18-CRÓNICAS DE LA RETAGUARDIA III

 

Capítulo anterior: https://gary-d-crowley.blogspot.com/2020/12/17-cronicas-de-la-retaguardia-ii.html

Abu Dabi, año 2049, 5:00 pm.

El Qasr al Watan o «Palacio de la Nación» es el palacio presidencial de los Emiratos Árabes. Como todas las residencias de los monarcas del golfo, es una edificación impresionante, de 380 mil metros cuadrados, ubicado a orillas del Golfo Pérsico, el cual cuenta con sus propios jardines que componen el perímetro del palacio, plazas al norte y al sur, una gran piscina interior que rodea el centro del palacio, un puerto privado al norte y hasta una playa propia al oeste.

El jeque Kadir bin Sultán al Zayed, de cuarenta años, viste con la tradicional túnica blanca árabe y un guante en su mano derecha para ocultar su marca de arxorista, se halla sentado en el balcón sur del palacio, y acompañado por oficiales de alto rango del ejército emiratí. Llama la atención de que algunos de ellos parecen ser extranjeros. Esto se debe a una política de vieja data de los presidentes emiratíes, de contratar oficiales de otras tierras para mejorar el rendimiento de sus tropas, aunque con la inclusión del país en la esfera de influencia de la orden, se ha tenido preferencia por oficiales provenientes del Brasil y sus aliados.

Uno de estos oficiales es Zarina Arshavina, quien usa un uniforme diferente al de los demás oficiales y se halla justo a su derecha, hablando con el jeque:

—Cuénteme, su alteza ¿Qué parecen los soldados que la orden entrenó para usted?

—Debo decir que me siento maravillado con este nuevo ejército, aunque no negaré que tendré que acostumbrarme a que haya tantas mujeres en mi guardia, sahirat makira[1] —expresa el jeque Kadir, maravillado al observar a su flamante guardia de hechiceros, realizar actos de magia tendientes a demostrar sus destrezas en el combate.

Contrario a los ejércitos de otras monarquías del golfo, la milicia emiratí cuenta con una creciente presencia femenina entre sus filas. De hecho, descontando a Zarina, hay otra mujer entre los seis oficiales de alto rango que lo acompañan en el balcón de su palacio, algo impensable en otros ejércitos de la región, aun regidos por normas patriarcales, que impiden que las mujeres tomen una presencia en áreas alejadas de sus roles tradicionales.

—Su alteza —responde Zarina—, garantizo que estas tropas no lo decepcionarán. Hemos seleccionado cuidadosamente a estos muchachos, para asegurarnos de que sean leales a nuestra causa. Y por supuesto, a usted.

—¿Me garantiza que estos hechiceros no me traicionarán? —pregunta el jeque Kadir, un tanto intranquilo.

—La Orden del Libro Verdadero se precia de saber defender a sus aliados y castigar a sus traidores. No tema, su alteza, nuestros hechiceros serán leales a usted y lo defenderán de lo que sea.

Como Zarina explica, para asegurar la lealtad de sus líderes aliados, la Orden del Libro Verdadero inicia un reemplazo paulatino de las tropas regulares de un país por hechiceros, adoctrinados en la ideología de la orden y entrenados para proteger al gobernante de turno, siempre y cuando éste se mantenga alineado a sus intereses; si dicho líder los traiciona, será «reemplazado» por uno más fiable.

Ella entonces señala un detalle en el discurso del jeque:

»Aparte de eso, ¿por qué insiste en llamarme «sahirat makira», su alteza?.

El jeque Kadir suelta una leve carcajada.

—Porque lo que es usted, lo tiene hasta en el nombre, Evelin Makar. Hechicera, autómata, militar, espía y sacerdotisa arxorista. Todo un personaje.

Los halagos hacen que ella se contagie de un contenido ataque de risa, tras lo cual expresa:

—Bueno, ¿qué puedo decir? Se puede decir que, como yo, no hay ninguna.

«Zarina Arshavina», la espía que infiltró la embajada bielorrusa en Colombia para asesinar al senador Abimael Uribe hace más de un año, es en realidad Evelin Makar. Aunque se sabe que nació en algún lugar de Canaán, todo sobre su pasado es una completa incógnita. De hecho, ni siquiera se sabe su edad, ni desde cuando ella ha estado al servicio de la Orden del Libro Verdadero, convirtiéndola en uno de los miembros más enigmáticos de la organización.

Buscando cambiar de tema, al jeque le viene a la cabeza una revelación que lo ha dejado muy intranquilo desde el día en que la recibió:

—Aunque también es cierto que todo esto de la guerra contra la Atlántida me molesta. ¿No hay forma de evitarla?

—Es imposible. Si no atacamos primero, ellos nos destruirán.

—No sé cómo tomará usted lo que voy a decirle, pero a veces quisiera no haber recibido la verdad de boca de la princesa Tanniyn en esa cumbre del 42 —revela el jeque Kadir, tras un suspiro de resignación.

Corría el año 2042 y, en una cumbre de la Liga Árabe —la organización que reúne a todos los países árabes— realizada en Beirut, Kadir al Zayed, entonces príncipe heredero y representante de los intereses de su país, se reunió con la Princesa, tras años de contactos secretos entre ambos. En dicha reunión, realizada al margen de la cumbre, ella le reveló la verdad que todos los líderes mundiales aliados de la orden reciben tras haber demostrado su valía: el mundo se halla regido secretamente por el Emperador de los Atlantes, quien recibe todas las plegarias que la humanidad envía al ser divino que llaman «Dios», mientras dirige a sus fieles por toda la Tierra, a que se maten en su nombre para su entretenimiento personal.

—¿Por qué lo dice, su alteza? —pregunta Evelin, sin sobresaltarse.

—¿Cómo convenceré a mi pueblo de que ellos no adoran a un ente divino que se preocupa por ellos, sino a un ser egoísta y caprichoso? Han vivido bajo las reglas impuestas por el taslim toda la vida y, a despreciar los cambios que suceden en el mundo moderno; ahora me veo obligado a decirles que todo en lo que han creído, es una vulgar mentira. Y si no los despierto, serán esclavizados por el Emperador y sus esbirros ¿Qué debo hacer para quitarles ese velo de mentiras que han puesto sobre sus ojos? —expresa el jeque Kadir, con claros signos de consternación.

Evelin, como cananea y sacerdotisa arxorista, le resultan estúpidas las estrictas reglas sociales y las tradiciones emiratíes. No obstante, al tratarse de su aliado, hace un esfuerzo por ser prudente y relata:

—Este cambio no tiene que ser inmediato. ¿Sabe cómo los arxoristas de antaño preservaron su fe mientras el monoteísmo se impuso en el mundo entero?

—No, pero ya que lo pregunta, me muero por conocer la respuesta —menciona el jeque Kadir, recordando que, a pesar de que el taslim se impuso por todo Medio Oriente, la religión arxorista nunca abandonó la región.

Evidenciándose lo mucho que adora responder esa pregunta, Evelin mira fijamente al jeque y revela:

—Tomemos por ejemplo al taslim. Desde los tiempos del profeta Yahirel la luna creciente siempre ha sido catalogada como su símbolo ¿correcto?

—Así es, maestra —replica amistosamente el jeque.

—Resulta que, para nosotros, la luna creciente es el símbolo de Lilith, La Primera Hechicera y apóstol más importante de nuestra religión. Para ocultarse de los taslimitas, los arxoristas dibujaban lunas crecientes en sus casas, para así enviar sus plegarias a Lilith, que servía de intermediaria a los Dioses Brujos. Así que cuando ellos nos veían rezar al amparo de la luna creciente, nunca sospecharon que no rezábamos a su falso dios, sino a los nuestros.



Comparación entre la media luna creciente del taslim (izquierda), con la media luna usada como símbolo de Lilith (derecha).

—Impresionante. Eso me recuerda a los santos de la iglesia amenista que hacen las veces de intermediarios de Dios —el jeque responde sin dudar, demostrando conocimientos teológicos fuera del taslim, que muchos en en la realeza árabe no poseen.

—Efectivamente, su alteza —dice Evelin—. Ya que menciona a la iglesia, ¿recuerda cuál es el símbolo de los amenistas?

—La cruz de Amen.

—Ahora, ¿se acuerda cual es nuestro símbolo?

Mientras observa a sus hechiceros formar esferas de mitegia y manipularlas hasta darles todo tipo de formas, el jeque razona que efectivamente, existe una similitud entre el símbolo amenista y el arxorista, pero recuerda un detalle:

—Pero la cruz de la anarquía está invertida. ¿Cómo los arxoristas adorábamos a los Dioses Brujos, si el símbolo estaba mal?

Evelin ríe disimuladamente:

¿Recuerda que en el templo donde se inició, los ángeles eran de ambos sexos y tenían las espadas desenvainadas?

El jeque afirma silenciosamente. Está ansioso por conocer más de su nueva religión.

»Ésos «ángeles» son los ainírs, los mensajeros de los Dioses Brujos. Si recuerda, ese templo supuestamente era una iglesia amenista, pero en realidad era un templo arxorista, ya que fue construido para representar la entrega del regalo de la magia, de parte de los ainírs, a la humanidad, tal y como fue ordenado por los Dioses Brujos.


