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Florencia, Colombia, enero del 2049.
Florencia, Colombia, enero del 2049.
La oficina de El Barón es toda una
maravilla de la intimidación: una habitación llena de emblemas arcanos, estantes
con hierbas para hechizos, frascos con pócimas, muñecos vudú con fotos de
enemigos caídos del gobierno colombiano y sus aliados en el extranjero, cráneos
colgando de las paredes, y en la pared detrás de su escritorio, su emblema
personal: un extraño símbolo compuesto por un altar con una cruz y dos ataúdes,
rodeados de símbolos mágicos. Entrar ahí, es adentrarse en la guarida del más
siniestro de los médicos brujos, capaz de destruir a un enemigo, ya sea usando los
artilugios sobrenaturales más sucios, o las intrigas más elaboradas. Este es un
maestro de las artes de la magia y la manipulación de la gente.
Su importancia dentro de la jerarquía de la Orden del Libro Verdadero, hace que el presidente colombiano, Edward Salazar, lo trata con una
mezcla de respeto, camaradería, y un poco de temor reverencial. Después de
todo, El Barón es uno de sus principales benefactores y, por ende, encarna uno
de los mayores pilares de su régimen:
—Cuénteme, su majestad. ¿Cómo le fue en la Federación Amazónica? —pregunta
Edward cordialmente.
—Las cosas van viento en popa, presidente —responde alegremente El
Barón, con su característica voz nasal, mientras fuma con placer un habano—. Estuve
dando instrucciones a nuestros activos en el país para que se levantaran en
armas. Gracias a ello, hace unos días se formaron grupos guerrilleros que están
atacando la infraestructura minera amazónica. Además, gracias a nuestros espías,
descubrimos un caso de corrupción que ha provocado una purga dentro del
ejército. La Federación Amazónica sigue siendo fuerte, pero estos ataques los
obligarán a ralentizar el crecimiento de su poder militar. Aunque, si me lo
pregunta, hubiera preferido que el hijo de Protogion hubiera tenido éxito, pero
qué se le va a hacer.
El año pasado, Sebastião Heigui, bajo órdenes de El Barón, se
reunió con dos miembros del gabinete de la Federación Amazónica. Su misión era
entregarles información que les hubiera permitido tomar por sorpresa a Guyana, aumentando su línea costera en el Mar Caribe, para así no depender de Trinidad y Tobago. En realidad, todo era una
treta organizada por El Barón para llevar al ejército amazónico a una trampa,
en la cual hubieran sufrido una derrota tan catastrófica, que hubiera amenazado
la propia existencia del país.
—¿Supieron al fin por qué lo descubrieron? —pregunta el presidente
Salazar. Está temeroso de que los atlantes hayan plantado espías en la red de
inteligencia de su país.
—Si se pregunta si infiltraron mi organización, no se preocupe,
presidente —relata tranquilamente El Barón con un toque de ironía—. Resulta que
el chico cometió una imprudencia al revelarse como hijo de Protogion. Los
atlantes desconfían de todo aquel que lleve el apellido Heigui, y ese fue su
error. Afortunadamente, la muerte de dos miembros del gabinete amazónico sirvió
como premio de consolación a nuestra causa.
El burócrata y el militar que Sebastião ejecutó hace un año por
tratar de traicionarlo, eran el secretario de guerra, Helder Prens, y el comandante
del ejército, general Eleuterio Rojas, ambos miembros importantes del gobierno amazónico.
Si bien el impacto de su muerte no pasó de ser una tragedia sin consecuencias
políticas importantes —ya que fue vendida como un «trágico accidente»—. Secretamente,
sirvió para enviarle un mensaje a la Federación Amazónica: Colombia no estaría
dispuesta a perder otro departamento más; su política expansionista sería
combatida con todos los medios posibles y hasta las últimas consecuencias.
—Phew —Edward suspira profundamente aliviado—, que bueno que no
fueron espías. Bastantes problemas tengo ya dirigiendo este país. Su majestad,
déjeme decirle que es todo un honor que haga parte de este gobierno. Su labor
en el Ejército de Lemuria ha sido magistral y sin usted, hace
rato habría sido derrocado.
—El placer es mío, presidente —replica halagado El Barón entre risas—. Después
de todo, la Orden del Libro Verdadero siempre ha sabido proteger a sus aliados.
Vestido
con un elegante traje y sombrero de copa negros, el cual oculta su ausencia de
cabello, El Barón es un anciano de raza negra de ojos con un extraño brillo verdoso y orejas puntiagudas que realzan su imagen de brujo maestro de las artes arcanas, y a su vez, lo envuelven en un halo de misterio que cubre su verdadera naturaleza. El
Barón es además, un veterano con muchos milenios de historia y el segundo al mando de la Orden del Libro Verdadero, que
junto a la Casa Heigui, constituyen el principal soporte del gobierno
Salazar y de muchos otros por toda América Latina.
—Por cierto, ¿Cómo van los preparativos para el ritual? —pregunta el
presidente.
—Hasta la fecha hemos conseguido el control de la mayoría de
los países de la región, desde México hasta Argentina. Descontando la Federación Amazónica, aun se resisten Costa Rica, Panamá, Nicaragua, las Bahamas, Perú, Haití y República
Dominicana, y calculo que Trinidad y Tobago nos pertenecerá antes de que acabe
este año, pero no importa. Con los que están en nuestras manos, podemos dar por
concluida la Primera Fase del ritual. Ahora necesitamos con urgencia poner en
marcha la Segunda Fase. —expone alegremente El Barón tras terminar su habano e
inmediatamente encender otro.
