Capítulo anterior: Blog de Gary D. Crowley: 20-LLAMADA DE APRENDIZAJE (gary-d-crowley.blogspot.com)
Arjona,
mayo del año 2049.
Dos
antagonistas de larga data finalmente se han encontrado cara a cara. Por un
lado, Axtreion de Iota Polemistís, miembro del Clan de la Atlántida y patriarca
de la Casa Velásquez, quien, al ver los reiterados fracasos de sus subordinados
al hacer cumplir su voluntad, ha decidido tomar cartas en el asunto y hacer el
trabajo él mismo, empezando por eliminar a la traidora en frente suyo, alguna
vez conocida como «Juliana Velásquez de Iota», y que ha llegado al extremo de
cambiar su nombre, como manifestación irrefutable de su desprecio hacia su
vínculo de sangre con el nephila.
Por
otro lado, está Xitlali J-30, nacida en Nicaragua y descendiente de Axtreion, quien
en su anhelo por cumplir su sueño de tener una vida propia, tras la segunda
oportunidad que recibió tras ser asesinada en Honduras hace más de 5 años,
desertó de la Casa Velásquez, espió para la Orden del Libro Verdadero, asesinó
a su familia el día de su boda, y terminó siendo acogida por la Casa Heigui,
consolidando un cambio de lealtades que es alabado por sus actuales aliados,
pero que le ha granjeado el odio eterno del Clan de la Atlántida.
—Me
parece bien que hayas venido, Axtreion. Será la oportunidad perfecta para
romper el último vínculo de sangre que me ata al Clan de la Atlántida —anuncia
Xitlali mientras que el aura sombría que manifiesta su Magia de la Creación se
hace más fuerte que nunca, retando a su enemigo a que haga el primer
movimiento.
Pero,
aunque él ya ha desatado su aura blanca, se toma su tiempo para iniciar el
combate. Tiene otra idea en mente:
—Juliana,
cuando tus padres te trajeron a mí, yo de inmediato supe que estarías destinada
a cosas grandes. Viendo como destruiste a Misael, me enorgullezco de saber que
no me equivoqué cuando una vez te llamé «mi mejor creación».
Xitlali
levanta una ceja en señal de desconcierto. «¿Qué diablos está diciendo este
maldito calvo?», son las únicas palabras que danzan en su mente.
»Sin
embargo, cuando veo cómo te has mezclado con la escoria traidora de Protogión y
su inmunda estirpe, ahora solo hay una palabra que puedo asociar contigo: «decepción».
—¿Decepción?
—La sola palabra genera odio en Xitlali—. Yo siempre fui para vos un juguete al
que podías descartar cuando quisieras. Ni siquiera mis padres quisieron
apoyarme. Odia a mi tío Protogión todo lo que quieras, pero él y los Heigui han
sido los únicos que me han tratado como una persona.
Axtreion
ríe con insolencia:
—¿Y
qué pretendías que hiciera? No podía dejar que tus poderes se desperdiciaran en
aspiraciones estúpidas. ¿Ser científica? ¿Perder el tiempo en un laboratorio? ¡Ja!
Juliana, tus estúpidos sueños no son más que basura.
Aunque
no pueda exteriorizarla, la rabia empieza a apoderarse de Xitlali. Si bien su
exterior de piel sintética y metal es frío e inerte, su consciencia arde como
las entrañas del sol:
—Mis
sueños no son estúpidos, Axtreion. Y mi nombre no es Juliana; es Xitlali.
El
nephila, quien la conoce desde que era una niña, puede percibir cuando ella
está molesta, y se ha dado cuenta de que llamar a su descendiente «Juliana» es
el botón que desata su rabia. De hecho, la iracunda Xitlali hace más vívida su
aura negra, acto que motiva a su enemigo a decir:
—Eres
muy ingenua si crees que la Magia de la Creación te salvará. Te venceré,
purgaré tu mente de esas ideas estúpidas y te convertiré en mi juguete
favorito. ¡Y luego te enviaré a matar a esas aberraciones que haces llamar
familia!
Incapaz
de soportar su ira, pero sin poder exteriorizarla apropiadamente, Xitlali
frunce el ceño y desaparece de su vista. Axtreion percibe su inocultable aura de
odio detrás de él, y usa su guadaña de doble hoja para protegerse de las garras
del pie derecho de su enemiga, quien de inmediato desata una descarga eléctrica
buscando afectar al nephila. Pero…
»Eso
no servirá conmigo.
Axtreion
genera una ráfaga de viento, justo antes de que la electricidad entre por su
cuerpo, provocando que Xitlali salga disparada muchos metros hasta estrellarse
contra una casa abandonada que cae sobre ella.