Comparación entre la cruz de Amen (arriba) y la cruz de la anarquía (abajo).



La revelación de Evelin ha dejado asombrado al jeque Kadir, ya que demuestra la gran resolución y creatividad de los arxoristas para preservar su fe en un mundo en el que ésta era vista como «peligrosa», y los reyes de la Tierra lucharon por erradicarla.  

—Eso explica el por qué hay tantos arxoristas por todo el mundo. No es que los estén convirtiendo; es que siempre estuvieron ahí, ocultos, esperando el momento para surgir, hacerse notar y atacar —razona el jeque Kadir, mientras observa a sus hechiceros desionizando el mitegia hasta transformarlo en gas, el cual condensan hasta convertirlo en agua, que a su vez es solidificado para crear hielo, tras lo cual hacen el mismo proceso, pero en reversa, una y otra vez, hasta que lo disuelven y reciben la ovación de los presentes.

—Efectivamente, su alteza. Y no es la primera vez que hacemos esto.

—¿Hicieron esto antes? —pregunta intrigado el jeque.

—Así es. Cuando la Orden del Libro Verdadero conquistó el Egipto otomano, lo primero que hizo fue permitir el culto arxorista. No es coincidencia que después de eso, empezáramos a salir hasta de las piedras del mar. Y cuando los otomanos quisieron castigarnos, los destruimos —explica Evelin mientras contempla el acto final de la guardia: diez hechiceros hacen cada uno un tipo de hechizo de magia cósmica, el cual lanzan en dirección al cielo, donde juntan sus respectivos hechizos, formando una gran explosión que, por unos minutos, altera el color del cielo de las cinco de la tarde, hasta darle tonalidades inusuales, que van desde el rojo oscuro hasta el violeta intenso.

En 1820, la Orden del Libro Verdadero, aprovechando la inestabilidad reinante en en Egipto, tomó el control del país. Cuando esto sucedió, «inexplicablemente» el arxorismo floreció dentro de las fronteras egipcias hasta convertirse, casi de la noche a la mañana, en la segunda religión del país, no sin antes realizar un gran esfuerzo por modernizar Egipto, que en menos de 20 años, ya era mucho más rico y próspero que el Imperio Otomano, situación que permitió a los egipcios ocupar Constantinopla en 1839, tras una guerra de solo un año. La misma situación está sucediendo en el Siglo XXI, con los hechiceros arxoristas emergiendo de todas partes, tomando el control de países y siendo actores de peso en la escena mundial. Los arxoristas nunca se fueron: estuvieron ocultándose a plena luz del día, esperando el momento preciso para desatar su fe y su magia por el mundo entero.

»Ahora bien su alteza, si lo que quiere es cambiar la fe de sus súbditos, recuerde que cuando el gran día llegue, tendremos nuestra oportunidad de oro para demostrarle al mundo que el arxorismo es el camino de la libertad, no el camino del falso dios. Hasta entonces, no hará daño reemplazar a esos clérigos por sacerdotes arxoristas.

—¿Y cómo haremos eso, sahirat makira?

—Los «accidentes» existen. Atraparlos «con las manos en la masa» también es muy efectivo, en especial si usted es el monarca de este país. Ese será el momento en que usted introducirá a los arxoristas en las mezquitas.

—¿Y después qué? —pregunta el jeque, ávido por aprender los métodos de la orden y ponerlos en práctica.

—Bastará con varios sermones a favor de los santos arxoristas, de como Dios no es perfecto y como ellos han sido víctimas de injusticias. Nuestros fieles pueden también incitar esos cambios y, una vez haya suficiente gente dispuesta a escuchar, mostrarles las bondades de la magia los enganchará definitivamente de nuestro lado. No será fácil, pero le aseguro que no es la primera vez que cambiamos la religión de un país. El sabor de la libertad es nuestra ofrenda y, una vez que la prueben, lucharán hasta el final por conservarla.

Cuando los arxoristas descubren las bondades de la magia, la tentación de vivir sin las reglas de un dios caprichoso y egoísta, son demasiado tentadoras como para dejarlas escapar. Por ello, si hay otra guerra abierta entre la Atlántida y la Orden del Libro Verdadero, los arxoristas lucharán con ferocidad por defender el regalo de la libertad que les han otorgado, y que el Emperador desea arrebatarles por sobre todas las cosas.

____________________________________

Al día siguiente.

La Sayf Aljana[3] es la primera fortaleza aérea de fabricación 100 por ciento emiratí, por lo que oficia como nave insignia de la Fuerza Aérea Emiratí. De 180 metros de eslora con forma de dhow, o velero tradicional árabe, tiene dos mástiles de 30 metros de alto que sostienen velas de mitegia cada uno. A diferencia de las velas tradicionales que usan el viento como medio de desplazamiento, estas velas acumulan la luz solar y la transforman en mitegia, con lo cual la nave puede volar independientemente de la dirección de las corrientes de aire.

Por otro lado, uno de los mayores logros del jeque Kadir bin Sultán al Zayed, ha sido el impulsar un proyecto llamado suhra' khadira'[4] o la terraformación de vastas áreas en el desierto de Arabia y convertirlas en campos de cultivo, un proyecto que fue impulsado cuando aún era príncipe y que ahora se ha convertido en la mayor huella de su reinado.

Por tal razón, todos los domingos en la mañana, el jeque gusta de viajar a bordo de la Sayf Aljana, y contemplar los campos desde el aire, ya sea en solitario, con su familia o, en este caso, con algunos miembros selectos de su séquito.

—Sabe, su alteza, siempre me ha parecido intrigante el cómo convirtieron uno de los lugares más inhóspitos del planeta en tierra fértil. ¿Cómo lo consiguieron? —comenta Evelin, mientras observa los inmensos campos de cultivo desde la cubierta de la nave, cerca de la punta de proa.

Los campos de cultivo, ubicados a pocos kilómetros de la costa del Golfo Pérsico, son inmensos, abarcando más de veinte mil kilómetros arrebatados al desierto y pueden identificarse a la distancia por las grandes torres de doscientos metros de alto, ubicadas en puntos estratégicos en los campos, las cuales condensan las partículas de agua en la brisa marina, la desalinizan y utilizan para regar las plantas. Como se trata de su proyecto estrella, el jeque Kadir, escoltado por dos miembros de su guardia de hechiceros —un hombre y una mujer—, procede a explicarlo con el mayor de los gustos:

—Este fue el sueño de toda mi vida y la razón por la que decidí unirme a su causa. Los brasileños usaron magia para recuperar miles de hectáreas taladas y quemadas de la selva amazónica, transformando tierra erosionada en fértil y acelerando el crecimiento de las plantas, por eso, impulsé ese programa aquí, para que mi país no tuviera que volver a importar alimentos de afuera. En todo caso, cuando lo vi por primera vez, me sentí maravillado y estúpido a la vez.

—¿Por qué?

—No podía entender por qué mi religión odiaba tanto la magia, cuando esta podía crear tanta belleza. En ese momento, creo que supe que la magia no era el poder del Diablo, sino un regalo divino.

Como explica el jeque Kadir, las religiones monoteístas tienen una opinión muy negativa sobre la magia, ya que la catalogan como «obra maligna» y «poder del Diablo». No obstante, la magia no es inherentemente mala; solo lo es en las manos equivocadas.

—Típico de esos malditos retrógrados —se mofa Evelin—. Si sus esclavos aprendieran magia, estos se liberarían de sus cadenas, y sin esclavos, la Atlántida dejará de existir. Ya Aleister Crowley lo dijo una vez «haz tu voluntad: será toda la ley».

Las religiones monoteístas predican la sumisión a Dios y la frase de «hágase Su voluntad», dejando que el Emperador tome control del destino del creyente; la magia —y por extensión, el arxorismo— van en contravía de esta línea de pensamiento, ya que buscan que el hechicero sea libre de elegir y dar forma a su propio destino.

La explicación de su maestra de fe genera una duda en la mente del jeque Kadir:

—¿Y por qué los esclavos de la Atlántida usan magia si la odian tanto?

—Porque la magia para ellos es un medio para obtener un fin —explica Evelin—. Usan magia para suprimir su uso, monopolizarla y venderla como «la manifestación del poder de Dios». Así como los ainírs son los ángeles de los Dioses Brujos, los lilims son los ángeles del Emperador, los mensajeros de su voluntad.

Justo cuando el jeque iba a dar otro aporte a la conversación, el guardia masculino advierte, tras observar un radar incorporado en su brazo cibernético —el derecho— que varias fortalezas aéreas han tomado posiciones sospechosas desde el mar.

La guardia femenina, previendo el peligro, se eleva hasta quedar en la punta del mástil delantero y desde allí, usando sus ojos cibernéticos modificados para ver más allá del horizonte, una antena de 12 centímetros de largo incrustada en su cerebro —y que sobresale de su cabeza— que le otorga visión periférica de 360 grados, y una interfaz visual que genera datos de gran precisión, queda consternada por la información que sus ojos le dan, por lo que baja hasta quedar muy cerca del jeque, a quien informa:

—Su alteza, son tres fortalezas aéreas a babor. Calculo que están a veinte kilómetros y han tomado posición ocultándose sobre las nubes. Sugiero que pongamos a la tripulación en alerta y nos preparemos para lo peor.

