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Marzo del
año 2049.
El estado
de Nueva Esparta, compuesto por tres islas que suman 1150 kilómetros cuadrados,
es el más pequeño de los 20 estados de Venezuela y el único compuesto
enteramente por islas. Dicho estado también es uno de los principales polos
turísticos del país.
Tras haber
disfrutado de los cuatro días del carnaval de Barranquilla, André, Dalila y
Lucia, volvieron a la acción. Por órdenes de uno de los jerarcas de la Orden
del Libro Verdadero, han llegado hasta el país sudamericano a desbaratar una
rebelión encaminada a «liberar» al estado insular de la «dictadura pagana» que
hoy lo gobierna.
Luego de desbaratar
la rebelión antes de que comenzase, se han tirado a disfrutar de la playa El
Agua, ubicada en la isla Margarita, cuya gran cantidad de carpas a lo largo de
la misma, revelan que es una de las más concurridas del Caribe y de toda
América del Sur. Pero, al ser media noche, esta se halla vacía, así que pueden
darse el lujo desde la distancia, ver arder el barco donde se hallaban los
rebeldes y descansar un poco antes de bañarse en el mar.
—A ver mis
amores, yo quiero que me respondan: ¿ustedes que comieron? De Lucia, no me
extraña, porque el día que no me saque un hechizo nuevo, se acaba el mundo.
¿Pero usted? André, ¿yo qué le hice para que no me contara que ahora sabe hacer
esa magia? ¡Severo poder y yo no me lo se! ¡Si no me enseña a hacerlo, dejo de
ser su novia ya mismo! —protesta Dalila, ya que percibe que sus compañeros se
han vuelto más fuertes que ella, y no quiere sentirse rezagada.
Para la
ocasión, la vampiresa, de piel trigueña, usa un suéter descaderado que deja al
descubierto su tonificada barriga, una prenda que tiene empastado un
pentagrama satánico, simbolizando su aceptación del remoquete de «La Diabla».
También usa botas de campaña y un pantalón ajustado, adornado con cadenas
decorativas y tirantes rojos que resaltan con su ropa negra, propia de la moda
gótica, muy de moda entre los adolescentes de la década del 2040.
Mientras
Lucia cayó en el juego de Dalila y le dirige a André una cara de preocupación,
él, quien la conoce de más tiempo, solo sonríe con malicia:
—Amor, te
has vuelto complaciente. Quizás te he descuidado un poco, pero prometo que
mañana te enseñaré.
Dalila
cambia su expresión frustrada por una sonrisa amena. André ha demostrado como
manejar los caprichos de su primera novia.
—Chicos, quisiera
disculparme con ustedes por lo que pasó en Barranquilla. —expresa Lucia, quien
se halla de rodillas sobre una toalla tirada en la playa.
Ella usa
un sensual top que deja buena parte de su torso al descubierto, una falda corta
adornada con aros en la cintura, con cadenas que cuelgan de estos, y calza unas
botas que llegan hasta sus rodillas, siendo el negro, el color dominante en
todas sus prendas. Su estilo gótico, que coincide con el de André y Dalila, es
señal inequívoca de su inclusión en su relación amorosa; sin embargo, el
tatuaje de Camazotz, el «ángel maya» con forma de murciélago en su brazo
derecho, indica que ella sigue, en términos generales, fiel a sus orígenes.
—¿Por qué
querrías disculparte? Según recuerdo, tú misma nos dijiste que esos fueron «los
cuatro días más felices de tu vida». —dice André, extrañado, quien está echado
en una silla playera, a la izquierda de la humana.
Amante de
la elegancia, usa una larga gabardina sobre un traje negro de inspiración
victoriana, que realza su origen aristocrático, dado por ser el hijo biológico de un príncipe atlante, mientras
que su corbata color celeste, es indicativo de su maestría sobre el hielo.
—¿Y cómo
no? Si ella bailó, tomó, jaló risa hasta jartarse, conoció y se tomó fotos con la
reina del carnaval. Sin contar que los tres tuvimos tanto sexo que empañamos
las lámparas del hotel… Ja. Lucia, en esos cuatro días, usted se corrompió
tanto que, si ahora pone un pie en una iglesia, la quema. —expresa Dalila entre
risas.
Lucia suelta
una fuerte carcajada, admitiendo tácitamente esa afirmación, y agrega:
—No me
refiero a eso, sino a lo que intentaron hacer después de nuestra primera noche
juntos.
—¿Convertirla
en vampiro?
—Sí, Dalila.
¿No sé qué pasó? Bebí de su sangre, pero nada sucedió.
André
empieza a frotar cariñosamente la cabellera verde de Lucia, mientras explica su
teoría:
—Muñeca,
ya hablamos de eso. Creo que tiene que ver con tu habilidad de regeneración. El
vampirismo es producto de un virus mágico que altera el ADN humano. Cuando
convertí a Dalila, mi sangre alteró su cuerpo y mente, haciéndola más fuerte y…
—¿Violenta?
—Lucia toma abruptamente la palabra, mientras se retuerce de placer.
—Si. El
virus básicamente convierte a una persona común y corriente en una máquina de matar,
armada con el poder de la magia. Somos la respuesta a los lilims de la
Atlántida: nos hacemos fuertes, pero nuestra voluntad sigue intacta. —replica
André, mientras cede su turno a Dalila, quien empieza a frotar sensualmente a
la humana.
—Y gracias
a los poderes de Taylor, sus anticuerpos deben estar a tope, así que no puede
enfermarse. O sea, no puede ser convertida en vampiro. Mala suerte hermanita.
Nunca será parte del club de los amos de la noche.
Tras
escuchar lo dicho por la vampiresa, la humana hace una expresión de sorpresa. Y
sentimientos encontrados también:
—Vaya, lo
de que no me puedo enfermar, está bien nítido, pero malo que no pueda ser como
ustedes.
Tanto
André y Dalila notan que Lucia ha quedado triste y cabizbaja, por lo que él le
pregunta:
—¿Qué te
sucede?
—Quisiera vivir
por siempre, con ambos. Por eso quería que me convirtieran. Pero ahora, voy a
tener que conformarme con seguir siendo humana, envejecer y…
—Eso no va
a pasar —Dalila la interrumpe—. Hay muchas cosas que son un misterio en
relación con sus poderes. Es posible que la mantengan viva por siempre.
—¡¿Y si no
es así?! —la guatemalteca exclama con preocupación.
La
colombiana pone su mano en el hombro de ella y declara:
—Tenga paciencia,
hermanita, que cuando llegue el gran día, usted podrá compartir la inmortalidad
con nosotros.
Un rayo de
esperanza se posa en el alma de la humana:
—¿Lo
prometés?
Dalila le
regala una tierna sonrisa y declara:
—Lucia, a
usted la queremos mucho. No la vamos a dejar morir.
—Así es,
muñeca —agrega André—. Somos un trío inseparable, juntos para toda la eternidad.
Las
declaraciones de los vampiros le robaron una sonrisa a la humana. Su confianza
en ellos es absoluta.
Tras superar
la crisis existencial de Lucia, Dalila nota que André se ha quedado revisando
su celular, por lo que, por mera curiosidad, pregunta:
—Amor, ¿qué
busca? ¿Otra china[2]
más que ligar? Si la invita a nuestro grupo ya hace un harén.
El
brasileño ríe:
—Ustedes
dos me dan todo lo que necesito y más. En realidad, estaba analizando las cosas
que vimos en ese barco. ¿Alguien se acuerda de la cantidad de propaganda a
favor del general Halász que vimos allí?
Dalila y
Lucia asienten al unísono; pero es la colombiana quien pregunta:
—¿Y eso
por qué nos importa?
—Es
probable que estos tipos hayan sido enviados por Istvan Halász o por alguien de
su organización.
Recordando
las acciones de André tras la batalla en el barco, Lucia pregunta:
—Vos
estuviste revisando el despacho del capitán. ¿Pudiste averiguar algo?