Justo
cuando él intenta atacarla, docenas de zombis usan sus armas láser y disparan
contra él. Axtreion entonces usa su mitegia para crear una barrera mágica que
lo protege de la ráfaga que proviene de todas direcciones.
Las
armas láser de los zombis son M616, rifles de asalto de fabricación estadounidense. A
diferencia de otras armas de su tipo, usa cartuchos de mitegia con los que el
arma dispara ráfagas mágicas sin importar si su usuario es hechicero o no.
Considerado el equivalente mágico del AK47, se cree que fue diseñado por el
propio Harkotian de Pi Idiofiyía y, al ser unos 5 centímetros más corto y más
liviano que el emblemático rifle ruso, puede ser usado por cualquier persona,
pero cuenta con una debilidad: al ser un arma de cartuchos, los tiradores tarde
o temprano tienen que dejar de disparar para cargar y volver a atacar. Pero
Axtreion olvidó un detalle:
»¿Por
qué siguen disparando?
Resulta
que los cartuchos del rifle estadounidense contienen suficiente energía como para poder
disparar el arma ininterrumpidamente por alrededor de una hora. Tras un minuto
de incesantes disparos, el nephila se aburre y extiende su barrera hasta formar
una descarga de mitegia que destruye todo en un radio de cincuenta metros a la
redonda.
Con
su barrera desactivada, Axtreion intenta localizar la furiosa aura de Xitlali.
No la encuentra en el suelo, así que mira al cielo y lo que ve, forma en él una
expresión de sorpresa tan grande, que es digna de grabarse para la posteridad:
»Por
el Emperador ¡¿Qué diablos es eso?!
Xitlali
se halla a más de doscientos metros de altura, elevando su báculo al aire y
sobre ella hay una esfera de agua de tres metros de diámetro, tan oscura, que
parece estar literalmente hecha de la más densa penumbra, rodeada de dos
anillos que giran diagonalmente hechos de mitegia negro, y en cuyo punto de
encuentro empieza a formarse otra esfera de energía oscura que crece a cada
segundo.
—Luz
Oscura: Fotón Umbrío.
Al
alcanzar un tamaño similar a la esfera anillada, la esfera exterior se
transforma en un potente rayo de mitegia dirigido directamente a Axtreion,
quien se ve obligado a volar a toda velocidad para esquivarlo, al tiempo que el
rayo destruye todo lo que toca y la esfera líquida va disminuyendo en tamaño.
Esto sucede porque el ataque de Xitlali condensa la humedad del ambiente en la
gran esfera líquida, mientras que los anillos mágicos descomponen los átomos de
agua para transformarlos en energía, la cual es impregnada en mitegia negro
para fortalecer su poder.
Repentinamente,
Xitlali deja de disparar y Axtreion nota que la esfera dentro de los anillos ha
desaparecido. Sin saber por qué, pero cayendo en cuenta de que es una ventana de
oportunidad, aprovecha para apuntar con su arma hacia ella, formando una esfera
de viento impregnado con mitegia blanco.
—Ieró
flas![1].
La
cual se transforma en un rayo mágico, de aproximadamente un metro de ancho,
pero tan brillante como el sol de mediodía.
Pero
antes de que impacte a Xitlali, los anillos de mitegia, que anteriormente
estaban en posición de equis, se mueven hasta quedar en formación de cruz,
momento en que la esfera interior vuelve a formarse en segundos, y justo antes
del impacto, los anillos vuelven a su posición original y dispara un rayo de
mitegia negro, que impacta con el ataque de Axtreion hasta empujarlo lejos de
ella.
Llega
un momento en el que el nephila decide acumular más mitegia para su hechizo y a
medio camino entre ambos, empiezan a acumularse enormes cantidades de energía
mágica que forman una esfera de masa inestable, que crece hasta los siete
metros de diámetro antes de estallar, formando una onda expansiva que se
extiende hasta los doscientos metros, mandando a volar a todo lo que no está
pegado al suelo.
Axtreion
se mantiene firme gracias a que usó una gran cantidad de mitegia para incrustar
sus pies en el pavimento, mientras se cubre instintivamente la cara con los
brazos ante la cantidad de polvo despedido por la explosión.
Debido
a la onda expansiva y al hecho que está en el aire, Xitlali ha sido disparada
muchos metros hacia el cielo, deteniéndose hasta llegar a una altura de más de
cuatrocientos metros, logrando detenerse usando una descarga de mitegia, que disolvió
el hechizo que previamente había creado.
