21-DIOSES Y MONSTRUOS

 

 

Capítulo anterior: Blog de Gary D. Crowley: 20-LLAMADA DE APRENDIZAJE (gary-d-crowley.blogspot.com)


Arjona, mayo del año 2049.

Dos antagonistas de larga data finalmente se han encontrado cara a cara. Por un lado, Axtreion de Iota Polemistís, miembro del Clan de la Atlántida y patriarca de la Casa Velásquez, quien, al ver los reiterados fracasos de sus subordinados al hacer cumplir su voluntad, ha decidido tomar cartas en el asunto y hacer el trabajo él mismo, empezando por eliminar a la traidora en frente suyo, alguna vez conocida como «Juliana Velásquez de Iota», y que ha llegado al extremo de cambiar su nombre, como manifestación irrefutable de su desprecio hacia su vínculo de sangre con el nephila.

Por otro lado, está Xitlali J-30, nacida en Nicaragua y descendiente de Axtreion, quien en su anhelo por cumplir su sueño de tener una vida propia, tras la segunda oportunidad que recibió tras ser asesinada en Honduras hace más de 5 años, desertó de la Casa Velásquez, espió para la Orden del Libro Verdadero, asesinó a su familia el día de su boda, y terminó siendo acogida por la Casa Heigui, consolidando un cambio de lealtades que es alabado por sus actuales aliados, pero que le ha granjeado el odio eterno del Clan de la Atlántida.

—Me parece bien que hayas venido, Axtreion. Será la oportunidad perfecta para romper el último vínculo de sangre que me ata al Clan de la Atlántida —anuncia Xitlali mientras que el aura sombría que manifiesta su Magia de la Creación se hace más fuerte que nunca, retando a su enemigo a que haga el primer movimiento.

Pero, aunque él ya ha desatado su aura blanca, se toma su tiempo para iniciar el combate. Tiene otra idea en mente:

—Juliana, cuando tus padres te trajeron a mí, yo de inmediato supe que estarías destinada a cosas grandes. Viendo como destruiste a Misael, me enorgullezco de saber que no me equivoqué cuando una vez te llamé «mi mejor creación».

Xitlali levanta una ceja en señal de desconcierto. «¿Qué diablos está diciendo este maldito calvo?», son las únicas palabras que danzan en su mente.

»Sin embargo, cuando veo cómo te has mezclado con la escoria traidora de Protogión y su inmunda estirpe, ahora solo hay una palabra que puedo asociar contigo: «decepción».

—¿Decepción? —La sola palabra genera odio en Xitlali—. Yo siempre fui para vos un juguete al que podías descartar cuando quisieras. Ni siquiera mis padres quisieron apoyarme. Odia a mi tío Protogión todo lo que quieras, pero él y los Heigui han sido los únicos que me han tratado como una persona.

Axtreion ríe con insolencia:

—¿Y qué pretendías que hiciera? No podía dejar que tus poderes se desperdiciaran en aspiraciones estúpidas. ¿Ser científica? ¿Perder el tiempo en un laboratorio? ¡Ja! Juliana, tus estúpidos sueños no son más que basura.

Aunque no pueda exteriorizarla, la rabia empieza a apoderarse de Xitlali. Si bien su exterior de piel sintética y metal es frío e inerte, su consciencia arde como las entrañas del sol:

—Mis sueños no son estúpidos, Axtreion. Y mi nombre no es Juliana; es Xitlali.

El nephila, quien la conoce desde que era una niña, puede percibir cuando ella está molesta, y se ha dado cuenta de que llamar a su descendiente «Juliana» es el botón que desata su rabia. De hecho, la iracunda Xitlali hace más vívida su aura negra, acto que motiva a su enemigo a decir:

—Eres muy ingenua si crees que la Magia de la Creación te salvará. Te venceré, purgaré tu mente de esas ideas estúpidas y te convertiré en mi juguete favorito. ¡Y luego te enviaré a matar a esas aberraciones que haces llamar familia!

Incapaz de soportar su ira, pero sin poder exteriorizarla apropiadamente, Xitlali frunce el ceño y desaparece de su vista. Axtreion percibe su inocultable aura de odio detrás de él, y usa su guadaña de doble hoja para protegerse de las garras del pie derecho de su enemiga, quien de inmediato desata una descarga eléctrica buscando afectar al nephila. Pero…

»Eso no servirá conmigo.

Axtreion genera una ráfaga de viento, justo antes de que la electricidad entre por su cuerpo, provocando que Xitlali salga disparada muchos metros hasta estrellarse contra una casa abandonada que cae sobre ella.

Justo cuando él intenta atacarla, docenas de zombis usan sus armas láser y disparan contra él. Axtreion entonces usa su mitegia para crear una barrera mágica que lo protege de la ráfaga que proviene de todas direcciones.

Las armas láser de los zombis son M616, rifles de asalto de fabricación estadounidense. A diferencia de otras armas de su tipo, usa cartuchos de mitegia con los que el arma dispara ráfagas mágicas sin importar si su usuario es hechicero o no. Considerado el equivalente mágico del AK47, se cree que fue diseñado por el propio Harkotian de Pi Idiofiyía y, al ser unos 5 centímetros más corto y más liviano que el emblemático rifle ruso, puede ser usado por cualquier persona, pero cuenta con una debilidad: al ser un arma de cartuchos, los tiradores tarde o temprano tienen que dejar de disparar para cargar y volver a atacar. Pero Axtreion olvidó un detalle:

»¿Por qué siguen disparando?

Resulta que los cartuchos del rifle estadounidense contienen suficiente energía como para poder disparar el arma ininterrumpidamente por alrededor de una hora. Tras un minuto de incesantes disparos, el nephila se aburre y extiende su barrera hasta formar una descarga de mitegia que destruye todo en un radio de cincuenta metros a la redonda.

Con su barrera desactivada, Axtreion intenta localizar la furiosa aura de Xitlali. No la encuentra en el suelo, así que mira al cielo y lo que ve, forma en él una expresión de sorpresa tan grande, que es digna de grabarse para la posteridad:

»Por el Emperador ¡¿Qué diablos es eso?!

Xitlali se halla a más de doscientos metros de altura, elevando su báculo al aire y sobre ella hay una esfera de agua de tres metros de diámetro, tan oscura, que parece estar literalmente hecha de la más densa penumbra, rodeada de dos anillos que giran diagonalmente hechos de mitegia negro, y en cuyo punto de encuentro empieza a formarse otra esfera de energía oscura que crece a cada segundo.

—Luz Oscura: Fotón Umbrío.

Al alcanzar un tamaño similar a la esfera anillada, la esfera exterior se transforma en un potente rayo de mitegia dirigido directamente a Axtreion, quien se ve obligado a volar a toda velocidad para esquivarlo, al tiempo que el rayo destruye todo lo que toca y la esfera líquida va disminuyendo en tamaño. Esto sucede porque el ataque de Xitlali condensa la humedad del ambiente en la gran esfera líquida, mientras que los anillos mágicos descomponen los átomos de agua para transformarlos en energía, la cual es impregnada en mitegia negro para fortalecer su poder.

Repentinamente, Xitlali deja de disparar y Axtreion nota que la esfera dentro de los anillos ha desaparecido. Sin saber por qué, pero cayendo en cuenta de que es una ventana de oportunidad, aprovecha para apuntar con su arma hacia ella, formando una esfera de viento impregnado con mitegia blanco.

Ieró flas![1].

La cual se transforma en un rayo mágico, de aproximadamente un metro de ancho, pero tan brillante como el sol de mediodía.

Pero antes de que impacte a Xitlali, los anillos de mitegia, que anteriormente estaban en posición de equis, se mueven hasta quedar en formación de cruz, momento en que la esfera interior vuelve a formarse en segundos, y justo antes del impacto, los anillos vuelven a su posición original y dispara un rayo de mitegia negro, que impacta con el ataque de Axtreion hasta empujarlo lejos de ella.

Llega un momento en el que el nephila decide acumular más mitegia para su hechizo y a medio camino entre ambos, empiezan a acumularse enormes cantidades de energía mágica que forman una esfera de masa inestable, que crece hasta los siete metros de diámetro antes de estallar, formando una onda expansiva que se extiende hasta los doscientos metros, mandando a volar a todo lo que no está pegado al suelo.

Axtreion se mantiene firme gracias a que usó una gran cantidad de mitegia para incrustar sus pies en el pavimento, mientras se cubre instintivamente la cara con los brazos ante la cantidad de polvo despedido por la explosión.

Debido a la onda expansiva y al hecho que está en el aire, Xitlali ha sido disparada muchos metros hacia el cielo, deteniéndose hasta llegar a una altura de más de cuatrocientos metros, logrando detenerse usando una descarga de mitegia, que disolvió el hechizo que previamente había creado.

Ella intenta buscar a Axtreion, pero él aparece justo enfrente suyo, listo a cortarla verticalmente, por lo que instintivamente usa su báculo del nigromante para protegerse. Al ver que el báculo es doblado levemente, se asusta y desaparece de la vista de su enemigo.

Xitlali reaparece detrás del nephila, ya sin el báculo en la mano y cubierta de relámpagos negros. Ella lo ataca con veloces zarpazos con sus cuatro garras —las de sus manos y las de sus pies—, obligando a su enemigo a pasar a la defensiva.

Pero para su sorpresa, Axtreion resulta ser lo bastante veloz para detenerla.