El jeque saca su smartphone y lo conecta con los sistemas de comunicación de la Sayf Aljana, transmitiendo la orden de que deben moverse a toda velocidad. Hecho esto, él, Evelin y sus guardaespaldas, bajan de la cubierta de la fortaleza hasta llegar al puente.

Contrario a las fortalezas aéreas construidas por los atlantes y sus potencias subordinadas, las cuales poseen un diseño marcadamente futurista, las fabricadas por Brasil y sus aliados usan un diseño retro futurista, que evoca a la tecnología de principios de la edad industrial, un estilo conocido como Steampunk. Por tal razón en el puente de la Sayf Aljana hay elementos anacrónicos como palancas, timones de rueda y tuberías, combinados con interfaces virtuales y paneles de control de tecnología de punta.

El jeque Kadir, ya sentado en la silla de mando, demanda el origen de las fortalezas, a lo cual uno de sus operarios responde:

—Su alteza, dichas fortalezas son nuestras, y están preparando sus sistemas de armas.

—Quiero que se comuniquen con sus comandantes de inmediato.

—No hace falta, su alteza: nos están llamando.

—Entonces procedan —responde el jeque, visiblemente molesto—. Exijo una explicación.

Una pantalla virtual emerge al frente de los presentes, mostrando al comandante de una de las fortalezas, un hombre vestido con una larga túnica negra con grabados dorados, quien anuncia:

—Su alteza Kadir, o debería decir, maldito perro.

Indignado por el insulto, pero con ganas de devolver el golpe, el jeque declara:

—General al Abadi ¿acaso vino a que lo encerrara por intentar matarme?

El general suelta una carcajada siniestra.

—¡Esto es un golpe de estado! —él señala acusatoriamente al jeque—. La mano de Samael te juzgará por traicionar tu fe y alinearte con los herejes arxoristas. ¡Que Samael se lleve tu alma![5] Samayil ghayr mahzum![6]

El virulento discurso —pronunciado justo antes de que la transmisión se cortase— fue obra del general Mohamed al Abadi, ex oficial de la Fuerza Aérea de los Emiratos Árabes. De sesenta años, larga barba gris y lentes de aumento, que le dan la apariencia de un anciano venerable, se trata en realidad de uno de los críticos más feroces del jeque Kadir al Zayed. Conservador y simpatizante del taslimismo radical, se exilió en Ubar hace un año por haber ordenado un atentado contra el monarca emiratí, el cual fue descubierto antes de que pudiera ponerse en marcha. Ahora, un año después, ha regresado para cumplir la misión que había dejado inconclusa: matar al jeque y poner un alto su política liberalizadora y de acercamiento con los «herejes arxoristas».

Las alarmas de la Sayf Aljana se activan. Las fortalezas enemigas han disparado ráfagas de misiles aire-aire y así eliminar al jeque hereje de la faz de la Tierra.

—Activen los escudos —ordena el jeque Kadir.

La nave es cubierta por un escudo mágico translúcido, manifestado como un gran campo de fuerza que protegerá la nave de los ataques enemigos. Además, los mástiles son guardados automáticamente y se activan una serie de motores ubicados en la popa, que le permiten acelerar hasta una velocidad cercana a los 1000 kilómetros por hora, convirtiéndola en la fortaleza aérea más rápida del mundo.

En el fragor de la batalla, a Evelin se le ocurre una idea:

—No haría daño llamar a las guarniciones más cercanas a que nos envíen ayuda.

—Está bien.

Para su infortunio, no hay forma posible de contactarse con nadie más allá de la fortaleza aérea. Las comunicaciones han sido hackeadas y el jeque ha quedado completamente aislado.

—¡Malditos sean! —Kadir grita con furia incontenible. ¡Los ejecutaré a todos por alta traición! Prepárense para realizar maniobras evasivas. Escaparemos de este lugar antes de puedan hacernos daño.

Una idea sensata que sin embargo es rebatida por Evelin:

—No huyamos de esta batalla, su alteza. Mejor prepare los sistemas de armas y derribémoslos a todos.

—Con todo respeto ¿está loca, mariscala Makar? Nos superan en número y por muy fuertes que sean los escudos de esta nave, no resistirán un combate contra tantos enemigos a la vez.

Aunque la preocupación del jeque es razonable, Evelin insiste:

—Descuide. Esta batalla servirá de demostración del poder de los hechiceros de la orden. Confíe en mí. Los destruiremos a todos.

El jeque medita por unos segundos. Si bien está convencido de que la idea de Evelin es suicida, también recuerda que ella es uno de los agentes de más alto rango de la Orden del Libro Verdadero, además de que los guardaespaldas que ella escogió para él son los mejores de su guardia y, la seguridad de sus palabras indica que tiene un plan entre manos que, en efecto, podría darles la victoria.

—Cambien la última orden: preparen los sistemas de armas y fijen curso hacia las fortalezas aéreas enemigas.

Resultándole inverosímil el repentino cambio de decisión del jeque, uno de los oficiales del Sayf Aljana, protesta:

—Pero su alteza, son tres fortalezas enemigas. No podremos ganar.

—No se preocupen, soldados —reafirma el jeque—. Ganaremos esta batalla.

Sin estar del todo convencidos, los operarios fijan curso hacia la formación enemiga. Pero justo cuando ya habían virado a su encuentro, los cuarenta misiles impactan de lleno la nave, haciendo temblar el interior y obligando al jeque a pedir un informe de daños:

—Su alteza, esos misiles debilitaron nuestros escudos en un 65 por ciento. Si vuelven a lanzarlos, no sobreviviremos —replica uno de los operarios del puente, justo después de que se activaran las alarmas una vez más.

Las fortalezas enemigas han vuelto a disparar. Pero esta vez, a Evelin se le ocurre una idea:

—Tanit —dirigiéndose al guardaespaldas femenino—, ve a la cubierta e intercepta los misiles. Rashid —le habla al guardaespaldas masculino—, toma los controles. Yo iré al cuarto de máquinas.

Mientras observa como los tres van poniendo en marcha el plan de Evelin, al jeque Kadir todo le parece una locura:

—¿Qué diablos piensan hacer ustedes tres?

Entonces Tanit transforma sus brazos en cañones de plasma, revelando que no son los únicos implantes cibernéticos en su arsenal.

—Obsérveme.

Y ella sale a toda prisa del puente junto a Evelin. El jeque Kadir pensaba advertirle de lo contrario, pero Rashid, quien ya tomó posesión del timón de la nave, lo convence de que la deje ir:

—No se preocupe, su alteza. Conozco a esa chica desde que luchamos en Siberia durante la Guerra de los Huérfanos. Si dice que puede hacerlo, lo hará.

La plena confianza en sus habilidades es una característica que hace destacar a Tanit Lazaar. Oriunda de Cartago[7], como muchas chicas de familias arxoristas de Túnez, ha sido bautizada con el nombre de la santa patrona del imperio cartaginés. Al ser parte de la «generación del caos», es una hechicera que carga con un espíritu rebelde, exteriorizado en su largo pelo azul eléctrico y el hecho de que, contrario a otros soldados emiratíes, usa una larga bufanda blanca que recorre toda su espalda. Su vocación guerrera ha ayudado a olvidar la vergüenza que le causaba su gruesa nariz, la cual rompe con la simetría de un rostro que, de otra manera, sería perfecto para los estándares de la belleza femenina.

Tanit llega hasta la cubierta de la fortaleza y nota que la ráfaga de misiles ya puede verse a simple vista. No hay tiempo que perder. Debe apresurarse o todos morirán.

Las líneas de circuitos alrededor de sus ojos dorados brillen con gran intensidad, al tiempo que dirige la antena sobre su cabeza al frente. De esta forma, pone todos los misiles en la mira.

¿Logrará derribarlos a tiempo?

Intentando no desesperarse, ella se concentra en su objetivo y apunta los cañones en sus brazos hacia los misiles —que calcula, están a menos de cincuenta metros—, carga una gran cantidad de mitegia azul eléctrico:

Laenat 21: Muzud Almawt![8]

El cual es expulsado en forma de miles de rayos de trayectoria irregular que, al chocar con los misiles, generan un espectáculo de explosiones sobre el cielo, que llega a verse a muchos kilómetros a la redonda.

Tras pasar la nube negra dejada por las explosiones, Tanit logra divisar a la distancia las tres fortalezas enemigas que, contrario al Sayf Aljana, tienen la forma de cruceros espaciales.

Y se preparan para un nuevo ataque.

Ella observa que desde sus escotillas no están expulsando nuevos misiles, sino que despliegan grandes cantidades de Miè Qún, drones de fabricación china de dos metros de largo, también conocidos como triángulos chinos, por su forma de triángulo isósceles. Tanit recuerda que el peligro de estos drones no proviene de su poder individual, sino por su capacidad de abrumar a ejércitos enemigos con sus interminables números.

No más los drones comienzan a disparar, la barrera de la Sayf Aljana es puesta a prueba. Miles de rayos de plasma castigan la barrera mágica de la nave como un diluvio de proporciones bíblicas, haciendo temblar todo al interior de la fortaleza, que parece por momentos que está a punto de ser derribada, junto a todos sus ocupantes.

