12-COMPETENCIA

 

Capítulo anterior: https://gary-d-crowley.blogspot.com/2020/06/11-consumacion.html

Marzo del año 2049.

El estado de Nueva Esparta, compuesto por tres islas que suman 1150 kilómetros cuadrados, es el más pequeño de los 20 estados de Venezuela y el único compuesto enteramente por islas. Dicho estado también es uno de los principales polos turísticos del país.

Tras haber disfrutado de los cuatro días del carnaval de Barranquilla, André, Dalila y Lucia, volvieron a la acción. Por órdenes de uno de los jerarcas de la Orden del Libro Verdadero, han llegado hasta el país sudamericano a desbaratar una rebelión encaminada a «liberar» al estado insular de la «dictadura pagana» que hoy lo gobierna.

Luego de desbaratar la rebelión antes de que comenzase, se han tirado a disfrutar de la playa El Agua, ubicada en la isla Margarita, cuya gran cantidad de carpas a lo largo de la misma, revelan que es una de las más concurridas del Caribe y de toda América del Sur. Pero, al ser media noche, esta se halla vacía, así que pueden darse el lujo desde la distancia, ver arder el barco donde se hallaban los rebeldes y descansar un poco antes de bañarse en el mar.

—A ver mis amores, yo quiero que me respondan: ¿ustedes que comieron? De Lucia, no me extraña, porque el día que no me saque un hechizo nuevo, se acaba el mundo. ¿Pero usted? André, ¿yo qué le hice para que no me contara que ahora sabe hacer esa magia? ¡Severo poder y yo no me lo se! ¡Si no me enseña a hacerlo, dejo de ser su novia ya mismo! —protesta Dalila, ya que percibe que sus compañeros se han vuelto más fuertes que ella, y no quiere sentirse rezagada.

Para la ocasión, la vampiresa, de piel trigueña, usa un suéter descaderado que deja al descubierto su tonificada barriga, una prenda que tiene empastado un pentagrama satánico, simbolizando su aceptación del remoquete de «La Diabla». También usa botas de campaña y un pantalón ajustado, adornado con cadenas decorativas y tirantes rojos que resaltan con su ropa negra, propia de la moda gótica, muy de moda entre los adolescentes de la década del 2040.

Mientras Lucia cayó en el juego de Dalila y le dirige a André una cara de preocupación, él, quien la conoce de más tiempo, solo sonríe con malicia:

—Amor, te has vuelto complaciente. Quizás te he descuidado un poco, pero prometo que mañana te enseñaré.

Dalila cambia su expresión frustrada por una sonrisa amena. André ha demostrado como manejar los caprichos de su primera novia.

—Chicos, quisiera disculparme con ustedes por lo que pasó en Barranquilla. —expresa Lucia, quien se halla de rodillas sobre una toalla tirada en la playa.

Ella usa un sensual top que deja buena parte de su torso al descubierto, una falda corta adornada con aros en la cintura, con cadenas que cuelgan de estos, y calza unas botas que llegan hasta sus rodillas, siendo el negro, el color dominante en todas sus prendas. Su estilo gótico, que coincide con el de André y Dalila, es señal inequívoca de su inclusión en su relación amorosa; sin embargo, el tatuaje de Camazotz, el «ángel maya» con forma de murciélago en su brazo derecho, indica que ella sigue, en términos generales, fiel a sus orígenes.

—¿Por qué querrías disculparte? Según recuerdo, tú misma nos dijiste que esos fueron «los cuatro días más felices de tu vida». —dice André, extrañado, quien está echado en una silla playera, a la izquierda de la humana.

Amante de la elegancia, usa una larga gabardina sobre un traje negro de inspiración victoriana, que realza su origen aristocrático, dado por ser el hijo biológico de un príncipe atlante, mientras que su corbata color celeste, es indicativo de su maestría sobre el hielo.

—¿Y cómo no? Si ella bailó, tomó, jaló risa hasta jartarse, conoció y se tomó fotos con la reina del carnaval. Sin contar que los tres tuvimos tanto sexo que empañamos las lámparas del hotel… Ja. Lucia, en esos cuatro días, usted se corrompió tanto que, si ahora pone un pie en una iglesia, la quema. —expresa Dalila entre risas.

Lucia suelta una fuerte carcajada, admitiendo tácitamente esa afirmación, y agrega:

—No me refiero a eso, sino a lo que intentaron hacer después de nuestra primera noche juntos.

—¿Convertirla en vampiro?

—Sí, Dalila. ¿No sé qué pasó? Bebí de su sangre, pero nada sucedió.

André empieza a frotar cariñosamente la cabellera verde de Lucia, mientras explica su teoría:

—Muñeca, ya hablamos de eso. Creo que tiene que ver con tu habilidad de regeneración. El vampirismo es producto de un virus mágico que altera el ADN humano. Cuando convertí a Dalila, mi sangre alteró su cuerpo y mente, haciéndola más fuerte y…

—¿Violenta? —Lucia toma abruptamente la palabra, mientras se retuerce de placer.

—Si. El virus básicamente convierte a una persona común y corriente en una máquina de matar, armada con el poder de la magia. Somos la respuesta a los lilims de la Atlántida: nos hacemos fuertes, pero nuestra voluntad sigue intacta. —replica André, mientras cede su turno a Dalila, quien empieza a frotar sensualmente a la humana.

—Y gracias a los poderes de Taylor, sus anticuerpos deben estar a tope, así que no puede enfermarse. O sea, no puede ser convertida en vampiro. Mala suerte hermanita. Nunca será parte del club de los amos de la noche.

Tras escuchar lo dicho por la vampiresa, la humana hace una expresión de sorpresa. Y sentimientos encontrados también:

—Vaya, lo de que no me puedo enfermar, está bien nítido, pero malo que no pueda ser como ustedes.

Tanto André y Dalila notan que Lucia ha quedado triste y cabizbaja, por lo que él le pregunta:

—¿Qué te sucede?

—Quisiera vivir por siempre, con ambos. Por eso quería que me convirtieran. Pero ahora, voy a tener que conformarme con seguir siendo humana, envejecer y…

—Eso no va a pasar —Dalila la interrumpe—. Hay muchas cosas que son un misterio en relación con sus poderes. Es posible que la mantengan viva por siempre.

—¡¿Y si no es así?! —la guatemalteca exclama con preocupación.

La colombiana pone su mano en el hombro de ella y declara:

—Tenga paciencia, hermanita, que cuando llegue el gran día, usted podrá compartir la inmortalidad con nosotros.

Un rayo de esperanza se posa en el alma de la humana:

—¿Lo prometés?

Dalila le regala una tierna sonrisa y declara:

—Lucia, a usted la queremos mucho. No la vamos a dejar morir.

—Así es, muñeca —agrega André—. Somos un trío inseparable, juntos para toda la eternidad.

Las declaraciones de los vampiros le robaron una sonrisa a la humana. Su confianza en ellos es absoluta.

Tras superar la crisis existencial de Lucia, Dalila nota que André se ha quedado revisando su celular, por lo que, por mera curiosidad, pregunta:

—Amor, ¿qué busca? ¿Otra china[2] más que ligar? Si la invita a nuestro grupo ya hace un harén.

El brasileño ríe:

—Ustedes dos me dan todo lo que necesito y más. En realidad, estaba analizando las cosas que vimos en ese barco. ¿Alguien se acuerda de la cantidad de propaganda a favor del general Halász que vimos allí?

Dalila y Lucia asienten al unísono; pero es la colombiana quien pregunta:

—¿Y eso por qué nos importa?

—Es probable que estos tipos hayan sido enviados por Istvan Halász o por alguien de su organización.

Recordando las acciones de André tras la batalla en el barco, Lucia pregunta:

—Vos estuviste revisando el despacho del capitán. ¿Pudiste averiguar algo?