Ella
intenta buscar a Axtreion, pero él aparece justo enfrente suyo, listo a
cortarla verticalmente, por lo que instintivamente usa su báculo del nigromante
para protegerse. Al ver que el báculo es doblado levemente, se asusta y
desaparece de la vista de su enemigo.
Xitlali
reaparece detrás del nephila, ya sin el báculo en la mano y cubierta de relámpagos
negros. Ella lo ataca con veloces zarpazos con sus cuatro garras —las de sus
manos y las de sus pies—, obligando a su enemigo a pasar a la defensiva.
Pero
para su sorpresa, Axtreion resulta ser lo bastante veloz para detenerla.
Cuando
ella lanza un zarpazo con su garra derecha, él sorpresivamente genera una
ráfaga de viento del mango de su arma, expulsándola a una corta distancia.
Xitlali intenta atacar de nuevo, pero él ahora está sobre ella, lanzando
rápidas estocadas y sablazos, intercambiando movimientos con las dos hojas de
su guadaña y desconcertando a su enemiga autómata.
El
nephila ahora está a la ofensiva.
Veloces
y violentos ataques son desatados contra Xitlali, quien se defiende de ellos
como puede, pero está consciente de que no puede mantenerse a la defensiva por
siempre. Si no hace algo rápido, Axtreion la vencerá.
Entonces
ella invoca su báculo del nigromante.
Arriesgándose
a que sea destruido, lo utiliza como escudo para protegerse de manera más
eficiente de los ataques de Axtreion, quien, sabiendo de la importancia del
artefacto mágico, lanza movimientos más agresivos tendientes a quebrarlo y
hacer que ella pierda el control de la horda zombi. Por ello, Xitlali hace
fluir una descarga eléctrica que consigue hacer retroceder al nephila unos
pocos metros.
Pero
justo cuando él está listo para continuar su ofensiva, lo inesperado lo hace
desistir:
—Por
el Emperador, ¿Qué bujería es esa?
—No
es brujería, estúpido. Es ciencia.
Combinando
la fuerza nuclear débil para deformar la forma del báculo y la fuerza
electromagnética para controlar la forma que desea darle, Xitlali cubre de
mitegia negro su báculo, transformándolo en una alabarda de dos metros de
largo, con una hoja curvada de treinta centímetros de largo similar a un sable,
pero conservando sus propiedades mágicas. Una forma más apropiada para el
combate.
»¿Seguimos?
La
nicaragüense vuelve a la ofensiva. Usando sus capacidades analíticas, logra
contrarrestar el patrón ofensivo de su enemigo hasta quedar enfrascados en una
especie de empate técnico, donde ninguno de los dos obtiene una ventaja, pese a
que ambos están atacando a una velocidad tal que apenas si es posible ver sus
movimientos.
Consciente
de su situación, Axtreion lanza un tajo vertical hacia la cabeza de Xitlali,
forcejeando con ella por unos instantes, hasta que él despide una ráfaga de
viento que la hace retroceder una distancia considerable.
—Ierós
Ánemos![2]
El
nephila lanza una ráfaga de viento cortante cargada de mitegia blanco hacia la
nicaragüense, quien nota que va demasiado deprisa como para poder esquivarla,
por lo que extiende sus brazos y crea una barrera de mitegia negro que se
deshace al contacto con el hechizo enemigo, pero cumple su propósito de
mantenerla ilesa.
»Ierós
Ánemos!
Axtreion
repite la dosis; Xitlali hace lo mismo y el resultado no cambia. Pero él nota
que su reacción fue un poco más lenta. Un paso en falso que resulta fatal
contra un nephila.
»Ierós
Ánemos: Timoría![3]
La
ráfaga de viento cortante ahora es mucho más espectacular y cargada con brillos
místicos que asemejan fragmentos de luces extraídas de las estrellas del cielo.
Xitlali sabe que incluso si logra levantar una defensa a tiempo, no le servirá
contra un hechizo tan grande como para engullir a la mitad de Arjona en él.
El
viento cortante desgarra su piel y su endoesqueleto metálico hasta abrirse paso
por sus entrañas, cortando los cables, circuitos y demás maquinaria que hacen
parte de su anatomía artificial. Cada componente en su interior es cercenado
por el mortífero hechizo del nephila, haciendo que el líquido hidráulico azul
brillante que hace las veces de su sangre, salga a chorros de su cuerpo.
Con
sus fuerzas menguando, Xitlali cae en picado desde casi medio kilómetro de
altura hasta la iglesia del pueblo, la cual es destruida por el enorme peso de
la víctima y por la velocidad de su descenso.
Sin
embargo, ella no quiere morir ahí, por lo que se esfuerza desesperadamente por
moverse. Trata de alcanzar su báculo, el cual cayó a pocos metros a su derecha,
pero a duras penas puede levantar los brazos, ni mucho menos levantarse, por lo
que se arrastra penosamente hasta él.
