10-ALMAS ENTRELAZADAS


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Puerto España, enero del 2049.

La capital de Trinidad y Tobago es una ciudad de contrastes: por un lado, los edificios coloniales y rascacielos de las zonas portuarias, reflejan la riqueza histórica y económica de épocas pasadas cuando era uno de los principales centros financieros del Caribe y aun hoy, es la ciudad más rica del país y residencia de la élite gobernante; mientras que los suburbios tierra adentro son la expresión más notable de la pobreza que asola al país, aislado de sus vecinos y oprimido por una dictadura militar, sostenida solo por el apoyo que recibe desde Iquitos —capital de la Federación Amazónica— y de los países que todavía están bajo el yugo atlante.

En los suburbios de la ciudad, Danaekaia y su batallón de lilims están ejecutando una «limpieza social», cazando a los pobres como si fuesen presas en una jungla urbana, mientras sus risas desenfrenadas inundan de miedo y desesperanza, a aquellos que se esconden en sus casas, convencidos que esta «invasión demoníaca» es una señal inequívoca del fin de los tiempos.

Cuando Protogion y Yehua llegan a la ciudad, el dantesco panorama no puede ser más chocante: las zonas costeras —protegidas por el ejército trinitense— se hallan relativamente intactas, salvo por una pequeña pero creciente presencia de tropas venezolanas, mientras que los suburbios se han convertido en una zona de guerra, en donde los rebeldes y sus aliados, han quedado atrapados en combates contra las bestias de la Atlántida.

—¡Por el Cuarteto! ¡Tu hermana es un monstruo! ¿Acaso Danaekaia tiene algún fetiche con hacer sufrir a esta gente? —expresa Yehua con disgusto, mientras observa la destrucción y la carnicería desde las alturas.

Protogion tampoco oculta su desprecio hacia la nephila:

—Ella es una maldita racista que cree que el destino de la raza negra es el de ser la mano de obra esclava de la humanidad y por eso, se siente con el derecho de matarlos cuando le venga en gana. ¿Por qué crees que el Caribe tiene tanta población negra?

Yehua responde con una negativa silenciosa, aunque mira a su marido con curiosidad. Se muere por conocer la respuesta.

»Ellos fueron traídos desde África por ella no más permitió la colonización europea en sus dominios, al ver que no era rentable exprimir a los indígenas con tributos. De hecho, el negocio de esclavos africanos en el Nuevo Mundo fue su idea y esto la hizo asquerosamente rica. Todas sus inversiones se han financiado con el dinero que hizo durante esa época. Debo reconocer que esa maldita tiene un gran olfato para los negocios.

La revelación de Protogion deja pasmada a la china. Pese a que los dominios de Danaekaia de Kappa Atrómitos son reducidos en comparación a los de sus parientes, ella se las ha arreglado para convertirse en una de las más ricas de la familia imperial atlante. Nacida en Liverpool, Reino Unido en 1460, fue fundamental en la promoción del tráfico de esclavos desde África a las Américas. Sus gestiones promovieron ésta actividad en las cortes europeas, lo cual sembró las bases para que ella construyera todo un imperio comercial a través de testaferros en ambos lados del Atlántico, siendo éste, el origen de su incalculable fortuna. Incluso cuando la esclavitud dejó de ser rentable, ella se ha dedicado a establecer un monopolio sobre los sectores más importantes de las economías de los países del Caribe, incluso promoviendo la independencia de muchos de ellos. No es extraño que la mayoría de los países de la región tengan empresas propiedad de ésta nephila.

»En todo caso —prosigue Protogion—, tenemos que hacer algo, antes de que nuestros planes aquí se vayan al traste.

—¿Qué tienes en mente? —Yehua pregunta con una sonrisa de picardía.

—Antes que nada, hay que avisar a los venezolanos de que vinimos a apoyarlos. En cuanto a Danaekaia, ella desea matarme más que nada en este mundo. Usemos uno de mis hechizos para avisarle de nuestra llegada.