André revisa los datos de su smartphone con más detalle, mientras responde:

—Antes de que Dalila le prendiera fuego, rescaté la bitácora del barco, pero, por alguna razón, estaba encriptada. Así que la envié al Zar Carmesí, quien contactó con uno de sus hombres, quien acabó de desencriptarla. ¿A que no adivinan de dónde zarpó?

Mientras Dalila permanece en silencio, es Lucia quien, presintiendo malas noticias, pregunta:

—Ni idea, André. Ilústranos.

—Ese barco zarpó desde Puerto Figuereido, el mayor puerto de la Federación Amazónica.

Con cierta frustración, Dalila pregunta:

—¿Y eso en qué nos ayuda?

André sonríe con malicia:

Menina de pouca fé[3]. Si eso es cierto, significa que Halász está buscando expandir sus operaciones más allá de Colombia, por lo que necesitaría de coordinar estas operaciones desde una base más…  segura.

Lucia mira con preocupación a André, ya que su intuición le dice que él tiene una idea… alocada:

—¿Estás pensando que él está en la Federación Amazónica?

—Muñeca, me leíste la mente. —el brasileño confirma sus sospechas, lo cual motiva una airada protesta de parte de la guatemalteca:

—¿Tenés idea de lo peligroso que eso suena? ¡Estaríamos en pleno territorio enemigo!

Pero Dalila no comparte sus preocupaciones, y con ironía, replica:

—Ay hermanita, ahora no me salga culicagada. André, si se quiere meter allá de frente y poner ese país patas pa’rriba, cuente conmigo pa’ las que sea y como lo quiera.

Entendiendo que requiere de convencer a Lucia de seguir su plan, André toma suavemente su barbilla y le ruega:

—Vamos muñeca, no seas mala con nosotros. Aunque Dalila y yo podríamos hacer un buen trabajo, no sería lo mismo sin ti.

Lucia se sonroja y sonríe tímidamente.

»Debes pensar que estos vampiros chiflados te llevan a un peligro tras otro, pero ¿Qué sentido tiene la vida si no hay riesgos? Además, las emociones fuertes son lo que da vida a una relación como la nuestra. ¿No lo crees?

Lucia cae en cuenta que, desde el momento en que se involucró con André y Dalila, ha sido literalmente arrastrada a una guerra que recién está comprendiendo y en la que su vida ha estado en peligro muchas veces. Sin embargo, también recuerda que jamás se ha quejado por esta situación, sino todo lo contrario:

—Para serte sincera, siempre me ha parecido divertido que ustedes me guíen y yo siga sus órdenes sin dudar. Después de todo, he vivido más cosas en el poco tiempo que llevamos juntos que en toda una vida, y por eso, les estaré eternamente agradecida. —replica Lucia con una voz sensual.

—Yo sé que sí. —sentencia André, justo antes de besarla en la boca.

Luego del beso, ambos juntan sus miradas, pensando en dar rienda suelta a su lujuria, pero Dalila, inesperadamente, agarra del pelo a Lucia hasta poner su cabeza en sus piernas, frotar lascivamente su cabello y decirle:

—Usted es de los dos. Que no se le olvide.

A lo que Lucia, tras treparse sobre la vampiresa, responde:

—Yo nunca he estado en contra de eso.

Y las chicas conectan sus labios con pasión desmedida. Dalila ordena a su hermana que la desvista y esta empieza a quitarle la ropa, para luego hacer lo mismo.

Pero, justo cuando ya estaban semidesnudas, André, aprovechando que ellas están distraídas y, haciendo uso de su magia, concentra una bola de agua marina sobre sus cabezas, hasta hacerla colapsar para mojarlas por completo. Ellas lo miran con furia y notan que él se ha desvestido, quedando solo con una pantaloneta playera y, con una sonrisa pedante, declara:

—¿Quieren venganza? ¡Pues vengan por mí!

Y corre hasta el mar mientras ríe descontroladamente. Dalila y Lucia se miran las caras. No hubo palabras, solo un cruce de sonrisas cargadas de sensualidad y una afirmación silenciosa.

Es entonces cuando ellas corren hasta el mar en su encuentro y, aprovechar la soledad de la playa para dar rienda suelta a sus deseos carnales, bajo la luz de la luna llena.

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Al día siguiente.

Pese a estar a solo 12 kilómetros de las orillas del Mar Caribe, al estar ubicada en un valle de montaña irregular que se encuentra entre los 870 y los 1443 metros sobre el nivel del mar, Caracas no presenta las altas temperaturas que se pueden ver en otras ciudades a la misma latitud, por el contrario, disfruta de un clima más templado. De hecho, para el día de hoy, nubes de lluvia cubren el sol de las diez de la mañana, con unos agradables veinte grados de temperatura.

Asimismo, al ser la capital de Venezuela y su principal centro económico, es también su ciudad más grande y rica, por lo que pueden verse muchos rascacielos y grandes avenidas en la parte más alta del valle. No obstante, los cerros que rodean la ciudad están llenos de barrios marginales, aunque muchos de ellos actualmente se hallan en ruinas. Incluso en sus zonas más pudientes, es frecuente ver docenas de edificios en proceso de reconstrucción, como si la ciudad estuviera sanando heridas de larga data.

Por una de sus avenidas, además de la gran cantidad de automóviles de fabricación brasileña con motores de hidrógeno, que inundan las calles venezolanas, ahora transitan una caravana de autos, compuesta por cuatro camionetas blindadas y un vehículo modificado, recientemente comprado por Sebastião Heigui para que sirva de transporte personal.

Dicho vehículo es un bus de dos pisos, de diez metros de largo y cuatro de alto, de color negro y al que se le ha agregado blindaje antibombas, por lo que sus ventanas han sido reemplazadas por gruesas placas metálicas. El conductor puede el camino ver gracias a un sistema de cámaras instalado fuera del vehículo, y que le permite ver el exterior en pantallas de alta resolución. Al contrario que el resto del parque automotor brasileño no funciona con hidrógeno, sino con un tipo de combustible desconocido.

En cuanto a su interior, en el piso inferior hay operarios sentados en computadoras, mientras que el piso superior tiene una sala de reuniones, donde hay docenas de guardias armados al tiempo que Sebastião se halla sentado en un cómodo sillón en la parte trasera, y con las piernas sobre una mesa, observando las pantallas virtuales que le permiten ver el exterior del vehículo en un radio de 360 grados. No obstante, adentro es tan oscuro que se necesitan de luces en el techo para poder iluminarlo.

Él se halla recostado en un gran sillón y con las piernas sobre una mesa, mientras su maestra, Xäphía Niö’sánhi, está a su derecha, tomándose una botella de agua saborizada y criticando la adquisición del ostentoso medio de transporte:

—¿Ochenta millones de reales[4]? ¿Era necesario que gastaras tanto dinero en comprar esta cosa? No puedo creer que hayas insistido a tu padre que te armara este cacharro. ¡Y baja las piernas de la mesa! Recuerda lo que te dije: modales, muchacho. Mo-da-les.

De mala gana, Sebastião pone los pies en el piso, gruñe y, para desquitarse, rebota el argumento de su acompañante:

—Maestra, soy el primogénito del patriarca de la Casa Heigui y futuro Jinete de la Guerra. Si voy a visitar a un jefe de estado, debo presentarme con estilo.

Xäphía se ríe con disimulo y replica:

—Una cosa es tener estilo; alardear sin razón, es otra historia.

No queriendo tener una guerra argumental con ella, Sebastião cambia el viraje de la conversación: con las pantallas virtuales enfrente suyo, observa la gran presencia militar en las calles, pero lo que le causa curiosidad, son los elaborados grafitis y murales pintados a lo largo y ancho de las paredes y edificios de Caracas, así como un símbolo religioso que le resulta familiar:

—Maestra, ¿a quién están dedicados estos murales? Hay un rostro que se repite en todos ellos. ¿Y por qué aquí tantas cruces de la anarquía? O sea, nunca había visto un país donde hubiera tantos templos arxoristas fuera de Brasil.