Entonces
Axtreion, cual ángel investido por la autoridad divina, desciende de los
cielos, corta de un tajo el brazo derecho de la nicaragüense. Ella intenta
arrastrarse lejos de él, pero su espalda es atravesada por la guadaña del
nephila, la cual destruye una parte fundamental de su sistema motriz,
inmovilizándola en el acto. Cuando desentierra su arma, agarra el cuello de
ella y la levanta como una muñeca rota lista a ser desechada a la basura, su
suerte está echada.
»Te
lo dije, Juliana —Axtreion declara entre risas siniestras—. No había nada que
pudieras hacer. Tú me perteneces y puedo hacer contigo lo que se me venga en
gana. ¿Quieres suplicar por tu vida?
Xitlali
no responde. Su rostro permanece impasible y sin emociones.
»Vaya
—resopla el nephila—. Desafiante hasta el final. Tu esfuerzo fue valiente, pero
inútil. Igual que el de ese hechicero que maté hace un rato. Pero no importa,
porque es hora de irnos.
Axtreion
empieza a elevarse, listo a irse de ahí. Pero no más sale de las ruinas de la
iglesia, recibe una feroz ráfaga de disparos de parte de los zombis de Xitlali,
decididos a evitar que su ama sea secuestrada, por lo que él crea una barrera
mágica para protegerse.
»Que
molestos. Theïkí Parousía!
La
barrera se extiende, transformándose en una descarga de mitegia que desintegra
todo en un radio de cien metros. El esfuerzo final de la nicaragüense de ser
libre, ha resultado en vano.
Repentinamente,
Xitlali hace una expresión extraña: una sonrisa maniática propia de las mentes
perturbadas, con consciencias infectadas de la perversidad más malsana, y una
malicia que solo podría describirse como «diabólica». Una expresión que
desconcierta a Axtreion, ya que nunca había presenciado emoción alguna en ella,
pero que de inmediato achaca a un desperfecto. Hasta que ella, pronuncia:
—Luz
Oscura: Alma Impía.
La
nicaragüense genera una descarga de rayos negra alrededor de su cuerpo, tan poderosa
que quema la mano de Axtreion, obligándolo a soltarla y haciéndolo gritar de
dolor, agravado tras ver la carne carbonizada de su palma, que provoca que todo
su brazo tiemble producto de la herida que lo tortura.
—¡Maldita
se… ¡¿Cómo es posible?!
El
nephila contiene sus palabras de odio incendiario, reemplazándolas con otras
que reflejan su más absoluto desconcierto, al ver que el cuerpo de Xitlali,
surcado por corrientes eléctricas negras cual filamentos del oscuro tejido
vacío del espacio exterior, lentamente va regenerando todo el daño recibido en
la batalla.
—El
poder no lo es todo, Axtreion.
—¡Basura!
—exclama el nephila mientras usa mitegia para sanar su mano y resultándole
absurda la filosofía detrás de las palabras de su descendiente.
Totalmente
regenerada, Xitlali niega con la cabeza a manera de burlarse de la pobre disposición
intelectual de su ancestro. Contrario a ella, Axtreion de Iota Polemistís, fiel
a su nombre, solo ha conocido un lenguaje a lo largo de sus más de diez
milenios de vida: el lenguaje de la fuerza.
Pero
hoy es el día en el que ella le enseñará una lección que aspira, se lleve su
alma al más allá:
—Conocer
a otros, es inteligencia.
Usando
electromagnetismo, Xitlali atrae su báculo del nigromante directo hacia su mano
derecha. Pero lo que hace después deja atónito a su enemigo:
»Conocerte
a ti mismo, es la verdadera sabiduría.
Su
báculo del nigromante repentinamente empieza a desvanecerse, como si estuviese
siendo borrado digitalmente, pixel por pixel, hasta ser formateado,
al tiempo que extrañas líneas de circuito irregulares se dibujan sobre la piel
sintética de sus brazos hasta llegar a sus hombros y espalda, en la cual
convergen hasta formar un octágono en cuyo interior surge una cruz de la
anarquía, el símbolo sagrado del arxorismo.
Sin
intenciones de conocer cual será el siguiente movimiento de esa cosa, Axtreion
se lanza a la carga. Pero antes de que él pudiera hacer el primer movimiento,
ella lo recibe con una patada en el rostro cargada de relámpagos negros, tan
potente, que lo hace volar muchos metros a sus espaldas, destruyendo varias
cuadras en el proceso, hasta que un edificio de seis pisos cae sobre él.