En un barrio cerca de la ladera de una montaña selvática, una docena de lilims riegan la sangre de sus víctimas sobre las calles y casas, solo para asustar a sus habitantes. Protogion y Yehua aterrizan sobre ambos lados de la calle por donde los lilims desfilan. Ellos reconocen al instante al traidor y su consorte vampiro y, motivados por la ira, se lanzan a destruirlos.

—Skoteinó Astéri: Kosmikí Kataigída.[1]

Ambos lanzan el mismo hechizo, generando una llamarada de «fuego negro» —en realidad, una ráfaga de hielo seco potenciado con mitegia negro— que, en vez de quemar, convierte a los lilims en estatuas congeladas. Cuando ambos hechizos se encuentran, ellos entrelazan y elevan las «llamas», formando una columna tan alta que llega hasta el cielo.

Como el hielo seco es dióxido de carbono congelado, al extenderse por la atmósfera reduce su temperatura, creando nubes de lluvia. El mitegia negro ayuda a que las partículas de hielo seco se extiendan velozmente. Las nubes de lluvia tapan por completo el sol de la una de la tarde en cuestión de pocos minutos y repentinamente, un aguacero de proporciones bíblicas cae sobre Puerto España.

Entretanto, Danaekaia mata el tiempo empalando a los habitantes de un barrio marginal con estacas de piedra, llegando a crear un ábaco con sus cadáveres y el cual usa para hacer cálculos, buscando recordar su edad exacta. Sin embargo, al observar la monumental columna mágica a tan solo un kilómetro de distancia, sus prioridades cambian:

—¿Así que quieres retarme, hermano? ¡Excelente! ¡Voy a partirte las malditas piernas, violaré a esa golfa vampiresa y te arrancaré la cabeza, mientras suplicas por tu vida! —expresa Danaekaia mientras suelta una siniestra carcajada y se lanza a cumplir una de sus fantasías: asesinar a Protogion de Eta Efevretis de la forma más lenta y dolorosa posible.

Sintiendo la presencia de su hermana, el nephila ordena a su esposa vampiro que se eleven, para no causar más destrucción a la ciudad.

Cuando Danaekaia los encuentra, la lluvia ya está cayendo sobre Puerto España. Aunque tiene el deseo de asesinarlos, quiere darse el gusto de amedrentarlos primero:

—Protogion de Eta Efevretis y Heigui Yehua. El traidor y la ramera han venido a morir.

—Eres muy ilusa si crees que vamos a morir aquí. Ya pateé el trasero de un nephila antes. Tú no serás diferente. —expresa Yehua con una amplia sonrisa.

Danaekaia no puede dejar de reírse del chiste:

—Tal vez no te has dado cuenta, pero yo no soy como el arrogante de Harkotian. Si quieres tentar a tu suerte, lánzame tu mejor golpe.

Yehua expresa odio asesino hacia la nephila, pero su marido le ordena telepáticamente que no caiga en su provocación. Es su turno de hablar con ella:

—Esto es lo que vamos a hacer —Protogion invoca una espada en su mano izquierda y un sable en la derecha— retira tus tropas de Trinidad y Tobago de inmediato y te dejaremos ir junto a tus bestias lilim y ese ekranoplano. Sería una lástima malgastar recursos en una batalla perdida, ¿no lo crees?

Danaekaia toma esas palabras como una amenaza y un insulto, así que, tras mofarse de la advertencia, vuelve a la carga:

—Tú nunca pudiste vencerme, hermano. Yo siempre fui la más fuerte de los dos.

—Si, pero esta vez es diferente, porque no peleare solo.

Tanto Protogion como Yehua desaparecen de la vista de Danaekaia y reaparecen a la velocidad del rayo a ambos lados, listos a descabezarla. Pero ella, gracias a sus reflejos y aprovechando la dureza de su armadura, se protege del ataque combinado, parando el sable y la guandao con sus antebrazos:

—¿Ataque en tijera? Ingenioso… ¡Pero no es suficiente!