Cuando ella lanza un zarpazo con su garra derecha, él sorpresivamente genera una ráfaga de viento del mango de su arma, expulsándola a una corta distancia. Xitlali intenta atacar de nuevo, pero él ahora está sobre ella, lanzando rápidas estocadas y sablazos, intercambiando movimientos con las dos hojas de su guadaña y desconcertando a su enemiga autómata.

El nephila ahora está a la ofensiva.

Veloces y violentos ataques son desatados contra Xitlali, quien se defiende de ellos como puede, pero está consciente de que no puede mantenerse a la defensiva por siempre. Si no hace algo rápido, Axtreion la vencerá.

Entonces ella invoca su báculo del nigromante.

Arriesgándose a que sea destruido, lo utiliza como escudo para protegerse de manera más eficiente de los ataques de Axtreion, quien, sabiendo de la importancia del artefacto mágico, lanza movimientos más agresivos tendientes a quebrarlo y hacer que ella pierda el control de la horda zombi. Por ello, Xitlali hace fluir una descarga eléctrica que consigue hacer retroceder al nephila unos pocos metros.

Pero justo cuando él está listo para continuar su ofensiva, lo inesperado lo hace desistir:

—Por el Emperador, ¿Qué bujería es esa?

—No es brujería, estúpido. Es ciencia.

Combinando la fuerza nuclear débil para deformar la forma del báculo y la fuerza electromagnética para controlar la forma que desea darle, Xitlali cubre de mitegia negro su báculo, transformándolo en una alabarda de dos metros de largo, con una hoja curvada de treinta centímetros de largo similar a un sable, pero conservando sus propiedades mágicas. Una forma más apropiada para el combate.

»¿Seguimos?

La nicaragüense vuelve a la ofensiva. Usando sus capacidades analíticas, logra contrarrestar el patrón ofensivo de su enemigo hasta quedar enfrascados en una especie de empate técnico, donde ninguno de los dos obtiene una ventaja, pese a que ambos están atacando a una velocidad tal que apenas si es posible ver sus movimientos.

Consciente de su situación, Axtreion lanza un tajo vertical hacia la cabeza de Xitlali, forcejeando con ella por unos instantes, hasta que él despide una ráfaga de viento que la hace retroceder una distancia considerable.

Ierós Ánemos![2]

El nephila lanza una ráfaga de viento cortante cargada de mitegia blanco hacia la nicaragüense, quien nota que va demasiado deprisa como para poder esquivarla, por lo que extiende sus brazos y crea una barrera de mitegia negro que se deshace al contacto con el hechizo enemigo, pero cumple su propósito de mantenerla ilesa.

»Ierós Ánemos!

Axtreion repite la dosis; Xitlali hace lo mismo y el resultado no cambia. Pero él nota que su reacción fue un poco más lenta. Un paso en falso que resulta fatal contra un nephila.

»Ierós Ánemos: Timoría![3]

La ráfaga de viento cortante ahora es mucho más espectacular y cargada con brillos místicos que asemejan fragmentos de luces extraídas de las estrellas del cielo. Xitlali sabe que incluso si logra levantar una defensa a tiempo, no le servirá contra un hechizo tan grande como para engullir a la mitad de Arjona en él.

El viento cortante desgarra su piel y su endoesqueleto metálico hasta abrirse paso por sus entrañas, cortando los cables, circuitos y demás maquinaria que hacen parte de su anatomía artificial. Cada componente en su interior es cercenado por el mortífero hechizo del nephila, haciendo que el líquido hidráulico azul brillante que hace las veces de su sangre, salga a chorros de su cuerpo.

Con sus fuerzas menguando, Xitlali cae en picado desde casi medio kilómetro de altura hasta la iglesia del pueblo, la cual es destruida por el enorme peso de la víctima y por la velocidad de su descenso.

Sin embargo, ella no quiere morir ahí, por lo que se esfuerza desesperadamente por moverse. Trata de alcanzar su báculo, el cual cayó a pocos metros a su derecha, pero a duras penas puede levantar los brazos, ni mucho menos levantarse, por lo que se arrastra penosamente hasta él.

Entonces Axtreion, cual ángel investido por la autoridad divina, desciende de los cielos, corta de un tajo el brazo derecho de la nicaragüense. Ella intenta arrastrarse lejos de él, pero su espalda es atravesada por la guadaña del nephila, la cual destruye una parte fundamental de su sistema motriz, inmovilizándola en el acto. Cuando desentierra su arma, agarra el cuello de ella y la levanta como una muñeca rota lista a ser desechada a la basura, su suerte está echada.

»Te lo dije, Juliana —Axtreion declara entre risas siniestras—. No había nada que pudieras hacer. Tú me perteneces y puedo hacer contigo lo que se me venga en gana. ¿Quieres suplicar por tu vida?

Xitlali no responde. Su rostro permanece impasible y sin emociones.

»Vaya —resopla el nephila—. Desafiante hasta el final. Tu esfuerzo fue valiente, pero inútil. Igual que el de ese hechicero que maté hace un rato. Pero no importa, porque es hora de irnos.

Axtreion empieza a elevarse, listo a irse de ahí. Pero no más sale de las ruinas de la iglesia, recibe una feroz ráfaga de disparos de parte de los zombis de Xitlali, decididos a evitar que su ama sea secuestrada, por lo que él crea una barrera mágica para protegerse.

»Que molestos. Theïkí Parousía!

La barrera se extiende, transformándose en una descarga de mitegia que desintegra todo en un radio de cien metros. El esfuerzo final de la nicaragüense de ser libre, ha resultado en vano.

Repentinamente, Xitlali hace una expresión extraña: una sonrisa maniática propia de las mentes perturbadas, con consciencias infectadas de la perversidad más malsana, y una malicia que solo podría describirse como «diabólica». Una expresión que desconcierta a Axtreion, ya que nunca había presenciado emoción alguna en ella, pero que de inmediato achaca a un desperfecto. Hasta que ella, pronuncia:

—Luz Oscura: Alma Impía.

La nicaragüense genera una descarga de rayos negra alrededor de su cuerpo, tan poderosa que quema la mano de Axtreion, obligándolo a soltarla y haciéndolo gritar de dolor, agravado tras ver la carne carbonizada de su palma, que provoca que todo su brazo tiemble producto de la herida que lo tortura.

—¡Maldita se… ¡¿Cómo es posible?!

El nephila contiene sus palabras de odio incendiario, reemplazándolas con otras que reflejan su más absoluto desconcierto, al ver que el cuerpo de Xitlali, surcado por corrientes eléctricas negras cual filamentos del oscuro tejido vacío del espacio exterior, lentamente va regenerando todo el daño recibido en la batalla.

—El poder no lo es todo, Axtreion.

—¡Basura! —exclama el nephila mientras usa mitegia para sanar su mano y resultándole absurda la filosofía detrás de las palabras de su descendiente.

Totalmente regenerada, Xitlali niega con la cabeza a manera de burlarse de la pobre disposición intelectual de su ancestro. Contrario a ella, Axtreion de Iota Polemistís, fiel a su nombre, solo ha conocido un lenguaje a lo largo de sus más de diez milenios de vida: el lenguaje de la fuerza.

Pero hoy es el día en el que ella le enseñará una lección que aspira, se lleve su alma al más allá:

—Conocer a otros, es inteligencia.

Usando electromagnetismo, Xitlali atrae su báculo del nigromante directo hacia su mano derecha. Pero lo que hace después deja atónito a su enemigo:

»Conocerte a ti mismo, es la verdadera sabiduría.

Su báculo del nigromante repentinamente empieza a desvanecerse, como si estuviese siendo borrado digitalmente, pixel por pixel, hasta ser formateado, al tiempo que extrañas líneas de circuito irregulares se dibujan sobre la piel sintética de sus brazos hasta llegar a sus hombros y espalda, en la cual convergen hasta formar un octágono en cuyo interior surge una cruz de la anarquía, el símbolo sagrado del arxorismo.

Sin intenciones de conocer cual será el siguiente movimiento de esa cosa, Axtreion se lanza a la carga. Pero antes de que él pudiera hacer el primer movimiento, ella lo recibe con una patada en el rostro cargada de relámpagos negros, tan potente, que lo hace volar muchos metros a sus espaldas, destruyendo varias cuadras en el proceso, hasta que un edificio de seis pisos cae sobre él.

»Dominar a otros, es fuerza.

Iracundo, Axtreion se levanta al instante, conjurando enormes ráfagas de viento plateado hasta que forma una especie de tornado de cinco metros de ancho y que llega a tocar las nubes, las cuales se acumulan masivamente sobre los cielos de Arjona, haciendo que la velocidad del viento se acelere. En menos de cinco minutos, el pueblo es castigado por vientos huracanados invocados por el nephila, decidido a acabar con la batalla de una vez.

Xitlali nota que su enemigo ha alterado la velocidad del viento del campo de batalla para obtener la ventaja absoluta en la batalla, haciendo más mortífera su magia de viento y buscando neutralizar la humedad del ambiente, para que así ella sea incapaz de manipularla.

Ella divisa a su enemigo elevándose por los aires hasta ubicarse a una altura de más de quinientos metros, momento en el que usa sus poderes para amplificar su voz y, como si se tratara de un dios ávido de impartir su justicia divina hacia los infieles, anuncia:

—¡Tu filosofía barata y tus poderes no te bastarán para matarme! ¡Has colmado mi paciencia, Juliana! ¡Esta vez, te destruiré! Thélsi ton Ouranón![4]

Axtreion dirige el tornado hacia su enemiga, al tiempo que docenas de tornados más pequeños caen sobre ella. La nicaragüense entiende que este es el ataque final del nephila, la expresión más pura de su deseo de destruirla con todo el peso de su poder.