_________________________________________

En el cuarto de máquinas, Evelin ha quedado suspendida a más de cuatro metros en el aire, justo detrás de una columna metálica de diez metros de alto y tres metros de ancho, de la cual miles de cables se extienden desde el techo hasta el resto de la nave, haciéndolo ver como una especie de árbol mecánico. Esta estructura contiene el motor de mitegia que da energía a la nave.

Ella se sostiene gracias a las docenas de tentáculos mecánicos que surgen de su espalda, los cuales alimentan el aura que genera, así como la gran cantidad de runas alienígenas, que brillan con el mismo verde fluorescente de su aura y se extienden por toda el área.

—¿Qué está haciendo? —pregunta uno de los operarios del cuarto de máquinas, absorto por toda la escena y novato en el conocimiento de la ingeniería mágica.

Su compañero, más aventajado y conocedor de algunos detalles con respecto a la cananea, procede a explicar:

—Parece ser que está usando el núcleo mágico para amplificar su hechizo hacia toda la nave. Tal vez eso explica por qué nuestros escudos ahora se hallen al doscientos por ciento.

—¡¿Doscientos por ciento?! ¡¿Es eso posible?!

—Míralo por ti mismo.

Revisando una de las pantallas virtuales, se aprecia que los escudos del Sayf Aljana, que estaban a punto de ceder, han sido revitalizados, fortalecidos y sin señales de que en algún momento vayan a ceder.

_________________________________________

En el puente del Sayf Aljana, todos se encuentran aliviados por el inexplicable fenómeno, excepto Rashid, quien tras petición del jeque Kadir, explica:

—Su alteza, la magia de la mariscala Makar le permite crear escudos defensivos prácticamente irrompibles. Cada extremidad, circuito y cable en su anatomía sirven para hacer más fuerte el poder que ahora nos está salvando la vida.

—Impresionante.

—Y eso que ella no es una Semilla Estelar como Tanit y yo.

—¿Semilla Estelar?

—Si, su alteza. Las Semillas Estelares somos hechiceros que nacemos con nuestros poderes. Pero la mariscala Makar es diferente; sus poderes no son innatos, aun así, alcanzó el rango más alto dentro de la orden, solo por debajo de los maestros de la orden.

Tal y como explica Rashid, las Semillas Estelares son hechiceros humanos que nacen con la capacidad innata de usar magia. Son muy raros, ya que se estima que solo un humano en un millón tiene esta capacidad, cuyo origen es actualmente, un misterio. Esto los hace muy valiosos para la Orden del Libro Verdadero, lo cual explica el por qué sus hechiceros humanos más poderosos son de hecho, Semillas Estelares. No obstante, Evelin Makar es una notable excepción a la regla, ya que es la única mariscala de la orden cuyos poderes mágicos no son innatos: sus poderes provienen de su naturaleza artificial, por cuanto cada circuito en su cuerpo está diseñado para aumentar la fuerza de su magia defensiva, que de otro modo tendría un alcance mucho menos espectacular.

_________________________________________

Los sistemas de armas de la Sayf Aljana se activan: docenas de torretas surgen a ambos lados de ésta. Para sorpresa de Tanit, mientras los drones atacan con todo lo que tienen, pero sin ser capaces de comprometer el escudo mágico de la nave, las torretas disparan sus propias ráfagas de plasma, derribándolos con total impunidad.

Esto ha provocado que las fortalezas aéreas ordenen la retirada de los drones y empiecen a disparar con sus propios cañones. Cada una de las fortalezas aéreas cuenta con 140 cañones, los cuales enfilan contra la Sayf Aljana.

_________________________________________

Contrario a los operarios humanos de la fortaleza aérea del jeque Kadir, la totalidad de los subordinados del general Mohamed al Abadi son drones Eisensoldatten[9], cuyos cuerpos humanoides macizos, de casi metro noventa de altura, y cabezas cuadradas con cuatro visores que hacen las veces de ojos, les dan un aspecto intimidante. Pese a su nombre alemán, son drones de fabricación estadounidense, debido a los orígenes germanos de Harkotian de Pi Idiofiyía, y el hecho que lleven una versión modificada de su símbolo personal en sus pechos, es evidencia irrefutable de que estos drones han sido fabricados por él.

Por ello, la única cara de desconcierto, al ver a la Sayf Aljana embestir a toda máquina una de sus fortalezas y disparando a su flota, viene del propio general.

—¡¿Por qué ese maldito perro no se muere?!

—Señor —avisa un operario Eisensoldat— la Sayf Aljana ha derribado una de nuestras fortalezas.

—Eso ya lo sé, pedazo de chatarra —replica el general, irritado—. ¿Qué hay de sus escudos? ¡¿Por qué no ceden?!

—No lo sabemos, señor. Estamos disparando con todo lo que tenemos, pero no importa qué hagamos, nada la detiene.

El general se halla en una situación difícil. Aunque solo es una nave, la Sayf Aljana está demostrando ser un hueso muy duro de roer. Ya solo cuenta con dos fortalezas y empieza a vislumbrar una debacle que no tiene forma de evitar.

No obstante, él recuerda sus clases de combate contra hechiceros, en especial las de las defensas mágicas. Aunque el mitegia es la energía mística que hace posible la magia, sigue siendo energía, por lo que puede ser alterada, si se tienen los medios apropiados.

—Ordena a los Miè Qún que rodeen la nave y que drenen su escudo mágico. La flota debe dispersarse y cesar su ataque contra la Sayf Aljana. El jeque pagará caro su osadía.

La risa siniestra del general delatan su inherente malicia e inquebrantable fe en su plan. Hoy será el día en que su país retomará su cauce habitual y la herejía arxorista seran extirpadas para siempre de los Emiratos Árabes.

_________________________________________

A todos en el Sayf Aljana se les hizo extraño que las fortalezas enemigas hayan dejado de disparar y empiezan a dispersarse. Además, los drones Miè Qún han vuelto a rodear la nave, pero en vez de atacar, crearon un perímetro alrededor de la misma, con excepción de la parte frontal, al tiempo que estos empiezan a interconectarse por medio de una red de mitegia. Incluso cuando las torretas de la fortaleza los están derribando por docenas, siempre hay suficientes drones para reemplazar los caídos y cubrir las maniobras evasivas de las fortalezas enemigas.

Pero Rashid, que siempre se ha caracterizado por ser un gran analista, de inmediato enciende las alarmas:

—¡Tanit! No dejes que esas cosas sigan llegando. ¡Quieren debilitar el escudo!

—¿Es broma? No pueden hacernos daño.

Ella se arrepentiría de pronunciar esas palabras.

»No me la creo.

La tunecina nota que el escudo mágico empieza a titilar. No sabe que significa, pero al ver a varios drones atravesarlo, se da cuenta de que es algo muy malo.

»Malditos sean. ¡Están debilitando nuestro escudo! Rashid, si no queremos volar por los aires, trae tu puto trasero a la cubierta y dame una mano. ¡De inmediato!

Aunque se esfuerce por eliminar a todos los drones invasores, Tanit está consciente de que ella sola no podrá contenerlos por demasiado tiempo y, a falta de más personal calificado para el combate, tendrá que confiar únicamente en Rashid y Evelin para defender la Sayf Aljana y sus ocupantes.

_________________________________________

Viendo los problemas que están teniendo en la Sayf Aljana, el general al Abadi hace su movida:

—Activa a los Eisensoldatten de reserva.

Uno de los operarios realiza una serie de comandos y las unidades Eisensoldatten inactivas dentro de las fortalezas aéreas, las cuales se encuentran en un área de carga, y almacenadas en docenas de hileras de cámaras de estasis, son activadas, y casi de inmediato se ordenan en perfectas hileras, esperando la orden de atacar.

»Envíalos hacia la fortaleza enemiga y que eliminen a todos allí dentro. El amo Harkotian se sentirá muy alegre por mi éxito.

Una escotilla en el área de carga se abre. Esa es la señal. Las máquinas salen corriendo a lanzarse a los aires y empiezan a volar en dirección a la Sayf Aljana.

Aunque son máquinas, los Eisensoldatten tienen la capacidad de usar magia a un nivel básico, esto es, pueden volar y lanzar disparos de mitegia. Su fabricación vino en respuesta al declive demográfico de los Estados Unidos tras la guerra civil, lo que impidió que pudiera expandir su ejército. Gracias a estos drones, el país norteamericano ha logrado aumentar considerablemente el número de sus soldados, convirtiéndolo en el tercer ejército más grande del mundo.

_______________________________________

Tanit está desesperada. A falta de más efectivos, la carga de defender la cubierta de la Sayf Aljana ha quedado en ella sola. Además, los drones han empezado a destruir las torretas defensivas, con lo cual complica cada vez más su tarea.

Laenatan 2: La Rahmatan[10].

Ella lanza un potente rayo desde uno de sus cañones hasta uno de los drones, el cual explota al instante, junto con todos los que están conectados al mismo por sus hilos de mitegia. No obstante, cada vez que un número significativo de drones es eliminado, los demás se desconectan de la red para cortar su destrucción en cadena, y llaman a más para reemplazar a las unidades caídas.

Usando su antena, observa a la distancia a un grupo de hechiceros enemigos que se dirigen hacia la nave. Pero, tras hacer zum, nota que estos nuevos enemigos no son lo que creía:

»¿Eisensoldatten? Genial. Si invocan un Qūzhú Lóng[11] este sería mi día de suerte —expresa Tanit sarcásticamente, y visiblemente preocupada.