Ella repele a sus enemigos con una fuerte descarga de mitegia que los manda a volar casi un kilómetro. Ha visto una ventana a la victoria:

Dolofónos Vrontí: Kardiá[2].

Danaekaia transforma sus antebrazos en cañones y lanza dos finos rayos de plasma de trayectoria irregular, pero destinados hacia sus corazones, sin importar que no los esté mirando.

No obstante, como Protogion conoce ese hechizo, instruye a Yehua por telepatía a que cubra su arma de mitegia negro y la use de escudo para proteger su corazón. Los rayos tocan sus armas y el hechizo se disipa, al tiempo que ellos logran detenerse, listos para el contraataque.

El mitegia negro es la manifestación de la Magia de la Creación, una de las dos Magias Cósmicas. Dicha magia se la denomina como la manifestación de los elementos fundamentales que dieron origen al universo. Los hechizos de magias cósmicas siempre son más poderosos que los de magias normales, razón por la cual sin importar la letalidad del Dolofónos Vrontí: Kardiá, este será incapaz de superar el poder en manos de Protogion y Yehua.

Al ver a sus enemigos acercarse a toda velocidad, Danaekaia, sin saber cómo detuvieron su hechizo asesino, hace parar la lluvia en un área de quinientos metros de diámetro con un chasquido de sus dedos, lo cual alarma a sus enemigos y los incita a detener su marcha. Ellos observan como la nephila va acumulando humedad hasta transformarla en lanzas de hielo que los rodean por todas direcciones y en tal cantidad, que una parte del cielo de Puerto España es tapado por ellas…

Vrochí Dolofónos[3].

Las lanzas son disparadas a gran velocidad. Protogion, abrumado y temeroso, no sabe qué hacer, pero Yehua sí, y ordena mentalmente a su pareja que acumule tanto mitegia negro como pueda y que lo expulse como una descarga de fuego oscuro.

Los dos realizan la misma táctica simultáneamente y, con las lanzas a apenas centímetros de ensartarlos, estas son derretidas. Para rabia y espanto de Danaekaia, la onda de fuego está a punto de calcinarla, por lo que reinicia el chaparrón. Las gotas de lluvia, detenidas por ella, caen sobre los hechizos de sus enemigos. Aunque logra disiparlos considerablemente, no consigue apagarlos del todo…

—¡AAAHHH!

Las llamas negras cubren a la nephila, pero gracias a su armadura, su cuerpo no sufre quemaduras, más si sintió cuando la onda de calor aumentó la temperatura de la armadura, dejando en su piel una molesta sensación de ardor.

La vampiresa y su compañero se lanzan al ataque a toda velocidad hasta encarar a Danaekaia en pocos segundos. La nephila crea un par de brazos mecánicos armados con machetes de un metro de largo, mientras que un par de cuchillas, de cuarenta centímetros de largo, surgen de los antebrazos restantes.

La batalla se transforma en un frenético combate cuerpo a cuerpo, en el que Danaekaia, pese a ser más baja que sus enemigos, lleva la ventaja: sus cuatro brazos logran no solo parar cada estocada de Protogion, sino también los ataques de Yehua, quien ataca detrás de él gracias a su guandao.

No obstante, ella está intrigada por la precisa coordinación que ambos exhiben: Protogion aprovecha muy bien la velocidad que le dan sus armas cortas —de 55cm de largo— al atacar. Y aunque su estilo agresivo lo deja vulnerable a los brazos adicionales de Danaekaia, el arma larga de Yehua —de 2.40mt de largo, con todo y hoja— lo defiende y hace de escudo ofensivo.

Es como si no estuviese peleando contra dos personas; sino con un ser que usa dos cuerpos a la vez. Las mentes de ambos se han vuelto una sola.