La ola revolucionaria que ha cubierto a toda América Latina ha obedecido
a un plan, fraguado por la Orden del Libro Verdadero y sus aliados, la Casa Heigui. Por ello, no es coincidencia que los gobiernos que han retirado a
las elites proatlantes en sus respectivos países, una vez en el poder, viran su
política exterior hacia los intereses de Brasil, el epicentro del poder de los
enemigos del Imperio de la Atlántida. Esta ola ha llegado incluso a alcanzar a
las dependencias que aun quedaban en el continente, ya que la inmensa mayoría
se ha independizado de sus respectivas metrópolis y, tal y como ha sucedido con
otros países de la región, se han alineado con la política exterior brasileña,
dirigida por el patriarca de los Heigui, Protogión de Eta Efevrétis. Un plan
que, de acuerdo con El Barón, no ha sido completado aún.
—¿Segunda Fase? ¿Por qué se tardan tanto en hacerlo? ¿Qué les hace
falta para realizarlo de una vez? —recalca Edward con insistencia.
Aunque es uno de los aliados más fieles de la Orden del Libro
Verdadero, el presidente Salazar no está al tanto de los detalles más
específicos de su plan maestro, principalmente por su limitado conocimiento sobre
la magia. No obstante, El Barón, a manera de recompensar su lealtad, siempre
está dispuesto a aclararle sus dudas, en una manera que pueda comprenderlas:
—No es tan sencillo, presidente. La Primera Fase nos permitió crear
un área de efecto, esto es, los países que serán afectados por el mismo. La
Fase Dos consiste en la preparación del epicentro del ritual…
Edward cae en cuenta por qué la Orden del Libro
Verdadero lo necesitaba con insistencia en la presidencia, así como su papel en
todo el plan maestro cocinado por sus benefactores. Por ello, interrumpe a El
Barón y sin asomo de molestia, expresa —¿Me está diciendo que el epicentro del
ritual será en Colombia?
—Correcto, presidente. La única forma de realizar ese ritual era
controlando este país. Y claro, necesitábamos instalar a un gobierno amigo, un
presidente en quien pudiéramos confiar. Yo le pedí a Harriet que investigara a fondo
todos los candidatos de la última campaña presidencial, y concluimos que usted
era nuestra mejor opción.
Escuchar a El Barón le trae muchos recuerdos a Edward, quien estaba
ultimando detalles para decidirse si o no participaba en las elecciones presidenciales
del 2046. Un día, el anciano nephila tocó su puerta y le ofreció ayudarlo a
ganar, a cambio de que colaborase en «un plan que cambiaría el mundo entero,
para siempre». Tras escuchar los pormenores generales del mismo, él aceptó y gracias
al apoyo de la Orden del Libro Verdadero, logró una arrolladora victoria con el
65% de los votos y el resto, es historia.
—Debo decir que me siento muy halagado de que ustedes hayan pensado
en mí, su majestad. —recalca Edward, antes de juntar sus manos en posición
piramidal y retomar el tema del ritual— Ahora bien, Colombia es muy grande.
¿Qué parte del país será usada como epicentro?
—La ciudad de Cartagena. —El Barón responde casi de manera
automática.
—¿Por qué ahí?
El anciano nephila se queda en silencio por unos segundos, dudando
si responder, ya que los detalles son muy específicos y en su lugar, responde:
—Digamos
que es debido a un capricho del destino. Es una historia muy larga y quisiera
contársela después.
No teniendo intención de presionar a su mecenas, Edward decide
matar el tema y desviarlo hacia otro asunto igual de importante:
—Está bien, su majestad. Además, usted y yo tenemos que abordar el
cómo vamos a acabar con los agentes atlantes en este país.
—Por supuesto —replica El Barón tras aspirar placenteramente un
puro y ahogar una mosca con el humo que expide su boca—. Con respecto a ellos, le
tengo buenas noticias: hemos infiltrado el círculo cercano de Lázaro Gómez y
ahora sabemos cómo matarlo. Es más, Harriet va en camino a traerme su cabeza.
—¿De verdad? —dice Edward, con cierta incredulidad—. Tenía
entendido que eso era imposible. ¿Cómo lo lograron?
—Jajaja —El Barón sonríe efusivamente mientras pone su puro en un
cenicero en forma de calavera—, señor presidente, he estado en este negocio
desde hace siglos. Mis espías son los mejores del mundo.
Para nosotros, nada es imposible.
El Ejército de Lemuria es la rama militar de la Orden del Libro Verdadero y, aparte de proveer asistencia a los ejércitos de los líderes mundiales aliados a la orden, también cuenta con una policía secreta que, entre otras cosas, ha estado al servicio de los intereses de los gobernantes aliados a la orden. Por ende, es
uno de los pilares que sostienen al gobierno de Salazar. Lo que la opinión
pública no sabe, es que la entidad ya
operaba en Colombia desde el 2040, colaborando con los enemigos del régimen amenista. No se tiene certeza sobre su origen, pero
estuvo muy activo durante la Primera Guerra Mundial, contribuyendo enormemente
a la causa de las Potencias Centrales, siendo El Barón, el arquitecto tras su
creación.
Su poder es tal, que operan como una entidad paraestatal, con sedes por todo el mundo, siendo una de ellas, un rascacielos de cuarenta
pisos ubicado en el centro de Florencia —ciudad del sureste colombiano—, donde cuenta
con numerosas oficinas que se dedican a tareas muy diversas, desde bodegas de
hackers destinadas a fabricar tendencias favorables al gobierno de Salazar en redes
sociales, redes de espías que se extienden por todo el mundo, divisiones de
sabotaje cibernético, infiltración de gobiernos y organizaciones enemigas, centros
de entrenamiento para cuadros dirigentes, y hasta un comando militar con miles de hechiceros bajo su mando —que oficialmente, no existe—, el cual ha
sido desplegado en muchas ocasiones por toda América Latina, siendo fundamentales
en los sucesivos golpes que la Orden del Libro Verdadero le ha propinado al Clan de la Atlántida en la región.
