
que la del 2020.
Harkotian suelta una
carcajada siniestra.
—¿Te refieres a la
epidemia del COVID-19? Por favor, el mal chiste de Katariel no se compara
con esta tortura.
Confirmando que su
hermano está bien, Danaekaia insiste en ese tema:
—Ya que lo mencionas ¿por
qué liberó ese virus antes de tiempo? Digo, si hubiera tenido éxito, habríamos
podido poner en marcha la Operación Nuevo Mundo esa misma década.
—Es cierto, Danaekaia,
pero sabes que nuestro hermano es muy impaciente. Yo le advertí que tenía que
desarrollar más ese virus para que su impacto fuese más efectivo. Pero, como
sabes, no me escuchó. Por eso, alguien desarrolló una vacuna sin nuestra
autorización y el plan se vino a pique en menos de un año. Toda una oportunidad
perdida.
Los nephilim se
refieren a una epidemia ocurrida en el año 2020, provocada por un virus
altamente contagioso que se manifestaba de forma similar a una neumonía, pero
mucho más mortal. Dicho virus fue fabricado en un laboratorio de Corea del
Norte bajo órdenes de Katáriel de Psi Lágnos[3], pero este fue esparcido
en China para despistar a la opinión pública sobre su origen real. Katáriel
pronosticó que el COVID-19 mataría alrededor de tres mil millones de
personas y pondría a la humanidad de rodillas, pero, contra todo pronóstico, se
encontró una vacuna y el plan atlante fue frustrado de forma espectacular, dejando
apenas quinientos millones de muertos. La plaga apocalíptica fue neutralizada y
con ella, los planes atlantes de poner a la humanidad de rodillas.
—Harkotian, ¿quién
crees que haya encontrado la vacuna? —la nephila insinúa una acción maliciosa
de parte de su hermano— No es el área de estudio de Protogion y tú no tenías
interés en acabar con el plan de Katáriel, ¿o sí?
—Ja, para nada —Harkotian
rechaza de plano las insinuaciones de sabotaje de su hermano—. Es de eso lo que
quería hablarte. Tal vez ustedes no tengan idea, pero estoy convencido de que
la Orden del Libro Verdadero ha regresado.
La sola mención de esa
organización hace que Danaekaia suelte una risotada de incredulidad tan fuerte,
que empieza a zapatear y de tanto moverse, hizo que una de sus esclavas accidentalmente
la lastimara, acción que la hizo enojar de tal manera que le dio un puño de
martillo que hundió su cabeza en su caja torácica. Tras calmarse un poco, otra
de sus esclavas arregla el «desastre» de su uña y la nephila, con un tono de
ironía, expresa:
—Vamos bro, ¡¿por qué
no me das de tu polvo?! Tú mismo participaste en su destrucción en 1918, al
igual que todos los demás. Incluso estuviste presente cuando Yahirel mató a Baal y Ereshkigal, sus principales líderes y, lo declararon héroe del
imperio. Graba mis palabras, Harkotian: la Orden del Libro Verdadero está
muerta.
Pocas organizaciones
han tenido el poder suficiente como para retar frontalmente al Imperio de la
Atlántida, y la Orden del Libro Verdadero fue una de ellas. Esta organización tomó el control de Persia en 1747, convirtiendo a un país pobre,
atrasado y al borde de su disolución, en toda una potencia mundial, capaz de
plantar cara a los imperios coloniales de Europa, en una época en que estos
eran más fuertes que nunca.
—Hermana, estos tipos
no son unos aficionados. Ellos nos obligaron a usar todos nuestros recursos
para matarlos. —dice Harkotian, dando signos de fastidio.
Danekaia se da cuenta
y, creyendo que sus preocupaciones son infundadas, busca colmar su paciencia:
—Vamos bro, no seas un
pesado. Tienes miedo de un fantasma. La Orden del Libro Verdadero fue grande en
una época, pero ahora es como la Unión Soviética: un recuerdo y nada más.