»Dominar
a otros, es fuerza.
Iracundo,
Axtreion se levanta al instante, conjurando enormes ráfagas de viento plateado
hasta que forma una especie de tornado de cinco metros de ancho y que llega a
tocar las nubes, las cuales se acumulan masivamente sobre los cielos de Arjona,
haciendo que la velocidad del viento se acelere. En menos de cinco minutos, el
pueblo es castigado por vientos huracanados invocados por el nephila, decidido
a acabar con la batalla de una vez.
Xitlali
nota que su enemigo ha alterado la velocidad del viento del campo de batalla
para obtener la ventaja absoluta en la batalla, haciendo más mortífera su magia
de viento y buscando neutralizar la humedad del ambiente, para que así ella sea
incapaz de manipularla.
Ella
divisa a su enemigo elevándose por los aires hasta ubicarse a una altura de más
de quinientos metros, momento en el que usa sus poderes para amplificar su voz
y, como si se tratara de un dios ávido de impartir su justicia divina hacia los
infieles, anuncia:
—¡Tu
filosofía barata y tus poderes no te bastarán para matarme! ¡Has colmado mi
paciencia, Juliana! ¡Esta vez, te destruiré! Thélsi ton Ouranón![4]
Axtreion
dirige el tornado hacia su enemiga, al tiempo que docenas de tornados más
pequeños caen sobre ella. La nicaragüense entiende que este es el ataque final
del nephila, la expresión más pura de su deseo de destruirla con todo el peso
de su poder.
—Dominarte
a ti mismo es el verdadero poder. Luz Oscura: Takhónion[5].
Xitlali
se transforma en un ente de plasma oscuro y, a una velocidad demasiado alta
como para ser percibida por el ojo de cualquier ser existente sobre la faz de
la Tierra, reaparece al instante y a muchos metros a espaldas de Axtreion, quien,
aquejado por un inescrutable dolor en su pecho, nota que su armadura ha sido
atravesada y una parte de su caja torácica ha desaparecido, dejando un hueco en
su torso.
Mientras
trata de explicar el origen de su herida mortal, enormes cantidades de mitegia
blanco se acumulan en cada rincón de sus entrañas, llegando a ser tantas que su
cuerpo se infla hasta convertirse en una especie de piñata viviente, demasiado
inestable como para sostener su masa de manera indefinida.
—¡AAAHHH!
El
nephila explota en mil pedazos y debido a la enorme cantidad de mitegia que
había acumulado, la onda expansiva alcanza hasta un kilómetro de diámetro.
Debido a lo alto que se encontraba, la explosión no causó daños materiales
significativos en Arjona.
Por
su parte, Xitlali se observa a sí misma con preocupación, ya que, sin que pueda
explicarlo, su brazo derecho ha desaparecido, pero el izquierdo se ha duplicado,
sus piernas y torso se hallan deformados y, tras tocarse el rostro, nota que el
lado izquierdo del mismo ha desaparecido, como si fuese víctima de un fallo
sistemático en la realidad.
Otras
personas gritarían del espanto y se desesperarían, pero esas son emociones que
Xitlali ha aprendido a controlar, por lo que se concentra y tras hacer uso de
su Magia de la Creación, hace fluir mitegia negro sobre su cuerpo, hasta que logra
recuperar su forma original.
La
inusual experiencia ha activado su sentido de alarma, por lo que no pierde
tiempo y llama a la persona que cree, mejor puede ayudarla:
»Tío,
no creerás lo que me acabó de pasar: aprendí a usar la Magia de la Creación y maté
a Axtreion de Iota Polemistís yo sola.
—¡¿Qué?!
—La reacción de Protogión combina la alegría con la incredulidad. ¿De verdad su
sobrina venció a un nephila por su cuenta?
Percibiendo
que él no está convencido de su hazaña, Xitlali replica:
—Vos
me conocés. ¿Acaso soy del tipo de chicas que bromea?
—¡No,
Xitlali! —él se apresura a convencer a su sobrina de lo contrario— Yo nunca
dudaría de ti. Es solo que el Clan de la Atlántida no había perdido a un
nephila desde la guerra contra Ximéria. Créeme, ¡esta es una gran noticia! ¡¿Cómo
murió ese infeliz?!
Al
notar la alegría en su timbre de voz, Xitlali se alivia y responde:
—Usé
la Magia de la Creación para convertir mi cuerpo en plasma y atravesé su
cuerpo. Esperaba que cayera al suelo, pero estalló en mil pedazos.