Tal es su influencia dentro del gobierno colombiano, que el presidente Salazar les autorizó convertir el
Departamento del Caquetá —el segundo más grande de Colombia, y cuya capital es
Florencia— en una «Zona de Seguridad Especial», lo que esencialmente deja esa
parte del país bajo control directo de la orden, para vigilar la expansión
de la Federación Amazónica por la región —y con la cual hace frontera—, servir
de campo de entrenamiento para sus milicias, además de la administración civil,
convirtiendo a El Barón en una especie de gobernador vitalicio. No por nada, muchos
consideran al Ejército de Lemuria «un estado dentro de otro estado».
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Un día después.
Pocas ciudades en Colombia han tenido un crecimiento tan
vertiginoso como Puerto Carreño. Fundada en 1922, fue durante gran parte de su
historia, poco más que un pueblo perdido en medio de los llanos orientales, propenso
a las inundaciones por hallarse a la orilla de tres ríos —el Meta, el Bita y el
Orinoco—, y que solo tenía de especial el ser capital del Vichada, el actual
departamento más grande de Colombia, tras la anexión del Departamento del
Amazonas por parte de la Federación Amazónica en 2045.
Esto cambió con la llegada de Lázaro Gómez al pueblo. Se dice que
nació en algún lugar del Vichada en el año 1990, pero más allá de esos
detalles, su pasado es todo un misterio. Lo cierto es que, en el año 2022,
irrumpió en la política nacional, como uno de los primeros senadores oriundos
del llano, llegando a convertirse en el vicepresidente del senado y el hombre
más rico de todo el oriente colombiano. Gracias a su dinero y poder, convirtió
a Puerto Carreño, de un pueblo de poco más de 20 mil habitantes, a una ciudad moderna
de más de 300 mil almas en poco más de 20 años, con rascacielos de más de
cincuenta pisos —los más grandes de los llanos orientales—, avenidas de cuatro
carriles y hasta rutas intermunicipales, que conectan la ciudad con el resto del
prácticamente despoblado oriente colombiano.
Pero el mayor testamento del reciente poder económico de Puerto
Carreño y de la influencia de Lázaro Gómez sobre la región, es la Ciudadela del
Llano: construida en el centro de la ciudad, es un rascacielos de base octagonal,
con 130 metros de alto, con una fachada hecha enteramente de cristal polarizado,
rodeado de hileras de luces LED, que cambian constantemente de color y le
otorgan un aspecto futurista, siendo el edificio más alto de la capital del Vichada,
y a su vez, la residencia del senador.
Y es en la azotea de dicho edificio, iluminada por un exótico sistema
de treinta postes con parlantes incorporados, se está desarrollando una gran
fiesta —su cumpleaños—, ambientada con buena música llanera, alcohol y por
supuesto, mujeres muy hermosas.
—Jajaja, ¡eso, muchachos! ¡Beban, bailen y disfruten de la
compañía, que la noche es joven! —exclama animado el senador Gómez tras tomarse
un trago, sentado en un gran sillón con una joven, quien pregunta con
preocupación por la enorme presencia militar en la fiesta:
—Amor, ¿por qué hay tantos milicos aquí? Casi parece que hubiera
más gente armada que invitados.
—Tengo enemigos poderosos, Eclipse —responde Lázaro mientras
acaricia la larga cabellera de la chica, sin mirarla—. Estos militares que ves
aquí son una medida de seguridad necesaria.
Aunque como político, es un personaje con muchas influencias, es a
su vez muy desconfiado. Con las muertes de prominentes líderes proatlantes como
Abimael Uribe y Manuel Morales, Lázaro Gómez es actualmente, el político opositor
más destacado que le queda al gobierno de Edward Salazar. Esto lo ha llevado a
extremar sus medidas de seguridad, contratando mercenarios y rodeando su hogar de
drones equipados con armas láser de alto calibre, que le otorgan al senador una
sensación de seguridad.
—¿Enemigos? —pregunta Eclipse, extrañada— ¿Acaso vos no contás con el
apoyo de los atlantes? Ellos te pusieron donde estás y hasta ahora, no les has
defraudado. No te dejarán morir.
—Si, pero no debo confiarme. Por eso todo mi equipo de seguridad
está compuesto enteramente por lilims. Aun así, hay que tener en cuenta que La
Orden del Libro Verdadero se ha hecho fuerte, y ya han conseguido poner
presidente en este país por primera vez en su historia, pero, igual como
sucedió en la Primera Guerra Mundial y durante la Guerra Fría, perderán. Lo han
intentado desde hace siglos, pero el imperio siempre ha prevalecido. Esta vez
no será diferente.
Confianza y prudencia son dos cualidades que siempre han
caracterizado a Lázaro Gómez. De tez morena clara, y un
rostro donde el blanco de la vejez y el negro del ímpetu se entremezclan en su
pelo y barba. Su carencia de arrugas pese a sus 59 años, contextura fornida y
elegantemente vestido todo de blanco, indican que es alguien que, pese a su
edad, está más que listo para enfrentar a todo aquel lo bastante temerario para
enfrentarlo. Como prueba de ello, tiene un siniestro collar de oro que cuelga
de su cuello —y exhibe con orgullo—, adornado con los colmillos de todos aquellos
que han intentado matarlo y no han vivido para contarlo, contándose un total de
60 dientes.
—Por eso te amo, Lázaro. Siempre tenés la razón. —responde la mujer,
tras darle un apasionado beso, denotando la confianza que tiene en sus
palabras.
