17-CRÓNICAS DE LA RETAGUARDIA II

 


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Abril del año 2049.

Canaán es un país muy especial. Único entre los países del Medio Oriente, su religión mayoritaria no es el taslim[0] sino el arxorismo, que es profesada por el 90% de su población de 30 millones de habitantes, los cuales viven en un territorio de 98 mil kilómetros cuadrados, compuestos por cuatro repúblicas: Israel, Líbano, Palestina y el Sinaí, convirtiéndolo, con una densidad poblacional de 306 habitantes por kilómetro cuadrado, en el segundo país más superpoblado de la región, solo superado por el reino insular de Baréin.

Aunque se sabe que el arxorismo existía desde hace miles de años, esta religión se desarrolló por primera vez en Fenicia —hoy parte de Canaán, cuyas ciudades estado fundaron colonias por todo el Mediterráneo, extendiendo su religión por todo el mundo antiguo. Más aun, su colonia más famosa, Cartago, se independizó hasta convertirse en el primer imperio arxorista de la historia[1]. Esto convierte a esta religión en el principal hilo conductor que conecta al pueblo cananeo con su pasado fenicio, del cual se sienten muy orgullosos.

Siendo las cuatro de la tarde, la Princesa y el Zar Carmesí caminan tranquilamente por las playas de Tiro, una de las ciudades más importantes del país, que entre otras cosas, es uno de los principales destinos turísticos del Mediterráneo, razón por la cual es posible ver a muchos extranjeros —principalmente brasileños— junto a los propios cananeos, disfrutando de las playas, ubicadas al sur de la ciudad:

—He estado en muchos países a lo largo de mi vida, algunos de hecho, ya no existen. Pero Canaán siempre tendrá un lugar especial en mi corazón. ¡Aquí hay de todo! Sitios nocturnos, lugares bonitos que visitar, hermosas vistas, playa, brisa, mar, y una religión que no abusa de sus creyentes —expresa con alegría la Princesa, ya que, entre otras cosas, es domingo y no tiene nada que hacer, salvo relajarse y descansar.

Debido a ello, viste únicamente un bikini blanco de dos piezas, que deja al descubierto su escultural figura, cultivada tras innumerables batallas, al tiempo que frota su cabellera pelirroja con puntas verdes, el cual lleva corto hasta la nuca. Ella tiene un elaborado tatuaje en su espalda, compuesto por un dragón tribal de tres cabezas, posado sobre una tablilla llena de runas alienígenas, siendo estas, iguales a las que estaban grabadas al interior del Palacio de la Revolución en Venezuela.

—Eso sin contar su particular historia. Quién iría a pensar que la tierra de los fenicios llegara a crear uno de los imperios más grandes de la historia. Lo cual, si me lo preguntas a mí, nos viene al pelo —menciona el Zar Carmesí con un toque de ironía, mientras toma dos latas de cerveza, una en cada mano, aunque solo está tomando la que está en su derecha.

El arxorismo logró extenderse a todo el mundo gracias a que durante más de un siglo, Tiro fue el centro de un imperio medieval que abarcó desde la Península Ibérica al oeste hasta Afganistán al este, y desde las estepas del Volga al norte hasta Mesopotamia al sur. Éste imperio, conocido como la asafía de Tiro, propició una labor proselitista que extendió el arxorismo por todos los rincones de la Tierra. No es coincidencia que los principales centros de peregrinaje y lugares sagrados de esta religión se hallan en Canaán.

—Así es, mi estimado amigo vampiro. Además de que Tiro es precisamente, la ciudad santa del arxorismo. Si hay una ciudad en el mundo que podría llamarse «la capital mundial de la magia», es esta —señala la Princesa, quien en un movimiento relámpago, le quita al Zar Carmesí la lata de cerveza que tenía en su mano izquierda, la cual empieza a saborear con gusto.

Tiro, ciudad portuaria al sur del país, es la ciudad santa del arxorismo, que acoge a los principales templos de esta religión, así como a su liderazgo religioso, razón por la cual no hay un barrio de esta ciudad que no posea un templo arxorista. Esto también ha causado que Tiro posea una de las mayores concentraciones de hechiceros per cápita de todo el mundo, con la práctica totalidad de sus 170 mil habitantes siendo practicantes, en mayor o menor grado, de algún tipo de magia, razón por la cual no es extraño ver a personas volando por los aires.

—No solo eso, podría decirse que Tiro es la tierra prometida: una ciudad segura, bien cuidada, no demasiado cara y con unas vistas espectaculares. —agrega el Zar Carmesí, quien está vestido solo con una pantaloneta playera y una camisa, ambas de color blanco, el jerarca de la orden disfruta del suave sol vespertino mientras saborea una cerveza enlatada y siente como la brisa marina recorre su larga cabellera y barba.

Al igual que las principales ciudades cananeas, Tiro es una ciudad rica, con una baja criminalidad, casas en muy buen estado, edificios pintorescos —la mayoría, hoteles de lujo— y calles bien pavimentadas por las que transitan muchos automóviles de fabricación brasileña, ya que la superpotencia sudamericana es el principal socio comercial de Canaán.

—Todo Canaán es un paraíso —aclara la Princesa—. No podemos decir lo mismo de sus vecinos, que odian a muerte este país. En fin, la envidia los carcome.

Debido a que es el único estado arxorista del Medio Oriente, sus vecinos, gobernados en su mayoría por monarquías absolutistas y dictaduras corruptas, guiadas por una interpretación religiosa extremista del taslim, han declarado en muchas ocasiones querer borrar a la «nación hereje» de la faz de la Tierra, la cual es, además, el país más desarrollado y estable del mundo árabe.

De hecho, la Princesa y el Zar Carmesí se detienen por un rato, a contemplar las ruinas de un buque de guerra cerca de las playas de Tiro, hundido hace un año cuando Siria intentó, con la ayuda de las monarquías del Golfo Pérsico, ocupar el país por tierra, mar y aire, con el pretexto de que el Líbano, una de las repúblicas de Canaán, fue separado arbitrariamente por los franceses en 1923. La invasión fue repelida en un mes, seguido de un contraataque cananeo que llegó incluso a bombardear Damasco. Esto resultó en un tratado de paz humillante, en el que Siria debió abandonar para siempre sus reclamos territoriales sobre el Líbano, ceder su armada de guerra, y reducir su ejército a no más de 70 mil hombres, a cambio de que Canaán no ocupara ningún territorio sirio.

—¡Y cómo no! —exclama el Zar Carmesí con una sonrisa, mientras da el último sorbo a su cerveza—. Desde aquí hemos dado forma al mundo en estas últimas décadas. Recuerdo que tú, el Barón y yo dirigimos el golpe de estado que montó a Protogion, sin movernos de Canaán.

La Princesa ríe.

—Por supuesto, mi estimado colega. Protogion nos facilitó el control de todos los bancos y la industria militar del Brasil, inyectamos todo el dinero que necesitó para fortalecer su economía, mientras nos encargábamos de purgar a esos molestos políticos corruptos que solo nos hacían perder el tiempo. Hecho eso, diseñamos una política imperialista para extender nuestra influencia por el mundo entero. ¿Quién dice que las segundas partes son malas?