Sebastião menciona esto, ya que acabó de ver un tempo que debería ser una iglesia, pero en vez de contener cruces amenistas en su exterior, tenía un extraño símbolo con forma de cruz invertida, con brazos con punta de flecha y de cuyo centro —en el cual hay un triángulo invertido, rodeado de con un ojo— surgen cuatro más pequeños en diagonal, rodeados de un aro trenzado. Este es conocido como la cruz de la anarquía y es el símbolo del arxorismo, la religión que tiene a los Dioses Brujos como sus deidades.


Cruz de la Anarquía

—Estos murales están dedicados a Anabel Tamimi, la presidenta de este país y, la persona que solicitó tu presencia. Y el hecho que aquí adoren tan abiertamente al Cuarteto, es obra suya. —replica Xäphía, quien aplasta la botella de refresco vacía, la lanza a la caneca cerca suyo y, al ver que ha caído dentro, hace una seña para celebrar sus dotes de basquetbolista aficionada.

—¿Con que esa es la presidenta? ¿Acaso es el mesías o qué? ¡Está por todas partes!

Su afirmación viene del hecho de que, en buena parte de los murales, Tamimi aparece en toda clase de posturas dramáticas: saludando a las masas sobre una colina sosteniendo un rifle; ataviada cual soberana de un reino de fantasía, aparentemente haciendo magia; liderando tropas hacia la victoria mientras cabalga sobre un tapir; y en uno en particular, es iluminada por el sol mientras sus fieles la alaban como si fuese su diosa.

—La gente aquí la ve así desde que acabó la guerra civil. Ya puedes ver, por la cantidad de edificios en proceso de reconstrucción, que su influencia ha ayudado a sanar las heridas de este país. El gobierno de Tamimi ha logrado asociar al amenismo con los tiempos de crisis y este pueblo, desesperado por un nuevo comienzo, aceptaron el arxorismo sin demasiados problemas. Tras tantos problemas, los venezolanos solo quieren volver a empezar.

Esa frase le trae recuerdos a Sebastião:

—Papá me mencionó que, de todos los países de América del Sur, Venezuela es el que peor la ha pasado: la Revolución Bolivariana, liderada por el coronel Hugo Chávez, hizo a este país tocar el cielo. Pero durante los últimos años de su gobierno, se desató una crisis económica que él logró sortear, pero no fue posible contener tras su fallecimiento. Una crisis que degeneró en inflación incontenible, éxodos masivos, delincuencia rampante, hambrunas… Otros países habrían desaparecido en situaciones similares, pero este, de alguna forma, logró sobrevivir.

Sebastião resume la situación caótica que ha sufrido Venezuela desde la primera década del Siglo XXI: la Revolución Bolivariana, con Hugo Chávez a la cabeza, tras su llegada al poder en 1999, consiguió situar a su país en una posición de liderazgo regional, incluso compitiendo con Estados Unidos por la influencia sobre los demás países de la región. No obstante, al morir Chávez en 2013, la economía venezolana se desplomó de forma incontenible, provocando una crisis humanitaria propia de un país en guerra. Una situación que junto a la pandemia del COVID-19, obligó a millones de venezolanos a huir de su país. La situación llegó a ser tan grave que para el año 2022, año en que la vacuna llegó a Venezuela, el país llegó a perder una cuarta parte de su población.

—Es verdad, muchacho. Pero no olvides el enunciado de la ley de Murphy: si algo malo puede pasar, pasará. Ja, y vaya que pasó. —enuncia Xäphía, entre la ironía y el pesar.

—¿Qué tan mal se pusieron las cosas aquí?

—Muy malas, Sebastião. Muy malas: hastiados de décadas de crisis, un grupo de militares mataron a Nicolás Maduro, el sucesor de Chávez, y la gente, agotada de la crisis, los apoyó; pero otros no. Fue ahí cuando este país literalmente se hizo pedazos y la guerra civil empezó.

Tras el fin de la pandemia, Venezuela terminó con una devastación propia de un país en guerra, donde las hambrunas eran frecuentes y era común ver a personas muriéndose de hambre, incluso en las calles de la capital. Pese a las gestiones del gobierno de Nicolás Maduro, la crisis se agudizó hasta tal punto, que un grupo de militares de alto rango asesinan al presidente en el año 2026.

—¿Guerra civil? —el brasileño suelta una pregunta retórica— Recuerdo esas cosas, muy vagamente. Era un niño en esa época, pero aún me acuerdo qué papá lo mencionaba mucho, contigo y los demás líderes de la orden. Pero ¿por qué empezó?

Al comprender que tendrá que dar una respuesta muy detallada, Xäphía cruza las piernas, se pone cómoda y relata:

—Cuando tienes a un pueblo cansado de sufrir y lleno de armas, tienes un cóctel para el caos. El gobierno de Chávez, preocupado por la polarización política y la creciente violencia de los opositores, empezó a armar a sus seguidores y a agruparlos en Colectivos, que se encargarían de defender la revolución de sus enemigos. Cuando matan a Maduro, estos grupos empezaron a combatir contra los militares y, como asumo que no eres tonto, sabrás como se pusieron después.

Tras el asesinato del presidente Nicolás Maduro, se estima que alrededor del 60% de la población venezolana poseía algún tipo de arma de fuego. El magnicidio provocó que sus seguidores, impulsados por los Colectivos, se lanzaran a las calles a exigir el ajusticiamiento de los militares. Sin embargo, un sector importante de la población apoyaba a los militares y ambos bandos se enfrentaron por todo el país. Eventualmente, grupos dentro y fuera de Venezuela dieron su apoyo a uno u otro bando, aportando dinero, armas o logística. La guerra civil venezolana había empezado.

Insultado por la presunción de Xäphía, Sebastião replica:

—Maestra, ¡no soy tonto!

Pero Xäphía agacha la cabeza, arruga la cara y empieza a negar con la cabeza en señal de frustración. Luego dice:

—¿Qué te he dicho de no caer en las provocaciones, Sebastião?

El joven cae en cuenta que el pequeño insulto a sus expensas era una prueba de su maestra. Y había la había fallado miserablemente:

—Lo siento. Me dejé llevar.

Xäphía suspira para expulsar el pequeño desengaño, mira de frente a su pupilo y explica:

—Muchacho, si quieres llegar a ser el sucesor de tu padre, no basta con que seas el más fuerte en la batalla. Tienes que aprender a ser un gran líder y para eso, es fundamental que aprendas a no dejarte llevar por las provocaciones.

—Entiendo. No volverá a pasar.

—Eso espero. No vayas a hacerme quedar mal.

—Pero, maestra, hay algo que nunca me quedó claro: ¿Cómo Anabel Tamimi se convirtió en presidenta?

—Bueno, ya que recibiste una invitación personal de ella, dejaré que seas tú mismo quien se lo preguntes.

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Una hora después.

Uno de los símbolos del renacimiento de Venezuela es el Palacio de la Revolución, un castillo de fachada rojiza con un estilo arquitectónico ecléctico, que combina una estructura inequívocamente gótica, similar al de los castillos construidos en Europa del Este, pero adornada con diseños precolombinos, que reflejan la fusión de culturas en América Latina. Este castillo fue construido en parte con los escombros del Palacio de Miraflores, la antigua sede del gobierno venezolano que fue destruida durante la batalla final de la guerra civil. El castillo se halla mirando a una plaza —la Plaza de la Concordia— de diez kilómetros cuadrados y detrás del mismo, hay un pequeño bosque de once hectáreas, antes conocido como el Parque Miraflores, hoy llamado Parque de las Tres Potencias y en el que las malas lenguas afirman, se realizan toda clase de rituales mágicos a deidades paganas durante la noche.