—Seguramente
estaba usando su magia cósmica. Recuerda Xitlali, las magias de la Creación y
la Destrucción no pueden mezclarse. Como usaste mitegia negro para
transformarte en energía, al hacer contacto con el mitegia blanco fluyendo en
su cuerpo, hubo una reacción violenta que derivó en su muerte por explosión.
Por
otro lado ¿sabes lo que has hecho?
—¿Hacer
qué? —Xitlali se desconcierta ante el tono de queja de su tío.
—¡Acabas
de redescubrir una magia perdida! ¡Usaste el arte olvidado de la
teletransportación!
La
nicaragüense no puede creer en lo que ha acabado de escuchar:
—¿En
serio lo hice?
—¡Por
supuesto que lo hiciste! Y es por eso que te recomiendo que no vuelvas a hacer
eso en tu vida.
—¿Por
qué, tío?
—Manipular
la undécima dimensión no es un juego de niños, Xitlali. Tu cuerpo debió quedar
deformado tras hacer ese hechizo. Pero hay riesgos peores que ese: cuando te
teletransportas, es muy difícil reformar cada átomo de tu cuerpo y ordenarlo
para que quede exactamente igual a como estaba antes. Algunos átomos pueden
perderse tras el proceso. Tal vez puedas restaurar tu forma física, pero hay
cosas como los recuerdos que son más complicados; si te teletransportas y los
pierdes, no los recuperarás nunca más.
La
nicaragüense reflexiona tras las palabras de Protogión. Aunque haya realizado
la hazaña de matar a un nephila por su cuenta y redescubierto una magia
perdida, ha sido a costa de estar a un paso de perderse a sí misma. ¿Valdrá la
pena correr ese riesgo otra vez?
»No
obstante —Protogión continúa su explicación—, hay otras cosas que puedes hacer
con la Magia de la Creación.
—¿Cómo
tomar la información de objetos mágicos y absorberla para realizar hechizos sin
ellos?
—Así
es.
Las
palabras de Protogión, despertaron una epifanía en Xitlali.
—Tío,
voy a colgar. Quiero probar algo.
Ella
trae a colación que, durante la fase final de la batalla contra Axtreion, cuando
hizo desaparecer el báculo del nigromante que recibió de El Barón, buscó
absorber las propiedades del mismo, siendo esta la razón de sus nuevos tatuajes.
Tal vez debería poner a prueba las palabras de su tío.
Por
ello, baja a tierra y se posa alrededor de un pelotón de paramilitares de la
Legión de Amen atrincherados en una casa para protegerse de la horda de
zombis. Xitlali ordena a sus soldados no muertos que la dejen pasar, mientras
que los paramilitares atrincherados en las ventanas a cada lado de la puerta,
le disparan con todo lo que tienen.
Pero
ella, sin importarle los disparos, camina estoicamente hacia la puerta, la cual
derriba de una patada, logrando inmovilizar a un paramilitar que tuvo el
infortunio de hallarse demasiado cerca de ella.
El
comité de bienvenida, compuesto por once paramilitares, la recibe con una feroz
ráfaga de disparos, pero Xitlali, ignorando el daño que empieza a recibir su
anatomía, se lanza con gran velocidad, desgarrando a todos y cada uno de sus
enemigos. Incluso cuando algunos paramilitares desenvainan armas cuerpo a
cuerpo como machetes y espadas de hoja laser, capaces de cortar el acero, la
nicaragüense se defiende de estos ataques formando escudos de mitegia en sus
antebrazos, mientras que los remata con las garras de sus manos o pies.
La
batalla termina y descargas eléctricas de color negro surcan su cuerpo,
regenerando todo el daño recibido, al tiempo que se pregunta:
»¿Será
que se levantarán?
Pasan
los segundos y Xitlali piensa que nada pasará. Entonces, para su sorpresa, los
cadáveres empiezan a regenerarse hasta que están en condiciones de moverse de
nuevo. Ella ha adquirido las propiedades del báculo del nigromante: ahora, todo
aquel asesinado por su mano, se levantará de entre los muertos como un zombi
bajo su control.
Complacida,
la nicaragüense lanza una proclama, que refleja su profundo desprecio por todo
lo relacionado con el Clan de la Atlántida, así como su compromiso total con la
causa de la Orden del Libro Verdadero y la Casa Heigui:
»Levántense
guerreros, tenemos una ciudad que quemar.
Ante
la orden de su ama, la horda zombi gradualmente cesa sus actividades en Arjona
para dirigirse a su siguiente destino: la ciudad de Cartagena.
_________________________________________
Cartagena,
una hora después.