El golpe de estado del 2000 fue la consolidación de la alianza, entre Protogion de Eta Efevrétis y la Orden del Libro Verdadero. Mientras el príncipe nephila es la cara visible del «Milagro Brasileño», sus socios se encargarían de controlar los sectores clave de la economía brasileña, al tiempo que una purga de sectores contrarios al nuevo gobierno se inició, dejando en el poder solamente a aquellos comprometidos con la causa. Tras un proceso que tardó 20 años, Brasil, ahora convertido en potencia mundial, inicia una política exterior agresiva, involucrándose en los asuntos mundiales con cada vez más frecuencia, ganando aliados por todo el mundo.

—Y mientras tanto, la religión arxorista se expande por todo el planeta. Esta es la guerra santa entre el monoteísmo atlante y la religión verdadera —expresa el Zar Carmesí.

Conforme los tentáculos de Brasilia se hacen más largos, el arxorismo se va extendiendo con ellos, expandiéndose por cada lugar que toca, siendo una parte fundamental del poder blando[2] del país sudamericano. Por ende, no es coincidencia de que en todos los países en los que Brasil tiene influencia, hay una significativa —y creciente— población arxorista.

—Y no olvides lo mucho que han ayudado nuestras victorias: la de Yehua contra Harkotian en Ciudad de México; la derrota de Danaekaia en Puerto España; el avance de Xitlali y su horda zombi en Colombia; y las de los hijos de Protogion en la Federación Amazónica. Todo ha jugado enormemente a nuestro favor —agrega la Princesa.

La guerra entre la Atlántida y la Orden del Libro Verdadero no ha degenerado en un conflicto abierto aún, gracias a que, de acuerdo con la Princesa, las victorias de los Heigui contra los atlantes, los ha intimidado hasta convencerlos de que, si van a una guerra total contra el Brasil, su victoria no está garantizada.

—¿Y qué hay de Harkotian? —pregunta el Zar Carmesí—. Ha azuzado a sus parientes en América y adoptado una política exterior más agresiva. ¿Crees que pueda convencer al Emperador de que tome la iniciativa?

La Princesa se pone seria y se toma unos segundos para responder.

—Esa es una incógnita, mi estimado amigo. Si no lo detenemos, él solo podría poner en peligro todos nuestros planes. ¿Viste ese tratado que firmó ayer Alemania con todos esos países? Es obvio que ha puesto a Axtreion, Danekaia y a Mirsaia de su lado. Tenemos que prepararnos para un ataque directo de Harkotian y sus aliados.

De todas las superpotencias mundiales, aquella que ha adoptado una política exterior más anti brasileña ha sido Estados Unidos, controlado desde las sombras por Harkotian, que tras la guerra civil de 2025-2028, no ha escatimado esfuerzos para combatir la creciente influencia brasileña por todo el mundo: mantuvo a flote a Rusia durante la Guerra de los Huérfanos, apoyó la creación de la Federación Amazónica y ha puesto bajo su alero a buena parte del hemisferio occidental.

—Ahora que lo mencionas, ¿Cuántos amigos tenemos en esta región? —pregunta el Zar Carmesí.

La Princesa pide a su colega que detengan su marcha y habla con un hombre en árabe para que le alquile una caseta —la única vacía entre las muchas que se hallan en toda la playa— con dos sillas y dos cócteles. Tras acomodarse, responde:

—Gracias a nuestra victoria en Irán, al ascenso de un emir amigo en Abu Dabi y la independencia de la Rojava, tenemos a tres amigos en el Medio Oriente. ¿Por qué la pregunta?

De los 12 países del Medio Oriente, descontando a Canaán, 3 se hallan bajo la esfera de influencia de la orden: Irán, tras el fin de la Revolución Taslimita, producto de una cruenta guerra civil de tres años —2030 a 2033—; Kurdistán, independizado en el 2036 tras la Guerra Civil Siria; y Emiratos Árabes, cuyo presidente, el jeque Kadir bin Sultan al Zayed, se ha declarado abiertamente «amigo incondicional del Brasil» tras ascender al trono en el 2045, siendo la única monarquía árabe aliada de la orden.

—Creo que el siguiente golpe de Harkotian será en uno de esos países —concluye el Zar Carmesí—. Los sirios debieron enseñarle que entrar directamente en Canaán es imposible. Es más, me atrevo a decir que ese maldito nephila está detrás de ese ataque.

—¿Crees que él sepa que nuestro cuartel general está aquí?

—No, pero es obvio que tiene sus sospechas.

Luego de recibir sus respectivos cócteles, la Princesa saborea gustosa el suyo y menciona:

—No haría daño poner a nuestros aliados sobre aviso. Movilizaré a nuestros agentes en la región para que estén alertas ante cualquier cosa que los nephilim quieran hacer.

Tras haber recordado un detalle importante, la Princesa mira fijamente a su colega con sus ojos multicolores —el izquierdo azul como el cielo; el derecho, rojo como la sangre— y pregunta:

»A todo esto, ¿Cómo le está yendo a tu candidato a jinete de la Guerra?

—Hablé con André esta mañana y me comentó que ha reunido a un gran número de guerrilleros bajo su mando, con los que ya han ocupado muchos pueblos del Delta del Orinoco. Ahora están en camino de ocupar Puerto Figuereido y, están esperando que Sebastião y Xäphía se unan a su grupo, para atacar juntos la ciudad y capturar al general Halász de una vez.

—¿Qué tal si Sebastião reclama la victoria para sí mismo? Ya sabes cómo es ese muchacho.

El Zar Carmesí ríe y tras deleitarse con un trago de cóctel, responde con un aire de arrogancia y desprecio:

—Mi candidato no dejará que ese arribista se lleve el crédito de su victoria. Sebastião es poderoso, pero es demasiado arrogante e inmaduro para ser el jinete de la Guerra. No está listo.

La Princesa pensaba decir algo, pero cuando su colega vampiro decide hacerle una pregunta, declina y deja que sea él quien tome la palabra:

»¿Cómo va el ataque a Cartagena?

—Hablé con el Barón ayer y me dijo que Xitlali, su candidata a jinete de la Guerra, está teniendo muchos problemas para llegar hasta allá. Esa región está plagada de paramilitares y milicias amenistas, a los que se les ha unido la guardia personal de Xiomara Cardozo. ¿Quieres echarle una mano?

Sin pensarlo dos veces, el jerarca vampiro de la orden replica:

—Por supuesto. De hecho, tengo a la agente indicada para ello.

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Abu Dabi, 7:00 PM.

En algún lugar de la capital de los Emiratos Árabes, se está llevando a cabo una ceremonia, en un recinto cerrado lo bastante grande como para albergar cómodamente a las más de cuarenta personas allí presentes. Dicho lugar no cuenta con iluminación natural, pero sus paredes negras están plagadas de una escritura extraña, idéntica a la del tatuaje de la Princesa, que brilla intensamente, cambiando constantemente de color y siendo esta la que otorga luz a un lugar que, de otro modo, estaría en la oscuridad total. El techo además posee cuatro grandes ojos que parecen observar amenazantemente todo lo que pasa allí.

Además, a cada lado, hay estatuas de ángeles de ambos sexos con espadas desenvainadas, simulando una calle de honor, cuyos ojos brillan con el mismo patrón de las runas y coronados con halos hechos de mitegia, solo realzan el aire tétrico del lugar.

Todos los presentes están ataviados en túnicas negras y máscaras de arlequines de todos los colores posibles, con cruces de la anarquía empastadas en sus pechos y sosteniendo antorchas de fuego místico, con todos los espectros de luz conocidos, lo cual delata las «llamas» como mitegia en su estado más puro.