Superficialmente, el perfil de Eclipse Lusinyan tiene todas las
características de una «novia trofeo». Nacida en 2024, en una familia de la
alta sociedad uruguaya de origen armenio, fue Miss Uruguay con tan solo 19 años
y de ahí, saltó al modelaje, profesión que actualmente desempeña con mucho
éxito en Colombia, siendo una de las razones por las que siempre viste de forma
muy reveladora —para la ocasión, solo usa un top y un short negros, así como
botas de cuero del mismo color, que complementa con un collar de esclava color
lavanda—. No obstante, un examen más detallado revela otra historia: su nombre
se debe a que nació bajo un eclipse lunar, su albinismo —razón por la que su
piel es blanca como lomo de armiño y sus ojos son plateados— y gran estatura, le hicieron objeto de burlas en su niñez, siendo inédito su paso por un
concurso de belleza y posteriormente, su consolidación en una industria muy
exigente y hasta cierto punto, conservadora con sus estándares.
Su historia particular fue lo que atrajo a Lázaro Gómez a ella. Aunque
él es un hombre de provincia y ella es citadina, ambos son personas que no lo
han tenido fácil, pero que, gracias a sus méritos, han sabido consolidarse como
campeones de la vida. Aun así, hay cosas del uno que son todo un misterio para
el otro.
Analizando el collar de su novia, Lázaro nota un detalle que lo
llena de inquietud:
—Eclipse, ¿qué significan las letras «H-D»?
Dichas letras se hallan escritas a ambos lados del collar de ella. Como
el senador Gómez no es muy dado a los detalles, jamás le prestó atención,
creyendo que solo era otra más de las «locuras» de su chica. Pero, a más de tres
meses de relación, siente que ya es el momento de aclarar su duda.
Percibiendo la sospecha de su novio, Eclipse, con gran seguridad responde:
—Vamos bo, esas letras son por High Definition. Significa que yo ya me
definí por vos, porque te amo más que nadie. —concluyendo su respuesta con un
beso.
Conforme con esa respuesta, Lázaro acaricia a su chica y con una
tierna sonrisa, replica:
—Gracias, amor. Y perdona por dudar de ti.
Él está convencido de que Eclipse es la chica con la que se quedará
el resto de su vida.
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Poco antes de la media noche y mientras la fiesta privada en la azotea
de la Ciudadela del Llano estaba en su mejor momento, un grupo de diez personas
ingresa pomposamente al vestíbulo. Todos están vestidos con uniformes de
combate negros, armados con fusiles de asalto y equipados con rastreadores —una
combinación entre auricular y lente inteligente, diseñado para mejorar tanto la
visión como el oído del soldado—. El nutrido equipo de seguridad del edificio
de inmediato les corta el paso, apuntan con sus armas y advierten:
—Lo siento señores, pero no pueden pasar. Esto es propiedad pri…nnnggghhh.
El guardia, tras ser tocado por una mujer de pelo lavanda,
repentinamente empezó a sufrir de una fiebre tan fuerte que le hace sangrar
copiosamente por la nariz, provocándole una embolia cerebral que lo hace
colapsar en cuestión de segundos, ante la mirada atónita del resto de sus
compañeros.
Los demás guardias abren fuego, pero uno de los hombres de negro levanta
una barrera de hielo con un chasquido, evitando que sus compañeros fuesen
acribillados. De la barrera, emergen docenas de estacas —no notadas por los
guardias—, las cuales son disparadas directamente hacia sus corazones,
neutralizando la amenaza.
Al ver que no hay retaliación por parte de los defensores, la chica
de pelo lavanda ordena:
—André, ya puedes bajar la barrera.
—Como ordene, mariscal Drake.
Ante la orden de Harriet, el joven Heigui deshace la barrera con
un chasquido, revelando que efectivamente, todo el vestíbulo ha quedado plagado
de cadáveres. Aunque para su sorpresa, alrededor de veinte guardias han
sobrevivido a la masacre, transformándose en monstruos.
Viéndose obligados a entrar en batalla, Harriet ordena a sus
hombres:
—¡No dejen que esos lilims avisen al senador Gómez o perderemos el
elemento sorpresa! ¡Mátenlos de inmediato!
Uno de los lilims, transformado en un simio de seis metros de alto,
intenta aplastar a uno de los hombres de negro, pero este esquiva el ataque con
un salto mortal hacia atrás, dejando el espacio libre para que André lo
empalase con una estalagmita de hielo.
Otro monstruo, con forma de hombre caimán de más de siete metros de
alto —el lilim más grande y fuerte del grupo—, consigue tomar desprevenido a
uno de los hombres de negro, lo toma con sus fauces y lo decapita con el primer
mordisco, para tragarse el resto de su cuerpo con el siguiente. Esto enfureció
a Harriet, quien cubre su fusil con líneas irregulares brillantes de color escarlata,
haciendo que este dispare una ráfaga de rayos láser envueltos en llamas, pero
la gruesa piel del monstruo, hacen que esos disparos solo le causen comezón.
La hechicera esquiva un coletazo del reptil con un fuerte salto,
que la eleva hasta el techo del vestíbulo, desde donde guarda su fusil en su
espalda, se impulsa y se lanza directamente hasta el hombre caimán, quien se la
traga de un bocado.
Creyendo que había vencido, el lilim ruge victorioso… hasta que,
misteriosamente, sus entrañas arden en fuego negro, que se extiende por todo su
cuerpo a tal velocidad que el monstruo colapsa en segundos. Las llamas místicas
disuelven su carne hasta que solo quedan los huesos, de cuyo interior emerge
Harriet Drake con heridas insignificantes.
Para cuando el hombre caimán es consumido, el balance fue positivo
para los invasores: cuarenta lilims muertos y una sola baja. Sin embargo, este
no es satisfactorio para Harriet:
—Diablos, me descuidé.
—No se preocupe, mariscal Drake —replica André, buscando consolarla—.
Nada hubiera podido hacer.
—Tienes razón, muchacho —manifiesta Harriet, mientras guarda su
fusil en su espalda—. Además, aún tenemos una misión que cumplir.