El poder de la orden fue
tan grande, que controló desde las sombras a los poderosos imperios de Alemania
y Austria, extendió sus tentáculos por el Norte de África y buena parte de Asia, y reunió a
docenas de inmortales bajo su alero, sobrevivientes de las cruzadas paganas
durante la consolidación del amenismo por el planeta. La Primera Guerra
Mundial fue la primera vez en más de doce mil años, en la que la familia
imperial atlante se movilizó en su totalidad para luchar contra un enemigo
común.
—Si —recalca Harkotian—,
pero ni siquiera la Unión Soviética nos obligó a trabajar tan duro para
destruirlos. La Orden del Libro Verdadero es un oponente de cuidado y si nos
descuidamos, nos destruirá.
—¿Te estás escuchando,
bro? Es como si tuvieras miedo de El Coco o La Llorona. —expresa
Danaekaia entre risas.
Más de 30 millones de
muertos, fue el precio que pagó la Atlántida para erradicar a la Orden del
Libro Verdadero en 1918. El momento cumbre fue cuando Yahirel de Fi Ágios, presentó ante el Emperador
las cabezas de Baal y Ereshkigal, dos de los máximos líderes de la orden. Un
acto que lo ensalzó como el principal héroe atlante en esa guerra y simbolizó
la destrucción de uno de los enemigos más peligrosos de la historia imperial…o
eso creían.
Harkotian, exasperado
por la falta de seriedad de Danaekaia, expresa:
—¡TÓMATE ESTO EN
SERIO, HERMANA! ¿En serio crees que Protogion es el único detrás de todas estas
rebeliones en nuestra contra? Puede que sea muy inteligente, pero él es un
científico, no un estadista. Alguien lo está apoyando, y apuesto mi vida a que
la Orden del Libro Verdadero está detrás de todo.
Danaekaia se toma unos
segundos para procesar la idea de su hermano, y cae en cuenta que su hipótesis
puede que no sea tan descabellada:
—Ahora que lo pienso, nuestro
hermano ha peleado contra nosotros demasiado bien. El maldito sabía que no íbamos
a atacarlo con todo, porque creíamos que no era una amenaza. Primero, planeó el golpe de estado en el Brasil, convirtiendo a ese pozo séptico de corrupción en una potencia mundial. Después, aparece toda esta peste revolucionaria por América Latina. Es
igual como cuando la Orden del Libro Verdadero tomó el control de Persia.
—¿Ya te disté cuenta,
hermana? —Harkotian se siente satisfecho porque ha logrado romper el
escepticismo de Danaekaia. Ahora debe convencerla de tomar acción.
—Si, bro. Reconozco
que la situación es más grave de lo que esperaba. Algo debemos hacer, pero ¿qué?
—Lo primero que
deberías hacer, es tomar cartas en el asunto y evitar que la orden tome el
control de Trinidad y Tobago…
Danaekaia interrumpe a
Harkotian y hace una contra pregunta:
—¿Y qué harás tú?
—Yo no puedo actuar
por mi cuenta, pero, para eso pedí al Emperador que me autorizara crear a la
Federación Amazónica. Es un enclave muy útil a nuestros intereses y que nos
ayudará a ralentizar lo que sea que Protogion y la orden estén planeando.
—¿Y cómo harán eso?
Tengo entendido que ese país está en medio de una guerra civil. —expresa
Danaekaia con cierta incredulidad.
—Conflicto armado,
hermana —corrige Harkotian, molesto—. Es cierto que el surgimiento de las milicias
de la orden y la muerte de varios agentes atlantes en Sudamérica han
ralentizado la expansión de la federación, pero no conseguirán pararla. Y
claro, si lo necesitas, puedo ordenar que envíen tropas a Trinidad y Tobago
como fuerza de apoyo.
Mientras contempla
dichosa sus uñas arregladas, Danaekaia analiza el plan de su hermano y, sin
pensarlo demasiado, responde:
—¿Sabes qué? ¡Me
apunto! Iré yo misma a arreglar este asunto. Y manda a tus tropas a Trinidad y
Tobago de inmediato.