André
revisa los datos de su smartphone con más detalle, mientras responde:
—Antes de
que Dalila le prendiera fuego, rescaté la bitácora del barco, pero, por alguna
razón, estaba encriptada. Así que la envié al Zar Carmesí, quien contactó con
uno de sus hombres, quien acabó de desencriptarla. ¿A que no adivinan de dónde
zarpó?
Mientras
Dalila permanece en silencio, es Lucia quien, presintiendo malas noticias,
pregunta:
—Ni idea,
André. Ilústranos.
—Ese barco
zarpó desde Puerto Figuereido, el mayor puerto de la Federación Amazónica.
Con cierta
frustración, Dalila pregunta:
—¿Y eso en
qué nos ayuda?
André
sonríe con malicia:
—Menina
de pouca fé[3].
Si eso es cierto, significa que Halász está buscando expandir sus operaciones
más allá de Colombia, por lo que necesitaría de coordinar estas operaciones
desde una base más… segura.
Lucia mira
con preocupación a André, ya que su intuición le dice que él tiene una
idea… alocada:
—¿Estás
pensando que él está en la Federación Amazónica?
—Muñeca,
me leíste la mente. —el brasileño confirma sus sospechas, lo cual motiva una
airada protesta de parte de la guatemalteca:
—¿Tenés
idea de lo peligroso que eso suena? ¡Estaríamos en pleno territorio enemigo!
Pero
Dalila no comparte sus preocupaciones, y con ironía, replica:
—Ay hermanita,
ahora no me salga culicagada. André, si se quiere meter allá de frente y poner
ese país patas pa’rriba, cuente conmigo pa’ las que sea y como lo quiera.
Entendiendo
que requiere de convencer a Lucia de seguir su plan, André toma suavemente su
barbilla y le ruega:
—Vamos
muñeca, no seas mala con nosotros. Aunque Dalila y yo podríamos hacer un buen
trabajo, no sería lo mismo sin ti.
Lucia se
sonroja y sonríe tímidamente.
»Debes
pensar que estos vampiros chiflados te llevan a un peligro tras otro, pero ¿Qué
sentido tiene la vida si no hay riesgos? Además, las emociones fuertes son lo
que da vida a una relación como la nuestra. ¿No lo crees?
Lucia cae
en cuenta que, desde el momento en que se involucró con André y Dalila, ha sido
literalmente arrastrada a una guerra que recién está comprendiendo y en la que
su vida ha estado en peligro muchas veces. Sin embargo, también recuerda que
jamás se ha quejado por esta situación, sino todo lo contrario:
—Para
serte sincera, siempre me ha parecido divertido que ustedes me guíen y yo siga
sus órdenes sin dudar. Después de todo, he vivido más cosas en el poco tiempo
que llevamos juntos que en toda una vida, y por eso, les estaré eternamente agradecida.
—replica Lucia con una voz sensual.
—Yo sé que
sí. —sentencia André, justo antes de besarla en la boca.
Luego del
beso, ambos juntan sus miradas, pensando en dar rienda suelta a su lujuria, pero
Dalila, inesperadamente, agarra del pelo a Lucia hasta poner su cabeza en sus
piernas, frotar lascivamente su cabello y decirle:
—Usted es
de los dos. Que no se le olvide.
A lo que
Lucia, tras treparse sobre la vampiresa, responde:
—Yo nunca
he estado en contra de eso.
Y las
chicas conectan sus labios con pasión desmedida. Dalila ordena a su hermana que
la desvista y esta empieza a quitarle la ropa, para luego hacer lo mismo.
Pero, justo
cuando ya estaban semidesnudas, André, aprovechando que ellas están distraídas
y, haciendo uso de su magia, concentra una bola de agua marina sobre sus
cabezas, hasta hacerla colapsar para mojarlas por completo. Ellas lo miran con
furia y notan que él se ha desvestido, quedando solo con una pantaloneta
playera y, con una sonrisa pedante, declara:
—¿Quieren
venganza? ¡Pues vengan por mí!
Y corre hasta
el mar mientras ríe descontroladamente. Dalila y Lucia se miran las caras. No
hubo palabras, solo un cruce de sonrisas cargadas de sensualidad y una
afirmación silenciosa.
Es
entonces cuando ellas corren hasta el mar en su encuentro y, aprovechar la
soledad de la playa para dar rienda suelta a sus deseos carnales, bajo la luz
de la luna llena.
_________________________________________
Al día
siguiente.
Pese a
estar a solo 12 kilómetros de las orillas del Mar Caribe, al estar ubicada en
un valle de montaña irregular que se encuentra entre los 870 y los 1443 metros
sobre el nivel del mar, Caracas no presenta las altas temperaturas que se
pueden ver en otras ciudades a la misma latitud, por el contrario, disfruta de
un clima más templado. De hecho, para el día de hoy, nubes de lluvia cubren el
sol de las diez de la mañana, con unos agradables veinte grados de temperatura.
Asimismo,
al ser la capital de Venezuela y su principal centro económico, es también su
ciudad más grande y rica, por lo que pueden verse muchos rascacielos y grandes
avenidas en la parte más alta del valle. No obstante, los cerros que rodean la
ciudad están llenos de barrios marginales, aunque muchos de ellos actualmente
se hallan en ruinas. Incluso en sus zonas más pudientes, es frecuente ver docenas
de edificios en proceso de reconstrucción, como si la ciudad estuviera sanando heridas
de larga data.
Por una de
sus avenidas, además de la gran cantidad de automóviles de fabricación
brasileña con motores de hidrógeno, que inundan las calles venezolanas, ahora
transitan una caravana de autos, compuesta por cuatro camionetas blindadas y un
vehículo modificado, recientemente comprado por Sebastião Heigui para que
sirva de transporte personal.
Dicho vehículo
es un bus de dos pisos, de diez metros de largo y cuatro de alto, de color
negro y al que se le ha agregado blindaje antibombas, por lo que sus ventanas han
sido reemplazadas por gruesas placas metálicas. El conductor puede el camino ver
gracias a un sistema de cámaras instalado fuera del vehículo, y que le permite
ver el exterior en pantallas de alta resolución. Al contrario que el resto del parque
automotor brasileño no funciona con hidrógeno, sino con un tipo de combustible
desconocido.
En cuanto
a su interior, en el piso inferior hay operarios sentados en computadoras, mientras
que el piso superior tiene una sala de reuniones, donde hay docenas de guardias
armados al tiempo que Sebastião se halla sentado en un cómodo sillón en la
parte trasera, y con las piernas sobre una mesa, observando las pantallas virtuales
que le permiten ver el exterior del vehículo en un radio de 360 grados. No
obstante, adentro es tan oscuro que se necesitan de luces en el techo para
poder iluminarlo.
Él se
halla recostado en un gran sillón y con las piernas sobre una mesa, mientras su
maestra, Xäphía Niö’sánhi, está a su derecha, tomándose una botella de agua
saborizada y criticando la adquisición del ostentoso medio de transporte:
—¿Ochenta
millones de reales[4]?
¿Era necesario que gastaras tanto dinero en comprar esta cosa? No puedo creer
que hayas insistido a tu padre que te armara este cacharro. ¡Y baja las piernas
de la mesa! Recuerda lo que te dije: modales, muchacho. Mo-da-les.
De mala
gana, Sebastião pone los pies en el piso, gruñe y, para desquitarse, rebota el
argumento de su acompañante:
—Maestra,
soy el primogénito del patriarca de la Casa Heigui y futuro Jinete de la
Guerra. Si voy a visitar a un jefe de estado, debo presentarme con estilo.
Xäphía se
ríe con disimulo y replica:
—Una cosa
es tener estilo; alardear sin razón, es otra historia.
No
queriendo tener una guerra argumental con ella, Sebastião cambia el viraje de
la conversación: con las pantallas virtuales enfrente suyo, observa la gran
presencia militar en las calles, pero lo que le causa curiosidad, son los elaborados
grafitis y murales pintados a lo largo y ancho de las paredes y edificios de Caracas,
así como un símbolo religioso que le resulta familiar:
—Maestra, ¿a
quién están dedicados estos murales? Hay un rostro que se repite en todos ellos.