Mientras el grupo entra en uno de los ascensores, André cae en
cuenta de algo importante —Señora, si sabíamos que el objetivo estaba en la
azotea, ¿por qué no simplemente entramos desde arriba?
Justo después de que la puerta se cierre y todos adaptan sus
rastreadores al modo visión nocturna, Harriet responde —André, no se trata de
entrar lanzando hechizos a lo loco. Ya viste lo que pasó allá abajo. Reuní a nuestros
mejores hombres, y aun así tuvimos bajas. Para vencer a un enemigo como Lázaro
Gómez, se requiere de…estrategia.
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La azotea de la Ciudadela del Llano se ha convertido en una pista
de baile, donde todos, incluidos los anfitriones, bailan al son del joropo —una
danza típica del llano, en el que las parejas bailan zapateando, separadas a
poca distancia y al ritmo de las cuerdas del arpa, que son tocadas a gran
velocidad—, y se está pasando un muy buen ambiente.
Y entonces, las luces y la música se apagan.
Debido a la noche inusualmente nublada, la azotea ha quedado en la
oscuridad total, lo cual hace que todos entren en pánico. Excepto el anfitrión:
—No se preocupen, solo fue un fallo en el sistema de iluminación. La
luz regresará dentro de poco, pero por favor, permanezcan en calma.
En efecto, solo pasaron cinco minutos para que el servicio de luz
se restableciera en el edificio. Pero para sorpresa de los presentes, todos los
guardias estaban padeciendo claros síntomas de embolia cerebral, los drones de
seguridad ya no estaban, y en el centro de la pista de baile, se hallaba una
sonriente Harriet Drake.
—Helo, wat a weih yu?[1] —Harriet saluda sarcásticamente a su enemigo en
su natal pitcairnés, mientras desactiva el modo visión nocturna de su
rastreador.
Todos los asistentes corren despavoridos de la azotea rumbo a los
ascensores. Sus instintos les gritan que ella fue la responsable de dicha
matanza, y no quieren ser los próximos en la lista.
Enfadado por la intromisión, los ojos de Lázaro inmediatamente se
transforman, revelando su naturaleza como lilim y mientras estira su cuello,
responde —Harriet Drake. Ya me preguntaba cuando sería el día en que tendría la
oportunidad de arrancarte la cabeza, ¡extranjera muerta de hambre!
Gracias a la reforma constitucional impulsada por el presidente
Salazar en 2046, todo extranjero que haya vivido al menos 5 años
ininterrumpidamente en el país, podría solicitar la ciudadanía colombiana y,
por ende, los derechos que emanan de esta, como el ejercer cargos públicos en
todas las ramas del Estado. De esta forma, los hechiceros que El Barón en
persona reclutó por todo el mundo y entrenó para apoderarse de países enteros,
repentinamente obtuvieron carta blanca para infiltrar la totalidad de las
instituciones del país. La infiltración ha sido tan sistemática, que actualmente,
el 25% de todos los funcionarios del país nacieron en el extranjero, incluso si
estos provienen de lugares —como las Islas Pitcairn, tierra natal de Harriet—
que muchos en Colombia ni siquiera pueden ubicar en un mapa.
Meciendo la cabeza burlonamente, la senadora Drake advierte:
—Típico
de usted, senador Gómez. Ni siquiera se molesta en mirar a su alrededor. Yo siendo
usted, debió preguntarme «¿cómo pudimos desactivar todo su sistema de seguridad,
si supuestamente los que sabían cómo funcionaba, se contaban con los dedos de
las manos?».
Lázaro mira a su derecha y para su espanto —y tristeza— ve a su
novia apuntándole a la cabeza con un perdigón de cristal:
—Eclipse, no…
La chica, con algo de pesar, pero con la firme convicción de hacer
lo correcto, responde:
—Perdoná bo, pero vos sos un lilim y yo pateo de zurda. Lo
nuestro no habría funcionado.
Ella dispara el perdigón y este perfora la sien de Lázaro,
atraviesa su cerebro y sale del otro lado, haciendo explotar el lado izquierdo
de su cabeza. Él cae inerte al suelo, mientras su cabeza empieza a sangrar
copiosamente.
Muerto el lilim, Eclipse llega hasta Harriet, quien sujeta el aro
de su collar, obligándola a inclinarse para fundir sus labios en un apasionado
beso.
—Lo hice bien ama, justo como usted me lo ordenó. Lo seduje, hice
que se enamorara de mí y me confiara sus secretos. Tenía sus cosas buenas, pero
no era usted. Le juro que fueron los tres meses más largos de mi vida. —expresa
animadamente Eclipse el saber que su misión había concluido.
—Así es, mi bella sirviente —Harriet replica con una sonrisa
lujuriosa—. André y los demás desactivaron el sistema de seguridad de este
edificio, y no lo hubieran podido hacer sin ti. Salgamos de aquí
para…recompensarte.
Resulta que las letras «H-D» son las iniciales de «Harriet Drake», su novia y ama, con quien comparte muchas cosas, siendo cuatro las más
notables: ser lesbianas, ser aficionadas a los juegos sexuales —como el juego
del amo y el esclavo—, tener aptitudes para la magia y el ser discípulas de El
Barón. Mientras la pitcairnesa incursionó en la política, la uruguaya se hizo
un nicho en la farándula, y desde ambos frentes colaboraron para cambiar a la
sociedad colombiana, haciéndola cada vez más receptiva al mensaje que la Orden
del Libro Verdadero quería inculcar, un mensaje que tiene en el país
sudamericano, a su presidente, Edward Salazar, como su principal vocero.
Y mientras las dos están a punto de llegar al ascensor, lo
inesperado sucede:
—¡AAAGH! ¡¿A DÓNDE CREEN QUE VAN?!
De alguna manera, Lázaro consiguió regenerarse del disparo de
Eclipse, para total espanto de las chicas.
—¡¿Cómo es posible?! —pregunta la uruguaya.