De entre todos, destaca Zarina Arshavina, quien al ser sacerdotisa arxorista ordenada, viste con una túnica blanca y, está ubicada tras una gran cruz de la anarquía empastada en la pared.

Como las ceremonias de iniciación arxoristas se presiden en la lengua materna del iniciado, ella la promulga en árabe:

—Damas y caballeros, estamos aquí, con los Dioses Brujos y sus heraldos ainírs de testigos, para la iniciación de uno de nuestros grandes aliados que, a costa de un gran riesgo para su persona, ha tenido el valeroso gesto de unirse, en esta gran y noble comunidad arxorista.

—Alabados sean los Dioses Brujos y sus ángeles —recita ominosa y unánimemente la romería de fieles.

De entre los presentes, una persona se quita la máscara y baja su capucha, revelando que es un hombre de barba recortada y con una cicatriz en su pómulo derecho.

Zarina entonces lo señala y le ordena:

—Kadir bin Sultán al Zayed, jeque de Abu Dabi y presidente de los Emiratos Árabes, acércate.

El jeque es un hombre corpulento, cuyos dos metros de alto y mirada amenazante, le otorgan un aire intimidante, reforzado por su túnica negra, que lo hace ver como un apóstol de un culto pagano. Su presencia es levemente mitigada por el hecho de tiene los ojos tapados y es la única persona que no tiene empastada la cruz de la anarquía, revelando su estatus de iniciado, por lo que tiene que caminar con cuidado para no tropezarse.

Como Zarina solo tiene un metro sesenta de altura, tiene que elevarse mágicamente del suelo para poner su mano en el pecho del iniciado, quien se detiene de inmediato y se pone de rodillas en su presencia, ante lo cual ella menciona:

»Kadir bin Sultán al Zayed, ¿aceptas abandonar las cadenas que te atan a este mundo?

—Acepto —el jeque afirma con firmeza.

—¿Aceptas dar la espalda al falso dios, en todas sus encarnaciones, que esclaviza, tortura y ordena el genocidio de sus propios súbditos para su entretenimiento personal?

Kadir duda por un instante, ya que, hasta ese día, había sido un taslimita devoto y no le resulta fácil dar ese paso. No obstante, recordar la identidad real de aquel que ha llamado «Dios» toda su vida, hace que su convicción se haga más fuerte:

—Acepto.

Zarina dibuja una sonrisa siniestra, mientras continúa la ceremonia:

—¿Aceptas recibir el regalo de los Dioses Brujos y tener el poder de alterar tu destino, según tus propios designios?

El prospecto de convertirse en hechicero es algo que nunca se le había pasado por la cabeza, en especial porque hasta su llegada al poder, la práctica de la magia estaba castigada con la pena capital. No obstante, cae en cuenta de que, tras conocer de primera mano su naturaleza, ha aprendido que esta es la clave que salvará a su pueblo de ser esclavos del Emperador de los Atlantes:

—Acepto.

Zarina da la señal a los presentes de que se acerquen a Kadir y lo guíen hasta el centro de la habitación, tras lo cual ella declara:

—Siendo así, los Dioses y sus heraldos te pondrán a prueba. Si tu voluntad es débil, tu alma será su alimento; si tu voluntad es fuerte, serás bienvenido.

Tras un chasquido de sus dedos, los presentes arrojan sus antorchas sobre Kadir, quien inmediatamente es cubierto por las llamas místicas que van consumiendo todo lo que tocan.

Contrario a los nephilim, lilims, y vampiros, los humanos no tienen la capacidad innata para realizar magia, por lo que, para convertirse en hechiceros, requieren de un cuerpo de mitegia, esto es, una especie de alma mágica que les permite conectarse con La Fuente. Los Dioses Brujos generalmente aceptan a todos los que quieren recibir este poder, pero si juzgan a alguien que duda en si debe recibir o no su regalo, harán que su cuerpo físico y su alma sean convertidos en mitegia, el cual termina por convertirse en su alimento.

—¡AAAGH!

No obstante, las llamas alrededor del jeque Kadir lentamente van siendo absorbidas por su cuerpo, y una cruz de la anarquía se va dibujando en su mano derecha, la marca de los Dioses Brujos que identifica a todo arxorista en el mundo.

Como parte final de la ceremonia, todos los presentes desnudan sus respectivas marcas, las cuales están ubicadas en diferentes partes de sus cuerpos. La de Zarina se halla en su lengua y en el instante en que el cuerpo de mitegia es formado, todas las marcas brillan al unísono, al tiempo que los ojos en el techo, que representan a los Dioses Brujos, brillan con intensidad inusitada, simbolizando la bienvenida del jeque Kadir al culto arxorista, quien, maravillado por el nuevo poder que ahora posee, expresa:

—Está hecho. Cuando la magia inunde la Tierra y este mundo llegue a su fin, los Emiratos Árabes la recibirán con los brazos abiertos.

Recientemente, los jerarcas de la Orden del Libro Verdadero han dado la directriz a sus agentes por todo el mundo, de convertir a la religión arxorista a los líderes mundiales afiliados a su causa, ya que, de acuerdo con sus palabras «el fin está cerca», frase de connotaciones apocalípticas, pero cuyo contexto, más allá del liderazgo de la organización, es actualmente, un completo misterio.

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[0] En árabe (تسليم, lit. sumisión) es la religión mayoritaria del Mundo Árabe y la segunda religión más grande del mundo. Ocupa el lugar del islam de nuestro mundo.

[1] De hecho, la santa patrona de Cartago, Tanit, era una manifestación de Mitaos’tarái, la Diosa Bruja del Deseo.

[2] Término acuñado en relaciones internacionales para describir la capacidad de un actor político, como por ejemplo un estado, para incidir en las decisiones de otros. Está formado por tres componentes: cultura, valores políticos y políticas. Brasil ha vendido su modelo progresista y su religión arxorista a otros países para alinearlos con su política exterior.


Cruz de la Anarquía, símbolo sagrado del arxorismo. Todos los arxoristas la llevan tatuada en alguna parte de sus cuerpos.



Mapa del Medio Oriente (en portugués) para el 2049. Nótese que Kurdistán se independiza de Siria y que Israel, Líbano, Palestina, y el Sinaí son un solo país: Canaán. Además, Nueva Roma está compuesto por Turquía, Grecia, Armenia, y Chipre, siendo éste un estado arxorista, heredero del legado del Imperio Romano de Oriente. Por último, Ubar ocupa el lugar que correspondería a Arabia Saudita, ya que ese país no fue fundado por la Casa de Saud, sino por otra dinastía, ligada a Yahirel de Fi Ágios.




16-CRÓNICAS DE LA RETAGUARDIA I

 

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Marzo del año 2049.

Situada a 528 kilómetros al oeste de Bogotá y en plena costa del Pacífico, Buenaventura es una ciudad dividida en dos partes: las comunas continentales, ubicadas al oeste de la ciudad, y la isla de Cascajal —de poco más de 20 kilómetros cuadrados—, al este.

Aunque son parte de la misma ciudad y se hallan conectadas por un puente, la parte continental —donde viven tres cuartas partes de sus habitantes—tiene la apariencia de una ciudad sencilla, con edificios no muy altos, calles pequeñas y abarrotadas debido a la mala planificación urbana; mientras que en la parte insular —hogar de un cuarto de la población— es donde las huellas del progreso son mucho más evidentes, con tierras ganadas al mar, edificios altos, calles más abiertas, un crecimiento urbano mejor planificado, y donde se ubica la fuente de mayor riqueza de la ciudad: el puerto marítimo.