—Dominarte a ti mismo es el verdadero poder. Luz Oscura: Takhónion[5].

Xitlali se transforma en un ente de plasma oscuro y, a una velocidad demasiado alta como para ser percibida por el ojo de cualquier ser existente sobre la faz de la Tierra, reaparece al instante y a muchos metros a espaldas de Axtreion, quien, aquejado por un inescrutable dolor en su pecho, nota que su armadura ha sido atravesada y una parte de su caja torácica ha desaparecido, dejando un hueco en su torso.

Mientras trata de explicar el origen de su herida mortal, enormes cantidades de mitegia blanco se acumulan en cada rincón de sus entrañas, llegando a ser tantas que su cuerpo se infla hasta convertirse en una especie de piñata viviente, demasiado inestable como para sostener su masa de manera indefinida.

—¡AAAHHH!

El nephila explota en mil pedazos y debido a la enorme cantidad de mitegia que había acumulado, la onda expansiva alcanza hasta un kilómetro de diámetro. Debido a lo alto que se encontraba, la explosión no causó daños materiales significativos en Arjona.

Por su parte, Xitlali se observa a sí misma con preocupación, ya que, sin que pueda explicarlo, su brazo derecho ha desaparecido, pero el izquierdo se ha duplicado, sus piernas y torso se hallan deformados y, tras tocarse el rostro, nota que el lado izquierdo del mismo ha desaparecido, como si fuese víctima de un fallo sistemático en la realidad.

Otras personas gritarían del espanto y se desesperarían, pero esas son emociones que Xitlali ha aprendido a controlar, por lo que se concentra y tras hacer uso de su Magia de la Creación, hace fluir mitegia negro sobre su cuerpo, hasta que logra recuperar su forma original.

La inusual experiencia ha activado su sentido de alarma, por lo que no pierde tiempo y llama a la persona que cree, mejor puede ayudarla:

»Tío, no creerás lo que me acabó de pasar: aprendí a usar la Magia de la Creación y maté a Axtreion de Iota Polemistís yo sola.

—¡¿Qué?! —La reacción de Protogión combina la alegría con la incredulidad. ¿De verdad su sobrina venció a un nephila por su cuenta?

Percibiendo que él no está convencido de su hazaña, Xitlali replica:

—Vos me conocés. ¿Acaso soy del tipo de chicas que bromea?

—¡No, Xitlali! —él se apresura a convencer a su sobrina de lo contrario— Yo nunca dudaría de ti. Es solo que el Clan de la Atlántida no había perdido a un nephila desde la guerra contra Ximéria. Créeme, ¡esta es una gran noticia! ¡¿Cómo murió ese infeliz?!

Al notar la alegría en su timbre de voz, Xitlali se alivia y responde:

—Usé la Magia de la Creación para convertir mi cuerpo en plasma y atravesé su cuerpo. Esperaba que cayera al suelo, pero estalló en mil pedazos.

—Seguramente estaba usando su magia cósmica. Recuerda Xitlali, las magias de la Creación y la Destrucción no pueden mezclarse. Como usaste mitegia negro para transformarte en energía, al hacer contacto con el mitegia blanco fluyendo en su cuerpo, hubo una reacción violenta que derivó en su muerte por explosión.

Por otro lado ¿sabes lo que has hecho?

—¿Hacer qué? —Xitlali se desconcierta ante el tono de queja de su tío.

—¡Acabas de redescubrir una magia perdida! ¡Usaste el arte olvidado de la teletransportación!

La nicaragüense no puede creer en lo que ha acabado de escuchar:

—¿En serio lo hice?

—¡Por supuesto que lo hiciste! Y es por eso que te recomiendo que no vuelvas a hacer eso en tu vida.

—¿Por qué, tío?

—Manipular la undécima dimensión no es un juego de niños, Xitlali. Tu cuerpo debió quedar deformado tras hacer ese hechizo. Pero hay riesgos peores que ese: cuando te teletransportas, es muy difícil reformar cada átomo de tu cuerpo y ordenarlo para que quede exactamente igual a como estaba antes. Algunos átomos pueden perderse tras el proceso. Tal vez puedas restaurar tu forma física, pero hay cosas como los recuerdos que son más complicados; si te teletransportas y los pierdes, no los recuperarás nunca más.

La nicaragüense reflexiona tras las palabras de Protogión. Aunque haya realizado la hazaña de matar a un nephila por su cuenta y redescubierto una magia perdida, ha sido a costa de estar a un paso de perderse a sí misma. ¿Valdrá la pena correr ese riesgo otra vez?

»No obstante —Protogión continúa su explicación—, hay otras cosas que puedes hacer con la Magia de la Creación.

—¿Cómo tomar la información de objetos mágicos y absorberla para realizar hechizos sin ellos?

—Así es.

Las palabras de Protogión, despertaron una epifanía en Xitlali.

—Tío, voy a colgar. Quiero probar algo.

Ella trae a colación que, durante la fase final de la batalla contra Axtreion, cuando hizo desaparecer el báculo del nigromante que recibió de El Barón, buscó absorber las propiedades del mismo, siendo esta la razón de sus nuevos tatuajes. Tal vez debería poner a prueba las palabras de su tío.

Por ello, baja a tierra y se posa alrededor de un pelotón de paramilitares de la Legión de Amen atrincherados en una casa para protegerse de la horda de zombis. Xitlali ordena a sus soldados no muertos que la dejen pasar, mientras que los paramilitares atrincherados en las ventanas a cada lado de la puerta, le disparan con todo lo que tienen.

Pero ella, sin importarle los disparos, camina estoicamente hacia la puerta, la cual derriba de una patada, logrando inmovilizar a un paramilitar que tuvo el infortunio de hallarse demasiado cerca de ella.

El comité de bienvenida, compuesto por once paramilitares, la recibe con una feroz ráfaga de disparos, pero Xitlali, ignorando el daño que empieza a recibir su anatomía, se lanza con gran velocidad, desgarrando a todos y cada uno de sus enemigos. Incluso cuando algunos paramilitares desenvainan armas cuerpo a cuerpo como machetes y espadas de hoja laser, capaces de cortar el acero, la nicaragüense se defiende de estos ataques formando escudos de mitegia en sus antebrazos, mientras que los remata con las garras de sus manos o pies.

La batalla termina y descargas eléctricas de color negro surcan su cuerpo, regenerando todo el daño recibido, al tiempo que se pregunta:

»¿Será que se levantarán?

Pasan los segundos y Xitlali piensa que nada pasará. Entonces, para su sorpresa, los cadáveres empiezan a regenerarse hasta que están en condiciones de moverse de nuevo. Ella ha adquirido las propiedades del báculo del nigromante: ahora, todo aquel asesinado por su mano, se levantará de entre los muertos como un zombi bajo su control.

Complacida, la nicaragüense lanza una proclama, que refleja su profundo desprecio por todo lo relacionado con el Clan de la Atlántida, así como su compromiso total con la causa de la Orden del Libro Verdadero y la Casa Heigui:

»Levántense guerreros, tenemos una ciudad que quemar.

Ante la orden de su ama, la horda zombi gradualmente cesa sus actividades en Arjona para dirigirse a su siguiente destino: la ciudad de Cartagena.

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Cartagena, una hora después.

Desde su llegada a la gobernación de Bolívar, Xiomara Cardozo siempre fue considerada una estrella fulgurante entre la derecha más radical de Colombia. Elegida en el 2033 y en ese entonces con 25 años, fue en su momento la gobernadora más joven del país, logrando consolidarse gracias a su excelente gestión, que convirtió a Bolívar en el departamento más rico de la Costa Caribe. Otro aspecto de su éxito es también el hecho de ser de raza negra, en un departamento en el que constituyen el 30% de la población y muchos asocian con las clases menos favorecidas, una imagen populista que ha sido fortalecida por un gran fervor religioso.

—Maldita sea. ¡Todos mis hombres son unos inútiles!

Con la llegada del régimen teocrático, Xiomara se ha convertido en una de las líderes regionales más poderosas del mismo, sobreviviendo a la presidencia de Edward Salazar gracias a su alta popularidad. Con las muertes de prominentes líderes amenistas como Abimael Uribe, Manuel Morales y Lázaro Gómez, ella, actualmente con 41 años a cuestas, ha pasado a ser la última líder importante del antiguo régimen y comandante de la Legión de Amen.

»Fallaron en matarla en Mompox, fallaron en San Juan Nepomuceno, y fallaron en Arjona. Este es el mismo ejército que ha mantenido a raya a los hombres de Salazar y al ejército brasileño, pero han fallado en matar a una sola persona. ¡Una sola! Amo Harkotian ¿¡Es que es mucho pedir?!

Esto le ha convertido en uno de los objetivos prioritarios de la Orden del Libro Verdadero, algo que la tiene muy preocupada, ya que, a pesar de encontrarse en su fortaleza, de forma circular y con cuatro torres defensivas, una de las cuales cuenta con una terraza que da vista a la bahía de Cartagena, tras ser reportada la caída de Arjona, está perdiendo la fe en su ejército, por lo que ha llamado a su superior, Harkotian de Pi Idiofiyía a quejarse.