La efusividad de su
hermana hace que Harkotian se preocupe:
—¡Espera! Tengo que llamar
a la presidenta de la federación y coordinar…
Pero para este punto,
las ganas de entrar en acción ciegan el raciocinio de Danaekaia. Ha mandado al
Diablo los planes y desea dar rienda suelta a su lado más caprichoso:
—¡NO! ¡TENGO
GANAS DE MATAR NEGROS! ¡ME VOY YA! ¡CAMBIO Y FUERA!
Pese a las súplicas de
Harkotian, su hermana corta la comunicación, llega hasta el puente del Jerusalén
y ordena a sus esclavos que partan de inmediato hasta Puerto España, pero su
orden es rebatida por el capitán del barco:
—Ama, no es prudente viajar
allí. Ahora mismo, la armada venezolana ha invadido las aguas de Trinidad y
Tobago, y han bloqueado el acceso por mar. Si llegamos
allá, seremos hundidos.
—¡¿Y eso por qué?! —la
nephila se queja haciendo muecas y pataleando cual niña mimada en exceso.
—Ese país está plagado
de rebeldes —expresa el capitán, bastante preocupado por hacer enojar a su
diosa—. Ellos han iniciado una ofensiva hacia Puerto España y todo el país es
una zona de guerra. Venezuela está invadiendo el país bajo órdenes de Brasilia,
que desea poner a los trinitenses bajo su esfera de influencia. ¡Ir hasta allá
sería un sui…
—No me importa. Quiero
ir.
—Pero ama…
Hastiada de las
negativas de su capitán, Danaekaia aprieta la cabeza del capitán con tanta
fuerza, que desparrama toda su materia gris por el puente del ekranoplano. Una
de sus esclavas le da un pañuelo para que se limpie la mano, mientras otro
quita el cuerpo del capitán y uno más limpia el sillón de mando, indicando a la
nephila que puede sentarse allí. Hecho esto, ordena:
—¡Muy bien malditos
esclavos! Hagan volar esta cosa y partamos a Puerto España, ¡de inmediato!
Los esclavos acatan el
capricho de su diosa sin dudar. El Jerusalén enciende motores y se
dirige a toda velocidad hacia la capital trinitense. A pesar de su gran tamaño,
este ekranoplano es sorprendentemente veloz, siendo capaz de alcanzar
velocidades de 1296 nudos —o 700 kilómetros por hora—, muy superiores a las de
cualquier buque de guerra. Una ventaja que usará Danaekaia para romper el cerco
naval sobre Trinidad y Tobago.
_______________________________________________
Puerto España, 11 de
la mañana.
Aunque no es la ciudad
más grande del país, Puerto España es la capital de Trinidad y Tobago. En su
época dorada, la ciudad también fue uno de los centros financieros más
importantes del Caribe y, las grandes reservas de petróleo trinitenses
convirtieron a la ciudad en una de las más lujosas de la región.
Todo esto cambió con
el ascenso del Brasil al sitial de las potencias mundiales. El gobierno
trinitense, leal a la Atlántida, quedó cada vez más aislado en un continente cada
vez más comprometido con la causa de sus enemigos. Estos nuevos gobiernos,
siguiendo las directrices de la Orden del Libro Verdadero y la Casa Heigui, retiraron
sus inversiones de Trinidad y Tobago y cerraron al país el acceso a los
mercados del bloque pro-brasileño.
El bloqueo económico y
político a la nación caribeña lo dañó de forma tan severa, que para el 2040,
año en el que una junta militar tomó el control del país, la pobreza y la
delincuencia habían alcanzado niveles estratosféricos, convirtiéndose en el
tercer país más violento del mundo.
Para colmo, en 2047,
grupos rebeldes entrenados por El Barón, declararon la guerra a la junta
militar, sumiendo al país en una guerra civil que ha dejado la infraestructura trinitense
en la ruina y en la que actualmente, el gobierno solo controla el 40% del país
y solo ha logrado mantenerse a flote gracias a la Federación Amazónica y el
apoyo de Estados Unidos.