—¿Acaso lo olvidaste? —Lázaro abre sus ojos, revelando que estos
son…diferentes— La magia, es la ciencia de hacer posible lo imposible.
Al reconocer la forma de los ojos de su enemigo, Harriet concluye —¿Esclerótica
negra e írises dorados? Tienes un ardat lili modificado… ¡igual que el de
Taylor Steel! Eso significa que Harkotian de Pi Idiofiyía es tu amo, y podría
apostar mi vida que Xiomara Cardozo e Istvan Halász también están en su nómina.
—Jajaja, ¡todo lo que dices es verdad! —confirma Lázaro con orgullo—.
Ya que Protogión cambió de bando, el Emperador autorizó al
amo Harkotian deshacerse de él. Gracias a él, consolidé mi
control sobre el oriente colombiano y, para recompensarme, hace unos días me ha
bendecido con la… inmortalidad.
Tras dicha revelación, Harriet concluye que el señor de Estados Unidos fue el «apoyo indeterminado» que ayudó a formar la Federación
Amazónica, el mayor escollo que enfrentan tanto la Orden del Libro Verdadero,
como la Casa Heigui, en la consecución de sus planes.
—¿Inmortalidad? Bo, creo que estás delirando. —dice Eclipse,
mientras hace una mueca de rechazo y se pone en guardia.
No dejándose llevar por la rabia, Lázaro señala a las
chicas y replica:
—¡Cumpliré el dictamen del amo Harkotian! ¡Soy la vanguardia
de su destrucción!
El lilim simplemente extiende su brazo derecho, chasquea sus dedos
y expulsa un potente tornado que no solo manda a volar a Eclipse y Harriet,
sino que deja a esta última con cortes por todo su cuerpo, los cuales hubieran
sido peores, de no ser porque la chica albina se puso de escudo humano, y pese
a esto, no sufrió ningún rasguño.
Harriet se sorprende del poder de ese hechizo, ya que ahora están a
casi un kilómetro de la Ciudadela del Llano.
No pasa mucho para que ambas puedan ver a la distancia el cómo su
enemigo se acerca a ellas a toda velocidad. Ellas se preparan para encararlo,
sabiendo que será una dura batalla…
Y entonces desaparece de su vista.
Harriet queda estupefacta, pero Eclipse inmediatamente la empuja,
salvándola de una ráfaga de aire cortante proveniente de los cielos.
Las dos miran hacia arriba y ven a Lázaro, quién con cada
chasquido, crea potentes ráfagas de viento cortante, cada una tan poderosa como
para cortar en dos un edificio de cinco pisos.
Una de estas ráfagas pasó rozando la cabeza de Harriet, cortando su
cabello, por lo que al sentir lo cerca que estuvo de morir, dijo consternada —Por
El Cuarteto, que suerte tuve.
Llega un momento en el cual las ráfagas son tantas, que se hace
imposible esquivarlas y al ver varias que están a punto de despedazarla, deja
de esquivarlas y se prepara para morir.
—Byureghya Mashk[2]
Pero, una vez más, Eclipse se puso de escudo humano, salvando a su ama de una muerte segura. Resulta que la uruguaya es una alquimista, un tipo
de hechicero especializado en la transformación de la materia. En su caso, ella
puede cristalizar el sudor generado por su cuerpo, creando una barrera muy efectiva
contra la Magia de Viento del lilim. Debido a las particularidades de su magia,
usa poca ropa para que el sudor no se pegue en sus prendas y, por ende, esta
defensa sea más efectiva.
Mientras las ráfagas cortantes de Lázaro se estrellaban inocuamente
con el cuerpo cristalizado de Eclipse, Harriet no pierde la oportunidad de
increpar a su salvadora:
—¡¿Por qué no usaste tu magia antes?!
—Estaba a punto de ir a golpearlo yo misma, pero al ver lo cerca
que estuviste de morir, tuve que retroceder y salvarte el pellejo. —explica
Eclipse, mientras espera pacientemente a que el lilim deje de disparar.
En efecto, al ver la inutilidad de sus ataques, Lázaro deja de
lanzarlos. No está usando el poder suficiente para quebrar la defensa de la traidora.
Necesita un poder más grande.
El senador se cubre de un aura brillante, pero gélida, desvelando
su Metamorfosis Alfa, que lo transforma en un ser mitad ciervo, mitad ave. Sus
manos cambian a fuertes garras como las de un águila, sus pies toman la forma
de pezuñas, y todo su cuerpo se cubre de un pelaje gris plateado con líneas de
circuito verdes que brillan intermitentemente. Al culminar su transformación,
su aura desaparece y emite un chillido metálico, tan frío, desalmado, y
tenebroso, que parece enfriar las mismas entrañas del alma.
Intrigada y visiblemente nerviosa, Eclipse hace una mueca de
asombro y pregunta:
—Ama, ¿qué… demonios es esa… cosa?
—Eso, mi bella sirviente, es un peryton, el lilim más poderoso de
todos —explica Harriet, intentando no dejarse controlar por su miedo—. Estas cosas fueron creadas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y creía que habían sido destruidas tras la caída del Tercer Reich. Que haya uno aquí, es una señal de
alerta que no debemos pasar por alto.
—¿A… qué se refiere?
—Creo que Harkotian tiene planes que nosotros no conocemos.
La conclusión de Harriet hace que Eclipse empiece a sudar frío. Pero ahora, la concentración de Eclipse y Harriet debía centrarse
en una cosa: matar a Lázaro Gómez.
El lilim empieza a aletear furiosamente sobre sus enemigas, creando
ráfagas de viento mucho más monumentales que las que originalmente lanzaba. De
hecho, la uruguaya nota que ni siquiera su magia es suficiente como para
protegerse de ellas, por lo que se ve obligada a esquivarlas.