¿Y por qué aquí tantas cruces de la anarquía? O sea, nunca había visto un país
donde hubiera tantos templos arxoristas fuera de Brasil.
Sebastião
menciona esto, ya que acabó de ver un tempo que debería ser una iglesia, pero
en vez de contener cruces amenistas en su exterior, tenía un extraño símbolo
con forma de cruz invertida, con brazos con punta de flecha y de cuyo centro
—en el cual hay un triángulo invertido, rodeado de con un ojo— surgen cuatro
más pequeños en diagonal, rodeados de un aro trenzado. Este es conocido como la
cruz de la anarquía y es el símbolo del arxorismo, la religión que tiene a
los Dioses Brujos como sus deidades.
—Estos
murales están dedicados a Anabel Tamimi, la presidenta de este país y, la
persona que solicitó tu presencia. Y el hecho que aquí adoren tan abiertamente al
Cuarteto, es obra suya. —replica Xäphía, quien aplasta la botella de refresco vacía,
la lanza a la caneca cerca suyo y, al ver que ha caído dentro, hace una seña
para celebrar sus dotes de basquetbolista aficionada.
—¿Con que esa
es la presidenta? ¿Acaso es el mesías o qué? ¡Está por todas partes!
Su
afirmación viene del hecho de que, en buena parte de los murales, Tamimi
aparece en toda clase de posturas dramáticas: saludando a las masas sobre una colina
sosteniendo un rifle; ataviada cual soberana de un reino de fantasía,
aparentemente haciendo magia; liderando tropas hacia la victoria mientras
cabalga sobre un tapir; y en uno en particular, es iluminada por el sol mientras
sus fieles la alaban como si fuese su diosa.
—La gente
aquí la ve así desde que acabó la guerra civil. Ya puedes ver, por la cantidad
de edificios en proceso de reconstrucción, que su influencia ha ayudado a sanar
las heridas de este país. El gobierno de Tamimi ha logrado asociar al
amenismo con los tiempos de crisis y este pueblo, desesperado por un nuevo
comienzo, aceptaron el arxorismo sin demasiados problemas. Tras tantos
problemas, los venezolanos solo quieren volver a empezar.
Esa frase
le trae recuerdos a Sebastião:
—Papá me
mencionó que, de todos los países de América del Sur, Venezuela es el que peor
la ha pasado: la Revolución Bolivariana, liderada por el coronel Hugo Chávez, hizo
a este país tocar el cielo. Pero durante los últimos años de su gobierno, se
desató una crisis económica que él logró sortear, pero no fue posible contener
tras su fallecimiento. Una crisis que degeneró en inflación incontenible,
éxodos masivos, delincuencia rampante, hambrunas… Otros países habrían
desaparecido en situaciones similares, pero este, de alguna forma, logró sobrevivir.
Sebastião resume
la situación caótica que ha sufrido Venezuela desde la
primera década del Siglo XXI: la Revolución Bolivariana, con Hugo Chávez a la
cabeza, tras su llegada al poder en 1999, consiguió situar a su país en una
posición de liderazgo regional, incluso compitiendo con Estados Unidos por la
influencia sobre los demás países de la región. No obstante, al morir Chávez en
2013, la economía venezolana se desplomó de forma incontenible, provocando una
crisis humanitaria propia de un país en guerra. Una situación que junto a la
pandemia del COVID-19, obligó a millones de venezolanos a huir de su país. La
situación llegó a ser tan grave que para el año 2022, año en que la vacuna
llegó a Venezuela, el país llegó a perder una cuarta parte de su población.
—Es
verdad, muchacho. Pero no olvides el enunciado de la ley de Murphy: si algo
malo puede pasar, pasará. Ja, y vaya que pasó. —enuncia Xäphía, entre la ironía
y el pesar.
—¿Qué tan
mal se pusieron las cosas aquí?
—Muy malas,
Sebastião. Muy malas: hastiados de décadas de crisis, un grupo de militares mataron
a Nicolás Maduro, el sucesor de Chávez, y la gente, agotada de la crisis, los
apoyó; pero otros no. Fue ahí cuando este país literalmente se hizo pedazos y la
guerra civil empezó.
Tras el
fin de la pandemia, Venezuela terminó con una devastación propia de un país en
guerra, donde las hambrunas eran frecuentes y era común ver a personas
muriéndose de hambre, incluso en las calles de la capital. Pese a las gestiones
del gobierno de Nicolás Maduro, la crisis se agudizó hasta tal punto, que un
grupo de militares de alto rango asesinan al presidente en el año 2026.
—¿Guerra
civil? —el brasileño suelta una pregunta retórica— Recuerdo esas cosas, muy
vagamente. Era un niño en esa época, pero aún me acuerdo qué papá lo mencionaba
mucho, contigo y los demás líderes de la orden. Pero ¿por qué empezó?
Al
comprender que tendrá que dar una respuesta muy detallada, Xäphía cruza las
piernas, se pone cómoda y relata:
—Cuando
tienes a un pueblo cansado de sufrir y lleno de armas, tienes un cóctel para el
caos. El gobierno de Chávez, preocupado por la polarización política y la
creciente violencia de los opositores, empezó a armar a sus seguidores y a
agruparlos en Colectivos, que se encargarían de defender la revolución
de sus enemigos. Cuando matan a Maduro, estos grupos empezaron a combatir
contra los militares y, como asumo que no eres tonto, sabrás como se pusieron
después.
Tras el
asesinato del presidente Nicolás Maduro, se estima que alrededor del 60% de la
población venezolana poseía algún tipo de arma de fuego. El magnicidio provocó
que sus seguidores, impulsados por los Colectivos, se lanzaran a las calles a
exigir el ajusticiamiento de los militares. Sin embargo, un sector importante
de la población apoyaba a los militares y ambos bandos se enfrentaron por todo
el país. Eventualmente, grupos dentro y fuera de Venezuela dieron su apoyo a
uno u otro bando, aportando dinero, armas o logística. La guerra civil
venezolana había empezado.
Insultado
por la presunción de Xäphía, Sebastião replica:
—Maestra,
¡no soy tonto!
Pero
Xäphía agacha la cabeza, arruga la cara y empieza a negar con la cabeza en
señal de frustración. Luego dice:
—¿Qué te
he dicho de no caer en las provocaciones, Sebastião?
El joven cae
en cuenta que el pequeño insulto a sus expensas era una prueba de su maestra. Y
había la había fallado miserablemente:
—Lo
siento. Me dejé llevar.
Xäphía
suspira para expulsar el pequeño desengaño, mira de frente a su pupilo y
explica:
—Muchacho,
si quieres llegar a ser el sucesor de tu padre, no basta con que seas el más
fuerte en la batalla. Tienes que aprender a ser un gran líder y para eso, es
fundamental que aprendas a no dejarte llevar por las provocaciones.
—Entiendo.
No volverá a pasar.
—Eso
espero. No vayas a hacerme quedar mal.
—Pero, maestra,
hay algo que nunca me quedó claro: ¿Cómo Anabel Tamimi se convirtió en
presidenta?
—Bueno, ya
que recibiste una invitación personal de ella, dejaré que seas tú mismo quien
se lo preguntes.
________________________________________
Una hora
después.
Uno de los
símbolos del renacimiento de Venezuela es el Palacio de la Revolución, un
castillo de fachada rojiza con un estilo arquitectónico ecléctico, que combina
una estructura inequívocamente gótica, similar al de los castillos construidos en
Europa del Este, pero adornada con diseños precolombinos, que reflejan la
fusión de culturas en América Latina. Este castillo fue construido en parte con
los escombros del Palacio de Miraflores, la antigua sede del gobierno
venezolano que fue destruida durante la batalla final de la guerra civil. El
castillo se halla mirando a una plaza —la Plaza de la Concordia— de diez
kilómetros cuadrados y detrás del mismo, hay un pequeño bosque de once
hectáreas, antes conocido como el Parque Miraflores, hoy llamado Parque de las
Tres Potencias y en el que las malas lenguas afirman, se realizan toda
clase de rituales mágicos a deidades paganas durante la noche.