La caravana llega a su destino y para deleite de Sebastião, es recibido junto a Xäphía —y sus guardaespaldas— con una calle de honor, hecha con una gran alfombra roja que guía hasta la entrada del palacio y los guardias presidenciales, siempre vestidos con sus tradicionales uniformes rojos de la guerra de independencia, pero, extrañamente, todos usan lentes de sol.

El joven Heigui, tras observar de lejos el estilo arquitectónico del castillo, murmura:

—Juraría que el conde Drácula se ha mudado a Caracas.

Ellos se bajan del vehículo blindado y, en vez de ser recibidos por la presidenta Tamimi, un sujeto alto y de pelo desordenado de color blanco que, a juzgar por sus facciones y acento, parece sacado de algún lugar de Europa Oriental, pero, a pesar de lucir de la misma edad del joven Heigui, usa un uniforme verde oliva de general del ejército venezolano y, el hecho que también use lentes de sol, son rasgos que intrigan al brasileño.

—Lady Niö’sänhi, príncipe Sebastião, bienvenidos a Caracas. La presidenta Tamimi se excusa por no recibirlos, pero ella se encuentra en una reunión muy importante, así que me pidió que los llevara hasta su despacho. Ella los atenderá allá. —explica amablemente el general.

En contraste con su formalismo, Xäphía toca amistosamente los brazos del oficial y, cruzando miradas con una sonrisa, dice:

—Heorhiy Moiseyovich Nimni, maldito trotamundos. Deja de ocultarte, que estás en confianza.

El joven general sonríe y se quita los lentes de sol, revelando sus ojos carmesíes con pupilas felinas, por lo que Sebastião pregunta:

—¿O sea que eres uno de los camaradas del Zar Carmesí?

A lo que Heorhiy, con un tono más informal, responde:

—Así es, joven. Le he servido desde el año 1875. Pasé 4 años viviendo en las calles de Odesa, huérfano por el único pecado de haber nacido arxorista, hasta que él me recogió y me convirtió en vampiro. Le ayudé a formar la Unión Soviética, a exterminar a los reaccionarios del Ejército Blanco, a luchar contra los enemigos del comunismo y a expandir a nuestra especie por toda la Tierra. Incluso después de nuestra derrota, le seguí al exilio hasta que la orden nos acogió. —explica Heorhiy con gran orgullo, demostrando una lealtad absoluta al jerarca vampiro y, un odio visceral contra sus enemigos.

Con apenas once años, el arxorista ucraniano Heorhiy Nimni tuvo que aprender a valérselas por sí mismo. Su familia, asesinada por una turba de fanáticos amenistas en 1871, fue parte de los miles de víctimas de la campaña dirigida por el zar de Rusia, que buscaba culpar a los arxoristas de los males de su agonizante imperio. Cuando llegó la Revolución Rusa, Nimni, ya como vampiro, se convirtió en un comunista convencido y héroe de guerra al ayudar a pacificar a su natal Ucrania, tras purgarla de los numerosos enemigos del bolchevismo. Con el nacimiento de la Unión Soviética, disfrutó de una posición privilegiada hasta su disolución. Mantenerse leal al Zar Carmesí todo ese tiempo, incluso en sus momentos más aciagos, le ha garantizado una posición privilegiada en la Orden del Libro Verdadero, cuando el jerarca vampiro y sus hombres fueron acogidos por ésta.

La explicación de Heorhiy motiva que Sebastião intervenga:

—¿O sea que todos ustedes son vampiros?

—Así es, príncipe Sebastião —aclara Heorhiy—. Venezuela es territorio de los vampiros. De hecho, nuestros mejores soldados y los principales líderes políticos de este país son vampiros. Este país es nuestro.

Esa revelación hizo que el brasileño, con cierta arrogancia, razonara:

—De modo que eres quién realmente está al mando aquí, ¿cierto? Apuesto a que todos los vampiros de este país pueden trazar su origen hacia ti.

Sorprendido por la perspicacia de Sebastião, Heorhiy suelta una carcajada, y aclara:

—No exactamente. Soy mariscal de la orden y asesor de inteligencia de la presidencia, aunque en la práctica soy el co-presidente de Venezuela. No obstante, mi autoridad es igual a la de la presidenta Tamimi, pero no superior. Síganme, hay muchas cosas que quiero mostrarles.

Al ingresar al castillo, Sebastião y Xäphía observan que la arquitectura de éste es muy diferente a su exterior: el lobby, de más de cincuenta metros de diámetro, donde la calle de honor hecha por los guardias se extiende hasta una puerta de metal negro —la cual se halla en el centro de otras dos puertas similares—, sobre la cual hay un gran escudo de armas venezolano hecho de oro sólido. Extrañamente, las puertas negras son el único acceso disponible hacia los pisos superiores.

Los visitantes, sobre todo el brasileño, quedan impresionados por la fastuosa arquitectura del interior del castillo: sus paredes son de un blanco inmaculado con bordados dorados y sus pisos están hechos de mármol negro, generando un contraste agradable a la vista, mientras que el techo, de color negro y decorado con estrellas doradas que simulan un cielo nocturno lleno de constelaciones, está adornado con candelabros de cristal con un marcado estilo árabe que cuelgan de éste. Llama la atención que en las paredes hay bustos revestidos en oro de los próceres de la independencia, los padres fundadores de la patria venezolana.

—¿De dónde salió el dinero para construir todo esto? Si pudieron construir un castillo tan lujoso, no me extraña que este país se haya convertido en la «Espada de la Orden». —dice Sebastião.

—El dinero es algo que nunca falta en la Orden del Libro Verdadero, príncipe Sebastião —explica Heorhiy—. Proveímos al estado venezolano de miles de ayudas una vez ganamos la guerra, en el año 2035. Los jerarcas de la orden, usando a los bancos brasileños como testaferros, han inyectado millones y millones de reales a la economía venezolana, al tiempo que empresas brasileñas han realizado inversiones por todo el país. Fuimos nosotros quienes les dimos a los Colectivos el… empujón que les permitió alzarse con la victoria. De hecho, aquí llaman este periodo «El Carnaval de los Reales».

La frase de Heorhiy tiene un doble sentido. No solo hace referencia a la moneda brasileña, sino que también tiene un sentido coloquial: en Venezuela, un «real» es una forma castiza de decir «dinero», de forma similar que en otros países usan palabras como «plata», «lucas», o «pasta».

—Así es —complementa Xäphía—. De hecho, mientras literalmente convertimos al Brasil en un imperio, transformamos a Venezuela en una potencia militar, que nos sirva de apoyo para proyectar nuestra influencia por el Caribe.

—¿Por qué Venezuela? —pregunta Sebastião— Hay otros países en mejores condiciones que pudieron usar para esa tarea, en vez de reconstruir este.

El punto del joven Heigui, viene del hecho de que considera un esfuerzo innecesario el crear una maquinaria militar que sirva a los intereses de la orden, en un país arruinado por años de crisis y guerra civil, cuando ese esfuerzo podría haber sido invertido en otro país en mejores condiciones.

—Resulta que Chávez usó el petróleo de Venezuela para construir alianzas con los países del Caribe. Mientras les daba petróleo a precios muy bajos, éstos se alineaban con su gobierno. Durante la guerra civil, estos envíos se suspendieron y los países caribeños terminaron por declararse neutrales. Cuando la economía venezolana empezó a reactivarse, tuvimos la excusa perfecta para empezar a cobrarles de forma más… justa y alinearlos con nuestros intereses. Todo aquel que se negara a aceptar nuestras condiciones, sería invadido por la armada venezolana. Y claro, si surgen problemas con las potencias leales a la Atlántida, siempre podremos escudarnos detrás de su padre, Lord Protogion y el poderío del Brasil. —explica Heorhiy, con la malicia propia de un político de carrera.