En un choque de armas, Danaekaia repele el sable de Protogion con una pequeña descarga de mitegia desde una de sus cuchillas, dejando su cuello vulnerable. Está lista para descabezarlo con un machetazo. Sin embargo, Yehua corta su brazo derecho artificial con un tajo de su guandao.

Sorprendida, Danaekaia se impulsa hacia atrás, quedando a más de seis metros de distancia, desde donde hace desaparecer el machete restante para transformar ese brazo en un cañón manual, desde el cual lanza una gran ráfaga de bolas de fuego cargadas con electricidad.

Yehua se ubica delante de Protogion y con su arma cargada de mitegia negro, crea un muro de fuego, oscuro como el vacío del espacio:

Àn xīng qiáng![4]

Las bolas de fuego de Danaekaia son fácilmente absorbidas por el poder del mitegia negro.

Cuando el muro desaparece, tanto Protogion como Yehua se sorprenden al ver que su enemiga no se halla por ninguna parte.

Sin embargo, él percibe un ataque inminente y empuja a su pareja, justo antes de ser alcanzada por un rayo caído del cielo.

Protogion observa a las alturas y encuentra a Danaekaia, con los brazos extendidos y acumulando cantidades monumentales de electricidad a su alrededor, la cual usa para amplificar el sonido de su voz:

—Jajaja, debo admitir que no quise creerlo cuando Harkotian me lo dijo, pero ahora la verdad está frente a mí. No solo te atreviste a usar una magia sacrílega, sino que tuviste el descaro de unir tu alma con este…monstruo. Pero, no te preocupes, que dos pueden jugar al mismo juego…

Yehua, incapaz de entender el trasfondo de esas palabras, pregunta:

—¿A qué se refiere? ¿Ella también entrelazó su alma con alguien más?

—Para nada —Protogion sabe que sus parientes son demasiado egoístas para eso—. Danaekaia se refiere a qué, si nosotros podemos usar una magia cósmica, ella también.

El aura de mitegia blanco, tan intensa que derrite las gotas de lluvia que caen sobre Danaekaia, es Magia de la Destrucción, la manifestación de la mecha cósmica que desató el origen del universo. Con él, logra extender la tormenta de rayos por toda Puerto España y ella misma empieza a generar miles de relámpagos a su alrededor, al tiempo que su presencia se hace tan densa, que toda persona en la ciudad con una debilidad física termina por desmayarse.

El miedo se apodera de Protogion y Yehua, quienes, por un instante, se hicieron a la idea de que están luchando con un dios de verdad:

—¡Pecadores! ¡Serán castigados por su arrogancia! Theïkí Orgí: Ierí Vrontí![5]

Una tormenta de relámpagos de proporciones apocalípticas cae sobre la ciudad, destruyendo todo a su paso: aliados y enemigos son convertidos en cenizas, los edificios son derrumbados, las calles son agrietadas por los impactos caídos del cielo y sus enemigos se ven obligados a esquivar sus ataques lo mejor que pueden. Danaekaia de Kappa Atrómitos ya no le interesa lo que pase con Trinidad y Tobago; solo desea destruir todo y dejar un mensaje a la Orden del Libro Verdadero: hoy fueron el traidor y su consorte; mañana, ellos serán los siguientes.

Esquivando la tormenta de rayos lo mejor que pueden, Protogion y Yehua barajan sus posibilidades de supervivencia: el poder de los rayos, fortalecidos por el mitegia blanco, hace impensable ser impactados por ellos; usar el mitegia negro como escudo tampoco es una opción, ya que, al igual que la materia y la antimateria, explotan al contacto, lo cual resultaría fatal y; al ser almas entrelazadas, si uno muere, el otro sufrirá el mismo destino.

Tras observar un edificio salvarse, a pesar de haber sido impactado por un rayo, a Protogion se le ocurre una idea, pero Yehua, quien puede leer sus pensamientos, concluye:

—¡Es una locura! Nuestra conexión con la Fuente podría quedar cercenada o peor aún… ¡podríamos morir!