De hecho, Buenaventura es el puerto más transitado de Colombia, con la mitad de su tráfico comercial pasando por esta ciudad. Esto le ha permitido a esta ciudad crecer hasta convertirse, con sus quinientos mil habitantes, en el puerto más poblado de la Costa Pacífica, la segunda ciudad más grande del departamento del Valle del Cauca y, la sexta ciudad más grande del país.

A dos meses de su exitosa misión en Puerto Carreño, la presidenta del congreso de Colombia, Harriet Drake, y su novia uruguaya, Eclipse Lusinyan, fueron a descansar a Buenaventura, el fortín electoral de la senadora de origen pitcairnés. Como todos los fines de semana, ellas van a su apartamento en la isla de Cascajal, el cual cuenta con una amplia terraza que otorga una espectacular vista hacia el malecón de la ciudad, una zona turística y sitio de esparcimiento para los bonaverenses[1].

—Ama, sigo sorprendiéndome de cómo han cambiado las cosas en este país desde la primera vez que llegué aquí. Buenaventura solía ser muy violenta, pero esta mañana se me dio por vichar[2] y comprarme una nueva muda de ropa, y no se me pararon ni las moscas —relata animadamente Eclipse, quién está sentada en un sillón en la terraza de su apartamento.

La uruguaya se recuesta en el sillón y abre sus brazos, para que Harriet contemple sus nuevas adquisiciones: unos lentes de sol redondos de color violeta; una chaqueta blanca que llega hasta sus rodillas, está hecha de una lana artificial que es más fresca de lo que parece y, está adornada con pequeñas joyas de amatista incrustadas en esta, que dan la impresión de que brillara; un conjunto de top y short grises; un par de zapatos blancos de tacones cortos, con incrustaciones de amatista, que le dan un aspecto místico a su ya exótica apariencia, al ser ella una hechicera albina.

Harriet, quien viste con un traje verde oliva de inspiración militar, está de pie y en frente de ella, observa gustosa la adquisición de su novia, al tiempo que explica:

—2045. Cómo olvidar ese año, mi bella sirviente —ella se lanza de espaldas al sillón, aterrizando justo a la derecha de Eclipse—. Era un país mucho más violento y enojado. La gente quería derrocar a los amenistas, pero nadie sabía cómo.

Durante los años finales del régimen amenista, la situación de orden interno en Colombia era tan preocupante, que el gobierno había perdido el control de varias partes del país, sumado a la violencia política y la creciente pobreza, llevaron al pueblo a rechazarlos de forma contundente y, a que voces a favor de un viraje más democrático e inclusivo, se empezaran a escuchar con mucha más fuerza.

Eclipse hace un paréntesis y empieza a frotar sensualmente el pelo lavanda de Harriet quien, tras su ataque a la Ciudadela del Llano, ha empezado a usar el pelo corto hasta la altura de la nuca y ha dejado de ocultar sus marcas de mitegia, por lo que la uruguaya menciona:

—Por cierto, me encantó como vos te zafaste de ese juicio político. Saliste más limpia que vagina de monja.

Harriet ríe de forma siniestra:

—Mi vida, ya sabes cómo son las cosas aquí en Colombia: si tienes suficiente dinero e influencias, serás intocable. Es más, hay un dicho que nunca pasa de moda «la justicia es para los de ruana[3]».

A finales de enero, Harriet Drake fue víctima de un juicio político llevado a cabo por miembros del partido de Lázaro Gómez. Ellos querían acusarla de genocidio por la matanza en la Ciudadela del Llano, en la que cayó muerto su jefe político, junto con otras ochenta personas, así como de obstrucción a la justicia por intentar ocultar los hechos. La revelación de que ella es una hechicera, junto a otras evidencias, hicieron creer a la opinión pública de que ella sería condenada por la sala penal de la Corte Suprema de Justicia, incluso proyectándose que la votación sería de seis contra tres, lo cual dejaría a la orden sin uno de sus principales alfiles, en un país fundamental para sus planes.

—Dejáme adivinar —Eclipse formula su teoría— ¿Les pagaste a esos magistrados para que cambiaran su voto?

—Exactamente —Harriet confirma con absoluto descaro—. De hecho, ellos dos ahora deben estar en las playas de Recife con todos los gastos pagos, cortesía de la Orden del Libro Verdadero.

Sin embargo, el día de las votaciones, a principios de marzo, el resultado fue de un sorpresivo cinco contra cuatro, a favor de la senadora Drake, quedando absuelta de todos los cargos. Los acusadores, de inmediato alegaron que ella había influido en la votación, pero sin evidencias que soportaran estos hechos, todo quedó en el aire.

Mientras consiente y felicita a su novia por mantener su reputación intachable ante la opinión pública, Eclipse relata:

—Era de esperarse. Sos demasiado astuta como para caer así. Además, la gente ya no soportaba el mismo tango, de los mismos de siempre hablando de religión, castrochavismo y de combatir a la extrema izquierda, mientras el país se caía a pedazos.

—Totalmente cierto —Harriet reafirma las palabras de la uruguaya—. Más de media Colombia no quiere que los amenistas vuelvan al poder, pero ellos aún siguen teniendo fuerza. Son una amenaza que debemos neutralizar a como dé lugar.

Los años del régimen teocrático son de amarga recordación para una parte importante del pueblo colombiano. Aunque hay personas que aun añoran los años en que el gobierno seguía una política teocrática, bajo una interpretación extremista de la Biblia, los partidos que eran parte de ese régimen gradualmente pierden apoyos, en favor de una nueva clase dirigente, que busca restaurar el orden y sanar una democracia trastocada por el fanatismo religioso y el extremismo de derechas. No obstante, estos grupos aun cuentan con mucha fuerza dentro del país, haciéndose cada vez más agresivos, radicales y violentos.

—Por eso digo —continúa Eclipse—. Tuvimos suerte de que quedaba gente sensata dentro del régimen, que sabían que eso no podía seguir. Por El Cuarteto, si Edward Salazar no hubiera accedido a ayudarnos, nos habría sido muy difícil tomar el control de Colombia, porque tristemente, las guerrillas eran tan malas o peor que los mismos amenistas.

—Así es, amor mío —replica Harriet—. Y es que con toda América del Sur virando hacia Brasilia, Colombia se iba a quedar aislada del resto del continente.

Antes de decidirse a tomar el control de Colombia por medios democráticos, la orden pensó en apoyar a las guerrillas, pero estas no eran fiables, por cuanto eran poco más que cárteles de la droga con un discurso político vacío, sin más ambición que el dinero. Por ello, miraron a elementos dentro del propio régimen amenista y, para su fortuna, descubrieron que había una facción dentro del mismo que desde hacía una década, planeaba cambiar el viraje fascista y teocrático de Colombia, por uno más democrático, inclusivo y secular. Cuando El Barón contactó a su líder, el por entonces senador Edward Salazar, esta facción ya contaba con un poder significativo dentro del estado; solo necesitaban un empujón para llegar a la presidencia y cambiarle la cara al país. Y la orden no dudó en dárselo, otorgándoles el apoyo económico que necesitaron para llegar al poder, convirtiéndose en el actual partido de gobierno.

Cambiando de tema, tras reparar de nuevo en las prendas de su novia, a Harriet se le da por preguntar:

»Amor, una pregunta ¿Cuánto te gastaste?