Mientras ataca a varios Miè Qún, los drones humanoides aceleran hasta atravesar la barrera y entrar a cubierta.

Un Eisensoldat desenvaina unas cuchillas de sus antebrazos y se lanza hacia Tanit, quien le lanza un rayo de mitegia destrozando su cabeza, mientras continúa atacando a los drones triangulares. Otros drones hacen lo mismo, pero terminan sufriendo el mismo destino.

Cuando algunos Eisensoldatten deciden atacar a distancia, al igual que los Miè Qún, varios de sus disparos impactaron en el cuerpo de la tunecina, quien es lanzada al piso por la fuerza de los impactos, aunque gracias a que el noventa por ciento de su cuerpo es artificial, no murió en ese instante.

»Mierda. Si no me cubro, me matarán.

En el piso y apunto de ser acribillada, rueda acrobáticamente de espaldas, no solo para esquivar las ráfagas de disparos de los drones, sino también para alterar sus extremidades y, al quedar posada sobre brazos y piernas, correr sobre sus cuatro extremidades a lo largo de la cubierta, eludiendo con la velocidad y gracia de una gacela, la brutal lluvia de disparos que vienen de todas direcciones, hasta llegar al interior de la nave por la misma puerta que salió, bajar las escaleras a toda velocidad y ocultarse en unos contenedores que ahora le sirven de trinchera.

Mientras vuelve a transformar sus extremidades a su forma original y evitar que los drones invadan toda la nave, nota que ha sido puesta contra las cuerdas y se pregunta qué puede hacer para salir de esta situación. Si no recibe ayuda rápido, será asesinada.

—¿Qué diablos pasa? —dice la tunecina al escuchar ráfagas de disparos no provenientes de los drones.

Usando la antena sobre su cabeza cual periscopio, Tanit observa como Rashid se ha unido a la batalla y, escopeta en mano, destruye a atacar todos los Eisensoldatten que habían empezado a invadir el interior de la nave. Como dato curioso, su arma, al igual que la de Harriet Drake, es de fabricación brasileña y sus disparos desparraman las entrañas artificiales de los drones, por medio de potentes disparos de mitegia.

Considerado uno de los hombres más peligrosos de su generación, Rashid al Neyadi es otro miembro de la infame «generación del caos». De Al Ain, Emiratos Árabes, es conocido tanto por sus dotes en el combate, como por sus habilidades con la tecnología. Su nombre está vinculado a varios ciberataques a lo largo del globo, además que la cantidad de muertos que lleva a cuestas se cuenta por miles. Sus ojos dorados, similares a los de Tanit, y brazo derecho mecánico pintado crudamente con una extraña pintura carmesí, lo delatan como un cíborg. Y al igual que su camarada tunecina, su uniforme de combate está personalizado, con una caperuza blanca que cubre su pelo rubio y le llega hasta los muslos, haciéndolo ver como un asesino salido de las páginas de Las Mil y una noches[12].

—¿Creíste que te dejaría toda la diversión?

Tanit sonríe y salta el contenedor para ubicarse a su lado.

—Te tardaste. Siempre has sido muy lento.

Mientras los dos van subiendo las escaleras para regresar a la cubierta, al tiempo que van asesinando drones a su paso, Rashid, sonriendo con malicia, replica:

—Tengo ganas de jugar. Veamos quién mata más drones de entre los dos. ¿Te le mides?

—¿Igual que en Irkutsk?

—Me leíste la mente, Tanit.

Si hay algo que ha caracterizado a Rashid y Tanit desde el día en que se conocieron, ha sido su inocultable amor por las batallas. Para ellos, la adrenalina que resulta de arriesgar sus vidas en cada combate es la droga a la cual han sido adictos desde su prueba de fuego en la Guerra de los Huérfanos, y que desean consumir por toda la eternidad.

—Que así sea.

_________________________________________

En el cuarto de máquinas, mientras los operarios tienen un ojo en sus labores, tienen el otro en el valeroso combate de Rashid y Tanit contra las hordas de drones que amenazan con destruir la nave.

Todos allí, maravillados por la destreza de los hechiceros cíborgs, tienen una confianza absoluta en que podrán detener la invasión, pese a que los temblores casi constantes, producto de los constantes ataques de los drones, así como las numerosas reparaciones de emergencia que los operarios han tenido que hacer debido a ello, hagan pensar que la nave está a punto de ser derribada.

Pero Evelin piensa lo contrario.

—Nadie se ha dado cuenta del plan del general al Abadi. Envió a sus drones para destruir nuestro sistema de armas, debilitar nuestra defensa y matar a los únicos que pueden evitarlo. Será cuestión de tiempo para que use sus fortalezas aéreas para cortar nuestras rutas de escape. No bastará con que me quede aquí fortaleciendo el escudo, debo hacer algo de inmediato.

Por ello, antes de poner en marcha su plan, avisa al jeque, abriendo un canal con el puente a través de una pantalla virtual.

»Su alteza, escuche claramente lo que voy a decirle: voy a desconectarme del núcleo de poder de la nave, por lo que el escudo mágico estará a punto de debilitarse dramáticamente, y tendrá que atacar las fortalezas enemigas.

Justo cuando planeaba recriminarle por la inverosimilitud de la sugerencia, uno de sus operarios le indica que las fortalezas enemigas han tomado posiciones en la proa y popa de la Sayf Aljana, imposibilitándoles la posibilidad de escapar.

—¿Y qué hay de los drones? —pregunta consternado el jeque Kadir. Incapaz de salir de ahí, si no detiene a los Miè Qún, estos drenarán el escudo de la nave y su poder de fuego, combinado con el de las fortalezas aéreas, los derribará sin que puedan hacer algo para evitarlo.

—No se preocupe por ellos. Rashid y Tanit los detendrán por el tiempo suficiente.

—¿Y qué hará usted?

—Iré por la cabeza del general. Si descabezamos su ejército, los drones no tendrán guía y será más fácil vencerlos. ¿Puede identificar la fortaleza aérea que generó su transmisión?

El jeque Kadir manda a sus operarios que cumplan con la orden de Evelin, y tras una rápida triangulación de la transmisión, tienen la respuesta:

—Mariscala Makar, el mensaje fue transmitido desde la fortaleza en proa.

Consciente de que no tiene más opción que confiar en Evelin, el jeque da luz verde:

—Dirijan todas las torretas que puedan hacia las fortalezas aéreas. Sahirat makira, quiero la cabeza de ese traidor en una estaca.

La orden del jeque roba una sonrisa sedienta de sangre a la cananea, quien de inmediato replica:

—Acepto la misión.

Cortada la comunicación, Evelin se desconecta del sistema de energía de la nave y cae de rodillas, para posteriormente impulsarse mágicamente y recorrer todo el interior de la Sayf Aljana, desde los niveles inferiores hasta los superiores, hasta finalmente llegar a la cubierta.

Los drones, bastante ocupados enfrentado a Rashid y Tanit, observan a una hechicera rodeada por una fuerte aura verdosa, siendo los Miè Qún los que la atacan con sus rayos, sin lograr atinarle.

Evelin embiste un grupo de Eisensoldatten que buscaba detenerla formando una barricada. Los drones terminan siendo destruidos por la cantidad descomunal de mitegia que tuvieron que soportar.

La cananea, volando a más de dos mil kilómetros por hora, intenta atravesar el escudo mágico que defiende la fortaleza del general, pero su cuerpo rebota y es recibida por una andanada de disparos provenientes del sistema de defensa de la nave que la hacen retroceder en el aire, casi regresándola por donde vino.

»Tendré que hacer otra cosa.

Evelin usa una descarga de mitegia para detenerse a medio camino y volar más alto, buscando esquivar los disparos de la nave, que empiezan a resquebrajar su defensa. Algunos drones Miè Qún la persiguen, obligándola a esquivarlos en camino a su destino.

Cuando llega a más de 23 mil kilómetros, acumula todo el mitegia que puede y se lanza en picado hasta la nave. Sus perseguidores máquina son destruidos en el camino, quedando sin oposición hasta que hace contacto con el escudo defensor de la fortaleza aérea.

La gran cantidad de mitegia acumulada sirve de cincel, mientras que su velocidad en picado hace las veces de martillo. La combinación de estos dos elementos le permite a Evelin perforar, no sin dificultades, el escudo mágico de la fortaleza aérea, posándose sobre su cubierta, donde rápidamente es recibida por docenas de Eisensoldatten, quienes de inmediato comienzan a dispararle sin piedad.

Al ver que varios disparos enemigos logran rozar su cuerpo, la cananea se da cuenta que su potente magia defensiva no la salvará esta vez.

»Mierda. Usé demasiado mitegia para atravesar este escudo. Tendré que ser más rápida.

Debido a las enormes cantidades de mitegia que debió usar para entrar en la fortaleza aérea, la magia defensiva de Evelin ha quedado inutilizada, por lo que tendrá que, como el resto de los mortales, tendrá que confiar en su capacidad de evasión para evitar ser destruida.