—Sí, pero es la mejor idea que tenemos. Si se te ocurre algo mejor, házmelo saber.

Siguiendo el plan trazado por su compañero, Yehua apunta su guandao hacia el cielo y, predeciblemente, es impactada por un relámpago.

—¡AAAHHH!

La vampiresa es torturada por los trescientos millones de voltios, que intentan desgarrar sus músculos y quemar sus órganos. Las descargas eléctricas le provocan espasmos tan horrendos, que siente como si fuese atacada por un virus que amenaza con mutilar cada átomo de su cuerpo, mientras que el dolor que le provoca esa sensación es una tortura, que amenaza con destruir su mente.

Aun así, ella se mantiene con vida e intenta concentrarse en una sola cosa: conectarse con Protogion, que toda la energía que está destruyendo su ser, él también pueda sentirla.

Es lo único que importa.

—¡NNNGGHH!

No pasa mucho para que la inescrutable tortura que padece Yehua sea sentida también por el nephila, quien, al igual que ella, lucha para no perder el sentido. Un solo error de su parte, y sus almas tendrán un pasaje directo hacia La Fuente.

Danaekaia se digna a observar si sus enemigos ya cayeron. El panorama la deja tan pasmada que, por un instante, su mente queda en blanco, por lo que exclama la única palabra que puede explicar lo que ven sus ojos:

—¡IMPOSIBLE!

Mientras Yehua hace las veces de pararrayos, atrayendo toda la electricidad que cae del cielo hacia la punta de su alabrada, Protogion, quien se halla a más de cien metros a su derecha, está generando una esfera de plasma y mitegia blanco de proporciones descomunales.

Todo hechicero es básicamente un conducto que toma mitegia de La Fuente y la manipula de acuerdo con sus necesidades. Aplicando este principio, si Yehua atrae los relámpagos mágicos hacia ella, puede absorberlos, pasarlos a Protogion para que su cuerpo no estalle por el enorme flujo de energía que entra en él y que su pareja lo redirija hasta su origen, una maniobra que solo es posible gracias al Entrelazamiento de Almas. No obstante, este acto no está exento de riesgos: como sus cuerpos no están adaptados al mitegia blanco, éste es veneno para sus entrañas, por lo que la posibilidad de sufrir heridas irreparables, como atrofiar su conexión con La Fuente, o peor aún, cercenarla permanentemente y ser incapaces de usar magia por toda la eternidad, es una amenaza muy real de la que solo tienen un 10% de posibilidades de salvarse.

Theïkó Anáthema: Aníenos Vrontís[6]

Desde la punta de sus armas, Protogion expulsa un gigantesco rayo de plasma y mitegia blanco, de más de diez metros de espesor, que hace las veces de sol en medio del cielo oscurecido por el diluvio. Atónita, Danaekaia sabe que no tiene posibilidades de escapar, así que crea un escudo con su armadura y se apresta a aguantar lo mejor que pueda.

—¡AAAGH, ESTA ME LAS PAGARÁN!

Pese a sus esfuerzos, la fuerza del ataque es tan descomunal que lanza a la nephila más allá de las nubes, con rumbo desconocido. La tormenta de rayos cesa —pero la lluvia sigue cayendo— y Protogion y Yehua, agotados por su arriesgada maniobra, deciden aterrizar en la azotea de un edificio cercano, violentan la puerta que da acceso al interior del edificio y se recuestan en una pared cercana.

La vampiresa cierra los ojos, posa su cabeza en el pecho de su compañero y le dice:

—Por lo que más quieras, no me vuelvas a pedir que haga eso, ¡jamás!

El nephila toma nota de la protesta, frota con ternura la testa de su pareja y, con una sonrisa tímida, replica:

—Tienes mi palabra.