—Xiomara, no se trata solo de «una persona». Mi hermano Axtreion fue quien la enfrentó en Arjona y ahora está muerto. Esa «persona», fue capaz de matar a un nephila ella sola, algo que no pasaba desde que vencimos a Ximéria y a los ráukars, hace más de doce mil años. Creo que el problema aquí, es que no te has tomado este asunto con la suficiente seriedad —relata Harkotian, a manera de regaño, pero sin alzar la voz.

Un regaño que no sentó bien en ella, por lo que menciona:

—Con todo respeto, amo, pero Lord Axtreion estaba oxidado. Tal vez él fue una leyenda por derrotar al primer Jinete de la Conquista, pero está claro que sus mejores años habían pasado. ¿Recuerda a Gilberto del Rosal? Él lo conoció y me contó que él no era más que un ricachón decadente. ¡Por Dios! ¡Como odio a esa autómata! Ese maldito gordo me caía bien. Es una lástima que no haya podido ir a su boda, pero por otro lado, que bueno que no fui. Por algo Dios no quería que estuviera ahí.

Resulta que Xiomara Cardozo era amiga del prometido de Xitlali, el senador mexicano Gilberto del Rosal, quien fue asesinado por ella en Cancún el año pasado. Apelar al odio que le profesa, es una declaración implícita de que si se está tomando en serio la misión de matar a la desertora nicaragüense. Su guerra contra ella, es personal.

—Lo certifico —replica Harkotian, dándole la razón—. Axtreion se había relajado demasiado. Después de todo, es por eso que no me junto con muchos de ellos.

—Pero ¡¿Qué debo hacer con Xitlali?! —suplica Xiomara— He ordenado a mis hombres que preparen las defensas de Turbaco y el general Halász ya ha enviado dos mil hombres, pero no creo que puedan hacer mucho más. Cada vez tengo menos tropas y ella cada vez más. ¿Sabe cuántos zombis contabilizaron mis exploradores? ¡Más de cien mil y contando! Amo Harkotian, si quiere que defienda esta ciudad con todo lo que tenemos y más, lo haré, pero necesito más y mejores tropas si quiero cumplir con su mandato.

—No te preocupes por ello. He enviado un cargamento de mis ardat lilis modificados a Cartagena y distribúyelos entre tus tropas. Eso te ayudará a contrarrestar a los zombis de Xitlali.

La calma de su amo resulta desconcertante para Xiomara:

—¿Cómo piensa rebasar el bloqueo de las armadas enemigas? Puedo protegerlos si llegan al perímetro de la ciudad, pero no más lejos.

Aunque la armada colombiana ha conseguido proteger la integridad del país de invasiones extranjeras, no ha logrado recuperar el control de los puertos caribeños en manos de la Legión de Amen, ya que poseen una armada propia, nutrida con militares que desertaron tras la ascensión de Edward Salazar. No obstante, esta armada ha logrado ser contenida gracias a la ayuda prestada por Brasil y Venezuela a Colombia, quienes han enviado sus propias armadas a proteger los puertos caribeños aun controlados por el gobierno central, obligando a la legión a ir a la defensiva.

—De la misma forma que la Federación Amazónica ha enviado suministros a tu ejército: con mis submarinos. No importa si esos bastardos de la orden están bloqueando Puerto Figuereido, sus radares no los han descubierto hasta ahora, y tampoco lo harán esta vez.

Resulta que Harkotian ha dotado a la armada de la Federación Amazónica de submarinos clase Sea Serpent[6], que pueden viajar a una profundidad de hasta cuatro kilómetros de profundidad. Debido al bloqueo de las armadas de Brasil y Venezuela a Puerto Figuereido, este país se ha visto obligado a utilizar los submarinos furtivos de fabricación estadounidense para sortearlo y poder surtir a la Legión de Amen sin problemas.

—¡Excelente! —Xiomara exclama animada—. Con esos ardat lilis, no importa cuantos zombis tenga esa golfa cibernética, la enviaremos a Brasilia en una bolsa de chatarra.

La noticia resulta una gran bocanada de aire fresco para la líder rebelde, quien se veía a sí misma arrinconada por el cada vez más largo brazo de la Orden del Libro Verdadero. No obstante, el hecho que sus preocupaciones inmediatas se hallen en proceso de solución, no evita que ella se inquiete con el devenir de los eventos que suceden más allá de los muros de su ciudad:

»Ahora bien, amo Harkoitan, ¿qué hay de las guerrillas de André Heigui? Según tengo entendido, ya se anotaron una victoria en Tucupita y parece que están pensando sitiar Puerto Figuereido.

—André Heigui es un escollo importante, eso lo sé, Xiomara. Esa victoria en Tucupita ha hecho que los líderes guerrilleros lo entronicen como su líder, pero él no es tan poderoso como su hermano. Yo mismo patee su trasero y el de su novia demente en Ciudad de México, pero ahora tienen a alguien más, alguien con mucho potencial.

—¿Alguien más?

—Si. Una maga verde.

Xiomara suspira de la sorpresa:

—¡¿Una maga verde?! Usted siempre ha mencionado que tener un mago verde desbarataría los planes de la orden. ¿Por qué?

Harkotian ríe:

—Digamos que he estado haciendo las preguntas correctas en los lugares correctos y a las personas correctas. Después de todo, soy un dios muy ocupado. Además, tengo información muy importante sobre ella: por alguna razón, no han logrado convertirla en vampiro.

—¿Por qué? —ella pregunta, sorprendida por la capacidad de su amo de desvelar secretos.

—Lo ignoro. Pero me inclino a creer que los poderes de Taylor tienen que ver.

La revelación de Harkotian despierta una epifanía en Xiomara:

—¿Ella fue la chica que venció a su sirviente estrella?

—Cierto —el nephila confirma con desgano—. En todo caso, he dado instrucciones al general Halász y a la presidenta Figuereido de que la localicen y, una vez tengan la oportunidad, la traigan directo hacia mí.

Vislumbrar en su mente el día en que tenga a Lucia Heigui en sus garras hace que el semblante de Harkotian se haga más alegre:

»Me muero de ganas de ver la cara de mi hermano al ver como quiebro a esa chica hasta hacerla mía.

Las risas combinadas de Harkotian y Xiomara, más allá de revelar los fetiches malsanos del nephila y la total subordinación de la líder rebelde hacia su voluntad, también revelan que, de alguna forma, él está gradualmente haciéndose una idea del gran plan que la Orden del Libro Verdadero y la Casa Heigui están preparando. Y aunque el nephila aún desconoce todos los detalles, está claro que cada vez se va acercando un poco más a la verdad, convirtiéndolo en un factor con el potencial de echar por tierra todo lo que han estado trabajando por décadas.

Cruz de la Anarquía (Está tatuada en la espalda de Xitlali como parte de sus nuevas marcas de mitegia)


[1] En griego (Ιερό φλας!) «¡Destello Sagrado!».

[2] En griego (Ιερός Άνεμος!) «¡Viento Sagrado!».

[3] En griego (Ιερός Άνεμος: Τιμωρία!) «¡Viento Sagrado! ¡Castigo!».

[4] En griego (θέληση των ουρανών!) «¡Voluntad de los Cielos!».

[5] En griego (Ταχυόνιον) «Taquión». Es una partícula capaz de moverse más allá de la luz.

[6] En inglés «Serpiente Marina».

20-LLAMADA DE APRENDIZAJE

 


Capítulo anterior: https://gary-d-crowley.blogspot.com/2021/01/19-preparativos.html

Mayo del año 2049.

En vista de las constantes dificultades que había estado teniendo Xitlali J-30 para avanzar a Cartagena, el Barón había ordenado a uno de sus oficiales, el mariscal de la orden y coronel del ejército colombiano —pero nacido en Georgia, país del Cáucaso—, Ioane Metreveli, a que le echara una mano y agilizara su invasión.

No obstante, el coronel Metreveli se ha encontrado inesperadamente, en una sabana a las afueras de San Juan Nepomuceno, con el nephila Axtreion de Iota Polemistís quien, frustrado por el fracaso de varios de sus subordinados, ha decidido tomar cartas en el asunto, personalmente:

—¿Qué pasa? ¿Acaso tienes miedo?

Su desafío ha llenado de pánico al coronel, pero, sabiendo que no tiene opción, ordena el ataque:

—¡DISPAREN TODO!

Todos y cada uno de los soldados de Ioane disparan al unísono contra Axtreion. Los hechiceros lanzan sus hechizos, desde ataques elementales, hasta rayos de mitegia en su estado más puro; mientras que los pilotos de los mekas disparan su arsenal de misiles y rayos láser.

»Khandzari: Ganadgureba![1]

El propio Ioane se une a sus hombres y lanza una espectacular llamarada azul desde sus manos, que cubre un área de más de quince metros de ancho. Su magia de fuego tiene ese color, ya que, por medio del mitegia, convierte parte del oxígeno a su alrededor en gas metano, que al interactuar con el oxígeno restante, crea un fenómeno conocido como «combustión completa», en el que el fuego consume toda molécula a su alrededor, sin dejar ningún desecho como en el fuego normal de color naranja. De hecho, sus llamas alcanzan una temperatura de más de dos mil grados centígrados.

Tras unos minutos, el humo provocado por el descomunal poder de fuego desplegado por el regimiento se disipa por completo; desde el pasto hasta la tierra misma, ha quedado totalmente ennegrecido por las enormes temperaturas a las que ha sido expuesto. No obstante, lo que ven más allá, los deja pálidos del espanto.