Desde
su llegada a la gobernación de Bolívar, Xiomara Cardozo siempre fue considerada
una estrella fulgurante entre la derecha más radical de Colombia. Elegida en el
2033 y en ese entonces con 25 años, fue en su momento la gobernadora más joven del país, logrando consolidarse gracias a su excelente
gestión, que convirtió a Bolívar en el departamento más rico de la Costa
Caribe. Otro aspecto de su éxito es también el hecho de ser de raza negra,
en un departamento en el que constituyen el 30% de la población y muchos
asocian con las clases menos favorecidas, una imagen populista que ha sido
fortalecida por un gran fervor religioso.
—Maldita
sea. ¡Todos mis hombres son unos inútiles!
Con
la llegada del régimen teocrático, Xiomara se ha convertido en una de las
líderes regionales más poderosas del mismo, sobreviviendo a la presidencia de
Edward Salazar gracias a su alta popularidad. Con las muertes de prominentes
líderes amenistas como Abimael Uribe, Manuel Morales y Lázaro Gómez, ella,
actualmente con 41 años a cuestas, ha pasado a ser la última líder importante del antiguo
régimen y comandante de la Legión de Amen.
»Fallaron
en matarla en Mompox, fallaron en San Juan Nepomuceno, y fallaron en Arjona.
Este es el mismo ejército que ha mantenido a raya a los hombres de Salazar y al
ejército brasileño, pero han fallado en matar a una sola persona. ¡Una sola!
Amo Harkotian ¿¡Es que es mucho pedir?!
Esto
le ha convertido en uno de los objetivos prioritarios de la Orden del Libro
Verdadero, algo que la tiene muy preocupada, ya que, a pesar de encontrarse en su
fortaleza, de forma circular y con cuatro torres defensivas, una de las cuales
cuenta con una terraza que da vista a la bahía de Cartagena, tras ser reportada la caída de Arjona, está perdiendo la fe en su ejército, por lo que ha llamado a su
superior, Harkotian de Pi Idiofiyía a quejarse.
—Xiomara,
no se trata solo de «una persona». Mi hermano Axtreion fue quien la enfrentó en
Arjona y ahora está muerto. Esa «persona», fue capaz de matar a un nephila ella
sola, algo que no pasaba desde que vencimos a Ximéria y a los ráukars, hace más
de doce mil años. Creo que el problema aquí, es que no te has tomado este
asunto con la suficiente seriedad —relata Harkotian, a manera de regaño, pero
sin alzar la voz.
Un
regaño que no sentó bien en ella, por lo que menciona:
—Con
todo respeto, amo, pero Lord Axtreion estaba oxidado. Tal vez él fue una
leyenda por derrotar al primer Jinete de la Conquista, pero está claro que sus
mejores años habían pasado. ¿Recuerda a Gilberto del Rosal? Él lo conoció y me contó
que él no era más que un ricachón decadente. ¡Por Dios! ¡Como odio a esa
autómata! Ese maldito gordo me caía bien. Es una lástima que no haya podido ir
a su boda, pero por otro lado, que bueno que no fui. Por algo Dios no quería
que estuviera ahí.
Resulta
que Xiomara Cardozo era amiga del prometido de Xitlali, el senador mexicano Gilberto
del Rosal, quien fue asesinado por ella en Cancún el año pasado. Apelar al odio
que le profesa, es una declaración implícita de que si se está tomando en serio
la misión de matar a la desertora nicaragüense. Su guerra contra ella, es
personal.
—Lo
certifico —replica Harkotian, dándole la razón—. Axtreion se había relajado
demasiado. Después de todo, es por eso que no me junto con muchos de ellos.
—Pero
¡¿Qué debo hacer con Xitlali?! —suplica Xiomara— He ordenado a mis hombres que preparen
las defensas de Turbaco y el general Halász ya ha enviado dos mil hombres, pero
no creo que puedan hacer mucho más. Cada vez tengo menos tropas y ella cada vez
más. ¿Sabe cuántos zombis contabilizaron mis exploradores? ¡Más de cien mil y
contando! Amo Harkotian, si quiere que defienda esta ciudad con todo lo que
tenemos y más, lo haré, pero necesito más y mejores tropas si quiero cumplir
con su mandato.
—No
te preocupes por ello. He enviado un cargamento de mis ardat lilis modificados
a Cartagena y distribúyelos entre tus tropas. Eso te ayudará a contrarrestar a
los zombis de Xitlali.
La
calma de su amo resulta desconcertante para Xiomara:
—¿Cómo
piensa rebasar el bloqueo de las armadas enemigas? Puedo protegerlos si llegan
al perímetro de la ciudad, pero no más lejos.