Esas fueron sus últimas palabras antes de que ambos quedaran inconscientes. Aunque no murieron, por el momento es imposible saber cuáles han sido las secuelas de haber jugado con su suerte. Y aunque ya no puedan ayudar a sus aliados en el terreno, la mayor amenaza que se cernía sobre ellos ha sido neutralizada.

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Dos semanas después.

Tras haber sido encontrada flotando en medio del mar, Danaekaia fue encontrada por sus esclavos tras una intensa búsqueda por todo el Caribe, hasta ser encontrada en aguas territoriales dominicanas, seis días después de la Batalla de Puerto España, desnuda e inconsciente.

Ella despierta en sus aposentos dentro del Jerusalén, rodeada por algunos de sus esclavos, quienes se asustan al verla gritar de golpe tras recuperar la consciencia.

—Cálmese ama. Ya está bien. —dice uno de sus esclavos, mientras le sirve una aromática.

La nephila pensó en dispararle, pero el gesto de amabilidad y los dolorosos moretones y quemaduras, producto del ataque de Protogion y el sol tropical, la hace desistir. Toma la bebida y pregunta qué le pasó, a lo que otra sirviente responde:

—Después de su batalla contra los traidores, los lilims se descontrolaron y tuvimos que ordenar la retirada. La lucha aún continúa en Trinidad y Tobago, pero todo indica que es una batalla perdida y el gobierno militar ya ha pedido asilo en Iquitos, la capital de la Federación Amazónica. Ahora mismo, estamos en aguas territoriales de República Dominicana. Pensamos que sería buena idea preparar a nuestros dominios para una posible revolución pro-brasileña.

—De modo que al final, todo fue para nada. —expresa Danaekaia con desgano, pero se alegra un poco al ver que su rosario continúa en su mano.

Sus esclavos no se atreven a decir una palabra.

»Como sea —prosigue la nephila—, el Emperador debe saber que Protogion se ha vuelto una amenaza demasiado grande. No podemos ignorar el crecimiento descomunal de sus fuerzas y peor aún, no podemos confirmar ni negar la posibilidad de que la Orden del Libro Verdadero lo esté apoyando.

—¿Quiere que contactemos con Lord Harkotian para que investiguen sobre ello? —pregunta otro de sus esclavos.

Danaekaia razona por unos instantes dicha propuesta. Si bien una colaboración entre sus parientes sería la opción más lógica, también recuerda que la familia imperial atlante puede llegar a ser muy traicionera y un gesto así, puede ser visto como un acto de debilidad que otros en la familia pueden aprovechar para hacerla caer en desgracia ante el Emperador. Sin embargo, la coyuntura es atípica, y la posibilidad del renacer de un viejo y peligroso enemigo es una situación demasiado peligrosa como para pasarse por alto.

—Excelente idea. —La nephila exclama complacida. —Ahora, si me disculpan, necesito descansar. Encárguense de todo y no me molesten. Estaré con ustedes al despertar.

—¡Sí, ama! —Los esclavos pronuncian al unísono, para posteriormente retirarse y dejar que ella descanse.

Aunque Danaekaia abuse de ellos a placer, sus esclavos lilim nunca la abandonarían, incluso si su vida dependiera de ello. Es el trágico destino de aquellos que han sido infectados por el parásito ardat lili: ser esclavos de falsos dioses por toda la eternidad.

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Brasilia, un mes después.

Después de su batalla contra Danaekaia, Protogion y Yehua fueron encontrados por unidades del ejército venezolano, quienes de inmediato los trasladaron a un hospital de campaña. Las noticias llegaron a Brasilia a los pocos minutos y los jerarcas de la Orden del Libro Verdadero se horrorizaron al ver malheridos a sus aliados, pero al mismo tiempo, aliviados de saber que estaban a salvo, por lo que inmediatamente ordenaron trasladarlos a un hospital propiedad de la orden, con médicos practicantes de magia curativa de muy alto nivel, esperando que puedan sanarse en el menor tiempo posible.