El brasileño cae en cuenta que, la razón por la cual Venezuela pasó de ser el país más pobre del mundo, a toda una potencia militar en menos de una década, ha sido gracias a las obscenas cantidades de capitales inyectados por los jerarcas de la Orden del Libro Verdadero, dueños en la sombra de toda la economía brasileña, la más grande del hemisferio occidental, quienes entre 2035 y 2042, desembolsaron alrededor de 5000 millones de reales a las paupérrimas arcas venezolanas, una suma equivalente a la usada por Estados Unidos para reconstruir Europa tras la Segunda Guerra Mundial. De esta forma, y usando los tratados que la Revolución Bolivariana firmó con los países caribeños, Venezuela tuvo la excusa perfecta para intervenir en ellos, sirviendo a su vez a los intereses del Brasil, entrelazados a los de la Orden del Libro Verdadero.

Al acercarse a la puerta negra, se nota que está adornada con lo que Sebastião describe como «runas alienígenas», escritas artísticamente en bajorrelieve sobre éstas. La puerta se abre automáticamente ante él y sus acompañantes, revelando que es un ascensor, que el ucraniano explica, los llevará hasta el último piso, donde se ubica el despacho de la presidenta Tamimi.

Tras menos de un minuto, el ascensor se abre, revelando el último piso del castillo, el cual, contrario al lobby, es un pasillo relativamente ancho, adornado con dos murales que coinciden con la gran longitud del pasillo, los cuales causan curiosidad en el brasileño, siendo su guía ucraniano quien los explica:

—El mural de la izquierda, explica el ascenso, auge y caída de la Revolución Bolivariana, desde la llegada de Hugo Chávez al poder, su apogeo, decadencia, y el magnicidio de Nicolás Maduro por parte de los militares; el de la derecha, como los Colectivos, liderados por Anabel Tamimi, y herederos de la revolución, triunfaron sobre los militares en la guerra civil y procedieron a reconstruir Venezuela. Dos historias que cambiaron para siempre la historia de esta tierra.

El pasillo termina en una puerta dorada, custodiada por dos soldados del ejército que, al igual que la guardia de honor, son vampiros que tras saludar militarmente a Heorhiy, abren la puerta y amablemente piden a los visitantes que entren.

—Vaya, ni en mis mejores años he tenido una habitación como esta. —dice Xäphía, impresionada por las inusuales características del despacho de la presidenta venezolana.

El despacho de Anabel Tamimi contrasta con el diseño tradicional del resto del castillo, y es el sueño mojado de un fanático de la ciencia ficción: una habitación semi circular de veinte metros de diámetro, cuyas dimensiones hacen sentir insignificantes a los que se adentran allí. Su techo, de un negro tan profundo que simula el vacío del espacio exterior, está adornado con docenas de lámparas con forma de aros que dan la impresión de ser pequeñas estrellas, pero su luz es tenue y oculta la presencia de los visitantes. Las paredes, de cuatro metros de alto, están recubiertas con baldosas proyectoras, perfectas para videoconferencias —como la que ella está llevando a cabo ahora mismo—. Tanto su escritorio como el sillón en el que está sentada, están hechos por luz sólida de color rojo, lo cual deja sorprendidos a Sebastião y Xäphía, quienes murmuran si tal cosa es real.

Pero, lo que realmente llama la atención es el piso, el cual es de una loza negra, en el que se ve —gracias a que está hecho con una cerámica que magnifica hasta la luz más tenue— un gran símbolo en el centro, pero este no es el escudo de armas venezolano, sino una estrella tartésica o de ocho puntas, con un círculo en su centro y cuatro estrellas más pequeñas de cinco puntas, ubicadas en los cuatro puntos cardinales de la estrella más grande.


No queriendo interrumpirla, los visitantes se limitan a observar desde las sombras, cómo Anabel —quien se encuentra en la parte más iluminada del despacho— discute con sus interlocutores, a quienes Xäphía identifica como los presidentes de Trinidad y Tobago y Granada:

—Así como los jerarcas de la orden les han dicho, la estrategia de Mirsaia de Omega Áÿlos de adelantar la Operación Nuevo Mundo, ha resultado ser un fracaso. Su apuesta, por consolidar la influencia de la extrema derecha, ha llevado a ese país a una decadencia incontenible, lo cual juega enormemente a nuestro favor. —explica la presidenta Tamimi calmadamente, pero haciendo gestos extraños con los brazos, que por momentos restan seriedad a su discurso.

—Entendemos eso presidenta, pero por favor, debemos tomarnos esto muy en serio. No quiero que pase lo mismo que en el 83. Aceptamos el apoyo de la orden a cambio de convertirnos en república. Hemos arriesgado la credibilidad de este gobierno para seguir su plan, y no quiero que todo acabe como los del New Jewel. —expresa el presidente de Granada su preocupación y busca hacerle ver, de la forma más educada posible, a su homóloga venezolana que se tome la coyuntura con más seriedad.

Desde el año 2040, Granada se convirtió en una república, tras un referendo en el que el país eligió, de manera abrumadora, dejar de tener al monarca británico como jefe de estado. No obstante, la oposición alega que los resultados fueron manipulados y denuncian la presencia de asesores brasileños durante las elecciones, lo cual ha caldeado los ánimos en las calles del país y se esperan marchas a favor y en contra del referendo, un clima de inestabilidad que revive los aciagos momentos de la invasión estadounidense a Granada: en el año 1979, el Movimiento New Jewel llega al poder e instala un gobierno de carácter socialista y alineado con los intereses de la Unión Soviética. Pero los Estados Unidos, no queriendo otro gobierno alineado a Moscú en su «Patio Trasero», invaden el pequeño país insular en 1983, derrocando al New Jewel, e instalando un régimen más afín a sus intereses.

—Exacto —explica el presidente trinitense— Agradezco la labor que la Orden del Libro Verdadero y en especial, al ejército venezolano, por traer estabilidad a mi país, pero no quiero ver tropas estadounidenses en Puerto España.

La presidenta Tamimi sonríe con malicia y, consciente de que es el momento de mostrar un poco más de seriedad, empieza a gesticular de forma más moderada y aclara:

—Señores, puedo asegurarles que la orden está consciente de la amenaza que representa el poderío militar estadounidense. Pero, tengan en cuenta esto: cuando Brasil compró a los Países Bajos sus territorios ultramarinos, ellos estaban más preocupados por recuperar el orden dentro de sus fronteras que de detener la operación. Mientras Harkotian, buscando recuperar el control de sus dominios, se desentendía de los asuntos de la región, Danaekaia estaba demasiado intoxicada como para actuar, tanto así que ni se enteró que cuando Estados Unidos estaba en guerra, Puerto Rico aprovechó la coyuntura para independizarse. Y si bien Estados Unidos se recupera, ahora tenemos el poder para contrarrestarlos.

En el año 2040, los Países Bajos, necesitados de dinero para actualizar su sistema de diques —el cual resultó ser muchísimo más caro de lo que inicialmente habían planeado— y no desaparecer por la subida del nivel del mar, vendió las islas de Aruba, Bonaire, Curazao, San Eustaquio, Saba y Sint Maarten, al Brasil, lo que le dio a la superpotencia sudamericana acceso al Mar Caribe. Sin embargo, el gobierno estadounidense, en ese momento en medio de una crisis política, no mostró interés alguno en detener la operación; al contrario, en Washington dejaron que Puerto Rico declarara su independencia ese mismo año, con el argumento de que la isla antillana era «demasiado costosa de mantener», con lo cual, en solo un año, Brasil ganó suficiente poder como para amenazar la posición de los Estados Unidos como la potencia dominante en la región.