Aunque
la armada colombiana ha conseguido proteger la integridad del país de
invasiones extranjeras, no ha logrado recuperar el control de los puertos
caribeños en manos de la Legión de Amen, ya que poseen una armada propia,
nutrida con militares que desertaron tras la ascensión de Edward Salazar. No
obstante, esta armada ha logrado ser contenida gracias a la ayuda prestada por
Brasil y Venezuela a Colombia, quienes han enviado sus propias armadas a
proteger los puertos caribeños aun controlados por el gobierno central,
obligando a la legión a ir a la defensiva.
—De
la misma forma que la Federación Amazónica ha enviado suministros a tu
ejército: con mis submarinos. No importa si esos bastardos de la orden están
bloqueando Puerto Figuereido, sus radares no los han descubierto hasta ahora, y
tampoco lo harán esta vez.
Resulta
que Harkotian ha dotado a la armada de la Federación Amazónica de submarinos
clase Sea Serpent[6],
que pueden viajar a una profundidad de hasta cuatro kilómetros de profundidad.
Debido al bloqueo de las armadas de Brasil y Venezuela a Puerto Figuereido,
este país se ha visto obligado a utilizar los submarinos furtivos de
fabricación estadounidense para sortearlo y poder surtir a la Legión de Amen sin
problemas.
—¡Excelente!
—Xiomara exclama animada—. Con esos ardat lilis, no importa cuantos zombis
tenga esa golfa cibernética, la enviaremos a Brasilia en una bolsa de chatarra.
La
noticia resulta una gran bocanada de aire fresco para la líder rebelde, quien se
veía a sí misma arrinconada por el cada vez más largo brazo de la Orden del
Libro Verdadero. No obstante, el hecho que sus preocupaciones inmediatas se
hallen en proceso de solución, no evita que ella se inquiete con el devenir de
los eventos que suceden más allá de los muros de su ciudad:
»Ahora
bien, amo Harkoitan, ¿qué hay de las guerrillas de André Heigui? Según tengo
entendido, ya se anotaron una victoria en Tucupita y parece que están pensando
sitiar Puerto Figuereido.
—André Heigui es un escollo importante, eso lo sé, Xiomara. Esa victoria en
Tucupita ha hecho que los líderes guerrilleros lo entronicen como su líder,
pero él no es tan poderoso como su hermano. Yo mismo patee su trasero y el de su
novia demente en Ciudad de México, pero ahora tienen a alguien más, alguien con
mucho potencial.
—¿Alguien
más?
—Si.
Una maga verde.
Xiomara
suspira de la sorpresa:
—¡¿Una
maga verde?! Usted siempre ha mencionado que tener un mago verde desbarataría
los planes de la orden. ¿Por qué?
Harkotian
ríe:
—Digamos
que he estado haciendo las preguntas correctas en los lugares correctos y a las
personas correctas. Después de todo, soy un dios muy ocupado. Además, tengo
información muy importante sobre ella: por alguna razón, no han logrado
convertirla en vampiro.
—¿Por
qué? —ella pregunta, sorprendida por la capacidad de su amo de desvelar
secretos.
—Lo
ignoro. Pero me inclino a creer que los poderes de Taylor tienen que ver.
La
revelación de Harkotian despierta una epifanía en Xiomara:
—¿Ella
fue la chica que venció a su sirviente estrella?
—Cierto
—el nephila confirma con desgano—. En todo caso, he dado instrucciones al
general Halász y a la presidenta Figuereido de que la localicen y, una vez tengan
la oportunidad, la traigan directo hacia mí.
Vislumbrar
en su mente el día en que tenga a Lucia Heigui en sus garras hace que el
semblante de Harkotian se haga más alegre:
»Me
muero de ganas de ver la cara de mi hermano al ver como quiebro a esa chica
hasta hacerla mía.
Las
risas combinadas de Harkotian y Xiomara, más allá de revelar los fetiches
malsanos del nephila y la total subordinación de la líder rebelde hacia su
voluntad, también revelan que, de alguna forma, él está gradualmente haciéndose
una idea del gran plan que la Orden del Libro Verdadero y la Casa Heigui
están preparando. Y aunque el nephila aún desconoce todos los detalles, está
claro que cada vez se va acercando un poco más a la verdad, convirtiéndolo en
un factor con el potencial de echar por tierra todo lo que han estado trabajando por décadas.
[1]
En griego (Ιερό φλας!) «¡Destello Sagrado!».
[3]
En griego (Ιερός Άνεμος: Τιμωρία!) «¡Viento Sagrado! ¡Castigo!».
[4]
En
griego (θέληση των ουρανών!) «¡Voluntad de los Cielos!».
[5]
En
griego (Ταχυόνιον) «Taquión». Es una partícula capaz de moverse más allá de la
luz.
[6]
En inglés «Serpiente Marina».