Cuando lucha contra grandes cantidades de enemigos, la cananea, contrario a otros hechiceros de su nivel, no gusta de usar armas cuerpo a cuerpo, sino que se ensaña en destruirlos a punta de disparos. Por ello, transforma su brazo derecho en un cañón rotativo, una versión mágica de la ametralladora Gatling, capaz de disparar la abrumadora cifra de más de siete mil disparos por minuto. De esta forma, todo Eisensoldat que entabla combate con la autómata, termina convertido en una pila de chatarra.

Ella alcanza a un Eisensoldat, y en vez de destruirlo, agarra su cabeza, creando un vínculo entre su disco duro. Otras unidades desatan su poder de fuego contra la invasora, por lo que se ve obligada a arrancarle la cabeza al dron y continuar peleando.

»General al Abadi, ¿Dónde está? Ocultarse de mí no funcionará.

Aparte de su arma, Evelin cuenta con algunos dispositivos instalados en su cuerpo, que le ayudan a cumplir su función de espía con mayor facilidad. Uno de ellos es un escáner, con el que mapea los discos duros y servidores de computadoras enemigas en búsqueda de información que le sirva para completar su misión.

»Te tengo.

Evelin aplasta desdeñosamente la cabeza del dron con su mano. Su destino se encuentra justo cerca de la popa de la nave, por lo que transforma su mano restante en un cañón manual, con el cual dispara una esfera de mitegia justo bajo sus pies, creando un agujero en el casco, lo suficientemente ancho para que su pequeña figura pueda entrar, pero no los cuerpos macizos de los Eisensoldatten, que se ven obligados a ensancharlo usando su fuerza bruta para perseguirla.

La cananea cae unos metros hasta llegar a un corredor laberíntico, de poco más de seis metros de diámetro, lleno de caminos que parecen llevar a todas partes, pero a ninguna, y cuyas paredes de color gris oscuro y surcadas por líneas de circuitos de un ominoso color dorado que, gracias a un avanzado sistema de filtros de luz que ilumina el lugar con todos los espectros de luz conocidos, no solo con una luz amarilla.

»Jum, con que así funciona el Despair System. Gracias al Cuarteto que se cuál es el camino, sino no sabría a donde ir —dice Evelin, mientras continúa luchando contra la horda de Eisensoldatten y avanzando por el que, de acuerdo con la información recabada, es el camino correcto.

El Despair System o «Sistema de la Desesperación» en inglés, es un estilo usado en la arquitectura militar estadounidense, que hace un uso extensivo de laberintos llenos de trampas como medio de defensa, con el propósito de llevar a los invasores a la desesperación total.

Incluso cuando Evelin conoce el camino que la llevaría a su destino, llega a encontrarse con diferentes tipos de defensa: baterías antipersonas, unidades ocultas, trampas y hasta ilusiones generadas con magia.

En una ocasión, el piso entero se llena de pinchos cargados de electricidad, que obligan a los drones a posarse sobre las paredes, pero ya que Evelin nunca camina, sino que flota, esta defensa resulta inútil.

Más adelante, varias baterías antipersona surgen de las paredes. Ya que la magia defensiva de la cananea ha quedado inutilizada, se ve obligada a usar otra estrategia: tras cinco minutos de incesantes disparos, los cañones requieren de diez segundos para enfriarse y volver a funcionar, un pequeño lapso que Evelin aprovecha para destruirlos con su propia brutal ráfaga de disparos.

En otra ocasión, las paredes repentinamente se cierran de golpe, evitando que ella pudiera pasar. Ella pasa por otra ruta y el proceso se repite. Le resulta sospechoso que ya no haya ningún Eisensoldat detrás de ella, por lo que su brazo recupera su forma original.

Entonces las paredes del único camino disponible empiezan a cerrarse.

»Oh no.

En un movimiento desesperado, Evelin se lanza hacia la pared y, usando su fuerza de autómata, evita que termine cerrándose. Como sabe que no podrá detenerla para siempre, intenta avanzar mientras evita que las paredes la aplasten.

La descomunal fuerza generada por las paredes hace que las extremidades de la cananea empecen a soltar chispas y ella tema que se dañen. A menos de un metro de su destino, tiene que resistir o morir.

»¡No escapé de la muerte esa vez para morir aquí!

Echando sus restos, Evelin se lanza hacia su destino y logra salvarse mientras la puerta se cierra justo detrás de ella. Pero no salió ilesa.

»Vaya, estuve cerca.

Su pie izquierdo fue aplastado por las paredes del laberinto, aunque esto no es problema para ella ya que para desplazarse siempre flota a ras del piso, además, ha quedado en un cuarto oscuro sin ninguna fuente de luz. No obstante, su mayor preocupación viene del hecho que la capacidad motora de sus brazos está atrofiada, debido a que usó toda su fuerza para salvar su vida.

»La oscuridad no te salvará de mí.

No tendría que esforzarse mucho para encontrarlo.

—¿Una mujer? ¿En serio el jeque al Zayed ha caído tan bajo como para enviar una mujer a matarme?

La cananea busca el origen de la voz y, tras encenderse las luces, nota que se halla en una especie de arena de combate, de veinte metros de diámetro y, al otro extremo de ésta, se halla su objetivo. Ella se sorprende al ver que, al calcular la altura del general, este mide 2,20 metros de altura.

—Entonces disfrutaré aun más cuando sacrifique tu alma a los Dioses Brujos, maldito misógino. —declara Evelin, rebotando el insulto del general con una «deliciosa» amenaza de muerte.

El arxorismo enseña que cuando un creyente mata en nombre de los Dioses Brujos, salvará su alma de ser devorada por ellos el día de su muerte. Por tal razón, los arxoristas no se contienen a la hora de matar a sus enemigos en nombre de sus Dioses, en especial si se trata de aquellos que detestan.

—¡Maldita hereje! —el general al Abadi invoca un martillo de guerra— Las mujeres no pertenecen al campo de batalla; tu existencia es una herejía que debe ser exterminada de la creación. Tu destrucción contribuirá a reestablecer el orden natural.

Como muchos conservadores del mundo árabe, a Mohamed al Abadi le resulta repulsivo ver a una mujer realizando actos más allá de su «rol establecido» de hijas, esposas y madres abnegadas a sus maridos. Evelin Makar, autómata, hechicera y sacerdotisa arxorista, pero por sobre todas las cosas, una mujer, es el símbolo de los males que amenazan con engullir a su civilización y llevarla a la decadencia total.

Pero, atormentar a las mentes rígidas es para Evelin, un deporte:

—Muy bien «hombre de fe» —ella extiende ominosamente sus brazos mientras sonríe con arrogancia—, golpéame con todo tu odio. Destrúyeme, si puedes.

La batalla entre el general Mohamed al Abadi, campeón de la fe taslimita y la autómata Evelin Malar, sacerdotisa arxorista, es inevitable.

Sin mediar más palabras, el general hace brillar su martillo, tan largo como su dueño, con un aura roja como la sangre, golpea el piso y de él hace emerger docenas de esferas de mitegia de relámpago, que se elevan irregularmente hasta perseguir a Evelin, quien se ve obligada a volar en todas direcciones para evitar ser impactada. El general repite la dosis al menos un par de veces, pero la autómata resulta ser más veloz de lo que esperaba.

Ella transforma sus brazos en cañones rotativos y desata su poder de fuego contra el general. La cantidad disparada habría sido suficiente como para destruir una cuadra entera en cuestión de segundos. El general al Abadi queda cubierto por una nube generada por sus innumerables disparos; ella está convencida de haber ganado. Cuando la nube se disipa, sus expectativas de una rápida victoria, también:

»Imposible.

Para su sorpresa, el general usa su martillo para crear un escudo de mitegia, similar al suyo.

—No importa cuanto dispares —Mohamed al Abadi declara entre risas, mi escudo los absorberá todos. Tus esfuerzos serán inútiles.

Mientras el general continúa su ataque, el cual se ha hecho más rápido y poderoso, Evelin analiza el funcionamiento de su defensa y, con un tono de consternación, concluye:

—Está usando el poder de Eir’tári para succionar el mitegia. Atacarlo a distancia no funcionará.

La Fuerza Nuclear Débil, fuerza fundamental bajo el control de Eir’tári, Diosa de la Entropía, otorga a los hechiceros el poder de disolver las moléculas de la materia y su aplicación práctica más básica, es la de disolver el mitegia de la Fuente de la Magia, extraerlo y por medio de las otras fuerzas fundamentales, dar forma a los hechizos. No obstante, algunos hechiceros se entrenan para usar ese poder de otras maneras, como descomponer el mitegia de otros hechizos y absorberlo, para así ganar más poder y hacerlos potencialmente invulnerables a la magia.

Consciente de que debe cambiar de estrategia, Evelin guarda los cañones rotativos, transformándolos en un par de espadas de cuarenta centímetros de largo, con las que se lanza a toda velocidad contra el general al Abadi, esquivando todos sus proyectiles hasta quedar a muy poca distancia, lista a ensartarlo.

Para su sorpresa, sus armas se estrellan contra el escudo mágico de su enemigo, quien de inmediato blande su martillo, listo a aplastarla, por lo que se ve obligada a girar a su derecha. El general blande una vez más su martillo, pero esta vez le asesta un martillazo que es recibido de lleno por su brazo izquierdo, y es tan fuerte que termina por hundirla en la pared.