La
caravana llega a su destino y para deleite de Sebastião, es recibido junto a
Xäphía —y sus guardaespaldas— con una calle de honor, hecha con una gran
alfombra roja que guía hasta la entrada del palacio y los guardias
presidenciales, siempre vestidos con sus tradicionales uniformes rojos de la
guerra de independencia, pero, extrañamente, todos usan lentes de sol.
El joven Heigui, tras observar de lejos el estilo arquitectónico del castillo,
murmura:
—Juraría
que el conde Drácula se ha mudado a Caracas.
Ellos se
bajan del vehículo blindado y, en vez de ser recibidos por la presidenta
Tamimi, un sujeto alto y de pelo desordenado de color blanco que, a juzgar por
sus facciones y acento, parece sacado de algún lugar de Europa Oriental, pero,
a pesar de lucir de la misma edad del joven Heigui, usa un uniforme verde
oliva de general del ejército venezolano y, el hecho que también use lentes de
sol, son rasgos que intrigan al brasileño.
—Lady
Niö’sänhi, príncipe Sebastião, bienvenidos a Caracas. La presidenta Tamimi se
excusa por no recibirlos, pero ella se encuentra en una reunión muy importante,
así que me pidió que los llevara hasta su despacho. Ella los atenderá allá.
—explica amablemente el general.
En
contraste con su formalismo, Xäphía toca amistosamente los brazos del oficial
y, cruzando miradas con una sonrisa, dice:
—Heorhiy Moiseyovich
Nimni, maldito trotamundos. Deja de ocultarte, que estás en confianza.
El joven general
sonríe y se quita los lentes de sol, revelando sus ojos carmesíes con pupilas
felinas, por lo que Sebastião pregunta:
—¿O sea
que eres uno de los camaradas del Zar Carmesí?
A lo que
Heorhiy, con un tono más informal, responde:
—Así es,
joven. Le he servido desde el año 1875. Pasé 4 años viviendo en las calles de
Odesa, huérfano por el único pecado de haber nacido arxorista, hasta que él me
recogió y me convirtió en vampiro. Le ayudé a formar la Unión Soviética, a
exterminar a los reaccionarios del Ejército Blanco, a luchar contra los
enemigos del comunismo y a expandir a nuestra especie por toda la Tierra.
Incluso después de nuestra derrota, le seguí al exilio hasta que la orden nos
acogió. —explica Heorhiy con gran orgullo, demostrando una lealtad absoluta al
jerarca vampiro y, un odio visceral contra sus enemigos.
Con apenas once años, el arxorista ucraniano Heorhiy Nimni tuvo que aprender a valérselas por sí mismo. Su familia, asesinada por una turba de fanáticos amenistas en 1871, fue parte de los miles de víctimas de la campaña dirigida por el zar de Rusia, que buscaba culpar a los arxoristas de los males de su agonizante imperio. Cuando llegó la Revolución Rusa, Nimni, ya como vampiro, se convirtió en un comunista convencido y héroe de guerra al ayudar a pacificar a su natal Ucrania, tras purgarla de los numerosos enemigos del bolchevismo. Con el nacimiento de la Unión Soviética, disfrutó de una posición privilegiada hasta su disolución. Mantenerse leal al Zar Carmesí todo ese tiempo, incluso en sus momentos más aciagos, le ha garantizado una posición privilegiada en la Orden del Libro Verdadero, cuando el jerarca vampiro y sus hombres fueron acogidos por ésta.
La
explicación de Heorhiy motiva que Sebastião intervenga:
—¿O sea
que todos ustedes son vampiros?
—Así es,
príncipe Sebastião —aclara Heorhiy—. Venezuela es territorio de los vampiros. De
hecho, nuestros mejores soldados y los principales líderes políticos de este
país son vampiros. Este país es nuestro.
Esa
revelación hizo que el brasileño, con cierta arrogancia, razonara:
—De modo
que eres quién realmente está al mando aquí, ¿cierto? Apuesto a que
todos los vampiros de este país pueden trazar su origen hacia ti.
Sorprendido
por la perspicacia de Sebastião, Heorhiy suelta una carcajada, y aclara:
—No exactamente. Soy mariscal de la orden y asesor de inteligencia de la presidencia, aunque en la práctica soy el co-presidente de Venezuela. No obstante, mi autoridad es igual a la de la presidenta Tamimi, pero no superior. Síganme, hay muchas cosas que quiero mostrarles.
Al
ingresar al castillo, Sebastião y Xäphía observan que la arquitectura de éste
es muy diferente a su exterior: el lobby, de más de cincuenta metros de
diámetro, donde la calle de honor hecha por los guardias se extiende hasta una
puerta de metal negro —la cual se halla en el centro de otras dos puertas
similares—, sobre la cual hay un gran escudo de armas venezolano hecho de oro
sólido. Extrañamente, las puertas negras son el único acceso disponible hacia
los pisos superiores.
Los
visitantes, sobre todo el brasileño, quedan impresionados por la fastuosa
arquitectura del interior del castillo: sus paredes son de un blanco inmaculado
con bordados dorados y sus pisos están hechos de mármol negro, generando un contraste
agradable a la vista, mientras que el techo, de color negro y decorado con
estrellas doradas que simulan un cielo nocturno lleno de constelaciones, está
adornado con candelabros de cristal con un marcado estilo árabe que cuelgan de
éste. Llama la atención que en las paredes hay bustos revestidos en oro de los
próceres de la independencia, los padres fundadores de la patria venezolana.
—¿De dónde
salió el dinero para construir todo esto? Si pudieron construir un castillo
tan lujoso, no me extraña que este país se haya convertido en la «Espada de la
Orden». —dice Sebastião.
—El dinero
es algo que nunca falta en la Orden del Libro Verdadero, príncipe Sebastião
—explica Heorhiy—. Proveímos al estado venezolano de miles de ayudas una vez
ganamos la guerra, en el año 2035. Los jerarcas de la orden, usando a los
bancos brasileños como testaferros, han inyectado millones y millones de reales
a la economía venezolana, al tiempo que empresas brasileñas han realizado
inversiones por todo el país. Fuimos nosotros quienes les dimos a los
Colectivos el… empujón que les permitió alzarse con la victoria. De hecho, aquí
llaman este periodo «El Carnaval de los Reales».
La frase de
—Así es
—complementa Xäphía—. De hecho, mientras literalmente convertimos al Brasil en un imperio, transformamos a Venezuela en una potencia militar, que nos sirva
de apoyo para proyectar nuestra influencia por el Caribe.
—¿Por qué
Venezuela? —pregunta Sebastião— Hay otros países en mejores condiciones que
pudieron usar para esa tarea, en vez de reconstruir este.
El punto
del joven Heigui, viene del hecho de que considera un esfuerzo innecesario
el crear una maquinaria militar que sirva a los intereses de la orden, en un
país arruinado por años de crisis y guerra civil, cuando ese esfuerzo podría
haber sido invertido en otro país en mejores condiciones.
—Resulta
que Chávez usó el petróleo de Venezuela para construir alianzas con los países del
Caribe. Mientras les daba petróleo a precios muy bajos, éstos se alineaban con
su gobierno. Durante la guerra civil, estos envíos se suspendieron y los países
caribeños terminaron por declararse neutrales. Cuando la
economía venezolana empezó a reactivarse, tuvimos la excusa perfecta para
empezar a cobrarles de forma más… justa y alinearlos con nuestros intereses.
Todo aquel que se negara a aceptar nuestras condiciones, sería invadido por la armada
venezolana. Y claro, si surgen problemas con las potencias leales a la
Atlántida, siempre podremos escudarnos detrás de su padre, Lord Protogion y el
poderío del Brasil. —explica Heorhiy, con la malicia propia de un político de
carrera.