Apenada, Eclipse empieza a sonrojarse, hasta que su cara queda prácticamente roja como un tomate. Para evitar el regaño de su novia, decide «empezar a cantar»:

—Creo que fueron unos, tres millones de pesos. ¿O fueron cinco?

La respuesta desagradó enormemente a Harriet, quien de inmediato soltó un sonoro «¡WAT![4]», el cual fue escuchado en el piso inferior, seguido de un muy merecido regaño:

—Por El Cuarteto ¡¿qué te pasa, Eclipse?! En solo tres días, te has gastado diez millones de pesos, ¡solo en ropa! ¿Te has puesto a pensar cuanta tienes?

La uruguaya permanece en silencio y cabizbaja.

»Yo responderé por ti: ¡tienes como cincuenta mudas de ropa! —la pitcairnesa mira enojada al cielo— ¡Maldito seas, Lázaro Gómez! ¡Mira lo que le hiciste a mi novia! Fui una tonta por dejarte ir de mi lado. ¡Fui una tonta!

Durante los tres meses que vivió en Puerto Carreño con el senador Lázaro Gómez, Eclipse desarrolló un vicio por comprar de manera compulsiva. Como allá trabajó de modelo y debido a los considerables ingresos del agente atlante, este se desarrolló sin control. Harriet llegó a enterarse de que, en un mes, llegó a gastarse cien millones de pesos en trivialidades como ropa nueva, accesorios, productos de belleza y hasta un auto último modelo, que terminó estrellando contra otro auto en Puerto Carreño y cuyas reparaciones debió pagar el senador, solo salvándose de la muerte gracias a su magia.

—No, por favor, Harriet —Eclipse se baja del sillón, se pone de rodillas frente a su novia y la toma de las manos—, por lo que más quieras, no te molestés, que yo he sido la culpable. Es que esos tres meses que pasé con ese lilim fueron toda una eternidad sin vos. Me siento asqueada e insatisfecha. El solo acordarme que tuve que estar con él en la ca…

Las pocas veces que su novia la llama por su nombre a secas, son una señal evidente de que sus súplicas son muy serias y le vienen del alma, por lo que recupera la calma, pone suavemente su mano en su boca para evitar que siga recordando una experiencia tan amarga y, sintiendo la necesidad de recordarle a ella algo hermoso, menciona:

—Mi bella sirviente, ¿te acuerdas como eras tú el día en que nos conocimos?

Recordar el día en que conoció a Harriet, es la experiencia más grata en la vida de la uruguaya, por lo que, con una gran sonrisa, responde:

—Como olvidarlo: fue en el 2038. Yo era una mina[5] muy insegura porque en el colegio se burlaban de mí por mi apariencia y porque me gustan las chicas. No comía bien, me odiaba a mí misma por lo que era, y hasta me cortaba los brazos cuando me sentía triste. En resumen, era un desastre emocional. Fue entonces cuando El Barón convenció a mis padres para llevarme al Brasil, a entrenar magia y completar mis estudios. Una vez allá, me juntó con vos.

De niña, Eclipse Lusinyan era una persona mucho más insegura y temerosa de lo que es ahora. Víctima de matoneo en su colegio por ser albina, lesbiana y muy alta —hoy en día mide 1,85 metros—, sus padres tuvieron que sacarla de ahí para evitar que la carga psicológica acumulada, siguiera creciendo hasta llevarla al suicidio. A los catorce años, El Barón fue hasta Montevideo, capital del Uruguay, y convenció a sus padres de llevársela al Brasil, donde él trabajaría arduamente para enseñarle magia y mejorar su autoestima, para lo cual la emparejó con una de sus pupilas más brillantes: Harriet Drake.

—Recuerdo bien ese día —relata la pitcairnesa entre risas—. El Barón nos presentó y dijo que eras una niña de catorce con muchos «malos hábitos» que yo debía corregir. Sabía que esa sería mi prueba final, para ver si estaba lista para los planes que tenía para mí. Puedes decir lo que sea de su majestad, pero sin duda alguna, es un gran maestro.

En ese entonces, Harriet contaba con veintiún años y había sido seleccionada por el anciano jerarca de la orden, para ser pieza clave en la infiltración del aparato estatal colombiano, pero para ello, debía probar que era capaz de inspirar a los demás. Ya había demostrado gran talento para la magia cuando fue encontrada en las remotas Islas Pitcairn; ahora debía demostrar sus dotes como líder; si era capaz de rearmar a una persona emocionalmente quebrada y darle un nuevo propósito a su existencia, estaría lista para dirigir los destinos de una nación entera, ávida de esperanzas.

—Estamos de acuerdo con que su majestad es un gran maestro, pero vos fuiste muy cruel conmigo. —la uruguaya afirma mientras su rostro muestra una expresión tierna, dando a entender que la «crueldad» de Harriet, no fue una experiencia negativa para ella, sino todo lo contrario.

—Reconozco que fue difícil y me tomó tiempo, pero valió la pena. Tuve que trabajarte sicológicamente para salvarte de ti misma, a moldearte, convertirte en una nueva persona, más fuerte, segura de sí misma y lo más importante.

La pitcairnesa corta su monólogo para darle un largo y apasionado beso en la boca de su novia, para finalmente, terminar la frase:

»Aprender tu lugar.

Para salvar a Eclipse de sus tendencias autodestructivas, Harriet tuvo que rehacer su personalidad de cero, enseñándole que el servicio, la dedicación y la perdida de ciertas libertades en favor de otra persona no es algo tan malo, si esa otra persona está dispuesta a guiarla y a tomar la responsabilidad de su vida, de llevarla por el camino correcto.

Mucho más calmada —y excitada—, Eclipse dice:

—Tiene toda la razón, ama. Le estaré eternamente agradecida por haberme convertido en lo que soy ahora. Yo…

Ella es interrumpida por Harriet, quien pone su cabeza en el piso, posando su bota en la cabeza de la uruguaya.

—Por otro lado, cometí un grave error al dejarte sola con ese rígido bastardo de Lázaro Gómez. Desde hoy, tomaré control total de tu vida. Cada cosa que hagas será bajo mis órdenes. No darás un solo paso sin que yo te lo ordene. Y lo más importante, juro por El Cuarteto, que no volveré a dejarte ir de mi lado nunca más. Perdón por ser una mala ama, Eclipse. —afirma Harriet con un tono que alterna entre el arrepentimiento, la alegría y la tristeza.

Esas palabras llegan a Eclipse, que, a pesar del vejamen a su persona, disfruta cada segundo de ello, por lo que declara:

—Acepto sus disculpas, ama. No soy nada sin usted. Seguiré sus órdenes hasta la eternidad. Yo le pertenezco.

Lo dicho por la uruguaya agrada enormemente a la pitcairnesa, quien, en un tono más exigente, demanda:

—Repítelo, Eclipse.

Y ella responde con más firmeza:

—¡Yo le pertenezco!

Pero para Harriet no es suficiente, así que presiona su bota contra la cabeza de su novia y exige:

—¡Dilo de nuevo, esclava!

Y Eclipse, buscando sacar de su mente para siempre, la desagradable experiencia de haber tenido que estar al lado del lilim Lázaro Gómez, declara a todo pulmón:

—¡YO LE PERTENEZCO! ¡SIEMPRE LE PERTENECERÉ! ¡YO EXISTO PARA OBEDECERLE!

Justo cuando Harriet tenía en mente toda serie de actos lascivos de índole sadomasoquista y hacérselos a su novia, una terrible explosión sacude el malecón, poniendo a las chicas en estado de alerta.