Evelin se reincorpora de inmediato al combate, pero ahora su brazo izquierdo ha quedado inutilizable. No obstante, sin importarle sus daños vuelve al ataque, para volver a ser detenida por la defensa del general, quien de inmediato vuelve a intentar aplastarla, pero esta vez ella retrocede a toda velocidad, salvándose por muy poco de ser aplastada.

El general emiratí va a la carga y lanza varios martillazos contra la cananea, salvándose ella gracias a su velocidad.

En uno de sus ataques, el general golpea el piso con tanta fuerza que su martillo queda atascado en él, por lo que Evelin aprovecha para lanzarle una patada en la cara que, para su sorpresa, logra su objetivo, haciéndolo girar aparatosamente por varios metros hasta caer de espaldas.

»No puedo creer que haya funcionado.

Iracundo, Mohamed atrae su martillo directamente hacia su mano, se levanta con una acrobacia y vuelve a la carga, obligando a Evelin a esquivar sus ataques. No obstante, en uno de sus ataques ella no logra eludirlo y se ve obligada a usar su espada y fuerza para defenderse, lo cual hace que él se ría de forma siniestra y exprese:

—Has perdido velocidad, mujer. Tu derrota se acerca.

Los daños en su anatomía han hecho mella en las funciones motoras de Evelin, quien nota por medio de su interfaz visual, que ha estado perdiendo energía de manera gradual desde el momento en que recibió el martillazo de Mohamed.

—Así que esa arma también sirve para absorber mitegia. ¿Por qué no me di cuenta antes?

Mientras forcejea con su enemigo, ella cae en cuenta que está contra las cuerdas, luchando contra un enemigo que parece, no le puede ganar. Y Mohamed lo sabe:

—Por que eres una mujer. Incluso si eres una máquina, el campo de batalla es cosa de hombres.

El general patea a la cananea con odio hasta estrellarla contra la pared a sus espaldas. Incluso cuando sus sistemas empiezan a fallar, ella lo señala desafiantemente y declara:

—Tú perteneces a una época que ha quedado atrás. Esta nave será tu tumba.

A Mohamed le resultan hilarantes las palabras de esta mujer. Es hora de enseñarle su lugar:

—No tienes nada para vencerme. No puedes hacer nada. Tus esfuerzos serán inútiles. ¡Te enviaré al jeque envuelta en una bolsa de chatarra!

Para su sorpresa, Evelin mantiene su actitud desafiante. ¿Acaso no se ha dado cuenta de que va a ser destruida?

—Mohamed al Abadi, tu eres el pasado; yo soy el futuro. Tal vez no te hayas dado cuenta, pero todo lo que representas, ya no tiene lugar en este mundo.

El general ríe:

—Tu herejía es la que será destruida. La religión del Dios verdadero siempre ha prevalecido sobre ustedes y siempre prevalecerá.

Evelin se reincorpora y vuelve a ponerse en guardia.

—Si tan solo supieras quién es aquel al que llamas «Dios» y de donde proviene realmente ese poder que usas.

Mohamed hace lo propio, mientras ambos encienden sus auras.

—¡No me importa! ¡La palabra de Samael es la única verdad!

Ella quien se lanza al ataque una vez más. Su estúpido desafío debe ser aplastado de una vez, por lo que también se lanza al ataque.

Pero, en un movimiento inesperado, ella se lanza al suelo, patinando sobre su espalda, a tal velocidad que esquiva el martillazo de su enemigo, quedando su cuerpo vulnerable.

—Te tengo.

Evelin, ahora bajo las piernas de Mohamed, clava su espada en su ingle, atravesando sus partes nobles, llegando a su esfínter y, usando lo que le queda de mitegia, continúa su impulso hasta cortar su cintura en dos, seguir de largo hasta quedar a una distancia considerable y finalmente, levantarse.

Mientras una avalancha de sangre y vísceras salen de la herida abierta del agonizante Mohamed, Evelin saborea la sangre que ha quedado en su espada y declara:

»Te lo dije, maldito misógino. Tú eres el pasado; yo soy el futuro.

Negándose a morir, Mohamed se da media vuelta y, usando su martillo como cayado para evitar caerse, pregunta:

—¿Cómo… pudi…

—Muy simple —Evelin corta su discurso—, tu defensa es una forma anticuada de mi escudo mágico. Es excelente para la defensa, pero debes desactivarla para atacar y que tus ataques no exploten en tu cara. Esta batalla es una excelente alegoría de mis palabras. ¿No lo crees?

Mohamed Al Abadi trata de musitar unas palabras, pero ha perdido tanta sangre y, con sus entrañas desparramadas bajo sus pies, colapsa. La batalla entre el paladín de la fe taslimita y la sacerdotisa arxorista se ha decantado a favor de Evelin Makar, quien de inmediato razona:

»Hora de acabar con esto.

_________________________________________

El puente del Sayf Aljana empieza a llenarse de los restos de los innumerables drones enviados por el general Al Abadi y que han caído por la mano de Rashid y Tanit, que, pese a su titánico esfuerzo, no parecen dar signos de agotamiento, sino todo lo contrario.

—¡Tomen esto!

Con su brazo mecánico, Rashid propina un violento puñetazo a un Eisensoldat, lanzándolo por la cubierta, al tiempo que miles de runas alienígenas surgen por todos los rincones de su anatomía.

En el instante que un grupo de Miè Qún pasa cerca del dron, este estalla en mil pedazos, destruyéndolos a todos en el acto.

»¿Por qué creen que ese dron estalló en mil pedazos? ¡Magia explosiva! El poder de Kasau’kar hace maravillas.

—¿A quién diablos le hablas, Rashid? ¿Acaso estás loco? —pregunta Tanit tras arquear su cuerpo hacia atrás para esquivar varios disparos, y destruir a los atacantes en frente suyo y a sus espaldas al mismo tiempo tras dispararles con sus cañones manuales.

El emiratí sonríe, justo cuando destruye un Eisensoldat con su escopeta y observa a su compañera reincorporarse.

—Nunca lo entenderías.

Sin previo aviso, los drones Miè Qún crean un gran agujero en la popa de la nave, desde el cual algunos Eisensoldatten entran, asesinado a varios miembros de la tripulación.

Esto alarma a Rashid, quien de inmediato vuela hasta el lugar. Luego de destruir unos cuantos drones, uno de ellos consigue lanzarle una patada que hace que suelte su escopeta, quedando desarmado.

»¡Eso no servirá!

Lleno de ira, el emiratí le da un violento puñetazo en el rostro al dron con su brazo mecánico, que lo manda a volar varios metros hasta caer al piso. Cuando éste se levanta para seguir en la batalla, su cuerpo se cubre de runas brillantes y explota de inmediato. Otros drones hacen se lanzan contra él, pero todos reciben el mismo castigo, excepto uno, que logra dispararle en la barriga, lanzándolo violentamente contra la pared.

»Maldita sea.

Al igual que Tanit, el cuerpo de Rashid es casi en su totalidad cibernético, por lo que puede luchar por horas y hasta días sin cansarse, además de resistir heridas que matarían a un ser humano. Aunque el disparo del dron ha destruido una parte de su caja torácica, sus partes vitales continúan intactas.

Cuando el dron nota que su presa sigue viva, le suelta una andanada de disparos, pero esta logra esquivarlos gracias a su gran agilidad, dando vueltas acrobáticas en el suelo hasta levantarse y saltando de pared en pared, movimientos que desconciertan al dron, quien, al perderlo de vista por un segundo, recibe un gancho de derecha que lo levanta del suelo hasta sacarlo de la cubierta y finalmente, estallar.

Al ver que no hay más enemigos entrando, Rashid toma su escopeta y se eleva de nuevo hasta la cubierta, pero al ver lo que está pasando, su decepción no puede ser más mayúscula:

—¿Por qué los drones se están desactivando?

Los drones caen espontáneamente, al igual que las fortalezas enemigas, como si alguien los hubiera apagado con solo presionar un botón. Aunque está alegre de haber ganado, le aburre el hecho que ya no haya más enemigos que destruir. Tendrá que guardar sus armas para otra ocasión.

_________________________________________

Más abajo, en el puente de la nave, todo es celebración. Aunque los daños son considerables, las bajas en la tripulación han sido muy pocas, gracias a la labor de Rashid, Tanit y Evelin, siendo esta última quien confirma las buenas noticias:

—Su alteza, misión cumplida.

El jeque, preocupado porque las fortalezas aéreas enemigas están cayendo y ella se halla en mal estado, pregunta:

—¿Está bien?

Ella, quien se desplaza por el interior de la nave, muestra la cabeza del general al Abadi, para sorpresa y estupor de los presentes, mientras explica:

—Este estúpido yihadista me causó problemas, pero como pudo ver, pude ganarle. También desactivé a los drones una vez llegué al puente de la fortaleza.

—¿Problemas? No tenía idea de que el general al Abadi podía usar magia.

Eso resultó ser una sorpresa para Evelin.

—¿Él no era un hechicero?

—En lo absoluto. De hecho, fue uno de los que más se opuso al uso de la magia en este país. Si no fuera porque le creo, me resultaría inaudito que me dijera que ese traidor usó magia.

—Entonces aprendió magia de alguien más.

—¿Pero de quién?

Antes de responder, Evelin hace un agujero en el casco, escapando de la nave que cae del cielo.