El
brasileño cae en cuenta que, la razón por la cual Venezuela pasó de ser el país
más pobre del mundo, a toda una potencia militar en menos de una década, ha
sido gracias a las obscenas cantidades de capitales inyectados por los jerarcas
de la Orden del Libro Verdadero, dueños en la sombra de toda la economía brasileña,
la más grande del hemisferio occidental, quienes entre 2035 y 2042, desembolsaron
alrededor de 5000 millones de reales a las paupérrimas arcas venezolanas, una
suma equivalente a la usada por Estados Unidos para reconstruir Europa tras la
Segunda Guerra Mundial. De esta forma, y usando los tratados que la Revolución
Bolivariana firmó con los países caribeños, Venezuela tuvo la excusa perfecta
para intervenir en ellos, sirviendo a su vez a los intereses del Brasil, entrelazados
a los de la Orden del Libro Verdadero.
Al
acercarse a la puerta negra, se nota que está adornada con lo que Sebastião
describe como «runas alienígenas», escritas artísticamente en bajorrelieve
sobre éstas. La puerta se abre automáticamente ante él y sus acompañantes,
revelando que es un ascensor, que el ucraniano explica, los llevará hasta el
último piso, donde se ubica el despacho de la presidenta Tamimi.
Tras menos
de un minuto, el ascensor se abre, revelando el último piso del castillo, el
cual, contrario al lobby, es un pasillo relativamente ancho, adornado con
dos murales que coinciden con la gran longitud del pasillo, los cuales causan
curiosidad en el brasileño, siendo su guía ucraniano quien los explica:
—El mural
de la izquierda, explica el ascenso, auge y caída de la Revolución Bolivariana,
desde la llegada de Hugo Chávez al poder, su apogeo, decadencia, y el
magnicidio de Nicolás Maduro por parte de los militares; el de la derecha, como
los Colectivos, liderados por Anabel Tamimi, y herederos de la revolución,
triunfaron sobre los militares en la guerra civil y procedieron a reconstruir
Venezuela. Dos historias que cambiaron para siempre la historia de esta tierra.
El pasillo
termina en una puerta dorada, custodiada por dos soldados del ejército que, al
igual que la guardia de honor, son vampiros que tras saludar militarmente a
Heorhiy, abren la puerta y amablemente piden a los visitantes que entren.
—Vaya, ni
en mis mejores años he tenido una habitación como esta. —dice Xäphía,
impresionada por las inusuales características del despacho de la presidenta
venezolana.
El
despacho de Anabel Tamimi contrasta con el diseño tradicional del resto del
castillo, y es el sueño mojado de un fanático de la ciencia ficción: una
habitación semi circular de veinte metros de diámetro, cuyas dimensiones hacen
sentir insignificantes a los que se adentran allí. Su techo, de un negro tan
profundo que simula el vacío del espacio exterior, está adornado con docenas de
lámparas con forma de aros que dan la impresión de ser pequeñas estrellas, pero
su luz es tenue y oculta la presencia de los visitantes. Las paredes, de cuatro
metros de alto, están recubiertas con baldosas proyectoras, perfectas para
videoconferencias —como la que ella está llevando a cabo ahora mismo—. Tanto su
escritorio como el sillón en el que está sentada, están hechos por luz sólida
de color rojo, lo cual deja sorprendidos a Sebastião y Xäphía, quienes murmuran
si tal cosa es real.
Pero, lo
que realmente llama la atención es el piso, el cual es de una loza negra, en el
que se ve —gracias a que está hecho con una cerámica que magnifica hasta la luz
más tenue— un gran símbolo en el centro, pero este no es el escudo de armas
venezolano, sino una estrella tartésica o de ocho puntas, con un círculo en su
centro y cuatro estrellas más pequeñas de cinco puntas, ubicadas en los cuatro
puntos cardinales de la estrella más grande.
No
queriendo interrumpirla, los visitantes se limitan a observar desde las sombras,
cómo Anabel —quien se encuentra en la parte más iluminada del despacho— discute
con sus interlocutores, a quienes Xäphía identifica como los presidentes de
Trinidad y Tobago y Granada:
—Así como los
jerarcas de la orden les han dicho, la estrategia de Mirsaia de Omega Áÿlos de
adelantar la Operación Nuevo Mundo, ha resultado ser un fracaso. Su apuesta,
por consolidar la influencia de la extrema derecha, ha llevado a ese país a una
decadencia incontenible, lo cual juega enormemente a nuestro favor. —explica la
presidenta Tamimi calmadamente, pero haciendo gestos extraños con los brazos,
que por momentos restan seriedad a su discurso.
—Entendemos
eso presidenta, pero por favor, debemos tomarnos esto muy en serio.
No quiero que pase lo mismo que en el 83. Aceptamos el apoyo de la orden a
cambio de convertirnos en república. Hemos arriesgado la credibilidad de este
gobierno para seguir su plan, y no quiero que todo acabe como los del New Jewel. —expresa
el presidente de Granada su preocupación y busca hacerle ver, de la forma más
educada posible, a su homóloga venezolana que se tome la coyuntura con más
seriedad.
Desde el
año 2040, Granada se convirtió en una república, tras un referendo en el que el
país eligió, de manera abrumadora, dejar de tener al monarca británico como
jefe de estado. No obstante, la oposición alega que los resultados fueron
manipulados y denuncian la presencia de asesores brasileños durante las
elecciones, lo cual ha caldeado los ánimos en las calles del país y se esperan
marchas a favor y en contra del referendo, un clima de inestabilidad que revive
los aciagos momentos de la invasión estadounidense a Granada: en el año 1979, el Movimiento New Jewel llega al poder e instala un gobierno de carácter socialista y alineado con los intereses de la Unión Soviética. Pero los Estados Unidos, no queriendo otro gobierno alineado a Moscú en su «Patio Trasero», invaden el pequeño país insular en 1983, derrocando al New Jewel, e instalando un régimen más afín a sus intereses.
—Exacto
—explica el presidente trinitense— Agradezco la labor que la Orden del Libro
Verdadero y en especial, al ejército venezolano, por traer estabilidad a mi
país, pero no quiero ver tropas estadounidenses en Puerto España.
La
presidenta Tamimi sonríe con malicia y, consciente de que es el momento de
mostrar un poco más de seriedad, empieza a gesticular de forma más moderada y
aclara:
—Señores,
puedo asegurarles que la orden está consciente de la amenaza que representa el
poderío militar estadounidense. Pero, tengan en cuenta esto: cuando Brasil
compró a los Países Bajos sus territorios ultramarinos, ellos estaban más
preocupados por recuperar el orden dentro de sus fronteras que de detener la operación. Mientras Harkotian, buscando recuperar el control de sus dominios, se desentendía de los asuntos de la región,
Danaekaia estaba demasiado intoxicada como para actuar, tanto así que ni se enteró que cuando Estados Unidos estaba en guerra, Puerto Rico aprovechó la coyuntura para independizarse. Y si bien Estados Unidos se recupera, ahora tenemos el poder para contrarrestarlos.
En el año
2040, los Países Bajos, necesitados de dinero para actualizar su sistema de
diques —el cual resultó ser muchísimo más caro de lo que inicialmente habían
planeado— y no desaparecer por la subida del nivel del mar, vendió las islas de
Aruba, Bonaire, Curazao, San Eustaquio, Saba y Sint Maarten, al Brasil, lo que le
dio a la superpotencia sudamericana acceso al Mar Caribe. Sin embargo, el
gobierno estadounidense, en ese momento en medio de una crisis política, no mostró interés alguno en detener la operación; al contrario, en Washington dejaron que Puerto Rico declarara su independencia ese mismo año, con el argumento de que la
isla antillana era «demasiado costosa de mantener», con lo cual, en solo un
año, Brasil ganó suficiente poder como para amenazar la posición de los Estados Unidos como la potencia dominante en la región.