—¡Por El Cuarteto! ¡¿Qué fue eso?! —pregunta Eclipse mirando a todas direcciones, buscando desesperadamente el origen de la explosión, al tiempo que todas las personas allí empiezan a correr asustadas hacia todas direcciones.

Cuando un nuevo estallido se produce justo en las puertas de su edificio, así como otras más a la distancia, Harriet, que está a su derecha, le ordena que se eleven para tener una mejor vista.

Usando su magia, ellas vuelan hasta ubicarse en la azotea del edificio. Lo que ven, deja sin palabras a Eclipse, siendo su novia, incapaz de ocultar su sorpresa, menciona:

—No me la creo.

Las explosiones aleatorias se están desarrollando por toda la ciudad, pero lo más increíble es que parece que no hay nada que las está produciendo. No hay fuerza invasora aparente, no hay fortalezas aéreas ni ataques desde el mar.

Algo las está produciendo, pero ¿qué?

La pitcairnesa activa el rastreador que usó en la misión de Puerto Carreño y, tras configurarlo la opción de zum o aumento visual a distancia, observa algo que no tiene ningún sentido:

»¿La gente está explotando sin razón? ¿Qué está pasando?

Eclipse mira al cielo, directamente al sol de mediodía y, gracias al filtro de luz solar de sus lentes puede notar que hay algo pequeño que obstruye el brillo detrás del astro rey, por lo que indica a su ama que vea hacia allá.

Harriet accede y, tras configurar un filtro para la luz ultravioleta y activar el zum, puede ver las siluetas con más detalle y nota a una persona en posición de meditación y otra a su lado, por lo que concluye:

»Malditos atlantes. ¡No dejaré que destruyan mi ciudad!

Analizando la evidencia a la mano, Eclipse cree que tiene una teoría:

—Ama, creo que ya se que sucede. Esos hechiceros están enviándoles grandes cantidades de mitegia a la gente acá abajo. Como no son hechiceros, en vez de fortalecerse, explotan por el exceso de magia en sus cuerpos.

—¿Están usando un hechizo médico? ¿Y cómo pueden enviar tanto mitegia a tantas personas a la vez? —pregunta Harriet, sorprendida por lo inverosímil de la teoría de la uruguaya, y desesperada al ver que las explosiones no cesan.

—O esos hechiceros son tan poderosos como su majestad, o están usando un encantamiento.

Un método usado en la medicina mágica es la infusión de mitegia en un hechicero aliado, ya sea para devolverle la vitalidad o curarlo de heridas graves. Es un hechizo que ha sido usado desde los albores de la magia misma, pero Harriet jamás creyó posible que alguien pudiera ser tan creativo y cruel, como para usar magia curativa como un instrumento de terror.

Sabiendo que ya no hay más tiempo que perder, la pitcairnesa advierte a su novia:

—Eclipse, sé que no te gusta tomar el sol, pero debemos ir a pelear. Tómate tu tiempo y avísame cuando estés lista.

La uruguaya odia el sol ya que su piel albina se quema con mucha facilidad. Para protegerse, la cubre con una capa invisible de cristal que le otorga un aspecto inusual.

Por su parte, Harriet baja hasta el apartamento, hasta llegar al tocador cercano a su cama. Al abrirlo, se aprecian docenas de elementos como látigos, antifaces, cadenas y otros elementos usados en el sadomasoquismo, que piensa usar en su novia una vez la batalla termine.

Pero su atención se centra en un rifle de asalto, de 85 centímetros de largo, equipado con mira telescópica, y un segundo cañón de 15 centímetros de largo ubicado debajo del principal. Este rifle se halla colgado en una de las puertas del tocador. Ella toma el arma y empieza a hacerle unas pruebas rápidas, luego de lo cual, dice:

—Muy bien, lord Protogion, es hora de poner a trabajar su prototipo.

Hecho esto, va a reunirse con Eclipse en la azotea, quien la invita a que la contemple. Harriet, maravillada al ver su tersa piel, cual porcelana pulida, musita:

»Perfecta —para finalmente besarla en la boca y saltar al unísono desde la terraza hacia el aire, al encuentro con las atacantes.

Estando a poca distancia de su objetivo, Eclipse nota que la chica que está de pie es de raza negra, de contextura esbelta y vestida con una larga gabardina que le llega hasta los tobillos, un top que deja al descubierto su tonificada barriga, una falda que llega a la altura de los muslos, y botas de campaña. A juzgar por el color de sus prendas, es evidente que tiene una debilidad por el color azul índigo.

Al notar su presencia, les saluda:

Aller, aller![6] Pero qué tenemos aquí, Harriet Drake y su, boudin blanc[7].

Eclipse, quien aprendió francés en el colegio, entendió claramente el insulto y estuvo a punto de ir al ataque, pero una seña de su novia le hizo desistir. Por ahora.

—De todas las personas que esperaría aquí, nunca me imaginé que vería a una de las mercenarias de Harkotian. ¿No es así, Marie Odingar? Dile a tu acompañante que deje lo que está haciendo, ¡o yo misma le haré estallar la cabeza! —demanda la pitcairnesa con rabia. Aunque ella no sabe francés, por la expresión de odio de su novia, sabe que se ha burlado de ella, algo que no está dispuesta a tolerar.

Hay un dicho muy popular que reza «2020 fue caótico y, los nacidos ese año solo quieren ver arder al mundo». Esto se debe a la inusual cantidad de criminales internacionales nacidos en ese año, y Marie Odingar es un fiel ejemplo de ello.

Nacida en los suburbios de Paris, fue discriminada en su niñez por ser de raza negra y de raíces chadianas. Estas experiencias marcaron su visión de que el mundo era un lugar podrido que debía ser destruido hasta sus cimientos, las cuales fueron fortalecidas al ser reclutada por Harkotian de Pi Idiofiyía, cuando solo tenía 10 años. Ahora, con 29 años, es una peligrosa terrorista lilim al servicio del señor nephila, encargada de realizar ataques a gran escala, con la mayor cantidad de muertes posible.

Aller, aller —Marie posa su mano en la cabeza de su acompañante, quien automáticamente sale de la meditación, se pone de pie—. Mettre les points sur les i[8]. Ya que sobreviviste a ese juicio político, mi amo te ve como una pieza importante dentro de este gobierno, por eso quiere matarte. Y, en cuanto a ella, solo es la Arlai Número Trece. No se molesten en saludarla. —revela Marie en tono denigrante. Insultar a las personas, incluso a sus propios aliados, es algo que le va natural.

—¿Arlai? —pregunta Eclipse. El término le resulta tan extraño que asume que es de origen alienígena.

Marie ríe burlonamente:

—No me extraña que no sepas nada, reine des cons[9]. Arlai es un término en nialín y significa «familiar». Antes, era una refugiada climática que salió de Kiribati, huyendo del mar que se tragó a su país.

—Maldita seas —la pitcairnesa musita con odio tras escuchar la explicación de la lilim.

Aunque la política exterior brasileña y su fuerte énfasis en la protección del medio ambiente, logró que se mitigaran las peores proyecciones del calentamiento global, para algunos países las gestiones llegaron demasiado tarde. Uno de ellos fue Kiribati, un archipiélago en el Océano Pacífico cuya exigua elevación hizo que sus actuales territorios se hundieran en 2040, obligando a los kiribatianos a huir por todo el mundo, convirtiéndolos en los primeros «refugiados climáticos» de la historia.