—¿Significa que aún tenemos que preocuparnos por una retaliación estadounidense? —pregunta el presidente de Trinidad y Tobago.

—Harkotian de Pi Idiofiyía no es tonto. Ahora que ha logrado estabilizar a Estados Unidos, será cuestión de tiempo para que se haga más agresivo. Pero, contamos con una ventaja.

—¿Cuál, presidenta Tamimi? —pregunta el presidente granadino.

—Nadie en el Clan de la Atlántida, ni siquiera él, sospecha que tenemos un plan, que va más allá de toda esta ofensiva geopolítica. Seguiremos discutiendo este asunto después. Debo atender una visita.

Los presidentes de Granada y Trinidad y Tobago se despiden y una vez la comunicación se corta, la pared del semi domo gradualmente cambia de apariencia, hasta hacerse transparente, permitiendo observar el horizonte de Caracas desde la cima del Palacio de la Revolución e iluminando totalmente el despacho.

Al reparar en la apariencia de la presidenta Tamimi, Sebastião, visiblemente desconcertado, no puede evitar decir la primera cosa que vino a su cabeza:

—¿Eres Anabel Tamimi? ¿La salvadora de Venezuela es una niña puberta?

A lo que la presidenta, antes de dirigirle la palabra, rápidamente altera el color de su cabello, de un negro genérico a un intenso azul eléctrico, cruza miradas de forma desafiante con el brasileño y, con cierta ironía, responde:

—Las apariencias engañan, príncipe Sebastião —ella se eleva hasta quedar cara a cara con él—. En realidad, tengo 60 años, y mientras tus padres seguían viviendo de los lujos de la corte atlante, los míos tuvieron que huir de su hogar para que no los mataran. Mientras vos ni estabas en los planes, Heorhiy me permitió renacer como vampiro. Mientras aprendías a caminar, yo estaba liderando una revolución. Mientras estabas aprendiendo a pelear, yo estaba convirtiendo a Venezuela en una potencia militar. Aunque seáis el hijo de un nephila, comparado conmigo, seguís siendo un niño.

Aunque la estatura de 1,45 metros y aspecto casi infantil de Anabel Tamimi, la harían pasar fácilmente como una adolescente de 14 años y no como la presidenta del país más militarizado de América Latina, su mirada felina color rojo sangre, el cambio de color de su pelo —señal inequívoca de su maestría en las artes de la magia— y su forma de expresarse, más propia de un adulto experimentado que de la joven inocente que aparenta ser, proyectan un contraste perturbador, que revela su naturaleza inhumana, mientras que el tatuaje con forma de hélice de cuatro aspas que salen de su ojo derecho, junto con su uniforme militar de gala, con las insignias de comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, son indicativo de su espíritu guerrero.

Nacida en Maracaibo en el año 1989, Anabel Tamimi se destaca por ser pionera en muchas cosas: primera mujer presidenta de su país y, primera vampiresa en liderar un país en el continente americano. De padres palestinos exiliados en Venezuela por «actividades subversivas» contra el Estado Taslimita de Palestina —república teocrática que existió desde 1989 hasta 2000, desde muy joven hizo parte de las actividades a favor de la Revolución Bolivariana. Fuera de esos datos, la información de su pasado es un misterio, pero se sabe que a sus 23 años, tras ser convertida en vampiro por Heorhiy Nimni, su ascenso en la jerarquía revolucionaria fue meteórico, pasando de ser una militante más, a la líder de los Colectivos y tras el fin de la guerra civil, en la nueva comandante de la Revolución Bolivariana.

Sin dejarse intimidar por Anabel, Sebastião, haciendo gala de su humor mordaz, dice:

—Oh, en ese caso, lo siento mucho, presidenta. Es que con las imágenes tan majestuosas que he visto de usted por todo el país, creí que era más… alta.

Anabel ríe:

—Suelo causar esa impresión. Pero ya sabéis lo que dicen por ahí: el tamaño no importa.

Antes de que la conversación escale al nivel de riña, Xäphía interviene abruptamente, agarrando con fuerza el hombro del brasileño, hasta hacerlo retorcer del dolor y dice:

—Recuerdo que habías pedido la presencia del joven Sebastião.

Comprendiendo que ya era hora de dejar los alardes a un lado, Anabel posa sus pies en el piso y, en un discurso más formal, explica:

—Así es, lady Xäphía. El Zar Carmesí ordenó a André Heigui, Dalila Morales y Lucia Heigui que buscaran pistas sobre el general Istvan Halász…

La mención de sus hermanos provocó una reacción airada de parte de Sebastião:

—¿El Zar Carmesí les dio a ellos esa misión?

—Así es. Y de acuerdo con la última información que recibí de ellos, van en camino a la Federación Amazónica…

Iracundo, Sebastião agarra súbitamente a Anabel de la solapa de su uniforme hasta alzarla con la fuerza de sus brazos y, con una mirada asesina, grita:

—¡¿Sabes lo que han hecho?! ¡Los han enviado a la boca del lobo!

Sorprendido por la reacción violenta del brasileño, Heorhiy se lanza a atacarlo, pero una seña de parte de Xäphía bastó para hacerlo desistir de su intento. Mientras que Anabel, buscando calmar al enojado Heigui y manteniendo la calma, explica en tono conciliador:

—Pará, pará chico, que para eso pedí que vinieras. Podría enviar a mis hombres para que les apoyaran, pero quién mejor para cuidar sus espaldas que Sebastião Heigui en persona, el futuro jinete de la Guerra.

Apelar a su ego es suficiente para calmar al vampiro, quien la suelta, mientras ella se mantiene flotando y continúa su razonamiento:

»Yo intenté convencerlos de que no entraran allá sin apoyo, pero estaban confiados en que podrían hacerlo por su cuenta.

—Es extraño que André se muestre tan confiado. No es común en él ser tan… osado. —menciona Sebastião.

—Quizás tenga que ver con los nuevos poderes de Lucia —intuye Anabel—. Pero te voy a dar un consejo: cuidála. Sin la protección del virus vampiro, existe la posibilidad de que los atlantes la usen en nuestra contra. Sus poderes son una amenaza muy real a nuestros planes que debe ser neutralizada a como dé lugar.

A diferencia de los lilims, cuyas voluntades están atadas a las de los nephilim, los vampiros son inmunes a todo tipo de manipulación mental, protección que los humanos como Lucia no poseen.

—¿Saben a dónde iban? —pregunta Xäphía.

—Su última comunicación nos confirmó que se dirigen hacia Puerto Figuereido.

Tras la respuesta del ucraniano, Xäphía divaga por unos segundos hasta que recuerda un detalle:

—Sebastião, ¿ese bus que compraste puede volar?

—Si.

—¡Excelente! —exclama animada— porque si vamos a ir tras tus hermanos, tendremos que hacer un viaje… de altura.

Antes de que sus invitados se despidan, Anabel dice:

—Heorhiy, entrégales el mapa.

—Bel —el ucraniano se refiere a la presidenta por su diminutivo— ¿estás segura? Sabes que está prohibido.

—Por el Cuarteto —Anabel replica irritada—, ¿qué no ves que es un asunto de vida o muerte? Dales el mapa de una vez, que yo respondo por vos.

A regañadientes, Heorhiy muestra una Tablet a Sebastião y Xäphía, la cual plasma un mapamundi, el cual va ajustando mientras explica:

—Este mapa nos da la ubicación de los agentes de la Orden del Libro Verdadero en todo el planeta. Como queremos ubicar a tus hermanos, solo tengo que escribir el nombre de cualquiera de ellos, y este mapa nos permite saber dónde están. Muy pocos dentro de la orden tenemos uno como este, así que, si no pueden asegurar su posesión, destrúyanlo.

Intrigada por la existencia de este mapa, Xäphía pregunta:

—¿Por qué los jefes no me dieron uno?