Bajo este contexto
caótico, el Jerusalén, gracias a su gran velocidad, ha irrumpido en
aguas territoriales trinitenses. No más la armada venezolana detectó al gran
ekranoplano —y a sabiendas de que se trata de la nave de Danaekaia—, lo atacan
con potentes ráfagas de misiles detectores de calor.
El puente del Jerusalén
detecta más de 100 misiles dirigiéndose hacia ellos en todas direcciones.
Incluso con su gran velocidad, no será capaz de esquivarlos todos. ¿Cómo
logrará salvarse de ésta?
Danaekaia, quien se
deleita con unas arepas de desayuno, mientras una esclava la está peinando, ordena
con inusitada calma:
—Activen los señuelos.
Docenas de escotillas se
abren por la superficie del ekranoplano, expulsando pequeños drones que se
alejan volando en todas direcciones, emitiendo una señal que atrae a los
misiles hacia ellos.
La armada venezolana
no se rinde y los buques más cercanos despliegan cañones de plasma contra la nave
atlante, cada uno lo bastante poderoso como para destruir un destructor de un
solo disparo.
Desde el puente, las
alarmas suenan afanosamente, y Danaekaia ordena acelerar a fondo. La gran
velocidad del ekranoplano, le permite sortear con relativa facilidad las armas
de la armada venezolana, diseñadas para destruir otros barcos en movimiento,
máquinas con una velocidad muy inferior a la del Jerusalén, que logra
penetrar el bloqueo naval sin daños significativos, salvo por un par de
disparos que rozaron su casco.
Cuando Danaekaia y su
tripulación pueden ver la capital trinitense, grandes columnas de humo se elevan
hacia el cielo y algunas explosiones pueden escucharse a la distancia. El
ataque rebelde ha empezado.
—¿Cuantas unidades
tenemos disponibles para el ataque? —pregunta Danaekaia a su primer oficial
después de desayunar.
—Tenemos alrededor de
mil lilims listos para seguir sus órdenes.
La nephila sonríe
perversamente, se frota las manos y expresa:
—¡Excelente! Active a
todas las unidades y programe la orden que ataquen a discreción. Llame a la
junta militar trinitense y dígales que la ayuda viene en camino. Todo aquel que
se interponga en nuestro camino es un enemigo.
—Si ama.
Mientras Danaekaia deja
a su primer oficial a cargo del Jerusalén, este da la señal para que los
lilims, inactivos en cámaras de estasis en los niveles inferiores de la nave,
se despierten.
Contrario a los lilims
que componen la tripulación del ekranoplano, las tropas de choque de la Señora
del Caribe han sido condicionadas mentalmente para una sola función: matar.
Dentro de las cámaras de estasis, sus mentes son constantemente bombardeadas
con información tendiente a arrebatarles todo pensamiento humano, y
convertirlos en meras bestias salvajes. No obstante, al ser lilims, su mente
está condicionada por el parásito ardat lili para obedecer a Danaekaia, incluso
a costa de su propia autopreservación, siendo esto lo único que evita que desaten
su poder mágico sin control.
Estando fuera del Jerusalén,
la nephila observa su batallón de lilims abalanzarse sobre Puerto España desde
el aire, y usando sus respectivas Metamorfosis Alfa. Si va hasta la
batalla, debe vestirse para matar:
—Xandria: Synolikí
thorákisi[4].
Danaekaia hace
desaparecer su bata y cubre su cuerpo desnudo con una armadura futurista de
color violeta con toques plateados, ajustada a su figura y que cubre todo su
cuerpo, excepto su cabeza.
Sin más rodeos, se
impulsa hasta llegar al centro de la ciudad, donde encuentra a unidades
rebeldes mezcladas con soldados del ejército venezolano. No se le hace raro que
esto últimos posean armamento muy avanzado, desde rifles automáticos láser con
rango de más de 800 kilómetros, tanques con cañones de plasma capaces de
destruir paredes de 5 metros de espesor y hasta blindados bípedos —llamados mekas—
de 3 metros de alto y con suficiente armamento como para destruir una manzana.