—¿Significa que aún tenemos que preocuparnos por una retaliación estadounidense? —pregunta el presidente de
Trinidad y Tobago.
—Harkotian de Pi Idiofiyía no es tonto. Ahora que ha logrado estabilizar a Estados Unidos, será cuestión de
tiempo para que se haga más agresivo. Pero, contamos con una ventaja.
—¿Cuál,
presidenta Tamimi? —pregunta el presidente granadino.
—Nadie en
el Clan de la Atlántida, ni siquiera él, sospecha que tenemos un plan, que va más allá de
toda esta ofensiva geopolítica. Seguiremos discutiendo este asunto después.
Debo atender una visita.
Los
presidentes de Granada y Trinidad y Tobago se despiden y una vez la
comunicación se corta, la pared del semi domo gradualmente cambia de
apariencia, hasta hacerse transparente, permitiendo observar el horizonte de
Caracas desde la cima del Palacio de la Revolución e iluminando totalmente el
despacho.
Al reparar
en la apariencia de la presidenta Tamimi, Sebastião, visiblemente
desconcertado, no puede evitar decir la primera cosa que vino a su cabeza:
—¿Eres
Anabel Tamimi? ¿La salvadora de Venezuela es una niña puberta?
A lo que
la presidenta, antes de dirigirle la palabra, rápidamente altera el color de su
cabello, de un negro genérico a un intenso azul eléctrico, cruza miradas de
forma desafiante con el brasileño y, con cierta ironía, responde:
—Las
apariencias engañan, príncipe Sebastião —ella se eleva hasta quedar cara a cara
con él—. En realidad, tengo 60 años, y mientras tus padres seguían viviendo de
los lujos de la corte atlante, los míos tuvieron que huir de su hogar para que
no los mataran. Mientras vos ni estabas en los planes, Heorhiy me permitió
renacer como vampiro. Mientras aprendías a caminar, yo estaba liderando una
revolución. Mientras estabas aprendiendo a pelear, yo estaba convirtiendo a
Venezuela en una potencia militar. Aunque seáis el hijo de un nephila, comparado
conmigo, seguís siendo un niño.
Aunque la
estatura de 1,45 metros y aspecto casi infantil de Anabel Tamimi, la harían
pasar fácilmente como una adolescente de 14 años y no como la presidenta del
país más militarizado de América Latina, su mirada felina color rojo sangre, el
cambio de color de su pelo —señal inequívoca de su maestría en las artes de la
magia— y su forma de expresarse, más propia de un adulto experimentado que de
la joven inocente que aparenta ser, proyectan un contraste perturbador, que
revela su naturaleza inhumana, mientras que el tatuaje con forma de hélice de
cuatro aspas que salen de su ojo derecho, junto con su uniforme militar de gala, con las insignias de comandante en jefe de la
Fuerza Armada Nacional Bolivariana, son indicativo de su espíritu guerrero.
Nacida en Maracaibo en el año 1989, Anabel Tamimi se destaca por ser pionera en muchas cosas: primera mujer presidenta de su país y, primera vampiresa en liderar un país en el continente americano. De padres palestinos exiliados en Venezuela por «actividades subversivas» contra el Estado Taslimita de Palestina —república teocrática que existió desde 1989 hasta 2000—, desde muy joven hizo parte de las actividades a favor de la Revolución Bolivariana. Fuera de esos datos, la información de su pasado es un misterio, pero se sabe que a sus 23 años, tras ser convertida en vampiro por Heorhiy Nimni, su ascenso en la jerarquía revolucionaria fue meteórico, pasando de ser una militante más, a la líder de los Colectivos y tras el fin de la guerra civil, en la nueva comandante de la Revolución Bolivariana.
Sin
dejarse intimidar por Anabel, Sebastião, haciendo gala de su humor mordaz,
dice:
—Oh, en
ese caso, lo siento mucho, presidenta. Es que con las imágenes tan majestuosas que
he visto de usted por todo el país, creí que era más… alta.
Anabel
ríe:
—Suelo
causar esa impresión. Pero ya sabéis lo que dicen por ahí: el tamaño no
importa.
Antes de
que la conversación escale al nivel de riña, Xäphía interviene abruptamente,
agarrando con fuerza el hombro del brasileño, hasta hacerlo retorcer del dolor
y dice:
—Recuerdo
que habías pedido la presencia del joven Sebastião.
Comprendiendo
que ya era hora de dejar los alardes a un lado, Anabel posa sus pies en el piso
y, en un discurso más formal, explica:
—Así es, lady
Xäphía. El Zar Carmesí ordenó a André Heigui, Dalila Morales y Lucia Heigui que buscaran pistas sobre el general Istvan Halász…
La mención
de sus hermanos provocó una reacción airada de parte de Sebastião:
—¿El Zar
Carmesí les dio a ellos esa misión?
—Así es. Y
de acuerdo con la última información que recibí de ellos, van en
camino a la Federación Amazónica…
Iracundo, Sebastião
agarra súbitamente a Anabel de la solapa de su uniforme hasta alzarla con la
fuerza de sus brazos y, con una mirada asesina, grita:
—¡¿Sabes
lo que han hecho?! ¡Los han enviado a la boca del lobo!
Sorprendido
por la reacción violenta del brasileño, Heorhiy se lanza a atacarlo, pero una
seña de parte de Xäphía bastó para hacerlo desistir de su intento. Mientras que
Anabel, buscando calmar al enojado Heigui y manteniendo la calma, explica en
tono conciliador:
—Pará,
pará chico, que para eso pedí que vinieras. Podría enviar a mis hombres para
que les apoyaran, pero quién mejor para cuidar sus espaldas que Sebastião Heigui en persona, el futuro jinete de la Guerra.
Apelar a
su ego es suficiente para calmar al vampiro, quien la suelta, mientras ella se
mantiene flotando y continúa su razonamiento:
»Yo intenté
convencerlos de que no entraran allá sin apoyo, pero estaban confiados en que
podrían hacerlo por su cuenta.
—Es
extraño que André se muestre tan confiado. No es común en él ser tan… osado.
—menciona Sebastião.
—Quizás
tenga que ver con los nuevos poderes de Lucia —intuye Anabel—. Pero te voy a
dar un consejo: cuidála. Sin la protección del virus vampiro,
existe la posibilidad de que los atlantes la usen en nuestra contra. Sus
poderes son una amenaza muy real a nuestros planes que debe ser neutralizada a
como dé lugar.
A
diferencia de los lilims, cuyas voluntades están atadas a las de los nephilim,
los vampiros son inmunes a todo tipo de manipulación mental, protección que los
humanos como Lucia no poseen.
—¿Saben a
dónde iban? —pregunta Xäphía.
—Su última
comunicación nos confirmó que se dirigen hacia Puerto Figuereido.
Tras la
respuesta del ucraniano, Xäphía divaga por unos segundos hasta que recuerda un
detalle:
—Sebastião,
¿ese bus que compraste puede volar?
—Si.
—¡Excelente!
—exclama animada— porque si vamos a ir tras tus hermanos, tendremos que hacer
un viaje… de altura.
Antes de
que sus invitados se despidan, Anabel dice:
—Heorhiy,
entrégales el mapa.
—Bel —el
ucraniano se refiere a la presidenta por su diminutivo— ¿estás segura? Sabes
que está prohibido.
—Por el Cuarteto —Anabel replica irritada—, ¿qué no ves que es un asunto de vida o
muerte? Dales el mapa de una vez, que yo respondo por
vos.
A
regañadientes, Heorhiy muestra una Tablet a Sebastião y Xäphía, la cual plasma
un mapamundi, el cual va ajustando mientras explica:
—Este mapa
nos da la ubicación de los agentes de la Orden del Libro Verdadero en todo el
planeta. Como queremos ubicar a tus hermanos, solo tengo que escribir el nombre
de cualquiera de ellos, y este mapa nos permite saber dónde están. Muy pocos
dentro de la orden tenemos uno como este, así que, si no pueden asegurar su
posesión, destrúyanlo.