—Ja, ¿eso es lo mejor que tienen? ¡Decepcionante!

Resulta que Axtreion usó una gruesa barrera de mitegia, la cual bloqueó todos los ataques enemigos, dejándolo totalmente ileso. Los esfuerzos de sus enemigos fueron inútiles.

»Mi turno. Theïkí Parousía![2].

El nephila extiende sus brazos, deshace su barrera, y crea una explosión tan violenta que todo, en un rango de un kilómetro, es borrado de la faz de la Tierra. Solo algunos cientos de soldados, incluido el coronel Metreveli y los pilotos de los mekas, sobreviven gracias a sus barreras de mitegia, aunque muchos de ellos han quedado debilitados, debido a la enorme fuerza del hechizo enemigo.

Pero Axtreion no tiene intención de darles respiro.

Antes de que se reincorporen, él invoca una guadaña de guerra de un metro veinte de largo, con hojas de setenta centímetros de largo en cada extremo. Con dicha arma, desaparece de la vista y reaparece detrás de un meka, al cual corta verticalmente.

Otros hechiceros lo atacan, pero él se cubre con un escudo de mitegia, haciendo que sus hechizos reboten hacia su origen, matando a sus atacantes.

Más soldados y pilotos de mekas lo atacan, esta vez con ataques cuerpo a cuerpo, pero Axtreion los mantiene a todos a raya con sendos movimientos de su arma, que realiza finos y mortales cortes a todo lo que se acerque a él.

Cuando un meka le lanza un puñetazo cargado de electricidad, Axtreion es lanzado varios metros a sus espaldas, pero manteniéndose de pie, justo a espaldas de otro meka que le lanza un pisotón, pero del cual el nephila se da cuenta y usa su guadaña para atravesarla.

Otros mekas le lanzan misiles, pero él levanta una barrera para protegerse.

Axtreion disipa el humo con un movimiento de su arma, pero lo deja vulnerable a un rayo de fuego azul de Ioane.

Khandzari: Aghsruleba![3]

Ya que el ataque es demasiado rápido para crear una barrera, Axtreion se ve obligado a arquear su cuerpo hacia su espalda, quedando con sus pies pegados al piso y su tronco en posición horizontal, mofándose de la gravedad. Aunque él puede ver como el rayo de fuego hace estallar una colina cercana.

Si lo hubiera alcanzado ese ataque, ahora estaría muerto.

Antes de que vuelva a quedar erguido, el nephila se ve obligado a saltar horizontalmente a su derecha, ya que uno de los mekas, armado con una espada de tres metros de largo, quiso cortarlo por la mitad.

Luego de girar horizontalmente por varios metros, Axtreion queda una vez más de pie, para ser recibido por docenas de hechiceros que lo rodean y apuntan con sus rifles de asalto. Pero antes de que disparen, él usa su guadaña para cortar sus cabezas.

El meka se lanza hacia él, pero Axtreion crea una onda mágica con la que corta a la máquina y su piloto verticalmente en dos.

El nephila percibe un poder mágico sobre su cabeza, por lo que alza la mirada al cielo y lo que ve, lo deja perplejo:

—¿En serio?

Khandzari: K’amaris Suli![4]

Es el coronel Metreveli junto a varios de sus hombres. Él ha lanzado una enorme espada de fuego azul de diez metros de largo. Axtreion percibe que, incluso con su resistencia legendaria de nephila, si se deja tocar por ese hechizo, será chamuscado.

Para evitar ser destruido, Axtreion cubre de mitegia blanco su guadaña y, de un solo movimiento, disipa el poderoso ataque del hechicero georgiano quien, molesto por lo que ha presenciado, ordena que sus hombres se retiren; él solo peleará contra el nephila, así tenga que morir en el intento.

Al ver a los remanentes del regimiento del ejército colombiano retirarse, Axtreion se sintió tentado a atacarles, pero pensó que no tenía caso. Logró evitar que los refuerzos llegaran a su descendiente traidora, previniendo una victoria relativamente fácil de ella contra las tropas de Xiomara Cardozo. Uno de sus objetivos, había sido alcanzado.

Por ello, se dirige al coronel Metreveli, buscando mermar su espíritu de lucha:

—¿En serio piensas matarme? ¡Soy un Dios y soy invencible!

Lejos de sentir una puñalada en su espíritu de lucha, Ioane se mantiene firme y, con su resolución más firme que nunca, replica:

—¡No me importa si muero hoy! ¡Tu derrota es inevitable, falso dios! Khandzari: K’vesk’neli![5]

Ioane se cubre de un aura de fuego negro, cien veces más caliente que sus llamas azules. Sabe que luchar contra un nephila en combate individual, es el mayor desafío que ha enfrentado en su vida. Pero si algo caracteriza a este militar georgiano, es su adicción a los desafíos.

Antes de que Axtreion reaccione, el georgiano baja, da un puñetazo al piso y extiende el fuego negro hasta un área de quinientos metros de diámetro. Para no ser chamuscado, el nephila se ve obligado a protegerse con una barrera mágica.

Viendo que ya no hay peligro, Axtreion deshace su protección y, más maravillado con la valentía de su enemigo humano, que con el brillo azulado que emite el domo de fuego oscuro, y que evita que su interior se halle en la oscuridad total, espeta:

—No soy de los que se sorprende todos los días. Pero en mis más de diez milenios de existencia, no recuerdo haber visto a un humano tan osado como tú. ¿Cuál es tu nombre?

El humano ríe.

—Mi nombre es Ioane Metreveli. ¿Sabes? cuando aprendí a usar magia, mi maestro me advirtió de ustedes, los nephilim, de lo poderosos que son y de qué hacer al encontrarnos con uno. —relata, cuidándose de no revelar que dicho maestro es El Barón, uno de los maestros de la Orden del Libro Verdadero, y fugitivo de los atlantes desde el fin de la Primera Guerra Mundial.

Axtreion pensó en presionar a su enemigo sobre la identidad de su maestro, pero, tras haberle sorprendido por sus cualidades, decide enfocar sus dudas en otra dirección:

—¿Y qué fue lo que ese maestro tuyo te enseñó, sobre lo que tenías que hacer al enfrentar a uno de nosotros?

—«Huir, huir sin descansar hasta estar seguros de tener la ventaja absoluta. No tener pena de pedir ayuda o hacer trampa. Porque en el amor, la política y la guerra, son las únicas situaciones en las que todo vale».

—¿Y crees que tienes la ventaja absoluta? Has retirado a tus hombres. No…

Con insolencia, Ioane interrumpe a Axtreion y aclara:

—Ordené la retirada de mis hombres porque no quería sacrificarlos. Lo que voy hacer, solo puedo hacerlo yo y nadie más.

Lejos de molestarse, el nephila le resulta hilarante la resolución de su enemigo humano, por lo que replica entre risas:

—¡¿Y qué piensas hacer?! Nada en tu arsenal puede hacerme daño.

—Intenta hacer magia —replica Ioane, extendiendo sus brazos y sonriendo, expresando la más pura pedantería.

El buen humor de Axtreion se transforma en rabia al sentir que este humano se ha pasado de atrevido. Está obligado a castigar su ingenua arrogancia y bajarlo de su nube de ilusiones, porque nadie es superior a los dioses.

—¡¿Cómo es posible?!

Pero queda perplejo al ver que, tras blandir su guadaña, nada pasa. ¿Será que los alardes del humano no son infundados?

—¿Confundido? Si te das cuenta, no hay corrientes de viento en este lugar. Estuve analizando tus poderes y noté que usas el mitegia para manipular el oxígeno hasta ionizarlo, haciéndolo que sus átomos pierdan electrones y convertirlo en plasma, el cual usas para realizar tus hechizos. Ahora debes sentir que tu respiración se hace más pesada, ¿no es así?

La respiración de Axtreion se hace cada vez más pesada con cada segundo que pasa. ¿Acaso lo estuvo distrayendo para que su magia hiciera más efecto?

»¿Recuerdas lo que dije de mi maestro, nephila? Esta es mi manera de hacer trampa. Te distrajiste en mi discurso sin darte cuenta que usé ese tiempo para neutralizar tus poderes. Mis camaradas no me llamaron «El Doctor» solo porque hablo mucho.

Recordando a sus compañeros de clase en el campo de entrenamiento de El Barón en Brasil, durante los años finales del régimen amenista en Colombia, ellos bautizan a Ioane Metreveli «El Doctor» por su inteligencia, astucia y don de la oratoria. También recuerda que El Barón, debido a estas capacidades, lo consideró el candidato perfecto para ser el principal escudero dentro de la burocracia colombiana del futuro presidente del país, Edward Salazar, pero debido a sus negativas y su amor por las batallas, finalmente se decantó por la pitcairnesa Harriet Drake, enviando al hechicero georgiano al ejército, para que usara sus poderes contra los grupos armados que asolan el país, siendo el responsable de que los departamentos de Atlántico, Magdalena, Cesar y La Guajira, quedasen bajo firme control estatal.

—Maldito… seas… sucio… ¡humano! —la rabia de Axtreion aumenta proporcionalmente a la cantidad de aire que escapa de sus pulmones.

—Como diría la sacerdotisa Evelin Makar: «si, soy un maldito, pero por eso, amo mi trabajo». Khandzari: Mamber Shuaguli[6]!