Definitivamente, esto es obra de Protogion y sus aliados.
Uno de estos mekas encara
a Danaekaia, logrando sorprenderla con su gran velocidad y propinándole un
puñetazo tan fuerte que la hace volar más de quince metros hasta estrellarse en
un edificio de seis pisos que cae encima de ella. Por si acaso, el piloto lanza
una ráfaga de misiles que convierte en polvo los escombros del edificio.
Para su sorpresa, una
gran explosión revela que la nephila ha quedado solo con heridas leves. El
piloto no se deja intimidar y dispara un potente rayo de plasma hacia ella,
pero logra esquivarlo por muy poco al saltar a su derecha, rueda en el suelo y tras
crear varias estacas de cristal bajo los pies del meka que atraviesan el cuerpo
del piloto, neutraliza a su enemigo.
La nephila escucha a la distancia los gritos despavoridos de cientos de civiles tratando de huir de la devastación. Ella usa un rastreador incorporado a la armadura y localiza el tumulto a tres cuadras al norte.
Eso es música para sus oídos.
Una vez allí, ve que
dos lilims —transformados en hombres caimán de cuatro metros de alto— se han
ensañado en matar a docenas de civiles que no encontraron refugio en medio del
fuego cruzado.
Rodeados de edificios,
la turba se dirige hacia Danaekaia, quien está al final de la única salida de
la calle, creyendo que esa mujer en armadura de combate se trata de su salvadora,
aquella que los rescataría de los monstruos y les permitiría vivir para ver otro
día más...
—Hora de la diversión.
Las palabras que salen
de la boca sonriente de la nephila son el preludio de lo que se avecina: ella crea
varias bolas de fuego en sus dedos y las lanza indiscriminadamente contra los civiles,
cuyos cuerpos son calcinados por las llamas, mientras que los lilims se comen a
aquellos que huyen de Danaekaia, quien se rinde al éxtasis de la matanza de civiles
indefensos, que creyeron encontrar a su heroína, pero corrieron, sin saberlo,
hacia su propia aniquilación.
_______________________________________________
Brasilia, misma hora.
Dentro de las oficinas
del gobierno brasileño, Protogion de Eta Efevretis, como presidente del país,
observa pasmado los eventos que suceden en Trinidad y Tobago en varias pantallas
virtuales, que muestran a los rebeldes trinitenses y sus aliados venezolanos en
problemas para enfrentar a Danaekaia y su batallón de lilims. Él se lleva las
manos sobre la cabeza y expresa:
—¡Maldición! Esto no
debió haber pasado. Se suponía que ella se quedaría en las Bahamas
emborrachándose. ¡Por el Cuarteto! ¡Juro que aquí hay gato encerrado!
Pero no está solo.
Aparte de Heigui Yehua —la primera dama, quien intenta consolarlo
frotando su espalda—, se encuentran el Zar Carmesí, el Barón y la Princesa, los
máximos jerarcas de la Orden del Libro Verdadero, quienes hacen caras de pocos
amigos y se ensañan contra su aliado y sus «suposiciones»:
—Diseñamos nuestros
planes en esta región en base a tus predicciones. Sabes que no tenemos los
recursos para pelear frontalmente contra la Atlántida. —expresa con rabia el
Barón.
—Así es. El hecho que
esta nephila se haya mostrado, es señal inequívoca de que el Emperador conoce
de nuestros planes. Confiamos en ti, Protogion, ¡y nos terminaste condenando!
¡Maldita escoria! —el Zar Carmesí deja escapar la profunda desconfianza que
tiene hacia los Heigui.
Su ataque verbal termina
por hacer enfadar a la Princesa, quien le lanza una cachetada, tan fuerte que voltea
su rostro y a su vez, descarga un ataque certero contra él:
—¡No seas idiota! ¡Si
tienes evidencia de que él nos traiciona, escúpela ahora mismo!