Intrigada
por la existencia de este mapa, Xäphía pregunta:
—¿Por qué
los jefes no me dieron uno?
—Se
suponía que no debías moverte de Colombia —responde Heorhiy—. Los jefes están
corriendo un riesgo muy grande al dejarte ir con él. Si mueres, nuestro plan no
podrá llevarse a cabo.
Una
respuesta a la que Xäphía reacciona con una leve risita y, tras cruzar miradas
con el ucraniano, explica:
—Bueno, no
debes preocuparte por eso. Ya debes saber que soy lo bastante fuerte como para
lidiar con lo que sea que el Emperador nos envíe.
Intimidado
por la maestra de Sebastião, Heorhiy simplemente atina a responder:
—De eso no
me queda duda.
—En todo
caso —Anabel explica—, no está de más decir que tengan cuidado. Van a entrar en
territorio enemigo y no sabemos exactamente con qué se vayan a encontrar allá.
—No se
preocupe, presidenta. Nosotros dos podremos con lo que sea. —declara Sebastião.
Tras una
mirada de aprobación de Xäphía, ella se despide de Anabel y Heorhiy, mientras
se va con su pupilo en búsqueda del trío Heigui, para evitar que una
imprudencia termine por poner en riesgo los planes de la orden y, por supuesto,
sus propias vidas.
_________________________________________
En ese
instante.
Magangué
es la segunda ciudad más importante del departamento de Bolívar, uno de los 29
que conforman la República de Colombia. Conocida como la Capital de los Ríos,
ya que se halla a orillas del río Magdalena —el más largo del país—, así como en
las desembocaduras de los ríos Cauca y San Jorge, además de encontrarse una de
las zonas con más ciénagas de Colombia. Pese a esto, durante buena parte de su
historia, tuvo un sistema de acueductos deficiente, siendo frecuente que el
preciado líquido no fluyera por los grifos de la ciudad.
No
obstante, esto cambió con la llegada de la gobernadora Xiomara Cardozo en el
año 2033 quien, por medio de una política económica responsable, consiguió
mejorar enormemente la infraestructura del departamento. En el caso de Magangué,
logró darle uso a la posición estratégica de la ciudad, creando un puerto
fluvial, convirtiendo a la ciudad en una especie de centro neurálgico del
comercio fluvial en el país, contribuyendo al crecimiento de la ciudad,
convirtiéndolo en la segunda más rica del departamento.
Esto ha
provocado que la ciudad crezca a niveles vertiginosos, pasando de poco más de
100 mil habitantes en 2033, a más de 250 mil en 2049. El crecimiento económico
ha alterado la arquitectura de la ciudad, ya que los pocos edificios históricos
han sido derribados para dar paso a construcciones más modernas, como edificios
de apartamentos, avenidas de cuatro carriles y una proliferación de iglesias
amenistas por toda la ciudad.
Desde la
llegada de Cardozo al poder departamental, las iglesias amenistas se han
extendido por todo Bolívar, el departamento más religioso de Colombia. Esto ha
venido relacionado con la fuerte relación de la gobernadora con los gobiernos
previos a Salazar, lo cual les ha dado mucho poder en sus dominios. En Magangué
son frecuentes los actos religiosos, donde los pastores usan el púlpito para
acusar a los detractores de la gobernadora de «pecadores» y «agentes del Diablo».
La catedral de Magangué es una iglesia de estilo gótico cuyo interior está cubierto por parafernalia religiosa, como estátuas de ángeles y santos, así como una gran cruz de plata de seis metros de alto detrás del púlpito, donde un pastor está agitando a sus fieles:
—Así como
les digo, damas y caballeros. El gobierno de Salazar se ha confabulado con
fuerzas oscuras que están en contra de los valores amenistas. Fuerzas
oscuras que han tomado el control de toda América Latina. Quieren quebrantar el
orden divino y traer el apocalipsis a la Tierra.
El pastor
Adolfo Morales, es uno de los más reconocidos del país, así como uno de los más
jóvenes. De 34 años y ataviado con un elegante traje blanco de 6000 reales, es
sobrino del fallecido Manuel Morales y alcalde de la ciudad. Sus sermones, que también cuentan como mítines políticos, a menudo van en contra del
gobierno de Edward Salazar y sus aliados, tanto dentro como fuera de Colombia, los cuales son digeridos por sus fieles, atraídos por su retórica incendiaria
y radical, como polillas a una antorcha.
»Si,
queridos amigos. Ellos son agentes del Caído, aquel que quiere destruir al
Pueblo de Dios. ¡A nosotros!
Los
presentes responden con aplausos atronadores, mientras Adolfo hace gestos
sutiles que demuestran su adicción a la adulación, como cerrar los ojos y
sonreír levemente tras la lluvia de aplausos.
»El Emperador Pedro III, es el oscuro personaje que el Diablo ha escogido para esparcir el caos
por todo el mundo. ¡Miren todo lo que ha pasado tras su llegada! Brasil no solo
ha vuelto a permitir leyes diabólicas como el aborto, el matrimonio de
homosexuales y ha ordenado la total separación de la iglesia del estado. Todo
mientras promueve esa religión pagana del arxorismo, no solo en su país, sino
en todo el mundo. ¡Solo miren a la hermana Venezuela! Anabel Tamimi no solo es
una dictadora, también es apóstol de esos dioses impíos que el Líder Supremo y
sus lacayos adoran. ¡El paganismo amenaza con engullir a nuestra amada Latinoamérica!
El público
hace expresiones de rechazo de todo tipo, desde aullidos, hasta largos «¡Nooo!»,
que demuestran el desprecio de sus fieles a las ideas alejadas de su dogma.
Desde la llegada de Protogión de Eta Efevrétis —conocido en público como el Emperador Pedro III— al poder
en el 2021, Brasil ha hecho un fuerte viraje hacia posturas progresistas, las
cuales habían sido dejadas de lado por su antecesor. Pero lo más llamativo de
su largo gobierno, ha sido la promoción del arxorismo, religión que, con el
beneplácito de los gobiernos aliados a Brasilia, ha logrado extenderse con gran
velocidad por todo el mundo, siendo Venezuela el caso más notable, ya el 90% de
sus 18 millones de habitantes son seguidores de esta religión.
»Es por
eso que nosotros, el fiel pueblo de Dios, debemos resistir estos ataques.
Debemos combatir fuego con fuego. ¡Donde los paganos surjan, debemos atacarlos!
¡Golpéenlos! ¡Humíllenlos! Y si ellos atacan, ¡atacaremos con más fuerza que
nunca! ¡Porque el Todopoderoso nos protegerá de los ataques del Diablo! —Adolfo
alza sus brazos al aire— ¡Dios por encima de todo!
La
multitud alaba y vitorea embravecida, pero una persona entre el público permanece
impasible. Con la llegada del arxorismo, las comunidades amenistas, que
antes reinaban supremas por toda
América Latina desde los tiempos de la colonia, repentinamente se encontraron con un enemigo capaz de pelearles
en su propio terreno, por lo que las peleas entre estas dos comunidades son el
pan de cada día en la región.
Luego de
su ardoroso discurso, Adolfo adopta un ademán más serio y melancólico:
»Nuestro
enemigo es poderoso e insidioso, por lo que tenemos que ser cautelosos. ¿Ustedes
saben lo que le pasó a mi tío?
—¡Siii!
—la multitud responde al unísono.
—Su propia
hija, la joven Dalila —Adolfo desata su indignación, destilando rabia en sus
palabras—, infectada irremediablemente por las impías palabras del arxorismo,
fue influenciada por el demonio para matar a su propio padre. Ahora bien, si
este fuese un gobierno guiado por la Mano de Dios, ella estaría siendo buscada
por las autoridades. ¡Pero no! —sus gestos se hacen más dramáticos— Resulta que
ahora, la niña es alabada por los arxoristas y sus simpatizantes. Y como es
costumbre, este gobierno no hizo nada. ¡¿Cómo la ven?!