Ambos se despiertan tras pasar un mes en coma. Abren sus ojos y ven a la Princesa, roncando en una silla y como es costumbre, ataviada en un uniforme de teniente general del ejército del aire español.

—¿Hace cuánto está aquí? —pregunta Yehua mentalmente a su pareja para no despertar a la Princesa, y visiblemente conmovida por el gesto.

—No tengo idea —responde Protogion, igual de tocado que la vampiresa—. Pero a juzgar por sus ojeras, se ve que ha estado aquí mucho tiempo.

La Princesa eventualmente se despierta y se alegra al ver que sus aliados han recuperado la consciencia, por lo que les dice:

—Bienvenidos de vuelta al mundo de los vivos.

—Gracias, lady Tanniyn. No tenía que molestarse. —replica con agrado Yehua.

—Para nada —exclama la Princesa—. Somos amigos y quise cuidar de ustedes, aprovechando que las cosas en Colombia van viento en popa y, mi presencia no es requerida por el momento.

De todos los líderes de la orden, la Princesa ha sido la que más confianza ha desarrollado con los Kuraikame, ya que comprende las razones por las que Protogion dio la espalda a sus propios parientes, renunciando a todos los privilegios que conlleva pertenecer a la familia imperial.

»Dicho esto, cuando estuve charlando con los médicos, ellos me revelaron que ustedes cometieron una… imprudencia. —expresa la Princesa, con un tono más severo.

—¿De qué habla, lady Tanniyn? —pregunta Protogion, simulando no saber de qué está hablando.

Él no tendrá la oportunidad de arrepentirse de haber hecho eso:

—¡JODER MACHO! ¡¿ACASO CREÉIS QUE SOY GILIPOLLAS O QUÉ?! —la Princesa exclama con furia— Tuvieron mucha suerte de no quedar desconectados de La Fuente después de lo que hicieron. Debería jalar sus putas orejas por haber cometido la imprudencia de manipular mitegia blanco, a sabiendas que sus cuerpos no pueden soportarlo. ¡Ustedes no tienen idea de la tortura que significa ser incapaces de usar magia por toda la eternidad!

Apenados por haber insultado la inteligencia de su amiga, Protogion y Yehua se disculpan al unísono con ella, mas su frase final deja impactado al nephila:

—¿A qué se refiere con ser incapaces de usar magia por toda la eternidad?

Repentinamente, el ambiente se hace pesado y la Princesa se mantiene en silencio por un tiempo que parece perpetuo, hasta que Yehua rompe el hielo:

—Lamentamos haberla molestado, lady Tanniyn. No era nuestra intención.

La Princesa sonríe con timidez, aceptando las disculpas de la vampiresa y, a manera de disculpa por el momento de tensión, replica:

—No, está bien. Prometo explicarles a qué me refería con eso, pero no ahora.

—¿Por qué? —pregunta un desconcertado Protogion.

La Princesa sonríe misteriosamente y responde:

—Ustedes tienen que recuperarse y estar listos para el gran día, porque recuerden amigos: este mundo tiene sus días contados, y nosotros seremos quienes invocaremos el apocalipsis.

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[1] En griego (Σκοτεινό Αστέρι: Κοσμική Καταιγίδα) «Estrella Oscura: Tormenta Cósmica».

[2] En griego (Δολοφόνος Βροντή: Καρδιά) Relámpago Asesino: Corazón.

[3] En griego (βροχή δολοφόνος) Lluvia asesina.

[4] En chino (暗星墙!) ¡Muralla de la Estrella Oscura!

[5] En griego (Θεϊκή Οργή: Ιερή Βροντή!) ¡Ira Divina!: ¡Relámpago Sagrado!

[6] En griego (θεϊκό ανάθεμα: ανίενος βροντής) Anatema Divina: Relámpago Impío.


Emblema de la Casa Heigui

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