Es necesaria otra estrategia.
—¡Harriet! ¡¿Por qué no usás tu magia?!
—Mi poder no sirve contra su Magia de Viento. Yo puedo alterar la
temperatura de todo lo que toco. Si intento atacarlo a distancia, solo haré más
peligrosas sus ráfagas de aire.
Aunque tanto la pitcairnesa como la uruguaya son hechiceras muy
talentosas, sus poderes son inútiles contra los del colombiano, ya que este
último puede contrarrestarlos sin demasiado esfuerzo. Mientras la magia de
Eclipse solo funciona a corta distancia, Harriet no tiene la habilidad
suficiente como para neutralizar la Magia de Viento de Lázaro por medio de la
alteración de la temperatura del aire.
¿Qué hacer ante un enemigo que aparentemente es invencible?
—A menos que…
Harriet saca el fusil de asalto de su espalda y apunta al cuerpo
del lilim. Aunque la distancia entre ambos es considerable —alrededor de trescientos
metros—, basta como para propinarle una buena ráfaga de disparos que si bien no
logran matarlo, si consiguen hacer que deje de lanzar sus mortíferas ráfagas de
viento.
Casi como si estuviese leyendo la mente de la pitcairnesa, la
uruguaya se lanza al ataque contra el lilim, quien a pesar de estar
inmovilizado por la lluvia de disparos láser que atraviesan su cuerpo, su
asombrosa capacidad regenerativa lo mantiene con vida.
Cuando ella está a muy poca distancia de su enemigo, Harriet deja
de disparar, lo cual aprovecha Lázaro para proseguir con su ataque…
—Virus Sury[3]
Teniendo a su enemigo cara a cara, Eclipse solidifica su cuerpo y
transforma sus manos en filosas espadas de cristal que hinca en el pecho de su
enemigo, quien de inmediato agarra a la chica albina con su mano izquierda y
trata de estrujarla con su fuerza sobrehumana.
—¡AAAGGH! —Lázaro aprieta tan fuertemente la humanidad de su
exnovia, que puede escuchar el cómo su cuerpo se quiebra y, combinados con su agónico
grito de dolor, son una dulce serenata para el despechado lilim. No se trata
solo de matar a la traidora: ella tiene que sufrir por todo el dolor que le ha
causado.
Preocupada, Harriet cubre su fusil con líneas irregulares color
púrpura y, ayudándose con su rastreador, lanza potentes ráfagas de balas de
fuego negro directamente al brazo de su enemigo. Estos disparos son tan veloces
que desgarran la carne y huesos del monstruo, pero no logran liberar a su chica;
su capacidad de regeneración es tal, que cualquier cosa que le lance apenas si
logrará hacerle un rasguño.
Convencido de que Eclipse está en sus momentos finales, Lázaro declara
con desdén:
—Humana insolente. Tus poderes no pueden compararse al de la
bendición de mis Dioses. Y pensar que quería casarme contigo. ¡Eres patética!
Sin embargo, la uruguaya, a punto de perder el conocimiento, saca
su última carta:
—Ol… vi… das… te… al… go…, es… tú… pi… do…
Repentinamente, el cuerpo del lilim empieza a llenarse de
cristales, un fenómeno que va paralelo a su progresiva pérdida de la movilidad.
Sin quererlo, él se está transformando en una estatua de cristal.
Cuando el brazo que aprieta a Eclipse se cristaliza, Harriet, con
la ayuda de su rastreador, hace un disparo preciso que lo destroza en mil
pedazos, momento que la uruguaya aprovecha para deshacer su armadura de cristal
y explicar el extraño fenómeno:
—Lázaro, aunque tengás regeneración instantánea y tu cuerpo sea
sintético, tu sangre aun cuenta con metales como el sodio, los cuales yo uso
para endurecer mi piel. Cuando te ensarté con mis espadas de cristal, lo hice
para realizar el mismo fenómeno…en tus entrañas.
Con más del 90% de su cuerpo cristalizado, el lilim apenas se puede
mantener en el aire, momento que aprovecha Harriet para hacer el tiro de
gracia: su fusil es cubierto de líneas irregulares púrpura y dispara un potente
rayo de fuego negro, el cual hace estallar a su enemigo en miles de fragmentos
de cristal que se disuelven en el aire.
En efecto, aunque sus características hacían a Lázaro Gómez
prácticamente inmortal, no era invencible. Incluso cuando un reto parezca infranqueable,
es cuestión de no dejarse llevar por la insondable sensación de derrota, pensar
con cabeza fría y tarde o temprano, la solución será encontrada.
Tras matar a la bestia, Eclipse siente un mareo repentino que le
hace caer en picado hacia el suelo. Harriet ve caer a su amada y se apresura a cargarla
con sus brazos, salvando así su vida:
—Te tengo, bella sirviente.
Eclipse pone su mano en la mejilla de Harriet y, antes de que pierda
el conocimiento, dedica unas palabras finales:
—Quiero… descansar… a… ma.
La pitcairnesa recuerda que la magia de su sirviente consume
grandes cantidades de fluidos corporales, razón por la cual debe procurar
siempre estar bien hidratada. El consumo de alcohol así sea en pocas
cantidades, reduce dramáticamente estos fluidos, por lo que ella, por más que
quiera, no puede beber y usar su magia al mismo tiempo, ya que podría morir de
deshidratación. Cuando despierte, deberá castigarla por haber caído en una
tentación que, para ella, podría ser mortal.
_____________________________________________
Bogotá, un día después.
En sus dieciocho años de vida, Sebastião Heigui siempre se ha
acostumbrado a ser superior a sus enemigos. De hecho, desde el día en que su
madre le enseño a usar Magia de Fuego cuando tenía siete años, él nunca ha
perdido una batalla.
Hasta ahora.
—Pero qué decepción me he llevado, jovencito. Según tus palabras,
tú me darías una paliza a mí. No al revés.