»Ahora, solo es un cascarón vacío programado para obedecer mis órdenes, y con suficiente poder como para destruir esta ciudad. Como ves, Harriet, yo también puedo tener mi propia boudin.

Tal y como la francesa explica entre risas, la Arlai Número Trece es una máquina sin mente ni consciencia. Esta chica de baja estatura, contextura esbelta, piel morena, cabello gris y ojos dorados viste con un top y una falda corta de color blanco, pero los implantes cibernéticos que sobresalen de sus antebrazos, piernas y rostro, así como las líneas brillantes que surcan su cuerpo y rostro sin emociones, dejan claro que quien quiera que haya sido esta kiribatiana, ahora no es más que una máquina asesina que solo existe para matar a todo aquel que su amo le ordene. Un destino trágico para una refugiada climática, que ejemplariza el desprecio de los nephilim por las vidas humanas.

Asqueada e indignada por las acciones de los atlantes, Harriet, con sus brazos temblando de la rabia, murmura:

—Destruye.

Como si fuese un perro de presa, Eclipse obedece la orden y se lanza furiosamente contra Marie, quien, con una expresión arrogante, musita:

—Que predecible.

Para sorpresa de la uruguaya, la francesa crea una descarga de mitegia que la manda a volar en reversa muchos metros. Luego ordena a la Arlai Número Trece que mate a Harriet.

La Arlai dispara de sus ojos dos potentes rayos que son apenas evadidos por la pitcairnesa, moviéndose a la velocidad del rayo a su derecha, aunque estos pasaron raspando su brazo izquierdo, dejando una quemadura.

Harriet apunta con su rifle, pero su enemiga vuelve a disparar sus rayos, evitando que pueda tener un tiro limpio y obligándola a evadir el ataque de la misma forma. Su enemiga simplemente dispara demasiado rápido.

Incapaz de ir al ataque y siendo obligada a ir a la defensiva, la pitcairnesa empieza a preguntarse qué debe hacer, mientras la desesperación empieza a apoderarse de ella.

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Mientras tanto, Eclipse se ve obligada a usar una descarga de mitegia para detenerse, a casi doscientos metros de distancia de Marie, quien se ha desplazado justo enfrente de ella, para darle un violento puñetazo en la barriga que la hace escupir sangre. Pero antes de que salga disparada, la francesa aparece detrás de su víctima, justo para darle una fuerte patada lateral que, de no ser por su piel endurecida, habría destruido su columna vertebral.

La patada lanza a la uruguaya varios metros, que pudieron ser más de no ser porque ella usó una descarga de mitegia para detenerse. Al ver que sus costosos lentes de sol fueron destruidos, se enfurece, pero antes de ir a encarar a Marie, decide esperarla.

Entonces ella aparece justo encima, lista a darle una violenta patada de talón que la mande directo al suelo.

Pero esta vez está preparada y detiene la patada con su antebrazo. Esto alerta a la francesa, quien empieza a emitir un aura blanca para fortalecer su magia, de tal forma que manda a Eclipse directamente hacia un edificio, el cual termina atravesando varias plantas hasta finalmente caer sobre el televisor de la sala de un apartamento familiar, para total sorpresa de sus inquilinos.

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Para evitar caer en la desesperación y mientras esquiva los rayos de la Arlai, Harriet se traslada mentalmente a una lección que recibió de El Barón muchos años atrás, cuando ella solo tenía quince años. Ese día, él le advirtió que muchas veces, se encontraría con enemigos a los que aparentemente, no podría ganar, pero que no debía desesperarse, ya que sin importar lo poderosos que sean, todo enemigo tiene una debilidad que ella podría explotar.

Por ello, la pitcairnesa va acercándose gradualmente, moviéndose a gran velocidad, desapareciendo y reapareciendo en todas direcciones.

Su enemiga, incapaz de racionalizar, simplemente trata de seguirla con la mirada, algo sencillo para ella, ya que sus ojos cuentan con rastreadores digitales incorporados, por lo que incluso si se «teletransporta a sus espaldas», logrará seguirla.

Harriet continúa su plan de esquivar los rayos de la Arlai a toda velocidad. De hecho, ella empieza a cubrirse del aura negra de la Magia de la Creación para aumentar su velocidad.

La máquina asesina continúa atacando, a pesar de que su objetivo empieza a moverse más rápido. Ella formula que, en algún momento, se cansará y dejará de moverse, momento en el cual la matará.

Sin embargo, ella no presta atención al hecho de que se está acercando, muy gradualmente, a su posición. Siente que no importa de qué lado aparezca, logrará dispararle y matarla. De hecho, en ocasiones la pitcairnesa aparece a sus espaldas y gracias a su anatomía cibernética, rueda su cabeza unos 180 grados y a tal velocidad, que no le deja oportunidad de disparar con su arma.

Lo que no sabe, es que Harriet, gracias a su rastreador, ha notado un detalle fundamental: para atacar, la Arlai se tarda alrededor de 0,5 segundos para apuntar, cargar y disparar sus rayos oculares. Si logra atacarla en ese ínfimo lapso, podrá pasar a la ofensiva.

Harriet aparece cara a cara con la Arlai, quien trata de disparar, pero la pitcairnesa aprovecha la ventana de 0,5 segundos y la golpea en el rostro con la culata del rifle, aturdiéndola por unos segundos vitales, que son usados para descargar a quemarropa una ráfaga de balas de fuego mágico, que salen del cañón superior —el más delgado— de su arma, con una cadencia de 770 disparos por segundo.

Harriet usa un RA-23, que, de acuerdo con su diseñador, Protogion de Eta Efevrétis, es descrita como una «combinación entre un báculo mágico y un arma automática». Esta arma usa el mitegia de su portador y lo transforma en proyectiles cuya naturaleza depende de quién use el arma, y que pueden quebrar la mayor parte de los blindajes y defensas mágicas, sin importar quién la use.

Cuando la Arlai recibe la ráfaga mística de la pitcairnesa, empieza a sufrir temblores espontáneos, al tiempo que su interfaz visual se llena de mensajes de «desperfectos» y «daños críticos» en sus sistemas, provocados por el aumento dramático de la temperatura en sus entrañas, que provoca que empiece a quemarse cual antorcha humana para finalmente explotar, debiendo su verdugo tomar una distancia considerable para evitar ser alcanzada por la onda expansiva.

Habiendo sacado a la kiribatiana de su miseria, además de eliminar al origen de las explosiones espontáneas, la preocupación de Harriet se centra en una persona: Eclipse.

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En cuanto a la uruguaya, la aparatosa caída no le provocó heridas significativas gracias a su piel endurecida. No obstante, ella verá que ese es el menor de sus problemas.

—Bo ¡este edificio se cae!

Sin tiempo para escapar, Eclipse pide a la familia que se ubiquen debajo de ella, mientras esperan la caída de la edificación.

A poco más de cien metros sobre el suelo, Marie recita unas palabras en francés, mientras toda construcción bajo ella empieza a ser presionada por una fuerza desconocida.

No obstante, su recital es interrumpido por una gran bola de fuego de cuatro metros de diámetro, que se dirige hacia ella a toda velocidad, teniendo que usar una descarga de mitegia para disiparla, justo antes de que ésta la incinerara.

Ella fija su mirada hacia su izquierda y observa a Harriet cargando otra bola de fuego, pero de fuego negro, con el cañón inferior —el más grueso— de su arma, que ahora está surcada por líneas púrpura, lo cual hace que Marie sonría:

—Así me gusta.