Del techo del domo, docenas de bolas de fuego negro caen al suelo. Pero en vez de extenderse sobre el pasto chamuscado, van tomando la apariencia de lobos fantasmales, con sus cuerpos oscuros como sombras y ojos azules que emiten un brillo amenazador que aparentan perforar el alma.

—¿Qué… diablos? —pregunta el agitado nephila, que pese a que reconoce que la batalla se encuentra cuesta arriba, se niega a rendirse.

—Mi maestro nos enseñó que nosotros, los arxoristas, hemos sido bendecidos con el poder de la magia, para profanar el mundo esclavizado por el miedo y la ignorancia que tu Emperador representa. ¡Ximéria será revivida, el monoteísmo será exterminado, y el arxorismo se extenderá sobre la faz de la Tierra!

Esas palabras sirvieron como señal para que varios lobos se lancen al ataque. Axtreion blande su guadaña y deshace a algunos de ellos, pero uno lo esquiva de un salto hasta morder su brazo derecho, momento en el que explota, lanzando al nephila varios metros a sus espaldas hasta que patina en el piso por un par de metros más. Él se levanta con dificultad, pero observa para su horror que su el lobo destruyó la parte de su armadura. Su brazo derecho está al descubierto y cubierto con dolorosas quemaduras que, en algunas secciones, ha dejado la piel en carne viva.

»Verás, nephila, usar la simbología pagana es para nosotros, un medio para representar que el mundo que ustedes destruyeron ha vuelto para vengarse. Los Dioses Brujos son el verdadero camino; ¡tu Emperador no es más que un fraude!

La jauría de lobos de fuego se lanza contra el debilitado nephila. Con sus fuerzas actuales, ni siquiera tiene fuerzas para esquivarlos, ni mucho menos atacarlos. Su suerte está echada.

—¿Ol… vidas… te… al… go?

Justo antes de que los lobos lo devoren, Axtreion expulsa un aura de mitegia blanco, tan poderosa que disuelve la jauría de fuego negro, al tiempo que ráfagas de viento, combinadas con partículas brillantes como granos de plata, empiezan a generarse alrededor de su cuerpo. La Magia de la Destrucción le ha permitido al nephila generar las ráfagas de viento que necesita para reactivar su magia.

Impactado por el repentino despliegue de poder de su enemigo, Ioane extiende sus brazos para crear una gran esfera de fuego oscuro, la cual alcanza los seis metros de diámetro.

—¡Este es el final! Khandzari: Ghmertis Riskhva[7]!

La esfera de fuego se trasforma en un descomunal rayo ígneo cargado de mitegia negro que desintegra todo lo que toca.

Pero esto solo hace que Axtreion se sienta más vivo que nunca:

—¡Esta es mi mejor batalla en milenios! ¡te recompensaré usando uno de mis mejores hechizos en ti! Aktína Theías Dóxas[8]!

Desde la punta de su guadaña, el nephila crea una esfera de viento que rápidamente se trasforma en una de plasma, disparada en forma de rayo, al menos tres veces más impresionante que el lanzado por su enemigo humano, quien comprende que al final, su suerte ahora está echada.

—Bueno, al menos lo intenté. Que los Dioses Brujos acojan mi alma.

Las palabras finales de Ioane, pronunciadas justo después de que el rayo de Axtreion devorara al suyo, reflejan la resignación al destino que le espera. Al recibir de lleno el hechizo de su enemigo, su cuerpo es desintegrado y siente como su alma es transportada al firmamento. Los Dioses Brujos decidirán qué hacer con el alma de su fiel seguidor, pero al ver que luchó en su nombre hasta el final, su fortuna estará garantizada en el más allá.

Ioane Metreveli está muerto, su cuerpo ha sido desintegrado y su alma ha abandonado este mundo.

Habiéndose asegurado la victoria, Axtreion hace desaparecer su arma y se rasca su tupida barba azul índigo, mientras se dice a sí mismo:

El Libro de Hanele’vak tenía razón: las semillas estelares pueden derrotar a los nephilim. Con razón mi padre se toma en serio la biblia arxorista. Aun así, ¡hacía milenios que no me divertía tanto!

Contento por su victoria e ignorando la herida de su brazo, el nephila suelta una sonora carcajada motivada por su triunfo. Ha ganado una dura batalla contra una semilla estelar, un hechicero que nació con sus poderes y que de acuerdo con las escrituras arxoristas, descienden de hechiceros de otros mundos. Aunque él desconoce muchos aspectos de esa religión, si conoce su vínculo y aquellos que desean el regreso de Ximéria: la Orden del Libro Verdadero.

¿Será que será cierto que Harkotian tenga razón y la orden ha vuelto?

»Nah, debe ser un error. En todo caso, la traidora de Juliana debe pagar por darle la espalda al Imperio de la Atlántida.

Desestimando la evidencia frente a sus ojos, Axtreion se eleva a toda velocidad por los aires en búsqueda de su siguiente objetivo: eliminar a la insolente que se atrevió a abandonar el rebaño del Emperador y seguir a los herejes arxoristas.

_________________________________________________

Tres horas después.

Tras haber devastado el pueblo de San Juan Nepomuceno, Xitlali y su horda zombi avanzaron sin descanso hasta llegar a Arjona, un municipio ubicado a 44 kilómetros al noroeste de éste y a 18 kilómetros de Cartagena en la misma dirección, rodeado de ciénagas y que constituye el principal centro ganadero del departamento de Bolívar. Ella y su horda pudieron llegar en menos de una hora gracias a que los zombis, al ser muertos vivientes, pueden correr sin descanso por la carretera a más de 50 kilómetros por hora, y ella, al ser autómata, puede seguirles el paso sin problemas.

Al igual que muchos municipios del departamento, sus edificaciones son en su mayoría casas de una planta construidas principalmente en el Siglo XX, con excepción de la iglesia del pueblo, de arquitectura colonial. Pese a hallarse en el corazón del territorio amenista, Arjona presenta muchas edificaciones en estado ruinoso y calles en mal estado, claro indicador de que la economía del municipio no va por el mejor camino.

No obstante, como los demás territorios bajo influencia del Emperador, sus más de ochenta mil habitantes, todos seguidores de la fe amenista, se hallan totalmente inmersos en el embrujo religioso del «dios» atlante, almas perdidas que la nicaragüense se ve obligada a asesinar, una labor desalmada que motiva a El Barón —quien la llama desde Brasil—, preguntar con cierta preocupación:

—Xitlali, ¿qué piensas de matar a toda esta gente? Muchas de tus víctimas son civiles, pero por lo que me cuentas, los asesinas sin contemplación.

La nicaragüense, con una sonrisa siniestra, replica:

—Ya me preguntaba cuando me haría esa pregunta, su majestad. Para mí, todos ellos son iguales: desde los milicianos y paramilitares alineados con la Atlántida, hasta los civiles que están bajo el control del Emperador, todos son enemigos.

Complacido por la respuesta, El Barón, simulando estar impactado por el odio en las palabras de su candidata, pregunta:

—¿No has pensado que podría haber una posibilidad de salvarlos? Ya sabes, no asesinarlos y trabajar en una cura.

—No, su majestad —Xitlali responde tajantemente—. Esos fanáticos son un cáncer que envenena la Tierra. Los arxoristas somos la cura que este mundo necesita. Completaremos el plan, reviviremos a Ximéria y el Emperador y todos sus siervos serán ofrecidos a los Dioses Brujos como sacrificio.

—Bien, muy bien, Xitlali. Me complace saber que has aprendido muy bien esa lección. El fanatismo es una enfermedad; nosotros somos la cura.

—Gracias, su majestad. Es grato saber que su reputación como buen maestro le precede.

El profundo desprecio que Xitlali expresa hacia los enemigos del arxorismo, ha sido en parte alimentado por El Barón, su patrocinador como posible sucesor de su tío como futura jinete de la Guerra. Una situación que la motiva a ella a preguntar:

»Por otro lado, aunque aprecio de verdad sus enseñanzas ¿Por qué me escogió a mi como su candidata? Pensé que sería elegida por el Zar Carmesí, ya sabe, él es el líder de los cíborgs de la orden.

El Barón entiende la razón de dicha pregunta. La alianza compuesta por la Orden del Libro Verdadero y la Casa Heigui está compuesta por tres facciones: los cíborgs, comandados por el Zar Carmesí; los vampiros, liderados por los Heigui; y los hechiceros propiamente dichos, bajo la autoridad de El Barón.

—Es cierto, pero nuestra organización no es tan rígida. Si recuerdas, Anabel Tamimi y Heorhiy Nimni son vampiros, pero ellos están bajo la autoridad del Zar Carmesí, no de tu tío. Aunque cada uno de los líderes de nuestra alianza tiene sus gustos a la hora de reclutar a nuestros activos, podemos darnos el lujo de saltarnos esas preferencias de vez en cuando.

Complacida por la respuesta, Xitlali aprovecha para preguntarle al mejor instructor de la orden sobre un tipo de magia que nunca ha podido dominar:

—Su majestad ¿Cómo funcionan las Magias Cósmicas? —ella hace la interrogante, mientras marcha tranquilamente por las calles del municipio rodeada de esferas de agua generadas por su báculo, al tiempo que sus zombis asesinan a todo ser viviente que se atraviese en su camino, y las casas a cada lado son saqueadas y destruidas por la horda de muertos vivientes.