En el interior de una arena subterránea, de forma circular y ochenta
metros de diámetro, ubicada bajo la superficie de la capital colombiana, Xäphía
Niö’sänhi ha logrado lo que el joven vampiro creía imposible: ha sido derrotado
de forma contundente.
—Gah, no… deja… ré… qué… me… ¡ganes!
Sebastião, negándose a rendirse, toma las fuerzas que no tiene para
ponerse de pie y cubrir su cuerpo de brillantes llamas blancas, un acto de
magia que sorprende a Xäphía.
—¿Magia de la Destrucción? Si puedes usar una Magia Cósmica,
entiendo por qué tu reputación te precede.
Las Magias Cósmicas son el tipo de magia más avanzada que existe. Muy
pocos hechiceros pueden manipularlas y solo existen dos: la Magia de la
Creación, que se manifiesta como un cúmulo de energía oscura, y la Magia de la
Destrucción, concentrada como una luz intensa. Parte de la peligrosidad de los
lilims, es que pueden usar la Magia de la Destrucción de manera innata, pero muy
pocos pueden controlarla; un problema que no tiene el mayor de los Heigui.
Sebastião se lanza al ataque y ataca a Xäphía con una rápida
sucesión de puños y patadas, tan veloces que el ojo humano no puede verlas en
su totalidad, y tan poderosas que su enemiga puede sentir el calor intenso,
mayor que el de la superficie del sol. De hecho, ella ni siquiera se atreve a
tocarlo, por temor a ser incinerada, así que se limita a retroceder y esquivar
sus ataques lo mejor que puede…
—¿Tanto talento y esto es todo lo que puedes hacer? Decepcionante.
Para sorpresa del vampiro, los brazos de su enemiga se cubren de una
sustancia viscosa de color púrpura que brota de su piel, la cual se solidifica
a una velocidad impresionante, y con la que detiene los ataques de Sebastião,
quien intenta lanzar una patada, pero ella cubre rápidamente su cabeza con el
mismo material y lo golpea con tanta fuerza, que lo estrella contra la pared a
más de treinta metros a sus espaldas.
Su aura de fuego estelar se apaga, su cuerpo ya no le responde. Está
molesto consigo mismo por no poder dañar a esta mujer, pero no puede hacer
nada. Sus esfuerzos fueron inútiles.
Mira a una de las gradas de la arena y ve a las únicas espectadoras,
Dalila y Lucía, quienes están comiendo palomitas de maíz y disfrutando del
combate. A ellas dirige su grito de auxilio:
—¡Hermanas! ¡Ayúdenme!
Pero ellas le responden con una contundente negativa:
—Lo siento mijo, pero en ese problema se metió usted solito. Hágale
pues. —expresa Dalila mordazmente, mientras introduce una palomita en la boca
de Lucia.
—Ella tiene razón. Nosotros pasamos por lo mismo y nadie nos ayudó.
Además, tú tienes una responsabilidad muy grande y debes afrontarla. Te guste o
no. —recalca Lucia la razón por la cual ellas no intervienen en apoyo de su
hermano adoptivo.
Iracundo por su negativa, Sebastião solo rechista:
—Traidoras.
Xäphía, quien se deshace de su capa protectora, toma al joven del
cuello, adopta un ademán siniestro y replica:
—Escucha bien, muchachito. Yo
entrené a tus cuatro hermanos para prepararlos para la guerra que se avecina, y
he guiado a tu padre y sus socios en el ritual con el que cambiarán al mundo. Usualmente
soy muy paciente, pero, no pienso tolerar tus alardes. El tiempo corre y necesito
prepararte para que madures de una jodida vez. Tu padre sacrificó el gran honor
de ser un Jinete del Apocalipsis con tal de salvar a tus hermanos de Harkotian,
y por eso te ha cedido el honor a ti, y me ha pedido que… corrija tus malas
costumbres. ¡¿Acaso quieres decepcionarlo?!
El sermón de Xäphía tocó la consciencia del iracundo vampiro y, en
un inusitado —y forzado— arranque de humildad, él responde:
—No.
Aunque por su vestimenta —compuesta por una camisilla negra, un
pantalón camuflado y botas de campaña—, luce humana, vista más de cerca, la apariencia de Xäphía Niö’sänhi
es tan inusual, que da la impresión de ser un alienígena: de facciones
orientales, ojos y pelo color lila, tiene dientes
aserrados como los vampiros, pero puede notarse que sus orejas son inusualmente
puntiagudas como las de un elfo. Por los pequeños raspones en su rostro, se ve que, por alguna razón, su sangre es verde como las hojas de un árbol y, su
cuerpo expide un ligero olor a incienso floral. Incluso la sustancia que usó para crear su
magia tiene una apariencia casi idéntica al ámbar. Pero el rasgo que más aterra
a Sebastião es su poder: por alguna razón, esta «planta parlante» es casi tan
poderosa como un nephila.
Ella suelta a Sebastião, quien cae inmóvil al piso, pero aun
consciente. Un momento perfecto para decirle unas palabras finales:
—Esa es la actitud, muchacho. Comencemos.
La misión de Xäphía para convertir a Sebastião Heigui, de un
adolescente revoltoso a un adulto responsable, ha comenzado y solo el tiempo dirá si las lecciones que recibirá de su mentora darán resultado y estará listo para el ritual que los jefes están a punto de realizar.
Capítulo siguiente: https://gary-d-crowley.blogspot.com/2020/04/9-caprichos.html
[1] En
pitcairnés «Hola, ¿Cómo estás?»
[2] En
armenio (Բյուրեղյա Մաշկ) «Piel de Cristal»
[3] En
armenio (Վիրուսի Սուրը) «Espada Virus»
Símbolo personal de El Barón (está en la pared detrás del escritorio de su oficina).