La bola de fuego negro es disparada. Pero para sorpresa de Harriet, ésta es contrarrestada con un simple movimiento de manos, momento en el cual ella descubre el tipo de magia usada por la hechicera francesa:

—¿Magia de Gravedad y Magia de la Destrucción? Nunca pensé que una discípula de Harkotian profanase el poder de Nishji’tar de esa forma.

Considerada como una de las magias más poderosas, la Magia de Gravedad es el dominio del Emperador de los Dioses Brujos y, a pesar de ser quizás la más usada —por cuanto el vuelo es el primer hechizo que todos aprenden—, muy pocos han aprendido a usarla de forma ofensiva, ya que sus hechizos requieren de un control excepcional del mitegia, para así controlar las fuerzas que rigen la gravedad y usarlas para atacar. Tal es así, que se dice que aquel hechicero que aprenda a usar la Magia de Gravedad de forma ofensiva será prácticamente invencible.

Marie no media palabras, sino que altera la gravedad del ambiente para atraer toda clase de escombros a su alrededor, desarmando los edificios bajo ella y transformado sus escombros en potentes proyectiles, que Harriet tiene que destruir con veloces ráfagas de disparos.

Viendo a su enemiga desesperada, hace que la francesa empiece a extasiarse, haciendo que su aura blanca de Magia de la Destrucción se haga más intensa y, a recitar un encantamiento:

La terre est lumière, les chaînes invisibles sont brisées.[10]

Los encantamientos son un medio muy efectivo, para que los hechiceros acumulen más mitegia del que pueden manejar de forma normal. Entre más largo sea el encantamiento, más mitegia se acumula y más poderoso es el hechizo.

»Le poids est parti, tout est aussi léger qu'une plume[11]

Con cada frase, los edificios de Buenaventura se van desarmando y sus bloques se van flotando hasta el cielo, como si se tratara de globos de helio, hasta acumularse alrededor de Marie, quien a su vez los lanza indiscriminadamente hacia todos los puntos de la ciudad y hacia la propia Harriet, quien se ve obligada a lanzar frenéticas ráfagas de disparos mágicos, para desintegrar los escombros y evitar ser aplastada.

»Rien ne reste uni, tout flotte et se dissout[12].

Mucho más abajo, Eclipse se siente aliviada de ver que no tuvo que usar su fuerza de hechicera para retirar los escombros de su espalda y que la familia está ilesa. No obstante, se horroriza al ver que la francesa está literalmente desintegrando la ciudad por diversión.

La orden de su ama sigue impresa en su subconsciente. La voluntad de Harriet Drake es su voluntad.

Pero esta vez, hará algo diferente: se eleva hasta quedar a una distancia considerable, evitando que Marie la note.

—Veamos si yo puedo hacerlo también.

Eclipse extiende su brazo en dirección a la francesa y, basándose en el mismo principio que Lucia y Taylor aplican con sus hechizos de luz, ella usa el mitegia para acumular los fotones que refleja su piel de porcelana, en la palma de su mano. Pero cae en cuenta que, para penetrar en la defensa de Marie, fortalecida con la Magia de la Destrucción, requerirá de más poder del que usualmente maneja.

»Tendré que usar todo mi poder para hacer esto.

Líneas irregulares negras empiezan a surcar el cuerpo de la hechicera albina, pareciendo como si ella se hubiese transformado en una estatua viviente de mármol, al tiempo que la luz acumulada se torna negra como la obsidiana. Al igual que su ama y todos los discípulos de El Barón, Eclipse Lusinyan puede usar una Magia Cósmica —en su caso, es la Magia de la Creación—, la cual se manifiesta de diferentes formas de acuerdo con el hechicero, razón por la cual el mitegia negro no se exterioriza con un aura, sino que recorre sus venas. Ahora si está lista para devolverle el insulto:

»¡Come esto, boudin! Lanetli ışık![13]

Tal y como lo previó, Marie está tan absorta desatando la destrucción indiscriminada sobre Buenaventura, que nunca notó su presencia, ni mucho menos el rayo de luz oscura que atraviesa su cabeza hasta hacerla estallar, matándola al instante.

Con la hechicera lilim muerta, todos los escombros que surcaban los cielos caen de inmediato, mientras Harriet, aliviada y eufórica por la victoria, alza su rifle y grita:

—¡Si! ¡Así es como se lucha en la Orden del Libro Verdadero! —seguida de una ráfaga de disparos al aire.

Eclipse se acerca a toda velocidad hacia ella y cuando las dos quedan cara a cara, Harriet la recibe con los brazos abiertos para darle un caluroso abrazo.

—Esta vez si estuvimos cerca, ¿no lo cree, ama?

—Por supuesto. Tendremos que entrenar más para estar mejor pre…

Harriet se interrumpe a sí misma al notar unos ruidos que vienen del suelo. Eclipse observa y le avisa que son los mismos habitantes de Buenaventura, aquellos que estuvieron viendo todo el combate y les están agradeciendo por haberles salvado, por lo que la uruguaya dice:

—Mire, nos están agradeciendo. ¿No cree que debemos ir a saludar?

Sin pensarlo dos veces, la senadora asiente.

Las chicas lentamente descienden hasta la romería de gente que se ha agolpado sobre las ruinas de la ciudad. Ellas, evocando un par de ángeles guardianas, bajan a Tierra bañadas por la luz del sol de mediodía, hasta posarse cerca del cúmulo de personas que querían estar cerca de las salvadoras de Buenaventura. Algunos la saludan, otros le dan reverencias, mientras que no faltan los que quieren tomarse una selfi con ellas.

El baño de pueblo ha significado para Harriet Drake una sensación única. Ella recuerda el día que llegó a Colombia, desde una tierra tan remota que muy pocos pueden ubicar en un mapa. Una extranjera desconocida, que con la ayuda de El Barón y posteriormente, bajo sus propios méritos, logró ganarse un nicho en su patria adoptiva, una tierra que ha aprendido a querer como si fuera la suya propia.

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[1] Gentilicio de los habitantes de Buenaventura.

[2] De la jerga uruguaya. Significa «curiosear despreocupadamente» o «vitrinear».

[3] Es un poncho suelto sin mangas y abierto en su centro bajo el hueco donde se coloca la cabeza de quien lo viste, a manera de capote que se usa sobre otras prendas para protegerse del frio. Es muy usada en la región andina colombiana, sobre todo en el departamento de Boyacá. También se usa en los andes venezolanos, en especial el estado de Mérida.

[4] En pitcairnés «¡QUÉ!»

[5] De la jerga argentino-uruguaya. Significa «niña».

[6] En francés «¡Vaya, vaya!».

[7] En francés «morcilla blanca». La palabra boudin se usa como un insulto equivalente a «puta» o «golfa». Ella le agrega el color blanco, en referencia al albinismo de Eclipse.

[8] En francés «Para poner los puntos sobre las íes». Es un dicho que significa «para dejar las cosas claras».

[9] En francés «reina de los idiotas». Es un insulto muy popular en Francia. Su versión masculina es roi des cons o «rey de los idiotas».

[10] En francés «El suelo es ligero, las cadenas invisibles han sido rotas».

[12] En francés «Nada permanece unido, todo flota y se disuelve».

[13] En turco «¡Luz maldecida!».

Escudo de Colombia desde el fin del régimen amenista.


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