—Para entender su funcionamiento, mi estimada pupila, debes recordar que la Magia de la Creación y la Magia de la Destrucción son representaciones virtuales de los elementos que dieron origen al Big Bang.

Mientras El Barón explica, Xitlali tiene que lidiar con varios paramilitares que la atacan usando hechizos, pero ella los elimina fácilmente con varios disparos de agua comprimida, al tiempo que contempla como se van uniendo a su horda después de su muerte.

—¿La explosión que dio origen al universo?

—Si. La Magia de la Creación es la representación mágica de la materia en su estado más puro; la Magia de la Destrucción es la representación de la antimateria.

Antes de que El Barón continuara con la explicación, entre lo dicho por él, ella repara en un detalle:

—¿Por qué son «representaciones»?

El Barón ríe de orgullo hacia su pupila. La percepción de Xitlali es increíblemente aguda:

—No se te escapa una, ¿verdad? La cuestión es que ambas son partículas de mitegia, que tienen un comportamiento equivalente a la materia pura y la antimateria, pero son mucho más estables.

—No entiendo.

—La antimateria es una sustancia muy inestable y el universo no está hecho para que esta sobreviva por mucho tiempo. Por otro lado, cuando hablamos de «materia en su estado más puro», en realidad estamos hablando de mitegia con unas propiedades muy particulares.

—¿O sea que el mitegia blanco es falsa antimateria y el mitegia negro es extremadamente maleable?

—Efectivamente.

—¿Y qué determina qué tipo de mitegia se extrae de La Fuente?

—No funciona así. Las propiedades de las Magias Cósmicas dependen exclusivamente del hechicero que las use. Por ejemplo, Sebastião usa Magia de la Destrucción porque lo suyo es destruir todo a lo loco; tu tío Protogion usa Magia de la Creación, porque la elaboración de mis hechizos es más complicada.

—A ver si entendí: los hechiceros que usan magia simple pero muy poderosa, obtendrán mitegia blanco; los hechiceros que usan magia más compleja recibirán mitegia negro, ¿correcto, su majestad?

—Completamente, Xitlali. Si eres agresiva, usarás Magia de la Destrucción; si eres analítica, obtendrás la Magia de la Creación.

El mitegia blanco, debido a sus propiedades similares a la antimateria, tiende a reaccionar de forma muy violenta al contacto con la materia, por lo que los hechiceros que lo usan tienden a poseer un estilo de magia con un poder destructivo muy grande, usarán Magia de la Destrucción. El mitegia negro, materia prima de la Magia de la Creación, debido a que es mucho más maleable y poderoso que el mitegia normal, permite a los hechiceros manipularlo de formas tan increíbles en las que el único límite, es la imaginación, por lo que hechiceros con una mentalidad más serena, son los que terminan por recibirlo.

—Pero ¿Cómo puedo aprender a usar una magia cósmica?

Xitlali espera una respuesta, pero se encuentra con un lilim que toma la apariencia de cíclope, un gigante de un solo ojo de seis metros de alto, y armado con un garrote metálico lleno de pinchos afilados. Mientras ella esquiva los garrotazos del cíclope y lo ataca a distancia con sus rayos de agua comprimida, El Barón, ignorante de lo que hace su pupila, explica.

—Controlar las magias cósmicas es algo que solo aquellos con una conexión excepcionalmente fuerte con La Fuente pueden hacer, como las semillas estelares.

El término «semillas estelares» llama la atención de Xitlali:

—¿O sea que Dalila y Lucia podrían aprender a usarla? —pregunta la autómata, mientras observa atónita como el cíclope detiene todos sus ataques con una barrera mágica, al tiempo que se lanza al ataque, blandiendo su garrote, siendo obligada a huir, al ver que su técnica resultaba tan buena que no le daba oportunidad de acercársele.

—Correcto —responde el nephila—. Sus almas han reencarnado muchas veces en diferentes rincones del universo. Esto ha hecho que sus cuerpos de mitegia sean excepcionalmente poderosos. Y puedo asegurarte que lo serán aun más bajo la tutela de tu primo.

El Barón es inundado por una leve sensación de envidia. Aunque no tiene la mejor opinión de Sebastião, a quien considera un chico rebelde e indisciplinado, si admira a André, a quien ve como un líder nato, en especial al ver como ha convertido a dos hechiceras novatas en sus devotas seguidoras, ayudándoles a desarrollar sus poderes para que puedan hacer cumplir su voluntad. Aunque el anciano jerarca confía en las capacidades de Xitlali, por momentos siente que su colega, el Zar Carmesí, es un bastardo con suerte por haber elegido a un candidato con tan buenas perspectivas.

Mientras vuela sobre las casas de Arjona con el cíclope pisándole los talones, Xitlali cambia el tema con otra pregunta:

—¿Y qué hay de los nephilim y sus descendientes?

En el momento en que El Barón inicia su explicación, ella se posa en una calle abierta al sur del pueblo, donde docenas de lugareños se lanzan sobre ella cual horda de zombis, armados con palos, garrotes, machetes y hasta armas láser. Por ello, Xitlali decide «jugar un poco» y hace desaparecer su báculo, para luchar contra ellos en combate cuerpo a cuerpo usando las filosas garras de sus manos y pies.

—Verás, Xitlali, todos los descendientes de los ainírs tenemos la capacidad innata de adquirir el poder de las Magias Cósmicas. Ahora bien, lograrlo es cuestión de qué tan fuerte es tu cuerpo de mitegia. Si puedes acumular suficiente mitegia, sin usar encantamientos, obtendrás la capacidad.

—¿Es todo? —Xitlali levanta la ceja, atónita ante la simplicidad del proceso de alcanzar el poder máximo de la magia. Además, se siente decepcionada por haber acabado con sus enemigos tan deprisa.

—Si —recalca El Barón—. Recuerda que tanto las semillas estelares como los descendientes de los ainírs poseemos cuerpos de mitegia excepcionalmente grandes. Pero recuerda esto, no importa que grande sea tu potencial, si no lo aprovechas, no te servirá de nada.

—¿Qué quiere decir con eso?

—Tus poderes son grandes, Xitlali. Has estado entrenado toda tu vida para fortalecerlos. No deberías tener problemas para alcanzar el poder que buscas.

En ese instante, el cíclope aterriza a pocos metros enfrente de Xitlali, quien vuelve a invocar su báculo y lo ataca con rayos de agua comprimida, los cuales son detenidos por una barrera mágica, al tiempo que nuevos enemigos la atacan de todas direcciones. Algunos son impactados por los rayos de agua comprimida; pero dos de ellos los esquivan y se lanzan con espadas en mano a ensartarla, por lo que ella detiene al que está a su derecha con su antebrazo, y agarra el arma del que está a su izquierda. Ambos reciben una brutal descarga eléctrica que los asesina al instante, al tiempo que el cíclope aprovecha para atacar con su garrote, por lo que Xitlali hace un salto mortal a sus espaldas, cayendo a una distancia segura.

La explicación de El Barón le da una idea que le comunica al instante:

—Lo intentaré entonces. Permanezca en la línea, voy a intentar lograrlo ahora mismo.

Ansioso porque su pupila consiga el poder que ansía, el anciano nephila expresa:

—No se te olvide avisarme cuando lo consigas.

Ella sonríe.

—Así será.

El cíclope corre a toda velocidad hacia Xitlali, por lo que ella se eleva para esquivarlo. Para su sorpresa, su enemigo hace lo mismo, persiguiéndola sobre los cielos de Arjona. Ella acumula mitegia en su cuerpo hasta romper la barrera del sonido.

Su perseguidor le ha perdido la pista. Por ahora.

Ella se detiene a más de cinco kilómetros de altura, mientras acumula el mitegia suficiente para usar una magia cósmica. Para su consternación, puede ver al cíclope elevarse hacia ella a toda velocidad, con su cuerpo rodeado con un aura mística con el color de la sangre. Conforme se acerca más, ella incluso puede ver como la esclerótica roja de su ojo va adoptando un brillo amenazante, que contrasta con la esclerótica oscura, similar al negro del vacío más profundo.

El monstruo tiene sed de sangre, pero debe ser paciente.

Xitlali acumula todo el mitegia que puede sin el uso de encantamientos. Su aura azul va se va haciendo más densa hasta que ella no puede ver a través de ésta, salvo siluetas muy tenues a corta distancia. Siente como el lilim está muy cerca de ella y, aunque carece del instinto de supervivencia, hay algoritmos en su programación que le indican que debe dejar de hacer lo que está haciendo y adoptar otra acción.

Pero ella los ignora. Es el todo o nada.

Repentinamente, el cíclope está tan cerca que puede verlo alzar su garrote, listo a destruirla. Ella piensa en moverse e intentarlo otra vez. Pero entonces:

»Lo logré.

El denso mitegia de Xitlali se pigmenta de una densa oscuridad, no obstante, puede ver claramente a través de éste, como si estuviera detrás de un vidrio polarizado. El cíclope tiene su garrote justo sobre su cabeza, pero ella logra crear una barrera eléctrica justo a tiempo, que lo hace rebotar y retroceder unos pocos metros, como si hubiera golpeado una pared de acero.

»No tengo tiempo para esto.

Ella extiende su báculo y acumula mitegia negro, en forma de esfera de electricidad de unos pocos centímetros de diámetro sobre la punta de éste.

»Luz Oscura: Rayo de la Muerte.