Todos los
presentes en el templo —menos una— hacen expresiones de rechazo. Aunque la
versión oficial afirma que la masacre de la Mansión Morales hace menos de un
año, fue perpetrada por un comando guerrillero, ayer se encontró una grabación
donde se vio a una joven de vestido negro, ejecutando a los presentes con magia
de fuego, junto a otro joven en traje y armado con un sable. Si bien las
autoridades se apresuraron en decir que los sicarios eran parte del comando
guerrillero y no podían ser identificados —su identidad para el público sigue
siendo un misterio—, algunos se han lanzado a afirmar, basados en exhaustivos
análisis, que la chica se trata de Dalila Morales, situación que la ha
convertido en una persona detestada por la comunidad amenista, pero alabada
por los simpatizantes de Salazar —muchos de ellos arxoristas—, al ser Manuel
Morales uno de los principales opositores de su gobierno.
»Es por
eso que debemos cuidar a nuestros hijos de su impía influencia. Si ven que su
hijo que siempre viste de negro, que escucha música fuerte, no asiste a la
iglesia, y rechaza la palabra de Dios… castíguelo. ¡Castíguelo con todo el rigor!
¡Dios se los agradecerá en el más allá!
La
multitud aplaude apasionadamente al pastor, aunque una persona hace una pequeña
mueca de rechazo. La comunidad amenista colombiana, una de las más grandes de
América Latina, es conocida por su fanatismo y en su apogeo, incluso lograron convertir al país en una teocracia, desde 2034 hasta 2046.
»Por ello,
y ya para terminar, quiero preguntarles a todos ustedes —Adolfo extiende su
brazo derecho a sus fieles— Hijos míos ¡¿abrazan al Señor?!
Sus fieles
—menos una— alzan las manos y declaran al unísono:
—¡Siii!
El pastor
estuvo observando a una persona, vestida con una larga gabardina negra que, en
vez de demostrar la pasión que expresaron todos sus fieles, se mantuvo seria —aburrida
incluso— durante todo su sermón. Esto le llamó la atención, por lo que pidió que
la llevaran junto a él, para hacerle la pregunta:
—Hija mía,
¿abrazas al señor?
La chica
sonríe con malicia, se ajusta los lentes y responde con un muy chocante «No».
Indignado,
el pastor Morales responde:
—¿Por qué
no aceptas al Señor por sobre todas las cosas? ¿Acaso eres una pecadora?
La chica exagera
su sonrisa y abre sus ojos hasta lucir como una enajenada mental, mientras las bisagras
metálicas de las puertas del templo son inundadas por electricidad, haciendo
que se cierren abruptamente y, la humedad del ambiente se va concentrando en
miles de esferas de agua que se concentran a su alrededor, lo cual aterra a los
presentes, que se dan cuenta que es imposible abrir las puertas, al tiempo que
la chica deshace su chaqueta con una descarga de mitegia, dejando al
descubierto su esbelta figura, cubierta únicamente por un vestido de baño negro
de dos piezas, y dejando al descubierto sus antebrazos y piernas mecánicas, las
cuales, para el terror de los presentes, terminan en filosas garras. Acto seguido,
ella inicia su monólogo:
—¿Pecadora?
Soy mucho más que eso: yo deshonré a mis padres, ancestros y a mi esposo; los asesiné a todos el día de mi
boda; y terminé jurando lealtad a mis enemigos y a los dioses arxoristas. ¿Y quieren que les confiese algo? Disfruté cada segundo de ello.
Con las
esferas de agua rodeando cada rincón de la iglesia, el pastor Morales, en una
reacción instintiva, saca una pistola de detrás de su pantalón y dispara diez
veces a la chica…
—No es
posible…
Los
disparos dejan pequeñas heridas chispeantes en el cuerpo de la chica,
pero ella no se inmuta en lo absoluto. Pero el pastor está tan aterrado que su
esfínter anal lo termina traicionando.
—Ahora
entiendo por qué mi prima Dalila mató a toda su familia —expresa la chica, cuya
voz ahora tiene una distorsión electrónica—. Ustedes son gente
despreciable. Que el Cuarteto devore sus almas.
Un
chasquido de sus dedos bastó para que las esferas, se transformen en finos
rayos de agua comprimida que mutilan a todos los presentes. En cuestión de
segundos, ninguno de los más de mil feligreses termina con sus cuatro
extremidades pegadas a su cuerpo, mientras que las paredes del templo quedan
grabadas con sangre y las marcas de sus rayos. Ni siquiera la gran cruz de
plata se salva, ya que es cortada y derribada, simbolizando la profanación del
templo sagrado. Una escena dantesca que, a ella le trae gratos recuerdos.
Terminada
la matanza, la chica cambia abruptamente su expresión desquiciada por una
totalmente desprovista de vida, invoca un báculo de metal con una calavera y un
extraño símbolo con forma de altar grabado en ésta. Ella clava el báculo en la
base de la cruz y espera a que se forme una pantalla virtual con algo de
estática. Al estabilizarse la señal, ella se pone de rodillas, en reverencia a
su interlocutor:
—Su
majestad, lo hice, tal y como usted me lo ordenó.
El Barón
suelta una carcajada siniestra tras fumarse un puro:
—¡Excelente
trabajo, Xitlali! Repetiste tu acto en Cancún. Ahora, quiero que te ubiques al
lado del báculo y prestes atención a lo que voy a hacer.
La
nicaragüense obedece al anciano líder de la orden quien, desde su oficina en
Florencia, extiende su mano y recita un encantamiento:
»Almas sin
luz, cegadas por la ignorancia, reciban el regalo de la nueva vida que les
otorgo. Regresen de la oscuridad de la nada y renazcan con un nuevo propósito.
¡Todos los muertos, LEVÁNTENSE!
Los
muertos repentinamente empiezan a regenerarse, rearmando sus cuerpos mutilados
y se levantan ante el comando de El Barón. Pero, sus consciencias no regresaron
de la muerte. Sus miradas vacías reflejan la carencia de alma.
Impresionada
por el espectáculo mágico del renacimiento —aunque sin hacer expresión alguna
en su rostro—, Xitlali pregunta:
—¿Cómo
hizo todo eso?
—Nigromancia
—responde El Barón con una sonrisa—. Estos cuerpos no son más que marionetas,
zombis imbuidos con las energías mágicas de La Fuente. La magia los mantendrá
funcionando hasta que sean derribados. Sus víctimas se unirán a la horda de
muertos vivientes que tú comandarás.
—¿Cómo voy
a controlarlos si fue usted quien los revivió?
—Solo usa
el báculo. Ellos te obedecerán como si fuera yo.
—Y que
esta sea nuestra declaración de guerra contra Xiomara Cardozo.
—Así es,
Xitlali. Ahora ve, desata el poder de los muertos y, por sobre todas las
cosas… diviértete.
La
comunicación se corta y la nicaragüense toma el báculo, mientras los zombis
fijan su mirada en ella, esperando sus órdenes.
Xitlali
baja del púlpito, al tiempo que los muertos vivientes hacen una especie de
calle de honor hasta las puertas de la iglesia, la cual ella abre con su magia
de relámpago. Una vez la puerta está abierta, vuelve a dibujar una expresión
maniática en su rostro y les ordena:
—Por
mandato de la Orden del Libro Verdadero, esta ciudad debe ser destruida. Todo
lo que se mueva, es un enemigo. Vayan y siembren el caos. Xiomara Cardozo se
arrepentirá de desafiarnos.
[2] En la jerga bogotana, «china» significa chica.
[3] En portugués: «Chica de poca fe».
[4] Es la moneda de la República Federativa del Brasil y la segunda moneda más fuerte del mundo, por debajo del yuan chino y delante del dólar estadounidense. 1 real del 2049 equivale a 2,10 dólares estadounidenses del 2020.