—Se suponía que no debías moverte de Colombia —responde Heorhiy—. Los jefes están corriendo un riesgo muy grande al dejarte ir con él. Si mueres, nuestro plan no podrá llevarse a cabo.

Una respuesta a la que Xäphía reacciona con una leve risita y, tras cruzar miradas con el ucraniano, explica:

—Bueno, no debes preocuparte por eso. Ya debes saber que soy lo bastante fuerte como para lidiar con lo que sea que el Emperador nos envíe.

Intimidado por la maestra de Sebastião, Heorhiy simplemente atina a responder:

—De eso no me queda duda.

—En todo caso —Anabel explica—, no está de más decir que tengan cuidado. Van a entrar en territorio enemigo y no sabemos exactamente con qué se vayan a encontrar allá.

—No se preocupe, presidenta. Nosotros dos podremos con lo que sea. —declara Sebastião.

Tras una mirada de aprobación de Xäphía, ella se despide de Anabel y Heorhiy, mientras se va con su pupilo en búsqueda del trío Heigui, para evitar que una imprudencia termine por poner en riesgo los planes de la orden y, por supuesto, sus propias vidas.

_________________________________________

En ese instante.

Magangué es la segunda ciudad más importante del departamento de Bolívar, uno de los 29 que conforman la República de Colombia. Conocida como la Capital de los Ríos, ya que se halla a orillas del río Magdalena —el más largo del país—, así como en las desembocaduras de los ríos Cauca y San Jorge, además de encontrarse una de las zonas con más ciénagas de Colombia. Pese a esto, durante buena parte de su historia, tuvo un sistema de acueductos deficiente, siendo frecuente que el preciado líquido no fluyera por los grifos de la ciudad.

No obstante, esto cambió con la llegada de la gobernadora Xiomara Cardozo en el año 2033 quien, por medio de una política económica responsable, consiguió mejorar enormemente la infraestructura del departamento. En el caso de Magangué, logró darle uso a la posición estratégica de la ciudad, creando un puerto fluvial, convirtiendo a la ciudad en una especie de centro neurálgico del comercio fluvial en el país, contribuyendo al crecimiento de la ciudad, convirtiéndolo en la segunda más rica del departamento.

Esto ha provocado que la ciudad crezca a niveles vertiginosos, pasando de poco más de 100 mil habitantes en 2033, a más de 250 mil en 2049. El crecimiento económico ha alterado la arquitectura de la ciudad, ya que los pocos edificios históricos han sido derribados para dar paso a construcciones más modernas, como edificios de apartamentos, avenidas de cuatro carriles y una proliferación de iglesias amenistas por toda la ciudad.

Desde la llegada de Cardozo al poder departamental, las iglesias amenistas se han extendido por todo Bolívar, el departamento más religioso de Colombia. Esto ha venido relacionado con la fuerte relación de la gobernadora con los gobiernos previos a Salazar, lo cual les ha dado mucho poder en sus dominios. En Magangué son frecuentes los actos religiosos, donde los pastores usan el púlpito para acusar a los detractores de la gobernadora de «pecadores» y «agentes del Diablo».

La catedral de Magangué es una iglesia de estilo gótico cuyo interior está cubierto por parafernalia religiosa, como estátuas de ángeles y santos, así como una gran cruz de plata de seis metros de alto detrás del púlpito, donde un pastor está agitando a sus fieles:

—Así como les digo, damas y caballeros. El gobierno de Salazar se ha confabulado con fuerzas oscuras que están en contra de los valores amenistas. Fuerzas oscuras que han tomado el control de toda América Latina. Quieren quebrantar el orden divino y traer el apocalipsis a la Tierra.

El pastor Adolfo Morales, es uno de los más reconocidos del país, así como uno de los más jóvenes. De 34 años y ataviado con un elegante traje blanco de 6000 reales, es sobrino del fallecido Manuel Morales y alcalde de la ciudad. Sus sermones, que también cuentan como mítines políticos, a menudo van en contra del gobierno de Edward Salazar y sus aliados, tanto dentro como fuera de Colombia, los cuales son digeridos por sus fieles, atraídos por su retórica incendiaria y radical, como polillas a una antorcha.

»Si, queridos amigos. Ellos son agentes del Caído, aquel que quiere destruir al Pueblo de Dios. ¡A nosotros!

Los presentes responden con aplausos atronadores, mientras Adolfo hace gestos sutiles que demuestran su adicción a la adulación, como cerrar los ojos y sonreír levemente tras la lluvia de aplausos.

»El Emperador Pedro III, es el oscuro personaje que el Diablo ha escogido para esparcir el caos por todo el mundo. ¡Miren todo lo que ha pasado tras su llegada! Brasil no solo ha vuelto a permitir leyes diabólicas como el aborto, el matrimonio de homosexuales y ha ordenado la total separación de la iglesia del estado. Todo mientras promueve esa religión pagana del arxorismo, no solo en su país, sino en todo el mundo. ¡Solo miren a la hermana Venezuela! Anabel Tamimi no solo es una dictadora, también es apóstol de esos dioses impíos que el Líder Supremo y sus lacayos adoran. ¡El paganismo amenaza con engullir a nuestra amada Latinoamérica!

El público hace expresiones de rechazo de todo tipo, desde aullidos, hasta largos «¡Nooo!», que demuestran el desprecio de sus fieles a las ideas alejadas de su dogma. Desde la llegada de Protogión de Eta Efevrétis —conocido en público como el Emperador Pedro III— al poder en el 2021, Brasil ha hecho un fuerte viraje hacia posturas progresistas, las cuales habían sido dejadas de lado por su antecesor. Pero lo más llamativo de su largo gobierno, ha sido la promoción del arxorismo, religión que, con el beneplácito de los gobiernos aliados a Brasilia, ha logrado extenderse con gran velocidad por todo el mundo, siendo Venezuela el caso más notable, ya el 90% de sus 18 millones de habitantes son seguidores de esta religión.

»Es por eso que nosotros, el fiel pueblo de Dios, debemos resistir estos ataques. Debemos combatir fuego con fuego. ¡Donde los paganos surjan, debemos atacarlos! ¡Golpéenlos! ¡Humíllenlos! Y si ellos atacan, ¡atacaremos con más fuerza que nunca! ¡Porque el Todopoderoso nos protegerá de los ataques del Diablo! —Adolfo alza sus brazos al aire— ¡Dios por encima de todo!

La multitud alaba y vitorea embravecida, pero una persona entre el público permanece impasible. Con la llegada del arxorismo, las comunidades amenistas, que antes reinaban supremas por toda América Latina desde los tiempos de la colonia, repentinamente se encontraron con un enemigo capaz de pelearles en su propio terreno, por lo que las peleas entre estas dos comunidades son el pan de cada día en la región.

Luego de su ardoroso discurso, Adolfo adopta un ademán más serio y melancólico:

»Nuestro enemigo es poderoso e insidioso, por lo que tenemos que ser cautelosos. ¿Ustedes saben lo que le pasó a mi tío?

—¡Siii! —la multitud responde al unísono.

—Su propia hija, la joven Dalila —Adolfo desata su indignación, destilando rabia en sus palabras—, infectada irremediablemente por las impías palabras del arxorismo, fue influenciada por el demonio para matar a su propio padre. Ahora bien, si este fuese un gobierno guiado por la Mano de Dios, ella estaría siendo buscada por las autoridades. ¡Pero no! —sus gestos se hacen más dramáticos— Resulta que ahora, la niña es alabada por los arxoristas y sus simpatizantes. Y como es costumbre, este gobierno no hizo nada. ¡¿Cómo la ven?!