—Creo saber la respuesta, su alteza. En todo caso, el país debe saber que los conservadores cometieron alta traición, y conspiraron con poderes extranjeros para matarlo. Eso los desmoralizará y mostrará al país que su reinado está más fuerte que nunca.

La idea resultó ser demasiado tentadora para el jeque Kadir como para no resistirse a ella:

—Tiene toda la razón, sahirat makira. Ahora tengo una excusa para sacarlos a todos del camino. Asumo que los líderes de la orden estarán encantados con mi desempeño, ¿no lo cree?

Una sonrisa siniestra se dibuja en el rostro de la cananea.

—Por supuesto, su alteza. Hasta puedo imaginarme la dicha que tendrán al saber que contamos con usted para nuestros planes.

_________________________________________

Un mes después.

Pocos nephilim han tenido una huella tan duradera en la historia de la humanidad como Yahirel de Fi Ágios. Oriundo del Califato de Ubar, que ocupa la mayor parte de la península arábiga y alberga los sitios sagrados de dicha religión, se presentó ante las tribus de la zona con unas enseñanzas monoteístas, que eventualmente se convertirían en la religión taslimita. Su influencia además, le permitiría ser el ancestro de todas las casas reales del mundo árabe, con la excepción de los jeques emiratíes y de Kuwait.

Conforme a las enseñanzas del taslim que prohíben la representación de figuras sagradas, Yahirel de Fi Ágios protege celosamente su identidad. Siempre usa velos y máscaras para ocultar su rostro, y muy pocos fuera del Clan de la Atlántida lo han visto. Por ello, cuando su hermano Harkotian de Pi Idiofiyía lo contacta por medio de una videollamada, se encuentra en una habitación oscura en la que apenas puede distinguirse su trono dorado y su figura, oculta por una túnica negra que oculta todas sus facciones, pero no su rabia por seguir los consejos de su hermano:

—¡Por el Emperador! Maldigo el día en que te hice caso, Harkotian.

Indignado, el nephila, no visible gracias a la pantalla virtual que solo muestra su símbolo personal, replica:

—¿Acaso tengo culpa de que tus subordinados sean tan incompetentes?

—¡No se suponía que debía atacar en este instante! Mis planes implicaban ganar suficiente poder para destruir al eje arxorista y derrocar al jeque Kadir a partir del año siguiente. Pero el atacar antes solo sirvió para destruir al ejército sirio y delatar a todos mis agentes en los Emiratos Árabes. Ahora tendré que reorganizar mis activos y reformular mis planes, ¡y todo gracias a ti, estúpido!

La rabia de Yahirel viene del hecho de que, aparte de la debacle de Siria tras su malograda invasión a Canaán, ya no podrá contar con sus efectivos para sus planes a largo plazo. Además, tras el fracasado golpe de estado en los Emiratos Árabes, Kadir al Zayed inició una purga masiva en todas las instituciones del país, desde el ejército, el clero, el sistema judicial, y hasta la propia casa real. Se estima que más de cincuenta personas, entre militares, religiosos, jueces y hasta el hermano menor del jeque, fueron juzgados en juicios sumarios y posteriormente ejecutados, sin siquiera darles posibilidad de defenderse. Las aventuras de Yahirel contra el bloque brasileño en el Medio Oriente, resultaron en el debilitamiento de su poder sobre la región.

—De todas maneras, ¿no crees que este aumento de la influencia de Protogion es demasiado sospechoso? La Orden del Libro Verdadero está detrás de todo esto.

Yahirel finge no haber escuchado eso.

—¿Qué dijiste?

Pero Harkotian se da cuenta de la treta.

—No te hagas el sordo, hermano. Se que el Emperador te declaró héroe por haber matado a Baal y Ereshkigal, pero Protogion no podría habernos causado tanto daño él solo. Alguien lo está ayudando.

Aunque las suposiciones de Harkotian no son descabelladas, son recibidas con desprecio:

—¡¿Cómo te atreves a molestarme con tus locas teorías?! La Orden del Libro Verdadero está muerta, y yo la destruí.

—Querrás decir que el Emperador lo hizo.

—Pero Él no eliminó sus líderes, no echó al vástago de Ximéria de Persia, no eliminó a la Casa Ayınoğlu, destruyó su Imperio Egipcio y rearmó toda esta región a mi antojo. Si, Él hizo mucho, pero fui yo quién destruyó el núcleo de la orden. Gracias a mi y mis hombres, la Orden del Libro Verdadero está muerta.

De todos los nephilim, Yahirel de Fi Ágios fue el más comprometido con la destrucción de la Orden del Libro Verdadero. Durante la Primera Guerra Mundial, él y sus ejércitos expulsaron a Xäphía Niö’sänhi del trono de Persia, guerreó y venció al Imperio de la Casa Ayınoğlu, una familia de hechiceros de origen armenio, y asesinó a dos de sus principales líderes, con lo que la organización quedó prácticamente disuelta.

No obstante, Harkotian, quien tiene razones para estar convencido del regreso de la orden, confronta la negativa de su hermano de aceptar la realidad:

—Creo que se lo que pasa: si el Emperador se entera de que dejaste cabos sueltos que permitieron a la orden resurgir, ya no te tendrá en esa, posición especial que te ha otorgado, ¿o me equivoco?

Pero esto solo hizo que Yahirel estallara de la ira.

—¡¿Como osas amenazarme, Harkotian?! ¡Estás poniendo en entredicho mis logros! ¡No perdonaré esta afrenta a mi buen nombre! Ya he arriesgado demasiados recursos en tus tontas teorías.

—¡Deja tu tonto orgullo, Yahirel! Si no actuamos rápido, todo lo que hemos construido se derrumbará como un castillo de naipes.

—¡NO! ¡Ya he tenido demasiado con tus teorías! No soy como esos estúpidos de Axtreion, Danaekaia y Mirsaia, que aceptaron ser tus vasallos a costa de nada. No vuelvas a involucrarme en tus locas conspiraciones. La orden está muerta y será mejor que empieces a aceptar esta realidad.

La comunicación se corta y contrario a sus parientes en América, Harkotian no logró convencer a Yahirel de unirse en su cruzada contra la Orden del Libro Verdadero. Después de todo, si se descubre que esta organización sigue viva, la gran reputación que tiene en el Clan de la Atlántida quedaría destruida.

De todas maneras, este revés no constituye un fracaso para sus planes.

—Bueno, de todas maneras, tengo cosas más importantes de qué preocuparme. ¿No es así, Taylor?

Harkotian sale de su cámara de estasis totalmente curado de la maldición de Yehua, al igual que su sierva estadounidense, quien también emerge de su cámara, con una gran sonrisa y dispuesta a todo por su señor.

—Así es, amo. ¿Cuál es su orden?

Luego de que ambos estirasen sus extremidades, el nephila observa los frascos de ardat lilis plateados que rodean las paredes de su habitación y responde:

—Avisa a nuestros activos en América: es hora de que entremos en acción.

Los detalles de los planes del más activo y peligroso miembro del Clan de la Atlántida son, incluso para sus siervos más cercanos, un completo misterio. Pero todos llevan al mismo lugar: la preservación del insidioso régimen atlante sobre la humanidad por toda la eternidad.

Capítulo siguiente: https://gary-d-crowley.blogspot.com/2021/01/19-preparativos.html



[1] En árabe (ساحرة ماكرة) «bruja astuta». El jeque la apoda así porque es una hechicera cuyo apellido real (مكر, Makar) en árabe significa «astucia».

[3] En árabe (سيف الجنة) «Espada del Cielo».

[4] En árabe (صحراء خضراء) «desierto verde».

[5] En árabe (سمائل ياخذك, Samayil Yakhthek) es un insulto grave en árabe, equivalente a una amenaza de muerte. Cuando un árabe dice a otra persona «Que Samael se lleve tu alma», significa que desea su muerte por encima de todas las cosas.

[6] En árabe (ٱسمائل غير مهزوم) puede traducirse a «Samael Invicto». Es una expresión de fe en el taslim y se usa para indicar, tanto el inicio de la oración, como grito de guerra.

[7] La capital de Túnez recupera su antiguo nombre desde el año 2035, año en que los arxoristas llegan al poder por medio de las urnas. Desde entonces, las huellas de su pasado como el primer imperio arxorista de la historia, son más notables que nunca.

[8] En árabe (لعنة 21: مزود الموت) «Maldición 21: Proveedor de la Muerte».

[9] En alemán «Soldados de Hierro». Su singular es Eisensoldat.

[10] En árabe (لعنة 2: لا رحمة) «Maldición 2: Sin Piedad»

[11] En chino (驱逐龙) «Dragon Destructor».

[12] En árabe (ألف ليلة وليلة, Alf layla wa-layla) es una recopilación de cuentos medievales fantásticos del Oriente Medio, que se cree, fue escrito en base a un libro persa de origen medieval. Aunque ha sido traducido a diversos idiomas, nunca se ha encontrado la obra original. y es considerada la obra más conocida de esa región en todo el mundo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

21-DIOSES Y MONSTRUOS

    Capítulo anterior:  Blog de Gary D. Crowley: 20-LLAMADA DE APRENDIZAJE (gary-d-crowley.blogspot.com) Arjona, mayo del año 2049. ...