El Zar Carmesí
comprende que se extralimitó en sus palabras y de inmediato se sienta cabizbajo
en un rincón, profundamente apenado. El Barón intenta llegar hasta él, pero la
Princesa lo detiene y con frialdad, dice:
—Déjalo. Tiene que
hacerse responsable por sus errores. Además, tenemos un asunto que atender.
—En efecto —declama el
Barón—. Lo primordial es eliminar a Danaekaia antes de que sus acciones
atraigan al resto de la familia imperial.
—Eso me recuerda una
cosa —pregunta Yehua— ¿es posible acelerar el ritual?
—Eso es imposible —responde
tajantemente la Princesa—. El grimorio de Lemuria es muy claro: el ritual
solo puede realizarse el primer día de cada mitad de siglo. Si activamos
los protocolos del ritual antes de tiempo, no pasará nada.
—Además, aun tenemos
que tomar el control de Cartagena. —recalca el Barón, mientras enciende un
puro.
La preocupación en el
despacho presidencial es tan palpable, que puede sentirse en el aire. Los
jerarcas de la orden y de la casa Heigui sienten como la Atlántida empieza a
arrinconarlos, y solo la voz del Zar Carmesí se atreve a tomar la palabra:
—Si nadie va a
hacerlo, yo iré a Puerto España a encargarme de esa nephila.
Pero la Princesa se
opone de plano, exclamando el nombre de su colega:
—¡NO, MARTÍN! ¡No
cometas esa imprudencia!
—¿Y qué quieres que
haga? Alguien tiene que parar a Danaekaia, antes de que arruine nuestros
planes.
—En ese caso, dejen
que Yehua y yo nos encarguemos del problema. —expresa Protogion, mientras
toca el hombro del Zar Carmesí.
—No —insiste el Zar
Carmesí—, quiero ser yo. Fui demasiado duro contigo. Quiero enmendar mi error.
—Tus intenciones son
loables, pero tú solo no serás capaz de vencer a Danaekaia. Además, si el
imperio sabe que los líderes de la Orden del Libro Verdadero siguen vivos, será
solo cuestión de tiempo para que el Emperador en persona venga hasta acá y nos
mate a todos. —declara la Princesa, en un tono conciliador.
—Por eso, debemos ir
nosotros —recalca Yehua—. Esta movida tiene el sello de Harkotian. Él mismo
no puede actuar, así que ha ordenado a su hermana a que haga el trabajo sucio
por él.
Los líderes de la
orden reflexionan sobre las palabras de la vampiresa y, caen en cuenta de que
el único nephila que realmente se ha opuesto directamente a ellos es Harkotian
de Pi Idiofiyía.
—En ese caso, tengan
mucho cuidado —expresa la Princesa—. Si necesitan ayuda…
—Les llamaremos —Protogion completa la frase.
Capítulo siguiente: https://gary-d-crowley.blogspot.com/2020/05/10-almas-entrelazadas.html
[1] En latín «La voz del pueblo, es la voz
de Dios». La frase viene a significar que la voluntad popular revela la
voluntad divina y, por lo tanto, la primera es sagrada. En el caso de
Danaekaia, al ser nephila, ella se cree una diosa y la frase indica que la
voluntad de sus invitados es ahora su voluntad.
[2] En chino (神力轰炸:神) «Bombardeo Divino:
Dios».
[3] Esta nephila tiene control sobre buena parte de los países de la región Asia-Pacífico, con su poder centralizado en China.
[4] En griego (Ξανδρια: Συνολική θωράκιση)
«Xandria: Armadura total».
Con tanta plata hasta yo tendría ese estilo de vida XD
ResponderBorrarY todos los miembros del clan de la Atlántida están forrados en billetes. La mayoría vive así, pero otros se moderan.
Borrarexcelente relato, nunca descarto que el futuro pueda ser así, en una constante guerra donde las potencias estén dominadas por unos cuantos clanes
ResponderBorrar