Todos los presentes en el templo —menos una— hacen expresiones de rechazo. Aunque la versión oficial afirma que la masacre de la Mansión Morales hace menos de un año, fue perpetrada por un comando guerrillero, ayer se encontró una grabación donde se vio a una joven de vestido negro, ejecutando a los presentes con magia de fuego, junto a otro joven en traje y armado con un sable. Si bien las autoridades se apresuraron en decir que los sicarios eran parte del comando guerrillero y no podían ser identificados —su identidad para el público sigue siendo un misterio—, algunos se han lanzado a afirmar, basados en exhaustivos análisis, que la chica se trata de Dalila Morales, situación que la ha convertido en una persona detestada por la comunidad amenista, pero alabada por los simpatizantes de Salazar —muchos de ellos arxoristas—, al ser Manuel Morales uno de los principales opositores de su gobierno.

»Es por eso que debemos cuidar a nuestros hijos de su impía influencia. Si ven que su hijo que siempre viste de negro, que escucha música fuerte, no asiste a la iglesia, y rechaza la palabra de Dios… castíguelo. ¡Castíguelo con todo el rigor! ¡Dios se los agradecerá en el más allá!

La multitud aplaude apasionadamente al pastor, aunque una persona hace una pequeña mueca de rechazo. La comunidad amenista colombiana, una de las más grandes de América Latina, es conocida por su fanatismo y en su apogeo, incluso lograron convertir al país en una teocracia, desde 2034 hasta 2046.

»Por ello, y ya para terminar, quiero preguntarles a todos ustedes —Adolfo extiende su brazo derecho a sus fieles— Hijos míos ¡¿abrazan al Señor?!

Sus fieles —menos una— alzan las manos y declaran al unísono:

—¡Siii!

El pastor estuvo observando a una persona, vestida con una larga gabardina negra que, en vez de demostrar la pasión que expresaron todos sus fieles, se mantuvo seria —aburrida incluso— durante todo su sermón. Esto le llamó la atención, por lo que pidió que la llevaran junto a él, para hacerle la pregunta:

—Hija mía, ¿abrazas al señor?

La chica sonríe con malicia, se ajusta los lentes y responde con un muy chocante «No».

Indignado, el pastor Morales responde:

—¿Por qué no aceptas al Señor por sobre todas las cosas? ¿Acaso eres una pecadora?

La chica exagera su sonrisa y abre sus ojos hasta lucir como una enajenada mental, mientras las bisagras metálicas de las puertas del templo son inundadas por electricidad, haciendo que se cierren abruptamente y, la humedad del ambiente se va concentrando en miles de esferas de agua que se concentran a su alrededor, lo cual aterra a los presentes, que se dan cuenta que es imposible abrir las puertas, al tiempo que la chica deshace su chaqueta con una descarga de mitegia, dejando al descubierto su esbelta figura, cubierta únicamente por un vestido de baño negro de dos piezas, y dejando al descubierto sus antebrazos y piernas mecánicas, las cuales, para el terror de los presentes, terminan en filosas garras. Acto seguido, ella inicia su monólogo:

—¿Pecadora? Soy mucho más que eso: yo deshonré a mis padres, ancestros y a mi esposo; los asesiné a todos el día de mi boda; y terminé jurando lealtad a mis enemigos y a los dioses arxoristas. ¿Y quieren que les confiese algo? Disfruté cada segundo de ello.

Con las esferas de agua rodeando cada rincón de la iglesia, el pastor Morales, en una reacción instintiva, saca una pistola de detrás de su pantalón y dispara diez veces a la chica…

—No es posible…

Los disparos dejan pequeñas heridas chispeantes en el cuerpo de la chica, pero ella no se inmuta en lo absoluto. Pero el pastor está tan aterrado que su esfínter anal lo termina traicionando.

—Ahora entiendo por qué mi prima Dalila mató a toda su familia —expresa la chica, cuya voz ahora tiene una distorsión electrónica—. Ustedes son gente despreciable. Que el Cuarteto devore sus almas.

Un chasquido de sus dedos bastó para que las esferas, se transformen en finos rayos de agua comprimida que mutilan a todos los presentes. En cuestión de segundos, ninguno de los más de mil feligreses termina con sus cuatro extremidades pegadas a su cuerpo, mientras que las paredes del templo quedan grabadas con sangre y las marcas de sus rayos. Ni siquiera la gran cruz de plata se salva, ya que es cortada y derribada, simbolizando la profanación del templo sagrado. Una escena dantesca que, a ella le trae gratos recuerdos.

Terminada la matanza, la chica cambia abruptamente su expresión desquiciada por una totalmente desprovista de vida, invoca un báculo de metal con una calavera y un extraño símbolo con forma de altar grabado en ésta. Ella clava el báculo en la base de la cruz y espera a que se forme una pantalla virtual con algo de estática. Al estabilizarse la señal, ella se pone de rodillas, en reverencia a su interlocutor:

—Su majestad, lo hice, tal y como usted me lo ordenó.

El Barón suelta una carcajada siniestra tras fumarse un puro:

—¡Excelente trabajo, Xitlali! Repetiste tu acto en Cancún. Ahora, quiero que te ubiques al lado del báculo y prestes atención a lo que voy a hacer.

La nicaragüense obedece al anciano líder de la orden quien, desde su oficina en Florencia, extiende su mano y recita un encantamiento:

»Almas sin luz, cegadas por la ignorancia, reciban el regalo de la nueva vida que les otorgo. Regresen de la oscuridad de la nada y renazcan con un nuevo propósito. ¡Todos los muertos, LEVÁNTENSE!

Los muertos repentinamente empiezan a regenerarse, rearmando sus cuerpos mutilados y se levantan ante el comando de El Barón. Pero, sus consciencias no regresaron de la muerte. Sus miradas vacías reflejan la carencia de alma.

Impresionada por el espectáculo mágico del renacimiento —aunque sin hacer expresión alguna en su rostro—, Xitlali pregunta:

—¿Cómo hizo todo eso?

—Nigromancia —responde El Barón con una sonrisa—. Estos cuerpos no son más que marionetas, zombis imbuidos con las energías mágicas de La Fuente. La magia los mantendrá funcionando hasta que sean derribados. Sus víctimas se unirán a la horda de muertos vivientes que tú comandarás.

—¿Cómo voy a controlarlos si fue usted quien los revivió?

—Solo usa el báculo. Ellos te obedecerán como si fuera yo.

—Y que esta sea nuestra declaración de guerra contra Xiomara Cardozo.

—Así es, Xitlali. Ahora ve, desata el poder de los muertos y, por sobre todas las cosas… diviértete.

La comunicación se corta y la nicaragüense toma el báculo, mientras los zombis fijan su mirada en ella, esperando sus órdenes.

Xitlali baja del púlpito, al tiempo que los muertos vivientes hacen una especie de calle de honor hasta las puertas de la iglesia, la cual ella abre con su magia de relámpago. Una vez la puerta está abierta, vuelve a dibujar una expresión maniática en su rostro y les ordena:

—Por mandato de la Orden del Libro Verdadero, esta ciudad debe ser destruida. Todo lo que se mueva, es un enemigo. Vayan y siembren el caos. Xiomara Cardozo se arrepentirá de desafiarnos.

       Obedeciendo el mandato de Xitlali, los zombis corren fuera de la iglesia hasta las calles de la ciudad, con la orden de matar a todo ser vivo en Magangué y agregarlo a la horda, con lo que el pánico se apodera de sus calles. La guerra contra los pesos pesados de la Atlántida en América Latina ha empezado.



[2] En la jerga bogotana, «china» significa chica.

[3] En portugués: «Chica de poca fe».

[4] Es la moneda de la República Federativa del Brasil y la segunda moneda más fuerte del mundo, por debajo del yuan chino y delante del dólar estadounidense. 1 real del 2049 equivale a 2,10 dólares estadounidenses del 2020.



Mapa de Venezuela para el año 2049

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