Dicha esfera se transforma en un fino rayo de energía negra, el cual atraviesa el pecho del cíclope, destruyendo su corazón y perforando su columna vertebral hasta salir por su espalda. No teniendo suficiente con eso, Xitlali maniobra un poco su báculo para hacer que su hechizo corte verticalmente al lilim en dos partes, demostrando una saña y sed de sangre que no se corresponde con su expresión serena.

Tras verlo caer, Xitlali contempla como los relámpagos negros surcan su garra izquierda y a través de su cuerpo. El nuevo poder que ahora posee en sus manos la llena de una alegría tal que no puede evitar dejar escapar una tímida risita, la cual no pasa desapercibida para El Barón:

—Por El Cuarteto, ¡¿acabo de escucharte riendo?!

Incluso con todas las modificaciones que Protogion hizo en su cerebro para devolverle las emociones, Xitlali, al ser una autómata modificada por Axtreion para ser un arma sin emociones, apenas si es capaz de expresarlas. Por tal razón, aunque debería estar saltando de la alegría por haber desbloqueado su nuevo poder, solo puede expresar este sentimiento con leves gestos de felicidad.

—Así es, su majestad. Conseguí invocar la Magia de la Creación. El máximo poder de la magia, ahora está en mis manos.

La revelación hace que el nephila suelte una muy satisfactoria carcajada:

—¡Excelente! ¡Sabía que podías lograrlo, Xitlali! Ahora tú podrías llegar a ser tan fuerte como Sebastião.

—¿En serio dice eso? —a Xitlali le resultan difíciles de creer esas palabras.

—¡Definitivamente! Tienes el poder para convertirte en la próxima Jinete de la Guerra. Tu tío debe estar orgulloso de ti.

Las eufóricas palabras de El Barón desvelan su favoritismo y confianza en su candidata, aunque los elogios hacia Protogion le provocan una grata sorpresa, aunque sin saber cómo expresarla, termina soltando un comentario algo brusco:

—Pensaba que le desagradaba mi tío.

Entendiendo las limitaciones de su pupila, El Barón no se molesta con ella, sino que responde educadamente, sin resentimientos:

—Yo desconfiaba de él por ser hijo del Emperador. Pero al ver que su compromiso con nuestra causa es genuino, me di cuenta de que, no importa quien sea su padre, Protogion de Eta Efevrétis es un hombre de palabra. De hecho, es algo que tú tienes en común con él.  

—¿Usted cree eso? —pregunta Xitlali mientras concentra la humedad del ambiente en esferas de agua, las cuales se van cubriendo de mitegia negro, tan denso que, al combinarse con el agua, dan la impresión de que esta autómata estuviese manipulando su propia sombra.

—Definitivamente, Xitlali. Ambos descienden del Emperador de los Atlantes, ambos usan Magia de la Creación, y ambos tienen una gran pasión por la ciencia. Si no fuera porque el imbécil de Axtreion es tu ancestro, juraría que eres su hija.

Mientras El Barón explica, docenas de paramilitares atacan a Xitlali con sus armas de fuego, solo para ver como sus disparos son absorbidos por las esferas de agua negra.

—Muchas gracias, su majestad. Él ha sido para mí el padre que nunca tuve, y estoy muy agradecida con los Heigui por acogerme como una más de ellos —responde Xitlali con gran felicidad, mientras que dispara rayos de agua comprimida desde las esferas de agua negra que perforan las cabezas de sus atacantes. Pese a su estado de ánimo, solo logra exteriorizarlo con una sonrisa leve.

Al caer sus enemigos, ella hace chocar la base de su báculo contra el piso y los caídos por su mano, se levantan como zombis bajo su control.

Cuando pensaba cortar la comunicación con El Barón, ambos escuchan una gran explosión a pocos metros de distancia que los pone en estado de alarma. De hecho, el anciano nephila, preocupado por su pupila no tarda en preguntar:

—¡¿Qué fue eso?! ¡¿Estás bien?!

—Por ahora —responde la nicaragüense, con cierta inflexión en su habla—, pero unos cuantos refuerzos no vendrían mal.

El nephila descifra las señales verbales que le envía su pupila y de inmediato asume que está preocupada, por lo que pregunta:

—¿Por qué lo dices? ¿Qué pasa? ¡¿Dime, Xitlali?!

Para no preocuparlo más, ella opta por dejarlo en la incertidumbre:

—No se preocupe, su majestad, le llamo después. Lo prometo.

La comunicación se corta y la autómata frunce el ceño. Alguien de su pasado se encuentra justo enfrente de ella.

—Es un hecho: si quieres hacer algo bien, hazlo tú mismo. Y pensar que invertí tanto tiempo y dinero en preparar a Misael para matarte, solo para encontrarme con este fracaso.

—Axtreion de Iota Polemistís —Xitlali pronuncia el nombre del hombre frente de ella con desgano—. ¿Qué hacés acá?

El nephila ríe y la señala desafiantemente:

—¿No es obvio? He venido a castigarte por tu traición.

—Lo siento, pero no estoy de acuerdo.

Sin que Axtreion se dé cuenta, el lilim cíclope que Xitlali asesinó hacía unos minutos, es revivido como un zombi, listo a destruir al enemigo de su ama con su garrote.

Pero en un alarde de poder, el nephila invoca una serie de ráfagas de viento cortante, sin moverse, con las que descuartiza al desdichado lilim, sacándolo definitivamente de su miseria.

Al ver algunas de las vísceras del cíclope caer cerca suyo, Axtreion deduce que se trata de un lilim que ella revivió, algo que lo hace exclamar:

—¡¿Nigromancia?! Jamás pensé que Protogión pudiera crear un arma capaz de revivir a los muertos y masificarla entre sus soldados. Ese bastardo nos ha causado nada más que problemas.

Xitlali ríe en sus adentros. Aunque la suposición de Axtreion de que ella puede usar magia para revivir a los muertos es gracias al báculo de nigromante que porta, es correcta; su conclusión de que fue creado por Protogión, debido a su uso por las fuerzas especiales brasileñas, es totalmente errónea.

Pero no será ella quien le haga caer en su error:

—Si, ha sido mi tío el que me ha proporcionado esto y muchas mejoras más.

Axtreion suelta una sonora carcajada, mientras invoca su arma:

—Hace un momento, asesiné a un tipo que creyó que podía ganarme. Admito que fue muy divertido luchar contra él, pero no era un dios.

El ego inflado del nephila lo hace revelar el detalle —implícitamente— de que él asesinó a uno de los refuerzos que Xitlali esperaba con ansias. Y sin señales de más apoyo, está consciente de que tendrá que enfrentar a su ancestro por su cuenta.

Por ello, no duda en invocar a sus zombis, invocar su aura oscura, la cual irradia la confianza en sus nuevos poderes y que no duda en restregar sobre el nephila:

—Sigue clamando tu falsa divinidad, Axtreion. Fallaste en matarme a mí y a mi primo Sebastião, así que me encargaré de enviarte a La Fuente en honor al doctor Metreveli. Que los Dioses Brujos devoren tu alma por todo lo que me hiciste.

Las palabras de la nicaragüense desconciertan a Axtreion. El tono de su voz deja escapar no solo el profundo odio que ella le tiene; también revela un sentimiento que nunca había visto en ella: confianza.

Pero esto no lo intimida:

—¿Dices que vas a enviar mi alma a La Fuente?

Él se cubre de una brillante aura blanca. La traidora arrogante debe sufrir un castigo ejemplar:

»Yo digo que no.

El inevitable choque entre el príncipe atlante y la desertora insurrecta ha dado inicio.

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[1] En georgiano (ხანძარი: განადგურება) «Fuego Fatuo: Aniquilación».

[2] En griego (Θεϊκή Παρουσία) «Presencia Divina».

[3] En georgiano (ხანძარი: აღსრულება) «Fuego Fatuo: Ejecución»

[4] En georgiano (ხანძარი: კამარის სული) «Fuego Fatuo: Alma de Kamar». Kamar es una diosa de la mitología georgiana e hija de Ghmerti, señor del cielo y rey de los dioses del panteón georgiano. Su aspecto es el fuego sagrado del Sol.

[5] En georgiano (ხანძარი: კვესკნელი) «Fuego Fatuo: Kveskneli». En la cosmogonía georgiana, Kveskneli es el inframundo, siendo este el hogar de todos los monstruos que asolan la Tierra. Tras la evangelización amenista, se asoció este nombre con el infierno.

[6] En georgiano (ხანძარი: მამბერი შუაგული) «Fuego Fatuo: Prole de Mamber». Mamber es el dios georgiano de los lobos, aunque también se lo asoció con la agricultura. Con la evangelización amenista, se lo asoció a San Teodoro de Amasea, un santo guerrero de dicha religión.

[7] En georgiano (ხანძარი: ღმერთის რისხვა) «Fuego Fátuo: Ira de Ghmerti». En la cosmogonía georgiana, Ghmerti era el rey de los dioses y habitaba en el Zeskneli (ზესკნელი) el mundo superior, que tras la evangelización amenista del país, se lo asoció con el Cielo, al tiempo que Ghmerti pasó a ser un análogo de Yaldabaoth, el dios amenista.

[8] En griego (Ακτίνα Θείας Δόξας) «Fogonazo de la Gracia Divina».

Cruz de la Anarquía, símbolo de la religión arxorista
Mapa del Departamento de Bolívar (Colombia). Nótese la cercanía de los municipios de San Juan Nepomuceno y Arjona con Cartagena.




21-DIOSES Y MONSTRUOS

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